viernes, agosto 27, 2010

Personajes de mi pueblo: Pedro Peña

Yo no digo todo, más pinto todo
Pablo Ruiz Picasso (1881-1973)
Pintor y escultor español.


En la vida no hay que ser importante, hay que se útil. El artista plástico Pedro Bautista Peña Bolívar es un hombre humilde, que desde muy niño tuvo una inclinación natural por el dibujo y la pintura, cultivaba ese arte de manera autodidacta, hasta que a los 15 años, se inscribió en El Taller Libre de Artes, institución fundada por Eduardo Latouche, Josefina Marcano y Nildo Márquez en la segunda carrera sur – exactamente detrás del Taller Arias – de dónde egresó con las máxima calificación y, ahora se dedica, según sus palabras, a expandir el arte enseñando a niños y jóvenes que lo abordan, pintando al soberano de manera subsidiada, cobra muy barato y muchas veces lo hace de manera gratuita. Ese hecho lo enaltece, lo convierte en un hombre útil y hace de su pobreza su mayor riqueza. Dios proveerá.

El artista plástico Pedro Peña, es oriundo de Santa Bárbara de Maturín (24-01-1951) e hijo del barinés Pedro Bautista Peña Superlano y la señora Eufemia Bolívar que nació en Aguasay. Este humilde matrimonio fijó residencia en San José de Guanipa y cómo para la época el padre poseía “título de chofer” logró empleo en la Planta de Hielo de El Tigrito y para redondear un ingreso que le permitiera mantener a su prolija familia de 6 hijos. Pedro (Pintor), Aura Marina (Enfermera), Marco Tulio (Lic. en Administración, Rosa Margarita (Lic. en enfermería), José Antonio (Pintor), Ángel Eduardo (+) que era electromecánico, también cargaba carburo en tambores para ofrecerlo en venta a los vecinos, ya que para aquel tiempo, era la pintura que el pobre utilizaba para embellecer sus casas de bahareque. Eran los tiempos bucólicos de San José de Guanipa.

Pedro Peña, estudio la primaria en la escuela José Manuel Cova Maza (Cuando funcionaba en la primera calle norte cruce con sexta carrera de El Tigre), la secundaria en el Liceo Guanipa y, sus estudios artísticos en El Taller Libre de Artes cuya institución cultural ahora posee sede propia, detrás del Complejo Cultural Simón Rodríguez, pero que antes, después de su fundación en la segunda carrera sur, también funcionó provisionalmente en la Casa de la Cultura y el Complejo Cultural. Una vez concluido sus estudios con la máxima calificación, hizo una exposición de fin de curso en el mismo Taller, la cual resultó su primer éxito como artista plástico, luego continúo su seguidilla de laureles presentando sus trabajos en la primera exposición “Salón de Jóvenes Artistas” realizado en Maracay, dónde obtuvo el Premio Nacional de Dibujos, también en el Salón Alejandro Otero en Ciudad Bolívar obteniendo la mención 1 y le han brindado la oportunidad de hacer exposiciones en la Casa del Periodista y en los salones del Concejo Municipal de El Tigre. Fueron sus tiempos de gloria.

El artista plástico, no sólo pinta cuadros, también trae niños al mundo. En el rol de padre de familia junto a su esposa Wendy Pérez Pinto, posee 9 hijos. Kristian Pedro, María Gabriela, Wendy de los Ángeles, Ricardo Bautista, Génesis Victoria, Karem Valeria, Santiago José, Aaron de Jesús y Ángel Leonardo a los cuales a levantado con su trabajo creador a punta de pincel. En estos últimos años, tiene un exiguo ingreso de Bs.F. 400 que le cancelan mensualmente, la cual le asignó la gobernación del estado en un programa que se inició el “Día del Artista Plástico “Armando Reverón” y que curiosamente justifica la erogación con una coletilla que dice textualmente “Para personas de escasos recursos económicos o con problemas físicos” Pedro, asegura que califica para ese programa social por lo de “escasos recursos económicos”, agradece el gesto, pero le gustaría que el gobernador del estado, el Dr. Tarek William Saab, con la sensibilidad que posee todo poeta, hombre ligado al mundo cultural y conocedor de las limitaciones económicas de ellos, pudiese crear un programa dirigido y dedicado específicamente a dignificar, promocionar y abrir posibilidades de crecimiento a los artista plástico que les permita salir de la pobreza y mejorar su calidad de vida. Es una idea. La esperanza es la última que se pierde.

Pedro Peña parafraseando a Picasso no dice todo, pinta todo y con su proverbial buen humor me comenta con una sonrisa: “Amigo Cheo. He sido victima de las más crueles críticas. La gente pareciera no querer ver la parte buena de sus semejantes. Le agradezco la gentileza que tiene de sentarse conmigo a preguntarme de las cosas positivas que he hecho y hago. Escriba la historia dorada de Pedro Peña”. Le respondo: “estos destellos los hacemos con el mayor cariño, solidaridad y amor por nuestra gente. Acentuamos las cosas buenas de sus vidas, la importancia, valor y huella positiva que dejan en su paso por nuestro terruño y su contribución en el enriquecimiento de nuestras historias urbanas. Las cosas malas que se encarguen y las destaquen sus enemigos… si los tienen”. Una manera de dignificar a nuestro gentilicio y recrear la memoria histórica colectiva de nuestro querido pueblo. También subsidiada. No nos anima ningún fin lucrativo, sólo nos anima el inmenso deseo de contribuir con nuestro humilde granito de arena, con la vigorización y fortalecimiento de la memoria histórica del pueblo que nos vio nacer y del cual, a pesar de todas las vicisitudes, nos sentimos orgullosos.

Es importante, que este personaje que todos vemos deambular por las calles de la ciudad con sus lienzos, cartulinas y un bolso dónde carga sus lápices, creyones, pinceles y pinturas necesarios para expandir el arte y, los personajes e instituciones que mencionamos en estos humildes destellos, sean tomados en cuenta por nuestros eximios investigadores, historiadores y cronistas cuando decidan escribir la verdadera y autentica historia de El Tigre y los incorporen al disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!





sábado, agosto 21, 2010

Personajes de mi pueblo: Fabián Sebastián González

Todavía no se han levantado las barreras que digan al genio: de aquí no pasarás
Ludwig Van Beethoven (1770-1827)
Compositor alemán.

Hay personajes que por su carácter afable, cordialidad, bonhomía espíritu alegre y salidas ingeniosas, dejan una huella profunda y recuerdos perecederos en el lugar dónde desarrollan su vida familiar, social y laboral. Es el caso de don Fabián Sebastián González, uno de los tantos margariteños, que llegó al incipiente pueblo de El Tigre en la década de los años 1940, atraído por el boom petrolero que se inició con la perforación del pozo Oficina Uno, el 23 de febrero de 1933. Esa fecha fue escogida por las autoridades para marcar referencialmente la fundación de esta ciudad, que no tuvo partida de nacimiento oficial y no hay un ápice de dudas, germinó al calor de la industria petrolera. Esta urbe, por ende, es hija del petróleo.

Fabián Sebastián González que nació el 20 de enero de 1925, era originario de La Guardia – Estado Nueva Esparta e hijo de una familia de pescadores que formaban el señor Jerónimo Velásquez y doña Anastasia González. La niñez y adolescencia, las dedicó íntegramente a las labores del mar, cuando obtuvo la mayoría de edad, se le avivó el espíritu aventurero el cual tomó fuerza cuando le llegaron mensajes de que, en el incipiente pueblo de El Tigre, tomaba auge la industria petrolera y había oportunidad de trabajo estable y bien remunerado. No lo pensó 2 veces, se despidió de su esposa Olegaria Salazar y su hijo Freddy y vino a probar suerte. Llegó y se hospedó en el Hotel Manzanares, logró empleo en la Mene Grande Oil Company, al poco tiempo, le asignaron vivienda en San Tomé, se trajo a su familia y a los 5 años lo mudaron para Campo oficina. Allí llegó para quedarse hasta que murió el 11 de julio del año 2000. Fabián era un hijo adoptivo del El Tigre.

Una vez estabilizado familiarmente, con trabajo fijo, bien remunerado y estable, era obvio que la familia crecería, no perdió tiempo y con el advenimiento de Luís, Luisa, Iván, Henrry y Miriam completó una distinguida familia que hoy todavía, luego del fallecimiento de doña Olegaria el 24 de agosto de 2001, contribuyen con el crecimiento y desarrollo del pueblo y habitan la misma casa dónde llegaron sus padres hace 52 años en Campo Oficina. Fabián trabajó con la industria petrolera 40 añitos, se jubiló, pero siguió ligado a ella como vigilante del Club de Campo Oficina por espacio de 16 años más. En el año 1996, colgó los guantes. Un hombre honesto a carta cabal, trabajador incansable, excelente padre de familia, amigo de los amigos y de salidas muy ingeniosas y celebradas. Héctor Vásquez, Pedro Emilio (Pejas) Rojas Vargas, Alberto Barrios, Leonidas Rosario, Diego Suárez y Rigoberto Martínez, formaron parte de su más entrañable círculo de amistades y, los que aún viven, pueden dar testimonios de lo que afirmamos. Honor a quien honor merece.

En el Club de Campo Oficina, del cual fue fundador, don Fabián González dejó una huella indeleble y también forma parte de su historia ya que, su vecino y dilecto amigo Rigoberto Martínez fue el primer arrendatario del área de servicio del centro social el cual tenía, como encargado de la administración al señor Samuel González, el popular viejo Grillo y a él como vigilante a partir de las 4 PM. Una vez que entregaba su guardia a las 3 PM en la Industria Petrolera, estaba fijo en el Club hasta que cerraban a las 10 PM. Luego los arrendatarios fueron los señores Antonio García y Alfredo Salazar quienes mantuvieron el equipo intacto. En el año 1981, sale electo Presidente del Club el Ing. Manuel Loero, quien es el encargado de manejar la transición a la nueva sede ubicada en el centro del Campo, al lado del monumento del pozo Oficina uno, dónde nació El Tigre y en el local que por muchos años albergó el primer comisariato. Esas instalaciones fueron demolidas para dar paso a la edificación que hasta hoy son propiedad y sede del Club de Campo Oficina.

En el tiempo del estreno de nuevas instalaciones, Henrry, un hijo de Fabián era el arrendatario del Club, el Ing. Loero, le pide al joven que se quede, este no acepta por la responsabilidad que comportaba administrar un centro social de esas dimensiones. El Presidente del Club y su equipo directivo, hombres de una gran sensibilidad, vocación de servicio y espíritu solidario, toman la decisión de no dejarlos por fuera y nombra a Fabián vigilante oficial y a Henrry como jefe de mantenimiento, ambos dependientes de los ingresos que administraba la directiva del Club. En estos últimos años la situación cambió, ya que ahora, la empresa PDVSA, absolvió el personal, pasó el mantenimiento a administración directa y a Henrry, lo mantienen como vigilante. Todos son personal fijo y gozan, gracias a Dios, de estabilidad. Constancia, perseverancia y responsabilidad son claves del éxito.

Fabián González, fue un amante del deporte. La pasión por el béisbol, lo llevó a relatar anécdotas dignas de la mejor causa. Como buen oriental era Magallanero hasta los tuétanos al extremo, confesaba que los Leones del Caracas, le ofrecieron un bono millonario para que firmara con ellos y no aceptó para no traicionar al Magallanes. Otra: en Margarita, estando muy joven, participaba en un juego que escenificaban en un campo abierto y su equipo, en el último inning, y dos outs, perdía 19 a 0. Le tocó el turno al bate y sobre el primer lanzamiento metió un jonrón y la esférica fue tan lejos que mientras los jardineros corrían detrás de la pelota, le dio 20 vueltas al cuadro y el árbitro principal sabia y justicieramente cantó la victoria a favor de su equipo. Los dejó en el terreno. 20 a 19. No lo cree. Lea este otro relato: en su adolescencia, pescó un tajalí de 38 Mts. Con ese pescado hizo una bicicleta de 58 puestos y el día que la estreno, iba con los pasajeros completos y cuando pasaba por El Espinal, chocó con un burro, la bicicleta se destrozó, pero gracias a Dios, todos salieron ilesos. No diga que no lo creyó. Le vamos contar 3 más y no vale reírse. Son de antología.

En una oportunidad su amigo Alberto Barrios, lo invitó a un sancocho en su fundo ubicado en La Canoa, cuando llegó, estaban montando la olla. Entonces decidió ir un momento nadando por el río, que le da el nombre al pueblo, hasta el Orinoco. Fue de un solo tirón y cuando regresó, le estaban echando la verdura al sancocho. Echó una descansadita, bajaron el hervido – cruzado de pescado, gallina y costilla de res – y se tiró 3 palanganas dizque para recuperar las energías perdidas. No lo creyeron. Lean este: un día salió para Margarita en compañía de su hijo el gordo Freddy que pesaba unos 150 kilos, cada uno llevaba una maleta grande full y bien pesada. Llegaron al terminal del Ferry en Puerto La Cruz y, ¡Sorpresa! El barco había zarpado. Entonces, tomó una decisión y le dijo a su hijo: no vamos a perder el viaje. Montó a Freddy en el lomo, tomó una maleta en cada mano, se fue a pie y llegó a Margarita primero que el ferry. Uno puede inferir que hizo el recorrido por el puente que ofreció Luís Herrera. Lo total es que don Fabián, no las pensaba y esas anécdotas las contaba sin que se le arrugara un músculo de la cara, serio y circunspecto. Genio y figura hasta la sepultura.

En una de las tantas tertulias que se formaban en el área de servicio del club, un grupo de amigos hablaban de las maravillas de los farallones de Chimire. El Econ. Gustavo Solé, para entonces gerente de la agencia del Banco Mercantil en la ciudad, mencionó que, en el área geográfica de esa espectacular, bella, linda y turística falla geológica, ubicada en la mesa de Guanipa, los turistas, visitantes e investigadores, siempre encontraban restos de caracoles, conchas de mariscos y una serie de restos marinos, lo que hacia presumir que en tiempos remotos, estos territorios formaban parte del lecho marino y que el mar se fue retirando hasta su lugar actual dónde fundaron Barcelona y Puerto La Cruz. Intervino Fabián y les dijo con sus proverbiales salidas jocosas, pero muy serio y gran convicción: yo creo que eso es verdad, porque en una oportunidad, estando chamito, mi papá me trajo a esta zona y si mal no recuerdo el ferry nos dejó en San Mateo. Agarren ese trompo en la uña para ver si taratatea. Los dejó con los ojos claros y sin vista.

Este personaje y su distinguida familia, junto a los amigos que mencionamos en este humilde destello, forman parte de los más bellos pasajes de nuestras historias urbanas, las cuales recreamos para recordarlos con alegría y cariño, buscando fortalecer la memoria colectiva de nuestro pueblo y para que nuestros eximios investigadores, historiadores y cronistas, cuando decidan escribir la verdadera y autentica historia de nuestra localidad, los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!

miércoles, agosto 18, 2010

El Hotel Tamanaco

La constancia no está en empezar sino en perseverar
Leonardo Da Vinci (1452-1519)
Artista florentino.

A finales de la década de 1940, el señor Giuseppe Fidelibus, fundó el Hotel Tamanaco en el Edificio Arauca que está ubicado en la calle Guevara Rojas del Casco viejo de la ciudad. Lo administró por un tiempo y una vez que estuvo consolidado, lo arrendó al señor Napi Izzo – Un hermano del popular Pichirilo – y, vislumbrando un futuro promisorio, decidió construir un edificio propio en la avenida España, que es el inmueble dónde actualmente funciona el Hotel Tamanaco. Esa edificación la concluyó en el año 1957 y, fue la primera inversión del empresario italiano Fidelibus en el, para entonces bucólico, pueblo de El Tigre. Nunca quiso vender el inmueble porque tenía para él un valor sentimental y ahora, luego de su lamentable fallecimiento, es propiedad de su distinguida esposa Rita Tinaro y sus hijos Mauricio, Gaetano y Daniel quienes lo conservan como una reliquia familiar. Un recuerdo de familia.

Una vez que venció el contrato del señor Napi Izzo, los nuevos arrendatarios, fueron los señores Filomeno Mazzuco y Bruno Migliorini, quienes en el año 1983, una vez que se encargaron del Hotel Arichuna, le vendieron el fondo comercial al señor Cadino Di Serafino Di Vitantonio, quien asumió la dirección y administración del Hotel Tamanaco, junto a su esposa Addlorata Canzanese de Di Serafino y sus hijos Carlos, Vicente y Marina. El 14 de julio de 1999, fallece don Cadino y su esposa e hijos continúan al frente del hotel manteniendo su vigencia y, gracias a la calidad de los servicios que ofrecen, donde incluyen 28 habitaciones, bar, restaurante y la atención de 18 empleados, todos profesionales, capacitados, cordiales y atentos, que atienden la selecta clientela que poseen y conservan en el tiempo, el negocio florece cada día más. El equipo humano, lo lideran el capitán de los mesoneros Raúl Malave y el chef José Flores discípulo de don Cadino, del cual adquirió la capacidad para preparar apetitosos, gustosos, nutritivos y deliciosos platillos de la gastronomía nacional e internacional. El Dr. Nelson Millán y su escudero de confianza el líder político, vecinal y sindical Wilfredo Zapata, siempre disfrutan de los incomparables espaguetis. El bolsillo, los priva de las presas y las exquisiteces del mar. Vendrán tiempos mejores.

El señor Cadino, que llegó a Caracas en el año 1953, procedente de Abruzzo, provincia de Teramo – Italia, al igual que todos los inmigrantes europeos, que venían buscando una mejor calidad de vida, la cual no podían lograr en sus países de origen los cuales estaban devastados, luego de la segunda guerra mundial, se fajó como los buenos trabajando como albañil en la construcción de Las Torres del Silencio, con un menú ajustado a economía de guerra, que se iniciaba con un desayuno a base de pan, cambur y Pepsi cola, con almuerzos y cenas precarias que le permitían la sobrevivencia. Luego de esa amarga experiencia, un amigo lo contrató para que trabajara como ayudante de cocina en El Hotel Campomar en Higuerote. Gracias a su constancia, perseverancia, trabajo, paciencia y capacidad para el ahorro, logró al poco tiempo arrendar ese hotel, el cual dirigió, administró y trabajo hasta el año 1958, cuando cayó la dictadura del General Marcos Evangelista Pérez Jiménez. En el tiempo que estuvo al frente del hotel, la dictadura construía los canales en las playas de Higuerote, cuyos trabajos, los supervisaba permanente y personalmente Pedro Estrada, el cual pernoctaba en esas instalaciones con todos los honores y atenciones acorde a su alta investidura y refinados gustos. El 23 de enero de 1958, cuando cayó la cruenta dictadura, tenía una deuda acumulada de Bs. 1.400, la cual obviamente, pasó a pérdidas por cuentas incobrables y, como complemento del mal momento que vivió el país durante la transición hacia la democracia, en Caracas y muchas partes del país, se creo una atmósfera xenofóbica hacía los inmigrantes. Les intentaban cobraban erróneamente que habían trabajado en la construcción de las grandes y faraónicas obras que se hicieron durante ese periodo dictatorial. Los ánimos estaban caldeados y mucha gente vivía momentos de ofuscación. Cadino asistido por su instinto de supervivencia, entregó el hotel, regresó a Italia y al año, cuando bajaron las pasiones, regresó a Venezuela. La crispación política recomendaba prudencia, sensatez y mucho juicio en ese momento. Ya había empezado a trabajar aquí y venía a perseverar. Constancia, disciplina y dedicación son claves del éxito. El que busca encuentra.

Una vez en Caracas, tuvo la oportunidad de regentar en sociedad los hoteles, Regina, Venezuela, Junín, Sol Capanna y Escorial en Caracas – los dos últimos ubicados exactamente en Sabana Grande – y, luego El Regina en Cumana, hasta que en el año 1983, decidió independizarse, vino a El Tigre, adquirió el fondo comercial de El Hotel Tamanaco, empezó el trabajo, le fue bien y se estabilizó. En esa época, ya el pueblo había superado la crisis petrolera de la década del 60 y estaba en pleno crecimiento, desarrollo y prosperidad. La experiencia, perseverancia, capacidad de trabajo y cordialidad del señor Cadino, convirtió al hotel en un sitio de encuentro y todavía está entre los gratos recuerdos del capitán de mesoneros Raúl Malave, las permanentes partidas de dominó que todas las noches protagonizaban Filomeno Mazzuco, Rufo Papini, los Hnos. Trullenque, el productor agropecuario Gonzalo González, el popular “Chino” Nayid Mourad, Armando Micale, el Gerente del Banco Latino Luís Martínez, el jefe de recursos humanos de Meneven Ángel Laguna y Domingo Esquivel, entre otros. Iniciaban a las 6 PM y concluían cuando el cuerpo se les rendía. Esa partida se mantuvo por espacio de 15 años. Había seguridad y se podía mantener la puerta abierta del hotel hasta altas horas de la noche. Eran los tiempos bucólicos del pueblo que no volverán.

También está presente en la memoria de los dueños y trabajadores del hotel, los distinguidos huéspedes José “Catire” Carpio, Porfi Jiménez, Cheo y Memo, Billos Caracas Boys, Renato Capriles con sus Melódicos, los Corraleros de Majagual, estos últimos tres, cuando tienen compromisos en la ciudad o viajan a Guayana, todavía pernoctan en El Hotel Tamanaco, lo que demuestra la calidad del servicio que prestan en estas modestas, pero muy calificadas y cómodas instalaciones hoteleras. En el restaurante, han contado con la presencia de notables y asiduos comensales como los Dres. Jaime Lusinchi, Otto Padrón Guevara, los Profesores Juan Medina Lugo, Ángel Antonio Merlín, José Antonio Arias Reyes, Hernán Iro, los señores Antonio “Toñito” Liccioni, dón Bernardo Ramón González y su distinguida esposa Omaira, Manuel Alfonzo, Andrés Velásquez, el Gral. Giselo Payares, los periodistas Alberto Guzmán Lárez, Evaristo Marín, Pedro Marrero Hernández, Julio Barradas, el Cnel. Luís Alfonzo Dávila, que siempre tenía como invitado especial, al comandante Hugo Rafael Chávez Frías, el cual era aficionado al minestrón, los productores agropecuarios Rafael Romero, Orlando Martínez, el cual en la oportunidad que el Presidente visitó su finca, para dar inicio a la siembra de la Soya en La Mesa de Guanipa, mandó a preparar el banquete, por recomendación del mismísimo Chávez, en El Tamanaco y ordenó que no le faltara el minestrón, el trabajador petrolero Luís Mass, que hasta su muerte era cliente fijo, el albañil brasilero Eduardo Ballone, que se encargo de fijar toda la cerámica y el carpintero Fernando Abondandelo, que trabajo todo lo relativo a la parte de madera que todavía utiliza el hotel. Mucha gente y muchos recuerdos que escapan a la memoria de los protagonistas de este prestigioso hotel de la ciudad y, que también posee una selecta clientela, en muchos agentes viajantes que son representantes en la zona sur del estado Anzoátegui de varias empresas de prestigio nacional e internacional. Tradición, calidad y buenos servicios, le han garantizado su permanencia en el tiempo. Visítelo, verá y se convencerá.

Los hijos del señor Cadino Di Serafino Di Vitantonio, que merecidamente recibió de manos del entonces Ministro del Trabajo el Dr. Rubén Rodríguez, el 18 de mayo de 1993, la Orden Merito al Trabajo en su Primera Clase, heredaron del padre la Responsabilidad Social que le corresponde y debe cumplir voluntariamente todo comerciante y empresario. En ese sentido, no escatiman esfuerzos económicos para orientar esa inversión social, hacía la disciplina deportiva. Para tal fin, Vicente que se encarga con gran pasión a estas actividades, tiene debidamente inscrita ante el Instituto de Deportes del Estado Anzoátegui (IDEA). ”La Organización Deportiva Tamanaco” Fundación desde dónde patrocina 2 equipos de Béisbol. Uno en la categoría Master y otro Doble A, cuyas franquicias, están formalmente inscritas en la Federación de Béisbol del estado Anzoátegui y, para que esa inversión social, tenga una buena exposición mediática, cuentan con la colaboración del periodista Alexander Compiani y el reportero gráfico Ramón “Moncho” Bejarano, los cuales cubren las competencias dónde participan los equipos y, a quienes con sólo verles las voluminosas figuras y en especial en el área abdominal, el observador más desprevenido, podrá percatarse que son bien atendidos, recompensados y gratificados en el restaurante del Hotel Tamanaco. Salen más caros comiendo que vistiéndolos. Que se los cuente Vicente.

El Hotel Tamanaco, sus propietarios, arrendatarios, trabajadores, clientes y visitantes, forman parte de la historia buena y positiva de esta pequeña urbe que nació al calor de la industria petrolera el 23 de febrero de 1933. Desde estos humildes destellos, buscamos revivir, reavivar y vigorizar las reminiscencias colectivas e históricas de nuestra ciudad y aspiramos que nuestros eximios investigadores, historiadores y cronistas, cuando decidan escribir la verdadera y autentica historia local, los incluyan al Hotel Tamanaco en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!





sábado, agosto 07, 2010

Personajes de mi pueblo: Cruz Humberto Mejías Campos

Del trabajo del obrero nace la grandeza de las naciones
León XIII (1810-1903)
Papa católico

El trabajo dignifica. No importa la tarea que se realiza. Hay labores que son peligrosas, rústicas y las cuales requieren mucho cuidado, gran esfuerzo físico y mucha responsabilidad. Alguien tiene que hacerlas. Cruz Mejías, que nació en El Tigre el 22 de octubre de 1948 y es hijo del señor Humberto Mejías y Ramona Campos, él de San Joaquín y ella de Aragua de Barcelona, se dedicó desde muy joven a la reparación y montaje de neumáticos. Los padres cuando llegaron a estas tierras en 1938 se residenciaron en caserío El Caris y luego, buscando la educación de sus hijos Pedro, Delia y Cruz, se mudaron al incipiente pueblo de El Tigre y, establecieron su morada familiar, en la Calle Orinoco. Gente del campo con sentido de superación. Hay que mejorar la calidad de vida.

En efecto Cruz Mejías, inició sus estudios de primaria en el Grupo Escolar Estado Trujillo, luego curso el básico en el Liceo Alberto Carnevali y culminó su bachillerato en el Liceo Pedro Briceño Méndez, alcanzando el título de Bachiller Mercantil – mención Contabilidad. Eran tiempos difíciles desde el punto de vista económico, lo que obligaba al adolescente a trabajar y estudiar, lo cual hacía en la Estación de Servicio Santa Cruz de don Pedro Obando, dónde se inicio. Más tarde, logró empleo en la Estación de Servicio Massobrio, que para ese entonces, arrendaba el señor Pompilio Persichetti, quien tenía un contrato con la Industria Petrolera para hacerle servicio a una buena parte de su flota de vehículos y el cual incluía en una de sus disposiciones el montaje, revisión y reparación de neumáticos. No viajó para ingresar a la universidad y se quedó en ese trabajo con Pompilio por espacio de 16 años. El necesario trabajo lo ancló. Cuando la troja está alta hay que ponerle corazón.

Una vez que el señor Pompilio Persichetti, entregó la Estación de Servicio, para fundar una venta, distribución y cauchos de la prestigiosa marca Good Year, La sucesión Massobrio, que en este entonces lideraba el distinguido y exitoso empresario Italo Massobrio, le arrendó a José Rodríguez que la administró durante 2 años en las mismas condiciones. El señor Rodríguez, obtuvo más tarde, la concesión de la bomba de gasolina que está en la entrada de San Tomé y cuando hizo entrega formal, le regaló a Cruz Mejías, todo el equipo e implementos que se requiere para la el montaje y reparación de neumáticos. La sucesión Massobrio, no arrendó más y asumió la administración directa de la Estación de Servicio, renovó el contrato con la Industria Petrolera y lo referente al servicio de neumáticos quedó en manos de Cruz, bajo la condición de que, los dividendos obtenidos por ese servicio, se repartiera en partes iguales. 5 años trabajó fifty fifty, cesó el contrato y Cruz, se quedó atendiendo su clientela particular en esas instalaciones que gentilmente y, quizá por la consecuencia demostrada, le ceden gratuitamente la sucesión Massobrio, ahora conducida y gerenciada por el Dr. Stefano Massobrio. Allí, trabaja por su cuenta y riesgo. Una vida dedicada al oficio.

Cruz Mejías, recuerda que cuando se inició como “Cauchero” el señor Paolo D’ Rienzo, que tenía en concesión la histórica Bomba Primavera y que fue demolida arbitrariamente y violando todos los derechos humanos, materiales y económicos de la sucesión Massobrio, por el atorrante que nos desgobernó en el municipio hasta el 23N-2008, conoció al señor Eugenio Medina que junto a él, fueron los pioneros en el oficio y luego se fueron incorporando Jesús “Chúo” Mago (+), polifacético joven que se caracterizó por su corpulencia y era conocido indistintamente como “El pollo” o sencillamente “Mata hombre” apodo que le acuñó nuestro amigo y excelente beisbolista Sigfrido “pipío” Rodríguez (+) José “Cheo” Méndez, que se inició en bomba de gasolina La confianza de don Vico Tesio ubicada en la calle Guayana, exactamente dónde edificaron el centro comercial que alberga la tienda MARKA y Ramón Antonio “El Negro” Figuera, socios que hoy trabajan en la actual sede de la Estación de Servicios La Confianza, en la avenida Rotaria, José “El Rojo” Sulbaran que tiene sus equipos en las 4 vías, Isaías “Chimpa” Matute que está ubicado en la carretera Negra La Flint en la entrada de Villa Rosa, Henry Ortiz, que presta servicio en la Calle Falcón y Teodoro Camacho (+) quien tenía una buena clientela en la esquina de la Calle Nueva Esparta con Florida. Estos hombres que son pioneros en la reparación de neumáticos han incorporado nuevos equipos y mejorado sus técnicas. En materia de neumáticos son la referencia obligada en la ciudad.

En aquel tiempo, reparar cauchos de gandolas, maquinaria pesada y especialmente de los Tornapool, era una tarea altamente peligrosa, utilizaban para tal fin palancas de acero, picos y mandarria y, cualquier descuido les podía costar la vida. Más de uno, lamentablemente, dejó lo sesos en los aros que refuerzan la seguridad de esos cauchos en los rines. Un pestañeo y volaba con mucha fuerza el aro de seguridad. Había que tener destreza, fuerza, nervios de acero, experticia y sobre todo un cuidado extremo. Era época de equipos rudimentarios y con ellos había que sacar el trabajo. El que quiere y necesita puede y se arriesga. La necesidad obliga.

Cruz Mejías, también cumplió el servicio militar obligatorio. Cuando cursaba segundo año, hizo una pausa en sus estudios y se alistó en el ejército, dónde pasó 24 meses. 18 en Maracay y 6 en Naguanagua, egresó con el rango de Cabo Primero y reemplazante de Pelotón, también ha cumplido con el ciclo vital de la evolución. ¡Multiplicaos! Cruz, no perdió tiempo y posee 10 hijos. Elaine, Yursenia, Mairabis, Maricruz, Rosalba, Julián, Marianis, Yanina, Cruz Humberto y Jesús Humberto, 11 nietos y el rancho ardiendo, me dice mirando a su actual pareja Yesenia Mago. Todos criados, formados y sostenidos con el trabajo que desempeña desde siempre y para siempre como Cauchero, el cual todavía ejerce en el área de servicio de la Estación de Servicio Massobrio ubicada al frente de Campo Oficina.

Estos obreros con su trabajo duro, rústico, digno y muy útil, han contribuido y contribuyen silenciosamente con el desarrollo integral y grandeza de nuestra pequeña urbe y, por ende, de la nación. Igualmente han sacado, sacan y sacarán a más de un conductor de un gran aprieto cuando tiene un percance con un neumático. En el caso de nuestro personaje Cruz Mejías, al mismo tiempo, debemos hacer mención, que de igual forma dedicación, empeño y disposición ha jugado y juega un papel importante en las luchas reivindicativas de los vecinos. Es uno de los fundadores del movimiento vecinal en la ciudad al lado del líder de FACUR José Albornoz Carvajal (+) y su inseparable compañero de luchas Alberto José “Beto” Vásquez, el popular “Albays”. Cruz con su sensibilidad, vocación de servicio y voluntad de trabajo para buscar que la calidad de vida mejore en los sectores populares, se ha ganado un importante liderazgo en ese vital sector de lucha social, lo que le granjeado el respeto, aprecio y admiración de sus vecinos y buena porción de la comunidad. Un buen vecino, pues.

En estos humildes destellos buscamos destacar estos héroes anónimos que hacen vida en nuestro municipio, los cuales son protagonistas de nuestras historias urbanas, con la firme aspiración de que los eximios investigadores, historiadores y cronistas locales, cuando decidan escribir la verdadera historia de nuestra ciudad, los incorporen al disco duro de esa memoria histórica. Creo sinceramente que ¡Vale la pena! Todos son importantes. Nunca lo olvidéis.