“¿Cuál es el sueño de los que
están despiertos? La esperanza”
Carlomagno “Carlos I, el grande” (742-814)
Monarca germano.
En Ciudad Bolívar, el 15 de diciembre de 1938, vino al mundo Noel Rosales Rogino, cuando cumplió los 7 años sus padres Sabino Rosales, guayanés y María Lastenia Rogino, oriunda de Uracoa estado Monagas, lo trajeron a El Tigre, fijaron residencia en la calle Ribas nº 37 del naciente pueblo. El Viejo logró empleo en la Mene Grande Oil Company y en su largo matrimonio procrearon 3 hijos. Jesús Rafael que fue gerente del Banco Unión en el tiempo que sus oficinas funcionaban en el Centro Comercial Murhib. Oswaldo Eloy, que se procuraba la arepa vendiendo la crónica policial y otras revistas de aventuras a los citadinos y pobladores de los pueblos aledaños y nuestro personaje, el popular y conocido Rogino, que fundó el primer gimnasio del pueblo.
Noel Rosales, el popular Rogino, quien es muy parco y pausado en el hablar, dice que, a sus 71 años mantiene la esperanza de que, las autoridades competentes, se preocupen por su caso. Está desempleado, perdió un ojo cuando realizaba labores de pintura, una gota le cayó en el izquierdo y él pensando que el jugo de limón le limpiaría y calmaría el ardor, se lo aplicó y lo que hizo fue dañarse la cornea, está prácticamente tuerto, pero con inmensos deseos de obtener su pensión del Seguro Social, mantener la actividad física e incentivar y motivar a los niños y jóvenes del barrio Las Delicias, dónde vive en la calle Libertad 39, al lado de su esposa que es oriunda de Paríaguan de nombre Santa Benigna Gonzáles de Rosales, la cual se desempeña como camarera en la Clínica del Sur, con ella procreo 8 hijos que les han proporcionado hasta hoy, 11 nietos que alegran su humilde hogar y que son la prolongación de su vida.
El popular Rogino, cuenta que todos los equipos para el gimnasio, los fue adquiriendo con recursos propios, la ayuda de su padre que trabajo 27 años en la industria petrolera, a los jóvenes del sector que realizaban sus ejercicios físicos en su local, les exigía, a los que podían, un pequeño diezmo, además de requerirles disciplina para lograr los objetivos que se proponían como era desarrollar la musculatura, en un cuerpo sano y mantener el ritmo del entrenamiento. Recuerda que el famoso Sansón, Antonio Liccioni (h), los hermanos Ojeda, Rubén y Juvenal a la sazón compañeros de Desmond Coll en el conjunto de Stel Band, Estrellas de fuego, desarrollaron buen físico en el gimnasio. Otros que disfrutaron el gimnasio como hobby y que conformaban la generación de relevo del pueblo, como el general Dumas Meza Meza, los hermanos Lira Humberto, Vicente, el Chino, Chaía, el Negro y Oito, todos del árbol genealógico de José María Lira Reyes y doña Margarita Rondón, fundadores del pueblo, los hermanos Piñero Luís Ramón, Timoteo y Choncho, los hermanos Tovar Francisco y Pedro el primoroso barbero y cotizado músico cuyo nombre artístico es “Culebra”, el Cnel. Dámaso Cabrera, los hermanos La Rosa Manuel, Ángel, Cesar, Alfredo, Arnaldo, Eduardo, Dimas, José Vicente, todos de la prolija cosecha matrimonial de Don Dimas, uno de los primeros habitantes del pueblo y fundador de la ciudad, los hermanos Farrera, Miguel y el coco liso Ramón, el cnel. Eduardo Mirabal Castillo, Antonio Sotillo el conocido “Dr. en ciencias refrigeradas” como lo bautizó Vicente Lira, los hermanos Biscochea, Edgar, Rubén y Fidias, estos dos últimos, de tanto alzar pesas crecieron, pero a los lados, los hermanos García, Argenis y Exenio descendientes de don Rafael García, primer propietario de la Casa del Pueblo, Jesús Medina, Boanerge Meza Meza, Alejandro y Guayo Meza, Erasmo Jiménez, los hermanos Hernán y Enrique Hidalgo, los hermanos Rodríguez, Ernesto (Pinocho) Alfredo (Conejo), de ese grupo, casi todos con vida y son todos hombres de bien, trabajadores destacados profesionales en diferentes disciplinas, notables y reconocidos deportistas, poetas y escritores.
En la década del 60, recuerda Rogino, visitó el pueblo una delegación de los Estado Unidos que se hacia llamar “Cuerpo de Paz”, se interesaron en el desarrollo de su musculatura, tipo Charles Atlas, lo invitaron hasta Pueblo Ajuro, posó para sus cámaras, le hicieron un set de fotos, pero más nunca volvió a saber de ellos. También para esa época, estaba en todo su esplendor el cine mexicano y todos coincidían que Rogino, poseía un parecido físico con el actor Wolf Ruvinskis y para las nuevas generaciones, al ver la foto que acompaña esta crónica, muchos dirán que también, en el esplendor de su vida, se parecía al actor Andrés García. Obvio, cada quien en su tiempo y lugar.
Noel Rosales, el popular Rogino, quien es muy parco y pausado en el hablar, dice que, a sus 71 años mantiene la esperanza de que, las autoridades competentes, se preocupen por su caso. Está desempleado, perdió un ojo cuando realizaba labores de pintura, una gota le cayó en el izquierdo y él pensando que el jugo de limón le limpiaría y calmaría el ardor, se lo aplicó y lo que hizo fue dañarse la cornea, está prácticamente tuerto, pero con inmensos deseos de obtener su pensión del Seguro Social, mantener la actividad física e incentivar y motivar a los niños y jóvenes del barrio Las Delicias, dónde vive en la calle Libertad 39, al lado de su esposa que es oriunda de Paríaguan de nombre Santa Benigna Gonzáles de Rosales, la cual se desempeña como camarera en la Clínica del Sur, con ella procreo 8 hijos que les han proporcionado hasta hoy, 11 nietos que alegran su humilde hogar y que son la prolongación de su vida.
El popular Rogino, cuenta que todos los equipos para el gimnasio, los fue adquiriendo con recursos propios, la ayuda de su padre que trabajo 27 años en la industria petrolera, a los jóvenes del sector que realizaban sus ejercicios físicos en su local, les exigía, a los que podían, un pequeño diezmo, además de requerirles disciplina para lograr los objetivos que se proponían como era desarrollar la musculatura, en un cuerpo sano y mantener el ritmo del entrenamiento. Recuerda que el famoso Sansón, Antonio Liccioni (h), los hermanos Ojeda, Rubén y Juvenal a la sazón compañeros de Desmond Coll en el conjunto de Stel Band, Estrellas de fuego, desarrollaron buen físico en el gimnasio. Otros que disfrutaron el gimnasio como hobby y que conformaban la generación de relevo del pueblo, como el general Dumas Meza Meza, los hermanos Lira Humberto, Vicente, el Chino, Chaía, el Negro y Oito, todos del árbol genealógico de José María Lira Reyes y doña Margarita Rondón, fundadores del pueblo, los hermanos Piñero Luís Ramón, Timoteo y Choncho, los hermanos Tovar Francisco y Pedro el primoroso barbero y cotizado músico cuyo nombre artístico es “Culebra”, el Cnel. Dámaso Cabrera, los hermanos La Rosa Manuel, Ángel, Cesar, Alfredo, Arnaldo, Eduardo, Dimas, José Vicente, todos de la prolija cosecha matrimonial de Don Dimas, uno de los primeros habitantes del pueblo y fundador de la ciudad, los hermanos Farrera, Miguel y el coco liso Ramón, el cnel. Eduardo Mirabal Castillo, Antonio Sotillo el conocido “Dr. en ciencias refrigeradas” como lo bautizó Vicente Lira, los hermanos Biscochea, Edgar, Rubén y Fidias, estos dos últimos, de tanto alzar pesas crecieron, pero a los lados, los hermanos García, Argenis y Exenio descendientes de don Rafael García, primer propietario de la Casa del Pueblo, Jesús Medina, Boanerge Meza Meza, Alejandro y Guayo Meza, Erasmo Jiménez, los hermanos Hernán y Enrique Hidalgo, los hermanos Rodríguez, Ernesto (Pinocho) Alfredo (Conejo), de ese grupo, casi todos con vida y son todos hombres de bien, trabajadores destacados profesionales en diferentes disciplinas, notables y reconocidos deportistas, poetas y escritores.
En la década del 60, recuerda Rogino, visitó el pueblo una delegación de los Estado Unidos que se hacia llamar “Cuerpo de Paz”, se interesaron en el desarrollo de su musculatura, tipo Charles Atlas, lo invitaron hasta Pueblo Ajuro, posó para sus cámaras, le hicieron un set de fotos, pero más nunca volvió a saber de ellos. También para esa época, estaba en todo su esplendor el cine mexicano y todos coincidían que Rogino, poseía un parecido físico con el actor Wolf Ruvinskis y para las nuevas generaciones, al ver la foto que acompaña esta crónica, muchos dirán que también, en el esplendor de su vida, se parecía al actor Andrés García. Obvio, cada quien en su tiempo y lugar.
Lo cierto del caso es que Rogino, quien es extremadamente católico, fue el fundador del primer gimnasio de la ciudad, el cual funcionó en la calle Ribas 37 del casco histórico y cómo todos aspiramos que no se disipe la memoria histórica, esperamos de igual manera, que aquellos ciudadanos que escribieron esas bellas páginas de nuestra historia local, que todavía están despiertos, gocen de la debida atención de las autoridades competentes para que mejoren su calidad de vida, puedan disfrutar de la obligatoria, legal y constitucional seguridad social, que les maximice la dignidad con las que han vivido hasta hoy. Por ahora, una súplica ¡La pensión para Rogino! Bien merecida y mejor ganada. Es la esperanza.
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