domingo, junio 26, 2011

Personajes de mi pueblo: Demeterio Patiño

“No hay sitio bajo el cielo más dulce que el hogar”
John Howard Payne (1791 – 1852)
Dramaturgo y actor estadounidense.


Hombre sencillo, ejemplar padre de familia y sosegado en el accionar de la vida diaria, don Demetrio Patiño, después de salir del caserío Francisco López, municipio Gómez, del estado Nueva Esparta, dónde nació el 27 de diciembre de 1926, a “buscar un mejor nivel de vida”, llegó a El Tigrito en el 1947 y durante 18 meses de estadía y agotadas todas las diligencias, no logró el objetivo y regresó a su tierra natal. En ese tiempo no había muchas opciones y, como varios jóvenes de su generación, se dedicaron a viajar desde la isla hasta Los Caños, en el para entonces, Territorio Delta Amacuro, durante 4 años también le echó ganas trabajando en esos barcos que hacían esa travesía para vender pescado salado y regresar cargados de verduras y hortalizas ¿sueldo? “por el agua y la concha”, cuando abandonó, se vino a El Tigre, invitado por un primo, llegó a la calle Zoilo Vidal y pegó en la Mene Grande Oil Company. La vida empezó a sonreírle.

Con la estabilidad laboral que le proporcionaba ese empleo, inmediatamente buscó la seguridad familiar y se casó con su paisana Enriqueta Brito y durante un año vivieron en la 2da. Calle Sur, la cual llegaba a la altura del sitio dónde se ubica la Ferretería Celma. En ese tiempo le salió un cambio para el campo petrolero La Leona, no podía perder el empleo, hicieron maletas y allí vivieron por espacio de 11 años. En esa pequeña comunidad, conoció al maestro de la escuela Augusto Enrique Tenorio Meza y al trabajador Juan “Juancho” Natera, los cuales se destacaba como dirigentes sindicales en la zona. En el año 1964, una vez que concluyó su relación laboral con la Mene Grande, regresó a El Tigre, alquiló una vivienda en la Avenida 5, exactamente en las instalaciones, que hoy sirve de sede al empresa “Aluminios Guarico” que fundó el guariqueño Guillermo Arreaza Arcas, quien a la sazón, fue varias veces prefecto de la ciudad y cuando, lamentablemente, falleció todavía ejercía ese cargo. Esa es otra historia.

Una vez instalado de nuevo en El Tigre, don Demeterio Patiño, logró empleo en La Flint Construction y, a los 2 años compró casa propia en la segunda calle sur, cuya arteria urbana, posteriormente fue denominada, por resolución de la municipalidad y, a petición de un grupo de ciudadanos que lideró el radiodifusor, periodista y primer cronista popular de la ciudad, José Calazán Guzmán, con el nombre del periodista y eximio escritor Miguel Otero Silva, autor de la afamada obra literaria Oficina Nº 1, novela que relata el acontecer petrolero que se desarrolla en El Tigre, desde el 23 de febrero de 1933, fecha referencial escogida para marcar la fundación de la ciudad. En esa calle, la familia Patiño-Brito, encontró unos maravillosos vecinos donde destacan Manuel Millán, Julio Moya, Ernesto Jiménez, Leonidas de Jiménez, Nelda de Millán, Gladys Villarroel, María Orta, Aura Fariña, Egda Moreno, Fidel Figuera, Francisco Salazar, Víctor Molero y Modesta Bejarano con quienes unió lazos casi familiares. Unos vivos y otros tristemente fallecidos, pero de grata recordación. En esa pequeña área urbana, es perfectamente aplicable la sabia sentencia popular de que, “El vecino es la mejor y más cercana familia” No hay dudas.

En los 11 años que trabajo para la Flint Construction, don Demeterio Patiño y su distinguida esposa Enriqueta Brito, consolidaron y estabilizaron una prolija y gran familia compuesta por 7 hijos; ellos son Neiro, Gonzalo, Daysi, Lelys, Petra, Tomás y Carmen, todos profesionales, en plena etapa productiva y los cuales muy pronto, los pondrán a criar de nuevo con la alegre llegada de los nietos. No hay apuro, los tiempos de Dios son perfectos, dice con su proverbial buen humor doña Enriqueta. Mientras don Demetrio recuerda que su hobby era acercarse a una casa de juego que regentaban Pedro “Perucho” Oliveros y su esposa Josefina de Oliveros que funcionó primero en la Avenida 5 y luego en la avenida España en la parte posterior a su casa de familia. Eran juegos de mesa, que convertían el lugar, en un sitio de encuentro para amigos generacionales y otros que venían de Barcelona, Puerto La Cruz, Anaco, Cantaura, Pariaguán, El Tigrito y donde nunca fallaba don Romualdo Velásquez Salazar, quien fue fundador y propietario de la primera distribuidora de licores, que llevo su propio nombre, ubicada en la avenida Francisco de Miranda. Todos a probar suerte.

En los 22 años que trabajo en la industria petrolera, don Demetrio, no calificó para una jubilación y, hoy cuando recorre la larga travesía del reposo del guerrero, en el seno de su dulce hogar, sólo cuenta con el ingreso de la pensión que le corresponde por el Seguro Social Obligatorio. Bien ganada por cierto. Empero, en esos períodos de trabajo, hizo amistad con los señores Pedro Villarroel, Silvano Quijada, Pedro Lugo (padre), Pedro Guerra, el papá de los guerrita, Genaro González, Bernardo González y, aún cuando nunca participó en actividades sindicales, ni tuvo problemas laborales que ameritaran la intervención de esas organizaciones que defienden los derechos de los trabajadores, mantuvo y mantiene, una sólida amistad con quienes fueron líderes sindicales, Augusto Enrique Tenorio Meza y Juan “Juancho” Natera, ambos retirados de esas lides. La familia, vecinos, amistades y la tranquilidad de un retiro honorable, son sus grandes riquezas. Honor a quien honor merece.

Don Demetrio Patiño, su honorable familia, los distinguidos personajes, sitios y empresas que mencionamos en estos humildes destellos, forman parte de nuestras mejores historias urbanas y merecen, que cuando nuestros eximios cronistas, investigadores e historiadores, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta ciudad, que nació al calor del oro negro, los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!



viernes, junio 17, 2011

Personajes de mi pueblo: Asdrúbal José Rivas

Una vida lograda es un sueño de adolescente realizado en la edad madura
Alfred de Vigny (1797 – 1863)
Escritor francés.


Hablar de Asdrúbal José Rivas es recrear una vida dónde el béisbol siempre fue, es y será, por largo tiempo, el protagonista. Nació, el 19 de septiembre de 1955, en el polvoriento campo petrolero “Roblecito, de Las Mercedes del Llano, estado Guarico y su padres Félix Hernández y Bertha Rivas, cuando tenía 2 años se residenciaron en El Tigre, exactamente en la quinta carrera c/c octava calle norte # 153, dónde instalaron la bodega “La Ideal” una de las primeras en ese populoso sector. Estudio la primaria en la escuela José Silverio González y el bachillerato en el Liceo Pedro Briceño Méndez. En sus tiempos de liceísta, estaba en pleno apogeo la Liga Criollitos de Venezuela, bajo la égida del Dr. Carlos J. Parra y Asdrúbal, con apenas 11 años, entró a formar parte del equipo que patrocinaba “Auto Repuestos Humberto”, del empresario y gran colaborador con el deporte Humberto Cuami. El año siguiente, ya formaba parte como short stop de la selección, que representó al estado Anzoátegui en el nacional infantil, que por suerte, fue celebrado aquí mismo en El Tigre. Debutó nacionalmente en su patio.

En los sucesivos años, ya como segunda base, asistió como integrante de la selección del estado Anzoátegui, a los nacionales en las categorías Junior, celebrado en Portuguesa, Juvenil en el estado Falcón cuyo manager fue el Prof. Gonzalo “El Negro Dulcero” López y donde perdieron la clasificación porque; con 3 hombres en base, en el noveno inning Wilfredo “pico pico” Brito, levantó un elevado al pitcher, la pelota cayó porque el fuerte viento que pega en el estadio de Falcón movió el trayecto de la bola, confundió al fildeador y como no corrió fue out en primera y ya Sigfrido “Pipio” Rodríguez había anotado la del empate. Un error mental. El año siguiente repitió en el nacional de la misma categoría esta vez Barcelona, dónde quedaron campeones. En el año 1974, se incorporó al béisbol AA, alternando con los equipos Criollos de El Tigre y San Tomé y durante 12 años se desempeño brillantemente como segunda base y eventualmente como pitcher relevo ya que poseía una potente recta. En esos años, hizo una de las mejores combinaciones alrededor de segunda base que se recuerde en el béisbol AA, con el multifacético Orlando “Víctor” Martínez y además le correspondió hacer equipo con los excelentes peloteros de su generación Sigfrido “pipío” Rodríguez, Ubaldo Alcedo, Pedro Romero, que representó a Venezuela en un mundial juvenil celebrado en México, con una actuación destacadísima y, hoy lamentablemente está reducido a una silla de ruedas, como consecuencia de una descalcificación de los huesos y, obviamente, la falta de atención por parte del estado. A buenos entendedores pocas palabras. Enrique Mazzanti, Pedo Quijada, Edecio Quijada, Rommel García, Miguel Fuentes, Omar Ramírez, Armando Luna, José “Cheo” Villarroel, Edgar Brito, Carlos Hernández, Ángel “El Gato” Pérez, Cruz “Machelo” Bermúdez y el ex grandes ligas Luís Salazar, cuyo padre en Lecherías, para la época, tenía una panadería, Edxer Fuentes, Wilfredo “Pico Pico” Brito, Pablo Guerra, “Taco” Gil, Juan Cabeza, Agustín “Pinpin” Brito, Arnoldo Ponce, “Superman Rivas, entre otros. Todos estrellas de las décadas 70 y 80.

En el año 1978, cuando los Tiburones de La Guaira, firmaron a Luís Salazar, Asdrúbal, asistió invitado a esos entrenamientos en el estadio Cesar Nieves de Catia La Mar. No tenía problemas en el campo, su desempeño era brillante, pero con el bate, siempre tuvo que hacer grandes esfuerzo por estar en las bases, sin embargo, ese día, Dios le iluminó con el madero. Llevaba de 4. 4 y antes de consumir el último turno, en el campo, salió a buscar un globo que se metía a las gradas por los lados de la primera base y se golpeó fortísimo un ojo. No dijo nada y, a pesar que no veía por ese ojo, continúo jugando y cuando le llegó último turno al bate, salió valientemente y quitándose un lanzamiento que venía adentro, la bola chocó con el bate y le salió un tubeyote. Un día perfecto. Regresó, esperanzado que lo llamarían a firmar. ¡Sorpresa! Hasta el día de hoy, no ha llegado el telegrama, él cree que debe venir por Ipostel, empero, se siente orgulloso de que su amigo, compañero de carrera y excelente profesional, Luís Salazar, logró el sueño de todo jugador, como es el llegar a las Grandes Ligas y haber hecho una exitosa carrera que hoy, lo mantiene activo en el rol de manager-instructor en el norte, dónde tuvo un grave accidente, perdió un ojo, ya superó el trance y de nuevo está en play en su rol de manager-instructor, en un equipo de las ligas menores en el norte. ¡Bravo! Por Luís. Es un caballo, exclama Asdrúbal, con emoción.

Asdrúbal José Rivas, se retiro como jugador activo en el año 1987, pero no del béisbol. Inmediatamente abrazó la actividad como instructor, preparador, orientador y entrenador. Inició esa labor formativa en la escuela Aoepsitos, el cual patrocinaba el Sindicato Petrolero AOEP, que lideraban Rafael “Gordo” Hernández, Rigoberto “Rigo” Hernández, Santos García y Nelson “Maracucho” Navas, dónde compartió responsabilidades por espacio de 5 años con Juan “Cabezón” Martínez. Luego dirigió, sucesivamente, las escuelas de béisbol menor Tuquenejitos que promocionaba Alberto Barrios, la escuela de béisbol Kariñas que impulsaba Damelis de Castillo y hace 17 años, gracias a la invalorable ayuda y colaboración del señor Jesús Rodríguez, que trabajaba en Edelca, fundó la escuela Electricitos, la cual funciona bajo su dirección, en el estadio de Campo Oficina, en el horario comprendido entre la 1.30 PM a 5.30 PM y, actualmente tiene inscritos 95 niños, de las categorías compotas hasta pre-junior. Un invalorable semillero deportivo.

En su carrera como director de la escuela, tiene la satisfacción de haber tenido bajo sus orientaciones a los prospectos Tomás Telis que está en la organización de los Ranger de Texas, Rafael Ortega que firmó con Colorado, Ronald Acosta que rubricó con Toronto y Ramón Cabrera, hijo del consagrado beisbolista Alex Cabrera, que aceptó un contrato con los Piratas de Pittsburgh, todos asignados por sus organizaciones a ligas clase A. El sueño juvenil, ahora en la madurez, se hará realidad con estos aventajados discípulos. Ellos serán grandes ligas. Nunca es tarde para recoger la cosecha. En el semillero familiar, Asadrúbal, en su primer matrimonio con la Lic. Marvelia Vásquez, tuvo un hijo que se llamó Asdrúbal, el cual a los 19 años, perdió la vida como consecuencia de la violencia que azota al país y, ahora en segundas nupcias, con la Lic. Rossana Marín, tiene un nuevo retoño, Jesús Asdrúbal, quien es nieto de Guarapo Marín de quien heredó, la vocación por la música y el canto y con apenas 8 añitos, ya tiene 3 años cantando galeron y tocando el violín en la sinfónica local. Es conocido en el argot artístico como “guarapito”. No juega, pero canta y eso le encanta a la familia Rivas-Marín.

Cuenta Asdrúbal Rivas, que cuando se inició en el béisbol AA, en un encuentro entre Criollos de El Tigre y el poderoso MOP de Barcelona, Juan Ramón López (El Chaure) que jugaba en la segunda base, se le quedó el guante y cuando le tocó salir al campo, le grito de lejos que le prestara el suyo ¡No problems! y se lo lanzó de lejos. “El Chaure”, lo agarró y cuando se percató que tenía un hueco exactamente dónde cubre la palma de la mano, llegó hasta el dogout y le dijo “que bolas tienes tú, toma tú vaina, quien va a jugar con ese bicho que parece una carachana salá”, el rió de buena gana, agarró su guante y luego le explicó “Hermano no tengo para comprar un guante y hay que echar pa´lante con lo que se puede” En ese tiempo, adiciona Asdrúbal, el papá con los ingresos de la bodeguita, no podía comprarle un guante nuevo y adecuado y había que ser conforme. El que quiere puede. He allí un ejemplo de pundonor deportivo.

Este excelente deportista, las distinguidas personalidades y demás jugadores que mencionamos en este humilde destello, constituyen un segmento de una época de oro del béisbol menor y doble AA en la ciudad, y forman parte de nuestras historias urbanas en materia deportiva y, en tal condición, creo sin temor a equívocos, merecen con sobrados meritos, que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta ciudad, que nació al calor de la industria petrolera el 23 de febrero de 1933, los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica ¡Vale la pena!



viernes, junio 10, 2011

Personajes de mi pueblo: Diocelina del Carmen “La Diosa” Fernández

No hay mejor aguijón que la necesidad
Homero (s.VIII a.C.)
Poeta griego.


Los negocios más famosos del pueblo son la otrora Casa del Pueblo en el Casco Viejo y El Luchador. Este último edificado estratégicamente en la primera expansión de la ciudad hacía el noreste. Es un añejo local, que aún sobrevive, con el mismo nombre a los fundadores, varios propietarios y arrendatarios venezolanos y extranjeros. Es tan simbólico que toda el área urbana de ese sector es archiconocida como “El Luchador” En esa zona, después que la primera línea de transporte extraurbana RC mudó su parada desde la calle Guevara Rojas, para la avenida España, todas las líneas de transporte de pasajeros, se ubicaron en ese céntrico sitio. En ese lugar, se construyó el primer terminal de pasajeros oficial del pueblo y, es la razón por la cual, a pesar de que esas instalaciones fueron mudadas a unas cómodas, bellas y modernas instalaciones, en la salida a Soledad, tal como estaba contemplado en el único Plan de Desarrollo Urbano Local, que posee la ciudad y que fue aprobado en el año 1989, cuando me correspondió presidir el Concejo Municipal, todos los vecinos que van a viajar, tienden a buscar los vehículos de transporte en esa populosa zona. La costumbre hace la ley.

Esa emblemática, bulliciosa y concurrida zona, que continúa siendo, lo que llamamos el centro, es recorrida por una gran cantidad de transeúntes, lo que la convierte en sitio propicio, para que trabajadores formales e informales, desarrollen todo tipo de actividad comercial y de servicio. En ese espacio, es normal encontrar vendedores de las más variadas mercancías, baratijas y, además, proliferan los buscadores de la vida. – No se puede negar que existen algunos malvivientes – En todo caso, aquí nos conocemos todos y, podemos identificar plena y rápidamente a quienes los anima alguna mala intención. La gran mayoría de los usuarios (as) de ese territorio urbano, es gente humilde, honesta y trabajadora. Nosotros destacamos, la parte buena de algunos personajes, los cuales por su apariencia, pareciera no ser de trato confiable, pero como el traje no hace el monje, no hay que rechazarlos o temerles a priori, porque son ciudadanos (as), que a pesar de sus fallas, vicios, desgracias e infortunios, cumplen una importante función en beneficio colectivo. Son facilitadores y orientadores de los que necesitan con urgencia ubicarse u obtener algún servicio con rapidez. Hacen el bien sin ver a quien y desde luego aspiran su propinita. No viven del aire.

El trabajo de la calle no es fácil, el peligro acecha, hay muchas tentaciones, los vicios hacen estragos. Hay de todo como en la viña del señor. Ese hostil escenario está hecho para hombres rudos y sí lo ejerce una dama, la cuestión se complica más, sin embargo, como la necesidad, tiene cara de perro, la gente se adapta a las circunstancias. Es el caso de Diocelina del Carmen Fernández, conocida popularmente en esos predios como “La Diosa” y la cual nació en Pueblo Ajuro, es hija de Jesús Mirabal y Carmen Ofelia Fernández. Ella estudió hasta tercer grado en la escuela “Felipe Walker”, se casó muy joven con Germán David Hernández, tuvo 3 hijos; Juan Carlos, Franklin José y Sirchendy, los cuales viven en Maracay y, una vez que fracasó la relación con su pareja, regresó a su patria chica, tiene como vivienda un rancho en Nueva República (Siempre pide ayuda buscando mejorar su humilde y endeble vivienda) y se dedicó a trabajar en la calle, exactamente en la zona de “El Luchador”. “La Diosa” ejerce el oficio que ella llama “cargadora” o sea atraer los pasajeros hasta los vehículos, cuyos conductores, les cancelan Bs. 5 por c/u. Una carga completa de pasajeros para Barcelona, Puerto La Cruz o Ciudad Bolívar, le reporta un ingreso de Bs. 20. El trabajito, lo cumple desde las 11 AM hasta las 7PM. Un trajín a tiempo completo, que no le permite ni siquiera almorzar en santa paz. El que tiene la troja alta, está obligado a hacer grandes sacrificios. Es el drama, que viven los más desfavorecidos económicamente en este país, dónde el gran rico y oligarca es el gobierno. Interésense por preguntar, cuanto le ingresó al tesoro público por concepto de la venta de petróleo, nada más. Hay seguridad que son más de 980 mil millones de dólares. ¡Una Pelusa!, diría el Cronista Oficial de la ciudad don Gustavo Perdomo.

“La Diosa” que siempre usa atuendo de caballeros, lleva permanentemente una gorrita y, como un malandro en una oportunidad en un intento de robo, le pegó un tiro, que le dejó severas secuelas en una pierna, quedó con dificultad para caminar y renquea, pero continúa su labor diaria para poder sobrevivir. No le queda otra. Un citadino que no la conozca o cualquier extraño, la confunde con un hombre o la ve como una “Marimacha”, como llaman coloquialmente a este tipo de mujeres con apariencia y comportamiento de hombre. Lo importante para ella es que, a pesar de esa discapacidad, se mueve en ese espacio urbano bastante hostil con agilidad, como pez en el agua y conoce la actividad perfectamente. “La Diosa” con esas habilidades, cumple la tarea con eficiencia y prontitud. Ella y sus colegas, hacen de facilitadores y orientadores de los viajeros. Los que busquen un carrito con urgencia para viajar, acérquese a la zona de “El Luchador, hablen con “La Diosa” y sé los consigue, más rápido que inmediatamente. Gente útil a su servicio. Nunca olvidéis. El trabajo dignifica.

Estos humildes personajes, que aguijoneados por la necesidad, se ven obligados a trabajar en la calle, tienen sus dolorosas historias, vivencias, carencias, desviaciones, pero también poseen una voluntad férrea, por sobrevivirle a la pobreza critica. Ellos en su accionar diario, llaman la atención de propios y extraños, además son muy populares, conocidos y forman parte de nuestro paisaje citadino. Algunos, gracias a Dios, los menos, ni los notan, los ignoran y hasta los tratan mal, haciendo gala de una gran pobreza de espíritu y de un profundo desprecio por sus semejantes. Nosotros, animados de la mejor buena fe y guardando el debido respeto por ellos y la dignidad humana, hacemos el esfuerzo por traerlos a estos destellos, con la firme disposición de ennoblecerlos, poner sus casos en conocimiento de las autoridades competentes, para que los ayuden y, con la firme aspiración de que, cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta pequeña urbe, que nació el 23 de febrero de 1933, al calor del oro negro, los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!



sábado, junio 04, 2011

Personajes de mi pueblo: Eduardo García

Utiliza en la vida los talentos que poseas: el bosque estaría muy silencioso si sólo cantasen los pájaros que cantan mejor
Henry Van Dyke (1852 – 1933)
Clérigo y educador estadounidense.


En todos los pueblos y ciudades, existen los técnicos y especialistas que trabajan por su cuenta y poseen el talento, la profesionalidad, capacidad y experticia para reparar artefactos electrodomésticos, de todo tipo. Son la salvación para aquellos que no tienen la posibilidad económica para llevar a reparar sus equipos con problemas técnicos a talleres sofisticados y autorizados de una línea específica. Algunas veces, en esos servicios técnicos, como llaman pomposamente esos talleres, hay más ostentación y pompa, que especialización, la reparación sale más cara que la avería y al final, el resultado es el mismo y el alto precio que se cancela es por el lujo. Muchas marcas de equipos electrodomésticos, sólo poseen talleres especializados en la capital de la República y en la provincia quedamos desamparados con equipos averiados de marcas reconocidas mundialmente. Gracias a Dios, hay gente con talentos naturales en los pueblos, que suplen esas carencias. El talento no es patrimonio exclusivo de los que viven en las grandes ciudades.

El señor Eduardo García, nació en Ciudad Bolívar, estudio la primaria en el Grupo Escolar “Estado Mérida”, inició y no concluyó la secundaria en el Instituto de Comercio “Dalla Costa” y, como la situación económica lo atropellaba, se dedicó a buscar la vida e incursionó como cobrador de la empresa Vengas, luego como vendedor y cobrador de las famosas ollas y sartenes Rena Ware y, después en el mismo rol laboró, con la empresa estadounidense Singer, que fue fundada en el año 1851, por el señor Issac Merrit Singer con el abogado neoyorquino Edward S. Clark y la cual, hasta el año 1975, estuvo establecida en Venezuela con concesionarias y servicios técnicos, de manera oficial. Estaban haciendo mercado para sus productos. Lo hicieron y se marcharon. Cría fama y acuéstate a dormir.

El año 1975, cuando la empresa Singer, estaba en el proceso de cierre de sus operaciones en Venezuela, el señor Juan Ramón Rodríguez, que era el representante legal y oficial, para la región oriental, encargó a nuestro personaje, para que viniera desde la capital guayanesa, hasta El Tigre, y se ocupara de recuperar y finiquitar las cuentas en la zona. La oficina en la ciudad, estaba ubicada en la primera calle sur, edificio “El Rancho”, local 3, exactamente dónde hoy funciona la distribuidora exclusiva de motos Sport M&Z, C.A y adyacente a la edificación que fue la vivienda de la distinguida Profesora Natividad Cintrón, y que ahora sirve de sede, a la venta de equipos de sonido y audiovisuales Comercial K&K y, a la panadería y pastelería Venecia Rodríguez, FP, frente a la Plaza Martí, Este último negocio en sus espacios, sirve de claustro a la Real Epidemia de la Lengua, conformada por una élite ilustrada, cuyo testimonio lingüístico no tiene desperdicio. Es autentico, porque sólo trabajan con la lengua. Moriche, dixit. Al poco tiempo, Eduardo García, cumplió su tarea, quedó cesante, le gustó el pueblo, montó su propio taller y se nacionalizó tígrenses. Otro que llegó, se detuvo y no se fue.

La sabiduría popular nos enseña que el que anda con cojo, cojea. El señor Eduardo García, que trabajo, manipuló, reparó y armó maquinas domésticas de coser, al quedar desempleado, con sus conocimientos y talento, vio una fuente de trabajo y se inició en la reparación y mantenimiento de esos equipos que estaban en manos de muchos vecinos en la ciudad y ya no contarían con los talleres especializados de la empresa matriz Singer. Buscó, encontró y alquiló un local en el edificio América, en la zona del Luchador e instaló su taller. El tiempo le dio la razón. Miles de máquinas que había en la zona empezaron a necesitar ajuste, mantenimiento e instalación de nuevos tensores y piñones. Le salvó y alargó la vida a más de una máquina doméstica de coser y todavía se mantiene en la actividad, a pesar de que tiene 2 colegas más en la misma actividad, José Díaz que atiende el taller de su fallecido padre Juan Díaz en la quinta calle norte y Edgar Jiménez, que posee su taller en la 6ta. calle sur Nº 148, ambos, también excelentes técnicos, que menciona nuestro personaje y reconoce sin mezquindad, porque para el señor Eduardo García, el sol sale para todos. El talento no es exclusividad de nadie y hay que permitir que todos lo pongan al servicio de la gente. Dónde come uno, comen dos y tres y alcanza para más. El mezquino muere seco. Hay que ser solidario.

La Singer continúa la fabricación, distribución y venta de máquinas domésticas de coser. Obviamente más sofisticadas, modernas y con tecnología de punta. Esa evolución tecnológica, nos es óbice, para que el técnico Eduardo García y sus colegas, tengan el talento, la sabiduría, la sapiencia y la capacidad para irse actualizando en esas nuevas tecnologías, las descifren y las conozcan a la perfección, para continuar prestando un servicio técnico de calidad y garantizado. El que sabe lo más, sabe lo menos y los cambios, que se van presentando en el tiempo, para quienes viven día a día con esas máquinas, le parecen imperceptibles. La gran cantidad de clientes que poseen, la confiabilidad en su experticia y la garantía en sus trabajos, los convierten en referencias obligadas, a la hora del ajuste, mantenimiento o reparación de una máquina de coser doméstica en la ciudad y la zona sur. Los clientes no tienen que ir a Caracas, no pagan lujo, pagan lo justo y con garantía. A nuestras amas de casa que posen máquinas de cocer doméstica Singer, las salva el talento local.

Eduardo García es un guayanés sembrado en la ciudad, que además está casado con la señora Ondina Pérez y como buenos orientales tienen una familia prolija. 7 hijos: Héctor, Yamilet, Eduardo (+), Henry, Eneida, Milsa y Damelis, quienes les han dado la felicidad de tener, por ahora, 8 nietos. La máquina fabricadora de muchachos está suspendida, por ahora, la de nietos en plena ebullición y la de máquinas Singer continúa su desarrollo exponencial, crecimiento y alta producción. La empresa de fabricación Singer, desde el año 1975, no tiene oficinas, ni servicios técnicos directos en los pueblos y ciudades. Esa trasnacional coloca sus máquinas en mueblerías y establecimientos comerciales que son distribuidores exclusivos y estos personajes con su talento, conocimiento, sapiencia y experticia de alta calidad, complementan y garantizan una larga vida útil de esos equipos domésticos que abundan en las casas de familia y pequeños talleres artesanales de la ciudad. Lo más importante, es saber vivir honradamente, prestar un servicio de calidad y ellos lo hacen con mucha dedicación y empeño. Honor a quien honor merece.

Estos humildes trabajadores, que con su talento y sus habilidades técnicas, le resuelven los problemas cotidianos a muchos vecinos y vecinas de la ciudad, que son poseedores de esas sofisticadas máquinas de coser domésticas, las cuales adquieren sin la seguridad de luego conseguir servicios técnicos autorizados y, que ellos con sus talleres bien sencillos, les prestan el servicio a esos equipos que son fabricados ahora con tecnología de punta, merecen el reconocimiento de toda la comunidad y nosotros, los traemos a estos humildes destellos, con la firme aspiración de que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores, del rico y prolijo pasado de esta pequeña urbe, que nació al calor de la industria petrolera, el 23 de febrero de 1933, decidan escribir su verdadera y autentica historia, los puedan incluir en el disco duro de nuestra memoria histórica. Ellos con su talento brillan con luz propia. ¡Vale la pena!