viernes, febrero 24, 2012

Personajes de mi pueblo: Alejandrina Arcia de Ramos

Hay una pasión superior a todas, y es la satisfacción
interior por el bien que hacemos a los otros

René Descartes (1596 – 1650)
Filósofo, científico y matemático francés.

Los adultos y jóvenes de la ciudad, cuando ven a doña Alejandrina Arcia de Ramos, caminando en la calle apoyándose en su bastón tipo pata e’ gallina, les llama la atención. Los contemporáneos, que la conocen, dicen “Allí va la señora de la Prefectura” y los más jóvenes, preguntan ¿Y quién es esa señora? y, en muchas oportunidades, les responden. “Esa es la señora que daba la Partida de Nacimiento”. Resulta que Alejandrina, que algunas veces, también carga una cesta para vender dulces caseros, se incorporó como mecanógrafa a la Prefectura de El Tigre a finales  del año 1958. El 15 de mayo de 1962, por meritos propios, recibió su nombramiento oficial y en 28 años de trayectoria, dejó una huella indeleble desde esa oficina gubernamental en la ciudad, que ahora es conocida, como Registro Civil. Nunca olvidéis, que la evolución en revolución, opera perfectamente para cambiar nombres. Prefectura o Registro Civil, da lo mismo ya que las competencias son prácticamente las mismas. El hábito no hace el monje, pero el monje sí hace el hábito. 

La señora Alejandrina, la cual por su trayectoria en todos los niveles de secretaría en la antigua Prefectura, forma parte de la mejor historia de la ciudad, nació en el sector “Choro Choro” (01-12-1941), ubicado en el municipio Santa Ana del estado Anzoátegui. Es una de los 9 hijos, que procreó el matrimonio conformado por el señor Marcos Nicomedes Arcia y Josefa Maita de Arcia, dueños del fundo “Choro Choro”, en cuyos terrenos, se producía antiguamente, grandes cantidades de Juajua (gramínea similar a la Caña Brava  y el Bambú), que utilizaban los patriotas, para fabricar las temibles “Lanzas de Juajua”, armas artesanales que servían, para combatir en las batallas independentistas contra los realistas. En esos predios, Alejandrina, estudió hasta el tercer grado y, luego concluyó la primaria, en Santa Ana. En ese tiempo, no había muchas opciones de estudio, por lo que se inscribió en la Escuela Nacional Privada “Simón Rodríguez”, de dónde egresó, el 27 de mayo de 1958, como Mecanógrafa. Era el inició de una larga carrera al frente de una máquina de escribir. Velocidad y precisión.

En el año1955, visitó por primera vez el  pequeño pueblo de El Tigre. La tía Eloisa Maita vivía en Pueblo Ajuro y la recibió en su humilde hogar. A finales del año 1957, la enviaron como maestra a los límites del estado Anzoátegui con Monagas, dónde fundó un centro de alfabetización para niños y adultos. Cumplida su misión a los 2 años regresó, se casó con Ramón Rafael Ramos oriundo de San Joaquín y la boda, la celebraron en Santa Ana. El agraciado novio, se desempeñaba como chofer del Prefecto Ángel Jiménez, que tenía como Secretario al señor Emilio Cesar Rondón. Años más tarde asumió como titular de la Prefectura, don Pedro Pablo López. En sus años como funcionaria de esa dependencia oficial vio desfilar muchos Prefectos y secretarios. Con todos hizo equipo y trabajó bien. En el momento que nombran a Emerson Camero como Prefecto y Secretario a José Isabel “Chabelo” Arismendi, hubo algunas contrariedades. Ella no acostumbraba cobrar para celebrar los matrimonios y “Chabelo” insistía en hacerlo. Tuvo que aceptar, por aquello de que, dónde manda capitán no manda marinero. Otra chabelada más.

Luego de 28 años, como funcionaria y estando como Prefecto el señor Antonio Domínguez y Secretario, Nicolás Marín Quijada, salió jubilada, mediante una resolución suscrita por el entonces Secretario General de Gobierno, el Dr. José Horacio Guzmán Requena, no obstante, por su conocimiento, experticia y vocación de servicio, los sucesivos Prefectos, entre ellos Renny Alvarado y Mireya Gómez, le requirieron sus servicios, los cuales prestó ad honoren. En la actualidad, no la dejan ni acercarse a esas oficinas, porque hay la creencia de que, cuando llega a buscar un documento, para hacer un favor, está cobrando algún dinero. Nada más alejado de la verdad. Lo hace porque la gente que la busca para solicitarle esos favores, conoce su vocación de servicio y propensión a serle útil al prójimo. Al chisme, la maledicencia y mala fe de algunos pobres de espíritu, que juzgan por su propia condición, atribuye Alejandrina, esa actitud injusta de algunos funcionarios. Ella vive tranquila, con la paz interior y la satisfacción de saberse poseedora de la pasión de haber hecho el bien y servido a los otros gratuitamente. Un ejemplo a seguir.

En sus tiempos como funcionaria, le fueron extendidos nombramientos como Oficial de Segunda de la Comandancia de Policía, auxiliar de estadística grado 9 y se jubiló como archivista. En su matrimonio tuvo 4 hijos. Luís Rafael, Miriam Josefina, Marco Antonio y Laura Alejandra, todos realizados en la vida y los cuales, por ahora, le han dado la dicha de contar con 9 nietos. Actualmente disfruta de los ingresos que le proveen, la jubilación y la pensión de vejez, las cuales ganó con el sudor de su frente. Algo es algo peor es nada.

En el año 1983, ejercía era Prefecto el guariqueño, don Guillermo Arreaza Arcas. Las oficinas de la Prefectura funcionaban en el viejo edificio Municipal ubicado en la calle Orinoco y dónde hoy tiene sus oficinas el CICPC. Los sueldos y salarios de los funcionarios del Concejo, la Prefectura y la Policía, que estaba instalada en la parte trasera del mismo edificio, los cancelaban en la Tesorería Municipal. Todos tenían que subir la escalinata para llegar a la taquilla. En una oportunidad, peló un escalón, rodó, cayó y se lesionó la pierna derecha. Lleva 4 operaciones y, es por ello, que utiliza, el bastón tipo pata e’ gallina para desplazarse con seguridad, poder salir a vender sus dulces y hacer sus propias y ajenas diligencias. Voluntad y ganas de servir le sobran. Una servidora pública a carta cabal.

Alejandrina Arcia de Ramos, es un personaje del pueblo, el cual desde su condición de funcionaria de la Prefectura, expidió a miles de tigrenses, Partidas de Nacimiento, Actas de Defunción, registró en los libros, el nacimiento de millares de niños, realizó de manera subrogante y en nombre de muchos Prefectos, muchísimas bodas, dejó gratos recuerdos en sus compañeros de trabajo y es conocida como una insigne servidora pública por una gran porción de vecinos en la ciudad, por lo que merece junto a los personajes y sitios que mencionamos, que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores de nuestro excelso pasado, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta pequeña urbe, que nació al calor del oro negro, el 23 de febrero de 1933, ser incluidos en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!

sábado, febrero 18, 2012

Personajes de mi pueblo: Pedro Celestino “Tino” Meza García

El pasado me ha revelado la estructura del futuro
Pierre Teilhard de Chardin (1881 – 1995)
Paleontólogo y filósofo francés.

Mañana cumple años la ciudad. 79 años. Una ciudad relativamente joven a la cual todavía, gracias a Dios, le sobreviven muchos de sus primeros pobladores, lo que permite conservar y fortalecer nuestra memoria histórica. Los que sembraron la semilla que germinó y dio nacimiento aluvional a El Tigre, en principio, provinieron de las riberas del río Caris. En ese sentido traemos a estos humildes destellos, a Pedro Celestino Meza García, el popular “Tino” Meza, que nació en el fundo La Borrachera, el 05 de septiembre de 1930 y es hijo del matrimonio entre Pedro Celestino Meza y María Mercedes García. El nombre del fundo proviene de una vieja leyenda que circulaba entre los lugareños en el sentido de que en el Paso Real, muchos indios en medio de grandes borracheras, habían fallecidos ahogados. Cuentos de camino.

Entre el fundo La Borrachera y el caserío La Aventazón, nacieron todos los hijos de esta prolija pareja. Isidro, Petra, Rosalía, Elina, Luisa Aurora, Elisa Elvira, Rigo, Aquilino, Ramón, Adela y nuestro personaje completan la prole. Pedro Celestino “Tino” Meza, estudio hasta cuarto grado en una escuela, que funcionó en el amplio sector comprendido entre la casa de familia y La Aventazón. El maestro Luís Beltrán Guevara, cobraba un bolívar semanal y para esa época, tenía una matrícula de unos 30 niños. El padre de “Tino”, desde que se inició la actividad petrolera, construyó su bahareque en el sector de lo que con el tiempo se convertiría en un pequeño poblado, que tomó el nombre de El Tigre, también de una vieja leyenda que se corrió en El Caris, en la cual se afirmaba de que, todos los años un enorme y feroz tigre, cruzaba, esta parte de la Mesa de Guanipa. Otro cuento de camino.

En el año 1952, Pedro Celestino Meza, que había dedicado buena parte de su juventud, a las labores del campo, al igual que muchos de sus hermanos, emigró al pequeño poblado ya conocido como El Tigre. Llegó a la calle Anzoátegui, no tenía profesión definida, pero eso no fue óbice para que iniciara el aprendizaje de la albañilería de la mano del señor Antías Rodríguez, que provenía del Pao de Barcelona. Este constructor, fue el primero en ejercer esa dura profesión en el pueblo. Erigía bahareques y casas de bloques. Ambos tipos de vivienda aprendió a edificar “Tino”. Enlataban o encajonaban con pella de Moriche, vara blanca o caña brava e iban rellenando con barro ligado con paja, para luego techar con la palma del moriche. Los pisos eran de tierra. Luego hubo bahareques con techo de zinc y piso de cemento, hasta que empezaron a construir las casas de bloque. Una evolución lenta, firme y sostenida.

Con 4 años en el pueblo conoció a Bella Argelia Mendoza, con la cual tuvo un corto romance y en el año 1956 contrajeron nupcias. “Tino” que de la calle Anzoátegui, se había mudado con sus viejos, para la esquina de la calle Falcón c/c calle 5 de Julio, en Pueblo Ajuro, construyó su vivienda en la Falcón, justo al lado de la que antes había construido para el margariteño Jesús Marcano el popular “Chuito”. En esa casa que lleva el número 39, estableció su familia y en ella nacieron todos sus hijos. Maritza, Mercedes, el cantautor Giovanni, “Macho Meza, Argenis Omar, Reinaldo y Rene, estos 2 últimos también albañiles. Nuestro personaje, dice con orgullo, que las primeras casas de bloque, zinc y piso de cemento, las construyeron casi todas, Antías Rodríguez, Bartolo Cubero y su persona. Eran los maestros de la construcción y los vecinos, no dudaban en encomendarles la edificación de sus viviendas. En ese tiempo, por pegar un bloque cobraban céntimos y para reunir Bs. 50 prácticamente tardaban 6 meses, ahora un albañil en una hora, se gana 100 mil. Obvio, aquellos eran bolívares bien fuertes. Una torta de casabe se adquiría por 0,25 Cms., el barbero, llamado Kikiriki, cobraba Bs. 1 por un corte de cabellos, la leche y la azúcar se podían comprar al detal de 0,12 Cms. y 1/2 (Una locha). Bo había escasez y mucho menos especulación. Un paraíso terrenal.  

Pedro Celestino Meza, era aficionado a las peleas de gallos y a la cacería. En una oportunidad, andaban “cachicameando”  por las cabeceras del río Moquete y alrededor de las 7PM,  lo picó un cascabel. Los acompañantes, presa del miedo, no se atrevieron a cortar en la zona de la mordedura, la aplicaron un torniquete en la pierna y cuando había tomado la decisión de venirse a caballo hasta el pueblo, su compañero Rafael Prado, le dijo que era peligroso, porque si lo veía una mujer con la menstruación, era hombre muerto. Más cuentos de camino. No fue hasta el otro día a las 3PM, cuando su papá, que le pidió el favor a José María Lira Reyes (Mi padre), que poseía una pick up, llegó para trasladarlo hasta el pueblo. La picadura fue en el pie derecho, los intensos dolores se le extendieron por toda la pierna y la vista se le nublaba. Un médico, le aplicó un suero antiofídico, que lo mejoró y le dijo que no había perdido la vista de milagro. En lo que salió de la lista de incapacitados, volvió a la cacería con su perro Cafenol, un lince para agarrar cachicamos. En un día capturaba hasta 15 cachicamos. Los sacaba hasta de las madrigueras. “Tino”, a pesar de la picada de culebra nunca abandonó la cacería. El zorro pierde el pelo, pero no la maña.

En su actividad como albañil, “Tino” Meza, aventuró un tiempo. Trabajo en San Sebastian, estado Aragua, Puerto Ordaz, estado Bolívar, trabajo 7 meses en la construcción de la represa del Guri, Caracas, en Los Teques, estado Miranda y San Francisco de la Paragua. En su afición como gallero, mantuvo durante muchos años, en sociedad con Fernando Marcano, una escuadra de gallos y los fines de semana, en la gallera de Francisco Zamarra, que funcionó en la calle Ribas c/c carretera Negra La Flint, asistía a las riñas de gallos con sus mejores crías de raza. Esas competencias, que siempre iban acompañadas de una buena apuesta en metálico, le proporcionaron momentos gloriosos y también sufrió muchos sinsabores. Nada en la vida es perfecto. Hay que aprender a ganar y perder. El que no arriesga ni gana ni pierde.

En Pueblo Ajuro de cuyo sector es fundador, recuerda que al lado de su casa, construyó Teofilo Evans y su esposa Carmen Isabel Barreto Guatache, los padres del comisario jubilado del extinto CTPJ, Edgar Evans Guatache y el consultor jurídico del taladro etílico, Arquímedes “Quimito” Evans Guatache y eran también cercanos José María Lira Reyes, Benigno Piñero, Ana María Tirado, Antolina Ramírez, Luís Manuel González, Vicente Sotillo y su esposa Francisca de Sotillo, “la maestra Pancha” que montó el primer Kinder en el barrio en la calle Falcón c/c con avenida 8, Juan Rivero, Lorenzo Aray, y los bodegueros Pablo Freites, Pedro Celestino Meza (Padre) Jesús Piñero, Venancio Evans, Isidro Meza, Isabel Matute, Germán “El gordo” Gamboa, Jesús Abreu, Miguel Jiménez,  Pedro “El indio” Carias (Mi padrino), que montó la primera gallera del sector. El guapo del barrio era Jesús Mendoza, el terrible “Gallo enano” peleador y lujurioso. No respetaba borracho que se quedará dormido en la calle y hasta alardeaba de esas andanzas carnales.  Don Julio Rodríguez, en el incipiente sector, era una especie de médico comunitario.  Inyectaba a domicilio y recomendaba tratamientos para algunas enfermedades recurrentes. Una especie de José Gregorio Hernández.  

Don Pedro Celestino “Tino” Meza García, los personajes y sitios que mencionamos en este destello, forman parte de los hechos históricos que dieron vida y estructura a este presente que vivimos y el futuro que nos tocará vivir. En ese sentido consideramos importante, que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores de nuestro excelso pasado, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta pequeña urbe, que nació aluvionalmente al calor del oro negro, el 23 de febrero de 1933, los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!




jueves, febrero 16, 2012

Personajes de mi pueblo: Samaan Kallil Badik

Ningún hombre ha llegado a ser grande sin un toque de divina inspiración
Marco Tulio Cicerón (106 – 43 a.C.)
Escritor, político y orador romano.

Nació en Siria el 21 de diciembre de 1946. Estudio sólo la primaria. Poseyó desde adolescente actitud para la joyería y atracción por la música. En esa primera condición y como autodidacta, se incorporó al mercado de trabajo como joyero. En lo que cumplió la mayoría de edad emigró y llegó a Caracas. Trabajó 6 meses en la compañía Omega, que se especializaba, en las marcas Nivada, Tissot y Omega. Lo contrataron como técnico y como demostró excelente experticia, lo ascendieron a jefe de control de calidad. Había aceptado el cargo buscando mayor especialización y resultó que ya tenía los conocimientos de un relojero profesional. Nadie lo enseño. El aprendió por su cuenta. Un autodidacta nato.

Retirado de la compañía Omega, se independizó y montó su propia joyería en Caracas: “Relojería y quincallería Nelly”. En el año 1964, recibió la invitación de un hermano, que había viajado antes a Venezuela. Afif Samaan, el popular “Cuñao” el paisano que siempre anda “Chévere cambur”, para visitar a El Tigre. Le gustó y se quedó. Llegó a la segunda carrera norte e inmediatamente, inició su periplo para lograr un local y montar su propio negocio. En ese tiempo, el Dr. Rebollo, le había vendido un pequeño edificio, ubicado en la calle Guayana, frente al edificio de Stefano Massobrio, dónde se fundó y funcionó por muchos años el Banco Venezuela, a los paisanos del Almacén San José, los cuales, se lo alquilaron. Esa edificación, posee en la planta baja un ambiente especial para su actividad comercial y en el primer piso, un pequeño apartamento que le serviría de residencia por muchos años. El local adecuado que estaba buscando. La pegó. A nadie le falta Dios.

Hizo el contrato de alquiler, se mudó con su esposa, Suad de Samaan, con la cual tiene sus 3 hijos. Rima, Lic. en Administración, que complementó su formación con estudios avanzados de inglés y música – vive en Caracas. Nelly, Ing. en computación – residenciada en Hawai y Alberto, Ing. Electrónico, músico y quien, siguiendo los pasos del padre, en su afición por la música y sus instrumentos, instaló en la calle Miguel otero Silva, dónde Samaan, construyó su residencia y un local comercial, una venta de instrumentos musicales, que lleva orgullosamente el nombre de “Samaan”. Es una tienda nueva y moderna, que no hay dudas, llenará el vació que existía en la ciudad, para que músicos y principiantes adquieran sus instrumentos musicales de primera generación, sin tener que viajar a otras latitudes. El desarrollo no se detiene.

Don Samaan Kallil Badik, trabajó unos años, en la actividad de la relojería en El Tigre, actividad que cambió ya que, quería desarrollar su otra vocación. La música. En los tiempos que trabajo como joyero en Caracas, fabricó una Arpa Oriental – la cual luce en la gráfica que ilustra esta crónica – y la cual desarrollando su fuerza humanística toca en familia. Ese amor por la música, lo llevó a dedicarse exclusivamente a la venta, reparación y fabricación de instrumentos musicales. En esa profesión artesanal también es autodidacta. Fabrica y repara cualquier instrumento de cuerdas. Arpas – criollas y extranjeras – violín, cuatro, mandola, mandolina,  guitarra y AUD (bandola Árabe), etc, etc. Es la referencia obligada de los músicos en la ciudad.

En el año 1997, obtuvo la nacionalización. Está integrado a la comunidad desde varios ángulos. Familiar, comercial, religiosa (es adventista) y musical. En una oportunidad acompañó en un concierto realizado en el Ateneo-Casa de la Cultura, al maestro Dennis Bolívar, acompaña el coro de la iglesia Adventista cuando cantan los himnos y para bajar los niveles de stress y deleitar a su grupo familiar, ejecuta piezas musicales con sus instrumentos musicales en casa y, cuando tiene algún tiempo, también lo hace en el negocio, el cual todavía atiende, junto a su distinguida esposa Suad, en el corazón de la calle Guayana. Está ubicado, en todo el frente dónde por muchos años, estuvo una gigantesca mata de caucho. Memoria contra el olvido.   

Este artesano, que llegó  desde el Medio Oriente, el año 1964 y el cual con su disciplina, laboriosidad, imaginación, talento e inventiva, ha contribuido desde su pequeño comercio, con el desarrollo familiar, económico, musical, cultural y religioso de la ciudad, no ha pasado desapercibido para muchas generaciones de tigrenses. Los amantes de la música y los practicantes de la religión adventista tienen en Samaan un gran aliado. En la actualidad en su negocio se puede adquirir y reparar todo tipo de instrumentos de cuerda y percusión, además obtener mucha bibliografía religiosa. Un gran personaje, honorable, respetable, caballero y buen amigo. El Tigre cuenta con él y él con El Tigre.

Samaan es un hombre poseedor de inspiración divina y humanista, el cual con su gran espiritualidad, apego al hogar y excelente pater family, merece, que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores de nuestro excelso pasado y presente, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta pequeña urbe, que nació al calor del oro negro el 23 de febrero de 1933, lo incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!



 

sábado, febrero 11, 2012

Personajes de mi pueblo: Jesús Ramón Soto

Ni siquiera Dios puede cambiar el pasado
Agathón (450 a.C. – 400 a.C.)
Autor trágico griego.

A pocos días de la fecha, que referencial y acertadamente, se escogió para celebrar el nacimiento de El Tigre, es interesante traer a estos destellos, personajes protagonistas de esos hechos históricos, los cuales fueron fundamentales en la siembra de las semillas, que germinaron y  dieron vida a esta  pequeña, abandonada – por ahora – y bella urbe, la cual crece anárquicamente, se despliega, progresa y avanza, a pesar de que sucesivos gobiernos, no han sido muy generosos en contribuir con su impulso, desarrollo y consolidación. Es el caso de don Jesús Ramón Soto, el cual vino al mundo, en las cabeceras del Caris, sector San Juan, el 4 de mayo de 1927, como fruto del matrimonio entre el cariseño, Teodomiro Soto y la chamariapera, Clara Luisa González y, el cual está, entre los primeros habitantes, de esta generosa tierra de Dios, que posee una bella historia. Memoria contra el olvido.

Ese matrimonio prolijo, además procreo otros 7 hijos: Manuel Victoriano, Pablo María, José María, José, Yamila, María y Pedro; que completaron la prole. Todos ellos, junto a los viejos y muchos vecinos de las costas del río Caris, fueron testigos de excepción de la llegada de los gringos a la sabana abierta de la inmensa Mesa de Guanipa, para iniciar las labores de la perforación del pozo petrolero Oficina Número 1, alrededor del cual, los primeros cariseños, que vinieron a vender conservas, pan de horno, casabe, naiboas, cambures maduros y comidas criollas en todas sus variedades, construyeron sus bahareques. Iban y venían en burro. El viaje de 3 horas, era largo y agotador, por lo que algunos de ellos, decidieron traer suficientes provisiones y quedarse. Estaban, sin saberlo, sembrando la semilla, que germinó y dio origen al pequeño poblado, que derivó en esta ciudad. Involuntariamente se convirtieron en los fundadores de El Tigre. Una cualidad irrebatible. 

En el año 1935, don Teodomiro, abandonó sus labores del campo, llegó a la locación, para trabajar en la compañía petrolera, le tocó como tarea, armar la cabria y las calderas, ya que para esa época, los pozos petroleros eran perforados con vapor. El bahareque, lo construyó en lo que hoy es la calle Independencia, y desde ese lugar, dónde llegó el niño de 8 años, Jesús Ramón Soto, llegaba hasta el sitio de trabajo para vender pan de horno y cambur maduro y también divisaba el Campo de Lona, que ubicaron los americanos para pernoctar en la Mesa de Guanipa y, el cual estaba ubicado, exactamente, dónde por muchos años funcionó el Club de Leones, en la primera calle norte. 3 sitios históricos. El pozo petrolero, el campo de lona y los bahareques. Apuntes para la historia.

Jesús Ramón Soto, aprendió sus primeras lecciones, bajo la orientación del maestro Luís Beltrán Guevara, que era oriundo de Cantaura y daba clases, en ese extenso territorio del Caris. Una vez en el incipiente poblado de El Tigre, su padre, lo inscribió en la escuela de la compañía petrolera, la cual estaba situada, en dónde hoy funciona la sede de La Cruz Roja. En tercer grado abandonó, porque su ahora compadre José Narváez, le dijo, que le tenía miedo a un compañero de estudios, que llamaban “Viejita”. Lo enfrentó y con una especie de honda, le pegó una pedrada, que le partió el coco. La maestra María Antonieta de Padilla, despachó a todos los alumnos y lo dejó en el salón, se imaginaba para reprenderlo en privado. Sin embargo, él no espero, escapó por la ventana y más nunca volvió a la escuela. Ni el látigo del padre lo convenció. El que no estudia, trabaja. Hay que ganarse la arepa.

El padre de Jesús Ramón Soto, para ese momento, se había retirado de la compañía petrolera. Con sus ahorros y prestaciones sociales, adquirió una pick up y se dedicó a “bonguear” en toda la costa del Orinoco y pueblos aledaños. Esa situación la aprovecho el todavía niño Jesús, para incorporarse a la actividad como su ayudante y meterse en el negocio. Cada vez que viajaban, solicitaba dinero prestado, compraba pollos y gallinas, las vendía en el pequeño poblado, cancelaba sus deudas y la ganancia que obtenía, la repartía fifty fifty con su señora madre. Un buen hijo, que con el tiempo, como es previsible, resultó muy buen padre. En el año 1956 se casó con la joven proveniente de Aragua de Barcelona, Lisbie Cabeza. Tienen 3 hijos. Saúl, que es médico, Samuel, profesor del IUTJAA y Sandra, publicista, los cuales les han dado la felicidad de contar, por ahora, con 7 nietos y 1 bisnieto. En sus 56 años de casado ha vivido en el callejón Antorcha – Casco Viejo –  4ta. carrera sur – Frente el INCE – y en su actual residencia, en la 8va. calle sur, frente al Colegio Nacional de Periodista, donde construyó su vivienda propia en un terreno que le compró, en el año 1969, al señor Franco Lander. Una larga trayectoria familiar bien consolidada y mejor conservada. Vio al Tigre nacer, crecer y consolidarse. Nadie le cuenta historias al que conoce la historia.

Volviendo a sus inicios en el entonces pequeño poblado de El Tigre, Jesús Ramón Soto, cuando cumplió 16 años, trampeó, en el buen sentido de la palabra, para lograr la Libreta Militar, se sumó 2 años y se la entregaron. Era requisito indispensable para trabajar en la petrolera. Logró empleo en La Mene Grande Oil Company, pasó a la Atlántica y luego laboró en la Soconi, donde escaló a la segunda posición, después del gringo Mister Moles, quien era el jefe de Calderas. La compañía para la época contaba con 45 Calderas y para perforar un pozo, siempre utilizaban 5 calderas. En el año 1958, a la caída de la dictadura del Gral. Marcos Evangelista Pérez Jiménez, pusieron fin a la perforación a vapor, eliminaron las calderas, lo quisieron bajar de categoría asignándolo como mecánico de balancín, no aceptó y se retiro. Empezó la perforación de los pozos petroleros con motores diesel, no había calderas y él buscó otros rumbos. El progreso no se detiene y el hombre de trabajo no se rinde. El llanero es del tamaño del compromiso que se le presenta.

Un hombre de trabajo, responsable y buen padre de familia, inmediatamente logra un empleo. En esta oportunidad, con Transporte Morales y compañía. A los 9 años esa empresa cerró operaciones, lo liquidaron y rápidamente se enganchó en La Flint Construction, dónde permaneció por espacio de 16 años, cuando colgó los guantes, después de 42 años al servicio de la industria petrolera. Injusticias hay en el mundo laboral y como no había – todavía es inexistente – Ley de Seguridad Social, don Jesús, no goza de una jubilación de una empresa petrolera y sólo cuenta con el exiguo ingreso de la pensión de vejez. La gente de La Flint, le arregló los papeles requeridos por el Seguro Social Obligatorio, se los entregaron, los consignó y, al poco tiempo, se la aprobaron. No había objeción. Más merecida y mejor ganada imposible.

Don Jesús Ramón Soto, conserva buena memoria. Recuerda que los primeros cariseños, que llegaron a la Mesa fueron: Perucho Ramos, Margarito Ramos, Ramón Meza, Aquilino Meza, su padre Teodomiro Soto, Pedro Celestino Soto Fariñas, el padre del Coronel Pedro Vicente Soto Fuentes, Eleuterio Rondón, Dimas Soto, Hildebrando Soto, José Soto, Dimas La Rosa, José María Lira, Margarita Rondón, Anastelia Salazar, Blacina Salazar, Pedro Sotillo, entre otros. Las primeras pensiones en instalarse fueron, la de Pancha Ramos, en la calle Ricaurte, Manzanares de doña Petra Manzanares, que llegó de Atapirire, otra de una señora conocida como “La Tucusa”, oriunda  de Aragua de Barcelona y la de La Negra Nasaria. La primera venta de bicicleta la instaló el soledadense Otilio Sifontes. Uno de los primeros bares, llamado El Trocadero, lo instaló en la calle Aragua, Rafael Bogarín, luego abrió sus puertas El Miramar del maracucho Rafael Dreguer, ubicado frente la bodega “La Chaparreña” de don David Barrancas y la Chicha Pinoni y en el cual trabajaba una hermosa mujer llamada La Chicha Morillo, que los citadinos apodaron la María Félix del pueblo. Luego instalaron el bar Mi Balconcito de Ana Veroes y el Bar 73 de María Quintana. El primer cine fue Cinelandia, que funcionó, en el salón dónde hoy existe una iglesia evangélica y cuyo dueño, que conoció como don Diego, poseía además varios negocios con el nombre de  “Luz y Sombra”, todos frente al edificación que se construyó durante la gestión del gobernador Dennis Balza Ron para la prefectura. Más apuntes para la historia.  Recuerdos de El Tigre viejo.

Muchos recuerdos, de esa pequeña aldea, en la que vivió y que dio pie al nacimiento del pueblo de El Tigre, posee don Jesús Ramón Soto. Por ejemplo,  el sismógrafo que dio con el punto para perforar el Pozo Oficina 1, fue el número 6, propiedad de Mene Grande Oil Company. En esa época, la compañía encargada de la perforación, le suministraba una comida diaria a los trabajadores y, para tal fin, sacrificaban una res diaria, la cual sancochaban en una gran olla, a las 12 en punto, llegaba todo el personal, incluyendo los vendedores y mirones, los cuales pasaban con su plato, que los encargados del reparto, les llenaba hasta la coronilla y había derecho a repetir. Una gran comilona, pues. En ese sitio, conoció a Mister Julio y luego con el tiempo cuando llegaron Ruperto Marcano, Jesús Subero y Cleto Quijada, que trabajo como encuellador, tuvo el honor de conocerlos. En lo que aparecieron los sindicatos, compartió con el Negro Souquet, quien era el jefe de reclamos. Un Hombre honesto y tan fregado que los jefes de la compañías petroleros, le temían. Lo llamaban el hombre de la “Mascá de tabaco”. En su tiempo como trabajador de la Flint, el delegado del sindicato fue “Tacito” Rojas. Tampoco olvida que la compañía petrolera les daba facilidades a los trabajadores para adquirir vehículos usados en muy buen estado. En el año 1948 compró a la Mene Grande Oil Company,  por Bs. 800 un Ford Coupé amarillito que fue su primer vehículo. Un varón del campo, siempre necesita una escopeta y don Jesús en la primera oportunidad, adquirió una calibre 16 (morocha) por la astronómica suma, para ese momento de Bs. 100, en la tienda de Alcibíades Cones. Eran los tiempos de calles polvorientas y muy pocas opciones en el pueblo, sin embargo los alrededores eran muy buenos para la cacería. Era el inicio de esta linda y admirable realidad llamada El Tigre, nombre adoptado para el pueblo, por efectos de una leyenda, que contaban nuestros ancestros de que, una vez al año, pasaba un feroz tigre por esta parte de la Mesa de Guanipa. Es lo que cuentan los protagonistas de ese tiempo y ni siquiera Dios puede cambiar ese pasado. Muchos protagonistas. Una sola historia.

Un hombre, un fundador, una mente lúcida, que todos los que aspiran escribir la verdadera historia de la ciudad, deberían consultar. Don Jesús Ramón Soto, con su vida consagrada al trabajo y su familia, que con su esfuerzo, dedicación, vida familiar y su prolija descendencia, ha contribuido, contribuye y continúa contribuyendo con el engrandecimiento, desarrollo y progreso, de esta pequeña urbe, que tal como queda demostrado, por enésima vez, nació al calor de la industria petrolera, el 23 de febrero de 1933 y los cuales, junto a los sitios, negocios y demás personajes que mencionamos, merecen que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores de nuestro bello y egregio pasado, decidan escribir la verdadera y autentica historia de la ciudad, los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica. Nuestras raíces son cariseñas. No os dudéis. ¡Vale la pena!


sábado, febrero 04, 2012

Las Parroquias del municipio Simón Rodríguez

No podemos hacer la historia, sino sólo esperar a que se desarrolle
Otto von Bismarck (1815 – 1898)
Canciller del Imperio Alemán (1871 – 1882)

En el año 1994, estando como diputados en la extinta Asamblea Legislativa del estado Anzoátegui, 3 dirigentes políticos de El Tigre. El Dr. José Rafael “Paraulata” Hernández, el Ing. Luís Valencia Márquez y el señor Nelson Tovar Cardona (+), se empeñaron y lograron que se aprobara, en ese cuerpo legislativo, la división político territorial de la ciudad. En principio 2 parroquias. La norte y la sur y cuya línea divisoria son las Avenidas Intercomunal, Francisco de Miranda, la avenida 5, prolongación avenida 5 y la vía que conduce a los yopales.  Estas parroquias, fueron bautizadas, con sobrados merecimientos, con los nombres del periodista Edmundo Barrios (Norte), director fundador del diario Antorcha y Mundo Oriental y del escritor, periodista y novelista Miguel Otero Silva (Sur), autor de la novela Oficina Nº 1. Esa división se enmarcaba, en la Ley de Descentralización cuyo propósito, espíritu y razón era llevar el gobierno lo más cercano posible a la gente. Eran tiempos de verdadera democracia participativa y protagónica.

En los años posteriores, por subsiguientes omisiones de las autoridades electorales, encargadas de cumplir con ese mandato legislativo, de convocar a elecciones para nombrar esas autoridades parroquiales, como existían en muchos municipios de la geografía regional y nacional, nunca fueron formalizadas, elegidas y mucho menos instaladas, sin embargo, para los efectos oficiales parecieran existir, ya que, a todos lo vecinos, cuando tienen necesidad de tramitar algún documento de identificación personal o comercial, le exigen identifiquen en cual parroquia del municipio Simón Rodríguez, tienen su residencia. Las parroquias no  existen  en la practica, pero si en teoría. Fantasmas que todavía rondan las oficinas públicas de esta mal llamada revolución. Murallas democráticas de la descentralización, que se resisten al derrumbe institucional, que adelanta este proceso de destrucción nacional. Tenemos 2 parroquias y más temprano que tarde las vamos a elegir. Este mal debe llegar hasta el 07 de octubre. Tiempo al tiempo.

El año 2010, la mal llamada revolución, en su interpretación, sui generis, de la democracia participativa y protagónica, violando la Constitución Bolivariana de Venezuela, todas las leyes de la República y la voluntad popular, eliminó de un plumazo, las Juntas Parroquiales. Más de 12 mil funcionarios legítimamente electos, entre ellos, cerca de 10 mil chavistas, quedaron cesantes y las competencias de esas instancias de poder local, fueron centralizadas en las Alcaldías y otras referidas al papeleo en los Consejos Comunales. No hay Juntas Parroquiales. El poder lo ha ido concentrando el poder ejecutivo nacional y, hay la amenaza cierta que de imponerse de nuevo el 07 de octubre esta autocracia, liquiden las alcaldías y los gobernaciones o al menos les terminan de amputar las competencias y los recursos que todavía les quedan para convertirlas en cascarones vacíos. Todo el poder para el líder amado de la revolución. Una versión tropicalizada del nuevo Mesías.

En medio de esa incertidumbre marcharemos hasta el 07 de octubre. En esa elección de decide la suerte de la descentralización. Hay un proyecto centralizador, autocrático y excluyente que representa Chávez y otro que impulsa la descentralización, la democracia, la unidad nacional y compromiso incluyente, que activa el candidato de la Alternativa Democrática.  Mientras tanto, los vecinos de El Tigre, ciudad que nació de manera aluvional, al calor de la industria petrolera el 23 de febrero de 1933, continuaremos sin contar con Juntas Parroquiales, las cuales deberían ocuparse de solucionar pequeños problemas, resolver conflictos de convivencia ciudadana y emitir documentaciones usuales, habituales y cotidianos, que por ahora sólo las pueden proporcionar,  las oficinas de los entes centralizados. Más retardo, dificultad para obtenerlos, por el colapso previsto y advertido de esas dependencias gubernamentales. Esas pequeñas instancias de poder, electas por los vecinos, mediante el voto directo, universal y secreto, era y son una forma de colocar el gobierno oficial más cerca del ciudadano y una manera de dar verdaderamente poder al pueblo. Eso sólo se logra en democracia y libertad. Nunca lo olvidéis.

Gloso esta circunstancia que vivimos, con la sana intención de ilustrar a muchos vecinos, que a diario me consultan acerca de la existencia de las Juntas Parroquiales. Lo hacen coterráneos que están llenando un formato parar tramitar un documento oficial y muchos estudiantes que les solicitan como tarea investigar este punto. En ambos casos, siempre surgen las siguientes interrogantes: ¿Cuántas parroquias tiene el municipio Simón Rodríguez? ¿A que parroquia pertenece este sector dónde está mi vivienda? Y nosotros con conocimiento de causa, el mayor cariño del mundo y nuestra tendencia natural a ayudar al que podamos, les respondemos, inmediatamente y de forma asertiva, ilustrativa y didáctica. Tiene 2 parroquias. El que tiene residencia al norte de la avenida Francisco de Miranda y sus prolongaciones en dirección este – oeste e inversamente,  pertenece a la Parroquia don Edmundo Barrios y si vive en el lado sur de esas arterias viales, le corresponde la Parroquia Miguel Otero Silva. No descubrimos el agua tibia.

Entendemos que hay muchos vecinos conocedores de esta historia reciente, pero como dicen en el mundo del derecho, lo que abunda no daña y nosotros traemos el tema a estos humildes destellos, para con su difusión e información veraz y oportuna, contribuir a enriquecer nuestro acervo histórico, dejar constancia de este hecho, que estoy seguro continua en pleno desarrollo y de esta manera,  ilustrar a las presentes y nuevas generaciones de la existencia en nuestro municipio de esas 2 Parroquias, que repito, existen para los efectos del culto hierático, un grato recuerdo, de lo que pudo haber sido, no fue, pero que puede ser y, las cuales, junto a los personajes que mencionamos, merecen ser incluidos en el disco duro de nuestra memoria histórica ¡Vale la pena!

José Rafael Hernández

José Rafael Hernández

José Rafael Hernández

Luís Valencia Márquez

Luís Valencia Márquez

Luís Valencia Márquez