viernes, marzo 30, 2012

Evolución de los mercados públicos de El Tigre

El tiempo es el mejor antologista, o el único, tal vez…
Jorge Luís Borges (1899 – 1986)
Escritor argentino.

El paso del tiempo deja huellas, recuerdos y una que otra realidad tangible. Muchos jóvenes, me inquieren, acerca de la evolución de los mercados públicos en la ciudad,  así como algunos vecinos me preguntaban y preguntan acerca de las parroquias del municipio Simón Rodríguez, las cuales son 2. La Norte que lleva el nombre de don Edmundo Barrios y la Sur, bautizada como Miguel Otero Silva, autor de la novela Oficina 1, división que toma como referencia las avenidas Francisco de Miranda en el centro, intercomunal hacía el este, avenida 5 y su prolongación dirección oeste, les respondimos. Hicimos la investigación y la reseñamos en una crónica que  intitulamos “Las parroquias del municipio Simón Rodríguez”, ahora también indagamos la antología de los mercados, en nuestro empeño de responder las inquietudes de las nuevas y presentes generaciones de tigrenses y,  hacer humildes aportes, para el fortalecimiento de nuestra memoria histórica. Recordar es vivir.

En los primeros tiempos, en el incipiente poblado, los agricultores, productores,  y criadores del campo, arrimaban sus mercaderías, hasta el sitio, dónde fue la primera plaza Bolívar, hoy plaza Simón Rodríguez, situada en el corazón del Casco Viejo. Era un sitio descampado, equidistante y accesible a todos los vecinos. Llegó la construcción del monumento en honor al Padre de la Patria y escogieron otro terreno abierto. Esta vez en la calle Héctor Villegas, frente a la bodega “El Tropezón”, de don Antonio “Barón” Rodríguez, quién también fue fundador de la Banda Musical Municipal en el rol de bajista. Todavía el Bajo de Barón, existe y debería ser rescatado, como parte de nuestro patrimonio histórico. Eran los tiempos bucólicos de la ciudad y no había edificación formal para un mercado oficial. Las demandas de la población eran mínimas. La normalidad era la regla.

En la medida que fue creciendo el pequeño poblado, los requerimientos de servicios, se hicieron presentes, los vecinos presionaban a las autoridades y estas empezaron a cumplir. En la década del 1950, se construye el primer edificio para un mercado público formal en el noroeste del pueblo, en lo que posteriormente se convirtió en la avenida 5, arteria vial que sirve de límite al Casco Viejo con La Charneca. Esa edificación fue abandonada, cuando se construyó el mercado de Pueblo Nuevo Norte y posteriormente fue adquirida por el empresario Vicente Zamora, quien la utilizó para instalar un “Pilón”, nombre que se le daba al proceso artesanal para pilar el maíz – compraba el grano en concha, lo procesaba. Vendía pico para las aves, maíz para cocinar, moler y elaboración de la masa,  que era utilizada para la preparación de las arepas y la zoca, ofrecida a los criadores de ganado, la cual ligada con melaza, sirve como alimento al ganado vacuno. Eran los tiempos de arepas de maíz pilado. Peladas y con pelos. Esa tradición se mantiene.

Transcurrido un tiempo, construyeron el mercado de la calle Guevara Rojas, dónde los sábados se realizaba el llamado Mercado Libre y los domingos en las instalaciones de Pueblo Nuevo Norte. En la década de 1970 construyen el Mercado de la calle Miranda y queda desocupada la edificación de la calle Guevara Rojas. En el año 1973, el Concejo Municipal bajó la égida del Dr. Adalberto Carrasco Mata, aprueba la venta de esa edificación al señor Vicente Zamora, que muda el “Pilón” y vende la edificación de la avenida 5 al empresario Gastón Bellaville, el cual instala un torno que permaneció por muchos años. En la actualidad la estructura de la calle Guevara Rojas alberga el Mercado Turístico, obra adelantada en la gestión del Alcalde José Horacio Guzmán Requena y en la avenida 5, gráfica que ilustra esta crónica, funciona la Panificadora Madrid, C.A. Cumplida su vida útil como mercados públicos, esas edificaciones, acogen otras actividades mercantiles. Huellas tangibles de la historia de la ciudad.

Esta es la evolución histórica de los mercados públicos que han funcionado en la ciudad, incluiremos el Mercado Campesino, que inició sus actividades durante la administración del Alcalde, José Miguel Arismendi Marín, con la salvedad de que esas instalaciones dónde funciona, pertenecen al Parque Ferial de la ciudad, que fue fundado oficialmente con motivo de la celebración de los 50 años de la ciudad y, ahora pareciera, que esos espacios para la recreación, eventos, diversión y exposiciones, entre otras actividades comunitarias, los estamos perdiendo por efectos de decisiones arbitrarias e improvisadas, las cuales toman autoridades que no respetan el Plan de Desarrollo Urbano Local y mucho menos tienen la voluntad política de estudiarlo, conocerlo y adecuarlo para darle direccionalidad y organicidad al crecimiento de la ciudad. El nuevo mercado METROPOLITANO, debería ser construido de acuerdo al PDUL vigente, en el terreno dónde ahora la gobernación del estado, está proyectando construir un parque entre las dos ciudades. Exactamente al lado derecho (dirección oeste-este) de la avenida Jesús Subero, a la altura de la vía, que la une, con la avenida Intercomunal. Este terreno tiene una larga historia de corrupción en estos gobiernos municipales chavistas. Aquí nos conocemos todos.

Ese Mercado Campesino a cielo abierto, tenía como finalidad brindar a los productores del campo, facilidades para llevar sus mercaderías y ofrecerlas a los consumidores a precios bajos, como consecuencia de la eliminación de los intermediarios, además la alcaldía los exoneraba de impuestos, les proporcionaba seguridad, garantías de ubicación y, como todo proceso capitalista, es obligatorio mecanismos de control para evitar abusos, colocaba funcionarios, a los efectos, de cuidar algún brote de especulación. Eran dos días. El viernes en la tarde cuando llegaban los proveedores y algunos compradores aprovechaban comprar los productos frescos y el sábado que era el día estelar. Obras Públicas Municipales garantizaba la limpieza y las instalaciones del Parque Ferial volvían a su estado normal.   Con la llegada de los rojos rojitos al poder municipal, hace más 12 años, empezaron a cobrar impuestos, abandonaron los controles, convirtieron a ese centro de consumo masivo en otro mercado público igual a los otros y en la actualidad, los precios vuelan a la misma altura de los demás mercados, dónde los comerciantes, tienen mayores gastos para desarrollar sus actividades de compra-venta y lo peor, están eliminando de hecho el Parque Ferial, construyéndoles unas estructuras revolucionarias de muy mal gusto. Hechos en socialismo. 

Entendemos que el mejor antologista es el tiempo, empero, nosotros hurgamos en el pasado para relatar parte de esos hechos y en esta oportunidad, tomamos la evolución de los mercados públicos, con la firme esperanza de que esos espacios y personas que mencionamos, los cuales forman parte de nuestras historias urbanas, sean tomadas en cuenta, por nuestros eximios cronistas, investigadores e historiadores de nuestro prolijo pasado y presente, cuando decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta pequeña urbe, que nació el calor del oro negro, el 23 de febrero de 1933 y los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica ¡Vale la pena!






 

lunes, marzo 26, 2012

Personajes de mi pueblo: Ramón Rafael “El indio sute” Barrios

Teme a la vejez, pues nunca viene sola
Platón (428 – 347 a.C.)
Filósofo griego.

La guariqueña, María Josefa Barrios, emigró primero hasta Aragua de Barcelona, luego a “Las piedritas”, municipio Miranda y posteriormente llegó a El Tigre, para convertirse en una de las fundadoras del barrio “La Cruz”. Una expansión del barrio Pueblo Ajuro, bautizado originalmente, porque los vecinos se peleaban constantemente, como “Barrio Loco”. Ese nombre se lo acuñó, Juan Rafael Hernández, el popular “Negro Bolívar”. Empero, como la prolongación de la calle 5 de julio de Pueblo Ajuro, cruza la calle principal del sector y ciertamente, erige una imaginaria cruz, sobre la topografía del barrio, la gente al final impuso y adoptó, el nombre que hoy ostenta. “El Barrio La Cruz” y sanseacabó, decía Lucrecia “Lucas” Salazar. La voz del pueblo es la voz de Dios.

Una de las  viviendas iniciales del “Barrio La Cruz”, la construyeron los 2 hijos con los cuales llegó doña María Josefa, ambos nacidos en “Las Piedritas”.  No eran albañiles, pero con los conocimientos básicos e impulsados por la necesidad, Ramón Rafael y José Luís, le echaron ganas y levantaron la casa para la familia. En ese lugar creció el núcleo familiar. Allí nacieron, criaron, crecieron y formaron los demás hermanos. Juan, Blas, Pedro Canicio, María Felipa y María Tarcisia. La situación económica, no era la mejor y había que echarle ganas a la vida. Es aquí que empieza la leyenda de nuestro personaje y la cual forma parte de nuestras historias urbanas. Todos somos pequeñas historias ambulantes.

Ramón Rafael, “El indio sute” Barrios, que ya promediaba los 20 años, sólo había trabajado en conucos y era analfabeta. No sabía más nada y optó por vender helados. Junto al “Indio” Palacios, fue de los primeros vendedores de los llamados pocicles, en las polvorientas calles del pueblo. Trabajó 4 años con “La Casa del Helado” y cuando se retiró, un amigo lo llevó, hasta la primera sala de matanzas que existió en esta ciudad, ubicada al final de la calle Ribas, pasando la carretera Negra La Flint. En ese degolladero se inició como desollador, trabajó un año y luego pasó al moderno, para ese entonces, matadero, que inauguraron en el sector, ahora conocido como 25 de Mayo. En la calle principal que conectaba la carretera a El Tigrito, no existía la avenida intercomunal, sólo había 2 precarias viviendas. Memoria contra el olvido.

En esa sala de matanzas laboró por espacio de 36 años. Excepto un año que estuvieron en un improvisado matadero en la vía el Caris (sector de Las 3 Vías), cuando la cerraron para una necesaria remodelación. En esa actividad se especializó como matarife. El proceso era el siguiente. Puñalada, desollaban, partían la res en 2 piezas, las pesaban, guindaban en un gancho, para que luego los distribuidores, las pasaran hasta las cavas debidamente preparadas con garfios y, proceder a repartirlas hasta las carnicerías, abastos y mercados públicos. Ese trabajo de matarife, reportaba Bs. 5 por animal beneficiado y colocado en el gancho. El corte de la puñalada, siempre lo apartaban y degustaban salcochada a la llanera – en el matadero había una improvisada hornilla de gas de un gasoducto de la petrolera. Una vieja perola, agua, sal, ajo, ají dulce, casabe y déle que son pasteles. Una delicia, que aderezada con un ron blanco, les daba fuerza, energía y arrestos para echarle ganas a tan ingrata labor. Alguien tiene que hacer ese ingrato trabajo.  
    
“El indio sute”, que nació el 10 de agosto de 1929, hoy padece una enfermedad en la piel. No tiene ingresos, se inscribió en la Misión “Amor Mayor”, en la Casa de la Cultura y hasta ahora nada de nada y, en razón de sus precarias condiciones económicas,  deambula de CDI en CDI, buscando sanación a sus males y, ahora recuerda con nostalgia,  que en  sus largos 36 años en el matadero municipal, conoció a muchos arrimadores de ganado. Alexis Coa, Francisco Suárez, Arturo Rodríguez, Urso Marcano, José María “Chaía” Lira, “Pepino negro” y “Pepino blanco”, Salvador Lanza, Domingo Micale, Pedro María “El Chino” Lira, Francisco Micale, Edgar José Salazar, “El negro” Martínez, “El manco” Arriojas” Gaspar Aguilar, con el cual se inició, Miguel Antonio “El negro” Salazar, como transportista de ganado, Cesar Medina, el hijo de don “Cervito” Medina, fundador del sector las Magnolias, Carmelo Polino, llamado cariñosamente “Pollino” A los arrimadores de cerdos, Ulises Colosanto, Domingo Carpio, Jesús Echeverría, Francisco “Perico” Torrealba, Adrián Marín, al señor que abría y cerraba el matadero (era el hombre de las llaves), Luís “Bachiller” González, posteriormente nombrado regidor. También, recuerda  a los funcionarios, que pegaban el sello de la sanidad a las reses beneficiadas, el Dr. Birriel, William Guevara, al “Flaco” Marcano y al Dr. Exenio Ojeda, entre otros. Todos personajes de la comunidad.

Entre los llamados regidores, conoció a don “Juancho” Rodríguez, el padre del sindicalista Francisco Rodríguez, Martín Bravo, Jesús “Chuito” Merchán y entre los compañeros de trabajo (matarifes y desolladores) a nadie por su nombre y apellido, casi todos por apodos (era una practica común colocarle mote a la gente), “Pedro Mosquito”, “Manaé”, “Manguera”, “Pichato”, el popular “Cuchi cuchi” “,Trino” “Los hermanos Grillo” “Maneto” Alfonso, Arturo Ramírez, Amado Alfonso, el dueño de la gallera “La espuela de oro” en la entrada del barrio Hernández Parés, estos últimos especialistas en el sacrificio de cerdos. La principal herramienta de trabajo en la sala de matanzas era y es un buen cuchillo, si es curvo mejor, bien afilado y una lima para mantenerlo de tal forma que corte un pelo en el aire.  Los cueros del ganado vacuno, los compraban, para ofrecerlos a las tenerías Domingo Micale, “El negro” Martínez,  Pedro María “El Chino” Lira Rondón, Cesar Medina, Adrián Marín, Alberto “Guacharaco” Lira. Una cadena de comercialización derivada del sacrificio de ganado. En ese tiempo, sólo se limpiaban mondongos y chinchurrias para los restaurantes. La mayoría de los trastes quedaban para los zamuros. Eran tiempo de bonanza económica.

Ramón Rafael Barrios, “El indio sute”,  salió del matadero por un problema que tuvo con un matarife llamado “Nene” Chacare, se dedicó al trabajo del campo un tiempo (cuidador de fincas). Tuvo que abandonar, lo atropello la vejez, la cual no le llegó sola, le sobrevino una enfermedad en la piel, que no le permite trabajar. En estos tiempos de revolución aspira y espera que alguna autoridad competente, le meta la mano ante su lamentable situación. No tiene para cubrir los gastos de alimentación y medicinas. También anhela que le aligeren la pensión de vejez. No olvidemos que la medicina se le administra al enfermo, en los muertos, no surte efecto. En todo caso, es un personajes que junto a las demás personas, sitios y funcionarios que nombramos en estos destellos, forman parte de nuestras historias urbanas y aspiramos que cuando nuestros ilustres cronistas, historiadores e investigadores del prolijo y bello pasado de esta pequeña urbe, que nació al calor de la industria petrolera, el 23 de febrero de 1933, decidan escribir la verdadera y autentica historia, los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!



 

viernes, marzo 16, 2012

Personajes de mi pueblo: Samaan Kallil Badik

Ningún hombre ha llegado a ser grande sin un toque de divina inspiración
Marco Tulio Cicerón (106 – 43 a.C.)
Escritor, político y orador romano.

Nació en Siria el 21 de diciembre de 1946. Estudio sólo la primaria. Poseyó desde adolescente actitud para la joyería y atracción por la música. En esa primera condición y como autodidacta, se incorporó al mercado de trabajo como joyero. En lo que cumplió la mayoría de edad emigró y llegó a Caracas. Trabajó 6 meses en la compañía Omega, que se especializaba, en las marcas Nivada, Tissot y Omega. Lo contrataron como técnico y como demostró excelente experticia, lo ascendieron a jefe de control de calidad. Había aceptado el cargo buscando mayor especialización y resultó que ya tenía los conocimientos de un relojero profesional. Nadie lo enseño. El aprendió por su cuenta. Un autodidacta nato.
Retirado de la compañía Omega, se independizó y montó su propia joyería en Caracas: “Relojería y quincallería Nelly”. En el año 1964, recibió la invitación de un hermano, que había viajado antes a Venezuela. Afif Samaan, el popular “Cuñao” el paisano que siempre anda “Chévere cambur”, para visitar a El Tigre. Le gustó y se quedó. Llegó a la segunda carrera norte e inmediatamente, inició su periplo para lograr un local y montar su propio negocio. En ese tiempo, el Dr. Rebollo, le había vendido un pequeño edificio, ubicado en la calle Guayana, frente al edificio de Stefano Massobrio, dónde se fundó y funcionó por muchos años el Banco Venezuela, a los paisanos del Almacén San José, los cuales, se lo alquilaron. Esa edificación, posee en la planta baja un ambiente especial para su actividad comercial y en el primer piso, un pequeño apartamento que le serviría de residencia por muchos años. El local adecuado que estaba buscando. La pegó. A nadie le falta Dios.
Hizo el contrato de alquiler, se mudó con su esposa, Suad de Samaan, con la cual tiene sus 3 hijos. Rima, Lic. en Administración, que complementó su formación con estudios avanzados de inglés y música – vive en Caracas. Nelly, Ing. en computación – residenciada en Hawai y Alberto, Ing. Electrónico, músico y quien, siguiendo los pasos del padre, en su afición por la música y sus instrumentos, instaló en la calle Miguel otero Silva, dónde Samaan, construyó su residencia y un local comercial, una venta de instrumentos musicales, que lleva orgullosamente el nombre de “Samaan”. Es una tienda nueva y moderna, que no hay dudas, llenará el vació que existía en la ciudad, para que músicos y principiantes adquieran sus instrumentos musicales de primera generación, sin tener que viajar a otras latitudes. El desarrollo no se detiene.
Don Samaan Kallil Badik, trabajó unos años, en la actividad de la relojería en El Tigre, actividad que cambió ya que, quería desarrollar su otra vocación. La música. En los tiempos que trabajo como joyero en Caracas, fabricó una Arpa Oriental – la cual luce en la gráfica que ilustra esta crónica – y la cual desarrollando su fuerza humanística toca en familia. Ese amor por la música, lo llevó a dedicarse exclusivamente a la venta, reparación y fabricación de instrumentos musicales. En esa profesión artesanal también es autodidacta. Fabrica y repara cualquier instrumento de cuerdas. Arpas – criollas y extranjeras – violín, cuatro, mandola, mandolina,  guitarra y AUD (bandola Árabe), etc, etc. Es la referencia obligada de los músicos en la ciudad.
En el año 1997, obtuvo la nacionalización. Está integrado a la comunidad desde varios ángulos. Familiar, comercial, religiosa (es adventista) y musical. En una oportunidad acompañó en un concierto realizado en el Ateneo-Casa de la Cultura, al maestro Dennis Bolívar, acompaña el coro de la iglesia Adventista cuando cantan los himnos y para bajar los niveles de stress y deleitar a su grupo familiar, ejecuta piezas musicales con sus instrumentos musicales en casa y, cuando tiene algún tiempo, también lo hace en el negocio, el cual todavía atiende, junto a su distinguida esposa Suad, en el corazón de la calle Guayana. Está ubicado, en todo el frente dónde por muchos años, estuvo una gigantesca mata de caucho. Memoria contra el olvido.   
Este artesano, que llegó  desde el Medio Oriente, el año 1964 y el cual con su disciplina, laboriosidad, imaginación, talento e inventiva, ha contribuido desde su pequeño comercio, con el desarrollo familiar, económico, musical, cultural y religioso de la ciudad, no ha pasado desapercibido para muchas generaciones de tigrenses. Los amantes de la música y los practicantes de la religión adventista tienen en Samaan un gran aliado. En la actualidad en su negocio se puede adquirir y reparar todo tipo de instrumentos de cuerda y percusión, además obtener mucha bibliografía religiosa. Un gran personaje, honorable, respetable, caballero y buen amigo. El Tigre cuenta con él y él con El Tigre.
Samaan es un hombre poseedor de inspiración divina y humanista, el cual con su gran espiritualidad, apego al hogar y excelente pater family, merece, que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores de nuestro excelso pasado y presente, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta pequeña urbe, que nació al calor del oro negro el 23 de febrero de 1933, lo incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!

viernes, marzo 09, 2012

Reseña histórica del barrio Las Delicias de El Tigre

El progreso no es un accidente, es una necesidad, una parte de la naturaleza
Herbert Spencer (1820 – 1903)
Teórico social inglés.

En el año 1975, hubo un movimiento de vecinos, buscando terrenos para la construcción de sus viviendas. El barrio Pueblo Ajuro, había crecido hacia el este, dando vida al barrio La Cruz. El crecimiento poblacional presionaba una nueva expansión y los parceleros, le pusieron el ojo, a los predios, dónde estaban ubicados los históricos Tanques Negros, propiedad de la industria petrolera. No estaban desactivados, constituían un grave riesgo para los que construyeran en sus adyacencias, pero eso, no fue óbice, para que la gente asumiera el riesgo. Construían los ranchos en la noche y en día la Guardia nacional, los derrumbaba. Un forcejeo, similar al que libraron los habitantes de Pueblo Ajuro y el barrio La Cruz, para consolidarse. Al final siempre se impone la voluntad de los vecinos impulsados por la necesidad. Nada ni nadie detiene el avance del progreso. Forma parte de la naturaleza.

En ese largo forcejeo, hubo detenidos, firma de cauciones y amenazas. Nada pudo con la voluntad de los vecinos, que acicateados por la necesidad de parcelas para construir sus viviendas, corrieron todos los riesgos. En ese tiempo los arriesgados, audaces y temerarios “invasores”, obtuvieron un apoyo político invalorable. Doña Carmen de Martínez, que vivía en la calle Falcón de Pueblo Ajuro y ostentaba el cargo de jefa del Frente Femenino del partido COPEI, se resteó con ellos y se puso al frente de la lucha. Con esa palanca se impulsaron y en el mes de febrero de 1976, terminaron las angustias. La industria petrolera les entregó el área. No pudo detener el crecimiento urbano, desactivo sus instalaciones y los vecinos, respetando el área de los Tanques Negros, construyeron sus ranchos en los alrededores de la cerca. Caminante no hay caminos se hace caminos al andar, decía el poeta Antonio Machado.  

En esos amplios terrenos José Anselmo “El viejo” Abreu, poseía una cría de ganado, Dionisio Azocar, gozaba de un conuco y, convivieron por un buen tiempo con los vecinos, que iban llegando y construyendo su ranchos como fueron los casos de Manuel Arevalo, Nelson “Negot” González, Anselmo Ascanio, que vendía plátanos en el mercado, Carmen Bolívar, Antonio Fermín, Jorge Tiapa, Juana Morales, familia García Guevara, familia Flores, Guillermo Tovar, líder fundador del Comité Político Local del Partido del Pueblo, Valmore Rodríguez y, el cual además era propietario de una herrería, Osmán Evans, familia Silvera, Arturo Vidal, Celestino Gómez, Apolonia Marcano, entre otros, puede decirse, sin temor a equívocos, que estos vecinos, fueron los fundadores del barrio Las Delicias. Lo que hoy es la avenida Principal, que inicia en la carretera Negra La Flint, vía Vea y la conecta con la  avenida Libertad, que pasa paralelo a la cerca de Campo Oficina, hasta la calle Brisas del Caris de Pueblo Ajuro y antes también se bifurca hasta La Florida, eran vías de penetración, llamadas trillas o picas, las cuales utilizaban los chóferes de los  vehículos de la industria petrolera para llegar a las instalaciones. En los alrededores de esas vías, se conseguían siembras silvestres de auyamas de muy buena calidad y que los vecinos utilizaban para sus sancochos, tortas y cremas. Hoy, a pesar de muchas carencias, son arterías urbanas.

Doña Carmen de Martínez, que ayudó, impulsó y protegió los invasores, dejó muchos recuerdos en el barrio como derivación de su militancia política. En el barrio Las Delicias habitan, el Prof. Ángel Quijada, líder fundamental de COPEI en el municipio, los retoños de Oscar Martínez, un hijo de doña Carmen que falleció y, sus otros hijos, Miriam y Faustino “Quiro” Martínez, el cual en su condición de luchador social, logró que INAVI, construyera una buena cantidad de viviendas en la vecindad. Las calles internas llevan el nombre de El Carmen, El Silencio,  Rafael Caldera, José Rodríguez Sáez, Libertad, callejón Chacao, José Félix Ribas, Fuerzas Armadas. La prolongación de la avenida 8 de Pueblo Ajuro es el límite sur con el barrio Las Vegas. El barrio, también limita por el norte con Campo Oficina, el oeste con el Barrio La Cruz, y hacia el este con la avenida Rotaria y con el canal de Alivio, que lo separa de Las Delicias 2. Las Delicias es un amplio y populoso sector que ya tiene una expansión. El progreso no se detiene.

En el tiempo que surgieron las Asociaciones de Vecinos, cuyo líder municipal, fue José Albornoz Carvajal, desde la Federación de Asociaciones de Comunidades Urbanas (FACUR), emergieron muchos líderes vecinales y en el barrio Las Delicias, asumieron sucesivamente ese rol Rubén Cubillán, Osman Evans, Hildemaro Marcano y Yusmeli Medina. La primera cancha que utilizaron los niños y jóvenes para sus prácticas deportivas fue el terreno de los Tanques Negros. En esos predios rústicos organizaban campeonatos de béisbol menor, futbolito, actividades culturales y celebraban el aniversario del barrio todos los 25 de febrero de cada año. En el año 1991, después de una larga lucha, en la cual los acompañó solidariamente el periodista Pedro Emilio “PEJAS” Rojas Vargas,  lograron que PDVSA, cuya gerencia general ejercía, Iñaki Saizarbitoria  y la gerencia de Relaciones Públicas, Oswaldo Franceschi, les construyera una moderna cancha múltiple, la cual posee pista de Basketball, Volleyball, salón de reuniones, cafetín y 2 baños. En esas instalaciones dictaban cátedras de Taekwondo, ajedrez, cursos de manualidades y actualmente funciona un Simoncito. Un logró de las luchas vecinales.

En la medida que el sector fue creciendo, la maestra Nelly de Silva, fundó una escuela con el nombre de “El Mundo de los Niños”. Hay una escuela básica que lleva el nombre del ilustre novelista venezolano, “Pedro César Dominici” de los esposos Ángel Luís Duerto y Raquel de Duerto.   Euclides Silva, Hildemaro Marcano, Oscar Guzmán, Marcos Cortéz, Ramón Peña, constituyeron el Club “Los Mundiales” y patrocinaron equipos de béisbol, desde la categoría preparatoria hasta juvenil, un equipo de softbol femenino “Las Mundiales” y otro masculino “DELISMUNDO” y en la cancha organizaban campeonatos municipales de basket, Volleyball y futbolito. Eran tiempos de las Asociaciones de Vecinos y líderes vecinales entregados a la lucha social. Primero la comunidad.

En la actualidad el sector Las delicias, cuenta con talleres mecánicos, sayber, venta de alimentos para animales, expendio de gas domestico, la barbería del veterano de la tijera Pedro “Culebra” Tovar y la otro veterano de la tijera es Marco Cortez, en la confección de trajes y arreglo de todo tipo de prendas de vestir, una funeraria popular de Pedro Canicio Barrios y las bodegas de Manuel “El evangélico”, los señores Tovar e Ismael y el tocayo José “Cheo” Salazar. Una comunidad que nació, creció, avanzó, se desarrollo en medio de muchos obstáculos y que hoy está consolidado gracias a la voluntad, arrojo, atrevimiento, constancia y valentía de sus vecinos. “El quiere puede”, y los habitantes del barrio Las Delicias, son un vivo ejemplo, de esa sentencia popular.



El barrio Las Delicias, que se formó, no por un accidente, sino por la necesidad de los vecinos, forma parte de los más de 130 sectores, que hacen vida en la ciudad y esta reseña histórica la escribimos, gracias a la ayuda memoria de Hildemaro Marcano (en la gráfica), hijo de la señora Apolonia Marcano, una de las fundadoras del sector y también con la firme esperanza de que, cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores del excelso pasado y presente, de este pequeña urbe, que nació al calor de la industria petrolera, el 23 de febrero de 1933, decidan escribir la verdadera y autentica historia de la ciudad, la puedan incluir en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!

viernes, marzo 02, 2012

Sitios históricos de la ciudad

El pasado tiene sus códigos y costumbres
Sócrates (470 – 399 a.C.)
Filósofo griego.

La ciudad cumplió 79 años. El crecimiento ha sido lento, pero sostenido. La  expansión hacia Pueblo Nuevo Sur, se inició al lado de la cerca de protección, de uno de los tantos balancines, que poseía la industria petrolera. En el terreno que hoy ocupa el liceo Alberto Carnevali, que fue inaugurado por el Presidente Raúl Leoni. En la parte norte, construyó su vivienda, el señor Juan Raydán, la cual luego le alquiló, el INOS y, es exactamente, dónde hoy funciona Caliven. En la esquina establecieron el Banco Latino y luego Corp Banca. En esa misma acera hacia el este, construyeron unos italianos y montaron una tienda de ropas. Hoy esos locales dan alberge a Servicool y la ferretería Plaza de Gino Baco y su esposa Flora de Baco. Memoria contra el olvido.

En esa misma acera, también construyó el señor Francisco Pino y su señora Carlota de Pino. Más adelante, edificó su residencia Amen Wong, quien luego le alquiló al Ing. Félix Wong y, este a su vez, al señor Miguel Gener, al lado llegó, el señor Remigio Crespo y su esposa Delia de Crespo, fundadora de la Unidad Geriátrica “La Montonera” y, como dato curioso, en lo que actualmente es el estacionamiento de la CANTV, estaba la residencia del Prof. Juan Hernández Bermúdez y su esposa Francia de Hernández, terreno que le vendieron a la empresa de telecomunicaciones para su expansión, una vez que construyeron su actual residencia, en la calle 13 norte. Los vecinos no olvidan.

En la esquina, dónde hay una venta de loterías, instalaron un pequeño torno el esposo de la señora Estefanía D’Elias, al frente esta el edificio construido por el señor Mario Orsini. El hombre de las llaves. La construcción que continúa es de Luigino Simonetto, oriundo de Bassano, estado de Vicenza, Italia y quien fue el constructor de los cuatro copones maceteros, jarrones vaciados en concreto armado con encofrado de madera y revoco salpicados, que posee la plaza Bolívar de la ciudad. Al lado de Simonetto, estaba la residencia del don José López y su esposa Libia Vda. de López. La esquina del frente, está la quinta del señor Gudelio Valera, el esposo de la Dra. María Josefina González, la propietaria de la desaparecida Farmacia Central, que funcionó por muchos años en la parte posterior del mercado municipal, paralelo a la vivienda del recientemente fallecido Asnaldo José Azacón, extraordinario radio eléctrico que trabajo muchos años con Líbano TV, de don Antonio Mawad y su esposa Leila de Mawad, también fallecida prematuramente. Todos hombres y mujeres de trabajo. Hay que refrescar la memoria.

Es propicio este relato, para dejar constancia de que, antes que construyeran la actual Plaza Bolívar – no olvidemos que la primera Plaza Bolívar esta ubicada en el Casco Viejo y, hace muchos lustros, lleva el nombre de don Simón Rodríguez -  en el frente sur, llegaron estos pobladores. En ese inmenso terreno, recuerdan “era monte y culebra”, luego fue convertido en un campo abierto para jugar béisbol y más tarde fue ocupado por un “Parque infantil” construido por los Rotarios. En el año 1954, abrieron el concurso del proyecto para la construcción de una plaza ornamental en cuyo centro se proyectó una elevación de planta circular en dónde se levantaría un monumento del Libertador Simón Bolívar”. Ese concurso lo ganó el Arquitecto Luís López Diez, quien fue el proyectista  y la obra se ejecutó entre los años 1956 y 57. En esa época ejercía la presidencia, el General-dictador, Marcos Evangelista Pérez, el gobernador del estado, Manuel José Arreaza y Presidente Municipal, Víctor Aranda. No llegaron a inaugurarla, ya que el 23 de enero de 1958 cayó la dictadura y se inició el proceso democrático. Esa es otra historia.

Estos trabajos que realizamos, motu proprio, recopilando datos históricos, para contribuir con el  fortalecimiento de la memoria histórica de la ciudad, siempre  requiere, que apelemos e invoquemos la retentiva y testimonios de muchos protagonistas de estos sucesos, los cuales todavía, gracias a Dios, viven, mantienen gran lucidez y otros más jóvenes, como el caso de Josefina Pino (en la gráfica y, a través de ella, enviamos un efusivo saludo de felicitación a todas la mujeres, ya que mañana, se celebra el día internacional de la mujer), que llegaron con ellos y vivieron desde muy chicos estos hechos que rememoramos, para que queden como testimonio escrito y pueda servir, en la medida de los posible, cómo material de apoyo para que, cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores del rico pasado de esta pequeña urbe, que nació al calor de la industria petrolera, el 23 de febrero de 1933, decidan escribir su verdadera y autentica historia, los incluyan en disco duro de nuestra memoria histórica. Nunca olvidéis que el pasado, aun reciente, tiene sus códigos, costumbres, sitios y personajes. Recordar es vivir y… ¡Vale la pena!