martes, septiembre 06, 2005

Personajes de mi pueblo: Don Margarito

“Más vale el diablo por viejo
que por diablo”
De la sabiduría popular

Viejo labriego. Hombre de honor. Una palabra de Don Margarito valía más que un documento. Un buen día domingo en la gallera de Las cuatro vías en el Caris llegó ensillando su mulo, con su inseparable sombrero y un gallo del patio bien “maiceao” que tenía listo para enfrentarlo con uno de su igual peso. Como pendejo huele a melón, salieron varios interesados y uno de ellos salió al pelo en la balanza. Cazaron la pelea con Bs. 100, monto que “empozaba” el juez. Cuando sueltan los gallos, el de Margarito feo, plumúo y del patio, el otro un gallo repelado que exhibía su buen cuido. En los primeros escarceos el gallo de Don Margarito llevó la peor parte lo que animó a los apostadores de la barra a irse a burro a favor del que parecía un atraco. Dieron dieces, doces, a la mitad, a medio y hasta a locha. Entre los más furtivos apostadores estaba el entonces Capitán retirado Guzmán que con su vozarrón acaparaba todas las apuestas en contra del gallo de Don Margarito.

A medida que avanzaba la pelea, Don Margarito no lograba pescar ninguna apuesta a favor de su gallo, tenía problemas con las cuerdas vocales su voz era muy baja y débil para escucharse en medio de la algarabía de los apostadores y mirones que emocionados aupaban cada quien por su lado a su favorito. El gallo de Don Margarito llevaba la peor parte en la primera mitad de la pelea, pero en la tercera parte se recuperó, cosa que puso nervioso a los apostadores que comenzaron a echar para atrás las apuestas en busca de taparse. Era muy tarde. No había posibilidades de taparse y el gallo de Don Margarito comenzó a mandar con mucha fuerza en el último tramo, lo que desespero al Capitán Guzmán que haciendo alardes de su condición de militar retirado, con fama de hombre guapo y peligroso entró intempestivamente a la gallera y alzando los gallos decreto, por encima del juez, tablas la pelea.

En medio del barullo que se formó y la confusión que reino, Don Margarito saltó al medio de la gallera, empuñó su navaja pico e’ loro, se la coloco en la parte baja de la barriga al capitán Guzmán y le dijo: “Mire capitán, a mi han dicho que usted, es un hombre arrecho, saque la pistola para que me dé un tiro, pero el tanque de las caraotas me la va a dejar aquí”. Santo remedio. A don Margarito le pagaron su pelea y no sé como se arreglo el capitán con su intoxicación de apuestas por fuera. Quedo demostrado una vez más que: El mundo está lleno de equivocados.

Personajes de mi pueblo: Don Benito

“No creas que la oportunidad tocará
dos veces a tú puerta”
Chamfort

En tiempos de la Gran Venezuela, el bucólico, simpático, acogedor y agradable pueblito de Atapirire estaba sumido en el olvido. Sus calles polvorientas, apenas le habían construido las aceras, la carretera hacia El Tigre nunca había visto una gota de asfalto, lo que motivó a un grupo de sus coterráneos en el año 1975, encabezados por el Prof. Juan Medina Lugo, alto dirigente del Partido del Pueblo y amigo personal del Presidente Carlos Andrés Pérez a solicitar una audiencia para, person to person, plantearle los graves problemas de la comunidad que los vio nacer. Dicho y hecho. Enviaron el telegrama y recibieron la buena noticia: El Presidente Pérez los recibiría en Miraflores.

Nombraron la comisión, marcharon a la capital y a la hora y fecha fijada estaban en el despacho. Muchos eran los problemas a plantear, pero como las oportunidades las pintan calvas, llevaban la prioridad: La construcción de la carretera El Tigre – Atapirire. Los atiende El Presidente, saludos y presentaciones de rigor, entran en materia plantean varios problemas poniendo énfasis en la vía y logran que les aprueben la construcción de la carretera. El presidente en presencia de la comisión se comunica con el Ministro de Obras Públicas y le da instrucciones precisas por teléfono interministerial. El mandado estaba hecho. Habían conseguido lo más importante y cuando ya se despiden ¡Oh sorpresa! Don Benito Villasana que formaba parte de la comisión, quizá pensó, que la oportunidad no toca dos veces a la puerta, toma del brazo al presidente Pérez con gran familiaridad y mayor amabilidad y le dice: “Carlitos no me dejes al pueblito sin carretera y sin asfalto” Atónito, ante tan genial salida, el Presidente lo despidió con una sonrisa, diciéndole que no se preocupara que la orden estaba dada y punto.

Regresó la comisión de Caracas a los 3 días al pueblo y llenos de alegría anunciaron la buena nueva. No sólo la carretera seria construida y asfaltada sino todo el pueblo, por la genial salida de Don Benito. A los 30 días llegó una comisión del MOP y la historia posterior es conocida por todos. A Atapirire se le construyó su carretera y sus calles vieron por primera vez asfalto. En frío, pero sus callecitas quedaron bellas.

Viene a mi mente la anécdota de Don Benito porque en estos días de nuevo las calles de Atapirire ven el asfalto, esta vez asfalto en caliente. 30 años después de aquella primera vez, es cuando, desaparecido físicamente Don Benito y el Prof. Medina Lugo está en un retiro forzado, que alguien se acuerda de las calles de este acogedor pueblito de la Zona Sur, nos referimos al alcalde Lorenzo Rondón que sin escatimar esfuerzos ha hecho el milagro de que la gente de Atapirire tengan sus calles impecablemente asfaltadas en caliente. Rafaelito Morales lleno de alegría por el hecho y con su memoria prodigiosa nos recuerda la anécdota y allí la dejo impresa para la posteridad. Empero, 30 años después toco el asfalto de nuevo en Atapirire. ¡Albricias!. Vayan pa’ que lo vean.

Personajes de mi pueblo: Carrasquito

“No hay pecado sin pena ni
bien sin galardón”
Del refranero español.

Transcurría el año 1987. Presidía el Concejo Municipal el Ing. Mauro Barrios. La fracción mayoritaria era del partido de pueblo y además de Mauro la conformábamos Humberto Salazar, Ramón Carrasco Mata, Carmelina de Itriago, Luis “Buzo” Noriega y este servidor que a la sazón era el Secretario General del partido. Desde luego estaba representadas las minorías en las personas de Julio Aguilar, Francisco “Chico” Moreno y Antonio “Toñito” Alcántara suplente del Dr. Adalberto Carrasco Mata. Tocaba una fecha patria un día lunes, de tal suerte que había fin de semana largo, la gente por lo regular tiende a irse fuera de la ciudad, otros celebran hasta el domingo para descansar el lunes y los que tenemos compromiso públicos, salvo una contingencia, permanecemos al pie del cañón para responder al compromiso contraído con la comunidad.

Viene a mi mente ese tiempo porque ocurrió una anécdota bien interesante. Resulta que el orador de orden designado por unanimidad en Cámara Municipal residía en la capital y a última hora se excusó por motivos de salud. No había tiempo para designar a otro y por ende la sesión solemne había que suspenderla, empero, los actos de La Plaza Bolívar seguían vigentes y había que cumplirlos. Ante la ausencia de un orador, Ramoncito se ofreció como emergente. Mauro Barrios sabiendo que el personaje se encadenaba, me llamó para sugerirme que en mi condición de jefe del partido le observara a Ramoncito que le permitiríamos que hablara en La Plaza Bolívar con la condición que ofreciera un discurso corto ya que la inclemencia del sol afectaba a los invitados al acto y las condiciones no eran las mejores. El hombre acepto y arrancamos el acto.
Cuando tomó la palabra Ramoncito promediaban ya las 11 de la mañana, estaba el catire en todo su esplendor ya había rostros sudorosos, lo cual no fue óbice para que el orador emergente como es su caracteristica se extendiera en un ardoroso y emotivo discurso. En medio de la emoción citó el célebre abrazo de Bolívar y Morillo en Santa Ana adicionando que fue, quizá por su origen Margariteño, “del norte” Al concluir el discurso y persuadido que se había excedido en el tiempo, buscó reconocimientos e iba preguntando como había estado. La gente condescendiente y cortés le respondían que magnifico, pero cuando llegó hasta Don Joaquín Salcedo, que cuando gozaba de buena salud asistía religiosamente a los actos patrios y era un atento oyente le dijo: Estuviste ridículo. Ante tan contundente respuesta Ramoncito balbuceaba palabras y preguntaba con asombro ¿Porqué Joaquín? A lo que el amigazo le contestó ¿Cuando carrizo estuvieron Bolívar y Morillo en Margarita? Aclarándole inmediatamente que ese hecho histórico ocurrió en Santa Ana de Trujillo y había cometido error imperdonable en su condición de educador. Resultado: Ramoncito quedó perplejo. Lección: No se debe improvisar discursos en tan importantes eventos. Enseñanza: Los que asistimos a esos actos debemos estar atentos a lo que dice el orador y no ser permisivos con tamaños errores que desdibujan la historia. Recordad: Toda acción humana, sea buena, sea mala, siempre es objeto de juicio.

Cazador cazado

“Ni tomes cohecho ni pierdas derecho”
Del refranero español.

En estas tierras de Dios, ocurren cosas dignas de Riplay. Lo más gracioso es que los protagonistas apuestan a la memoria frágil de la gente. Veamos: Hace muy poco tiempo se presentó por estos lares un líder que quería hacerse notar. Asistió a todos los programas de opinión habidos y por haber. Hizo gala de buen verbo, fluidez de palabras aunque, un tanto vacío de contenido. Un viva la pepa más.

En su afán de protagonismo denunció la existencia de un casino ilegal. Hizo un llamado público al alcalde de turno para que lo cerrara en el término de la distancia. El alcalde que comía callado del antro, no dijo ni pío. Eso encolerizó al impoluto denunciador y amenazó con llevar el caso a las instancias gubernamentales dónde juraba tenía vara alta para hacer cumplir su deseo de verlo cerrado y se atrevió, incluso a pedir a los tribunales, que hicieran cumplir la Ley de Casinos para evitar su funcionamiento. Dura es la ley pero es la ley. Gritaba.

Paso lo que todos imaginaban. El líder de marras tiro un cabezazo y al ver la negativa del dueño del casino se puso a la ofensiva amenazando con su influencia ordenar su cierre. Algo pasó, pero lo cierto del caso, es que el hombre no volvió a tocar el tema ni con el pétalo de una rosa. ¿Hubo acuerdos? ¿Bajón de mula? Uno no sabe, pero vuela la imaginación.

Recuerdo el caso porque ahora el muchacho de la película tiene el poder y no sólo se hace el loco con el casino de sus preocupaciones, sino que permite el funcionamiento ilegal de otro. ¿Mimetismo? ¿El poder del vil metal? Hay que ser honesto y actuar en consonancia con lo que se dice. No hay que tomar cohecho para no perder derechos. En este caso de ordenar el cierre. Mientras tanto la gente dice y comenta en la calle: Estamos ante un caso más de un cazador cazado.

Cualquier parecido con personajes de la vida real es purísima coincidencia. Es solo un cuento producto de la imaginación.

jueves, septiembre 01, 2005

Personajes de mi pueblo: Tarzan

“La gratitud es la memoria del corazón”
Proverbio francés

Creo que el presidente apunta mal. El enemigo no está en los productores del campo. El hampa se organiza en algunos medios de comunicación social. Utilizan el medio para, no solo intentar ocultar sus corrupciones, sino también para chantajear y vivir a costillas de los incautos que van pescando en el camino. En la Mesa de Guanipa hay un caso escandaloso, público y notorio. Tarzán se mimetizó una vez y logró ponerle las manos a los dineros públicos de un municipio vecino y literalmente lo atracó. Logró que la cuarta república le engavetara el voluminoso expediente por corrupción y volvió a la órbita, cual Carmelita descalza y como perro que come manteca mete la lengua en tapara, allí lo tienen de nuevo pontificando, jalando, chantajeando, manipulando y hasta dictando clases de moralidad y ética. El propio gansters organizado.

Innumerables personas me llaman, me envían e-mail, mensajes de textos preguntándome quién es el personaje, a todos les contesto con toda franqueza. No hay que ser de la GESTAPO para descubrir a un delincuente tan evidente. Es el mismo que valiéndose del medio radial dónde trabajaba y la ingenuidad de mucha gente del municipio vecino desplegó una campaña de desprestigio contra un alcalde en ejercicio hasta verlo enjuiciado. Noble empeño, el hombre según dictaminaron los tribunales estaba incurso en irregularidades y merecía el castigo. Tarzán se convertía en un héroe contra la corrupción. La gente votó por él y éste en menos que canta un gallo se convirtió en el campeón de la corrupción. Se montó sobre las cenizas de la corrupción e inmediatamente las revivió con mayor fuerza. El denunciante no era más que un ladrón esperando su turno. Tarzán se agazapó y tiro el zarpazo a los dineros públicos. Ojalá Romerito viviera.

Este gansters, al verse descubierto, con un expediente de la Contraloría General del Estado, tamaño Muralla China, fijó su estrategia. Enfermó un riñón. Con ese supuesto sufrimiento se convirtió en un eximio histrión. Lloraba, se sobaba, se colocó una bolsa de drenaje abdominal, caminaba dobladito, ponía una cara de tragedia que no la brincaba un venado disparado con guaimaro, pedía ayuda económica y solidaridad en esa hora aciaga. “No me denuncien, no me lleven preso, vean como estoy, ¡ay! Me muero, gritaba sin ningún pudor. Romerito veía con recelo todo el teatro, no se comía el cuento y cada vez que intentaba ir a los tribunales a Tarzán lo dateaban y llamaba a Barcelona y Otto venía de urgencia: Romerito, por favor, no le hagas eso a ese hombre que está muy enfermo, da lástima, tenemos que ayudarlo y Romerito, hombre de buen corazón, volvía a engavetar el expediente. Tarzán fue agarrando la jungla, se montó en el árbol y ahora que tiene la liana de la quinta república en la mano y la orbita a disposición, hasta Otto es despreciable. No tiene corazón por ende no tiene gratitud.

No conforme con esto, Tarzán siguió sus andanzas a costa del riñón. Era una forma de hacerse el limpio y ocultar el dineral que sustrajo de las arcas públicas. En esa trampa cayeron tirios y troyanos. El cuento es más largo. Después les cuento más. Lo que si es cierto es que a estos personajes son los que tiene apuntar Chávez y no a los productores del campo. Estos des-orbitados son los propios gansters organizados.
Cualquier parecido con hechos y personajes de la vida real es mera coincidencia.