domingo, marzo 27, 2011

Personajes de mi pueblo: Anécdotas y vivencias

Una risa vale más que cien lamentos en cualquier parte del mundo
Charles Lamb (1775 – 1834)
Ensayista inglés.

¡Ganaderos de El Tigre!

Contaba mi hermano Roberto Salazar, que en el momento de la unidad nacional, que se dio en torno al carabobeño Henrique Salas Römer, los para entonces dirigentes de Acción Democrática y COPEI, Eduardo Silva Castillo, el popular “Peluche” y Germán “Mancho” Barreto, fueron invitados a una reunión en Valencia. Rubén “Babita” Matute, ni corto ni perezoso se guindo, se coló y los acompañó. Los tres fueron elegantemente vestidos. En un intermedio de la reunión, la cual se celebraba, en uno de los distinguidos, lujosos y vistosos salones del Hotel Inter Continental Valencia, solicitaron a una de las lindas anfitrionas, que los condujera hasta la recepción, para hacer una llamada urgentísima. En lo que llegaron al sitio, había una cantidad de chicas hermosísimas, a las cuales, la acompañante presentó como prominentes líderes políticos provenientes de El Tigre y, les solicitó los atendieran con la prontitud del caso.

Eduardo “Peluche” Silva, solicitó le discarán el número telefónico y, una vez que la recepcionista lo hizo, le entregó el auricular. ¿Es Alirio Barreto? preguntó y al confirmarle, le dijo en alta e inteligible voz, “hermano me puede dejar unos 5.000 toros y, a renglón seguido, intervino Germán “Mancho” Barreto, para recordarle, “no olvide incluir también 2.000 cochinos, 500 caballos y 500 chivos”. Las lindas chicas no salían de su asombro y una de ellas comentó. “Que maravilla son jóvenes políticos y creo ganaderos de El Tigre, muy bien apuestos e interesantes, es nuestro día de suerte” En medio del embebecimiento de las chicas, irrumpió Rubén “Babita” Matute y lanzó esta bala fría. “Jueguen unas 200 arañitas para que se tapen” ¡Zas! perdieron el encanto. La gente come por la vista, pero también la ilusión llega por el oído y para variar, nunca falta un agua fiesta.

Ante el fuerte reclamo de Eduardo y Germán, Rubén Matute, con cara de arrepentimiento parafraseó al Chavo del 8 “fue que se me chispoteo” ¡Tremendo pajón! Perdieron el chivo y el mecate.


Inocentico el negrito

Gonzalo López, el popular “Negro dulcero” en una oportunidad se le presentó al Profesor Juan Facendo y le dijo: “Prof. no estudio en el liceo, provengo del Colegio San Antonio dónde no pude pasar de Kinder, porque me rasparon plastilina, sin embargo, tengo cualidades, vocación y voluntad para convertirme en un atleta de alta competencia y me enteré, que usted es la persona indicada para ayudarme” Juan que era un caza talentos nato, le dijo: “No hay problemas ¿Cuándo quieres empezar a practicar” y el Negro, goloso, le respondió: ¡Ya! vengo listo. “Bueno, te recomiendo para empezar, darle unas vueltas a la pista que yo voy a chequear el tiempo” El Negro arrancó y cuando llevaba unos 5 minutos cayó con un veri veri y expulsando espuma por la boca, Juan corrió a asistirlo y sobre la marcha gritaba que solicitaran una ambulancia urgente para trasladarlo a un centro de salud. El Negro, al escuchar aquello, se le guindó del cuello a Juan y le rogaba “No, no profesor, olvídese de ambulancia, mándeme urgente al Castelo Branco, cancéleme un pollito con espagueti que al comérmelo, esto se me pasa y mañana regreso con las pilas puestas. Juan, que no es caído de la mata exclamo ¡Inocentico el negrito!

Tremendo chasco

El popular Martín Campos, que vivió muchos años en la calle Falcón de Pueblo Ajuro y fue uno de los primeros policías de la comandancia de ese entonces, era un hombre comprensible, tolerante y de un gran corazón. En sus más de 20 años como agente de policía batió un record digno de ser recogido en el libro Guinness. No llevó preso a nadie. El comandante de entonces, siempre lo amenazaba con suspenderlo por lo que consideraba una extraña e irregular situación. Es imposible que nunca traigas a algún detenido, le repetía. Un sábado, Martín se tomó un tragos con un compadre y le contó el trance que vivía en su trabajo y el compadre, le dijo “No le pare compadre, yo voy a amanecer bebiendo y mañana estoy libre, lo acompaño y usted dice que me detuvo por borracho y escandaloso, pasó el ratón allá, en la tarde me sueltan, duermo en casa y el lunes a voy trabajar tranquilo” aprobado el plan, lo ejecutaron al pie de la letra.

El domingo en la mañana, se presentó Martín Campos ante el comandante y le dijo. “Este señor lo detuve por borracho y escandaloso” el Comandante de la Policía se quedó viendo al compadre de Martín y le exclamó “Mire amigo, como será el escándalo que usted formó con esa pea, que Martín se vio en la imperiosa necesidad de detenerlo, y ordenó métanlo al calabozo y me lo dejan por 72 horas, por bandido” Los compadres, ante la reacción del Comandante de la policía, quedaron estupefactos, pero no había vuelta atrás. La gracia se les convirtió en una costosa morisqueta y como tal la asumieron. Tremendo chasco.


Pa’ que sea serio

Hace unos años atrás, Manuel Díaz Bras, propietario del popular y concurrido Restaurante Castelo Branco, contrató como mesonero a Pedro “Run” Silva, un hombre muy circunspecto, de pocas palabras y de carácter explosivo. En sus labores cotidianas el amigo Silva, siempre fue puntual, responsable, colaborador y muy atento con la clientela. El que trabaja con público tiene que poseer virtudes especiales, en dónde deben destacar la paciencia, la tolerancia y no perder la imperturbabilidad. La mayoría de los clientes, se comportan amables, respetuosos y comprensivos, pero como de todo hay en la viña del señor, nunca faltan los que se la dan de cómicos, payasos y burlescos. No miden o entienden, que los mesoneros son servidores públicos, a los cuales hay que tratar con respeto, amistad y sobriedad, porque como a todo ser humano, hay días en los cuales sufren de un stress excesivo, que los hace irascible ante cualquier exceso por parte de un cliente.

Un mediodía, el local del restaurante “Castelo Branco”, como es costumbre, estaba full. Mesoneros y cocineros trabajaban a todo tren para atender a la ansiosa, ávida y hambrienta clientela. Llegó un cliente y se ubicó en las primeras mesas y ordenó una exquisita sopa de legumbres. Pedro “Run” Silva, le tomó la orden, la pasó a la cocina y continúo atendiendo a los demás clientes. Todo iba bien, hasta que el cliente en cuestión empezó a gritarle cada que pasaba cerca ¡La sopa! volvía a pasar y otra vez le gritaba en tono burlón ¡La sopa! y le agarró el asunto para parranda. En el momento que salió la sopa, la agarró, le llegó cerca al cliente y le pregunto ¿Qué fue lo que usted ordenó amigo? Y el tipo insistió en la burla y volvió a gritarle ¡La sopa! Pedro que había perdido la paciencia, explotó, le dijo ¡Toma la sopa! y el lanzó la sopa caliente encima. Ardió Troya, pero las cosas no pasaron a mayores, por la intermediación de los presentes y la amabilidad que siempre ha caracterizado a Manuel Díaz Bras, el cual con la seriedad y responsabilidad que lo caracteriza, asumió los costos del incidente. Al burlón le salió el tiro por la culata y como dicen ahora en el argot de los jóvenes, eso le sucedió “Pa’ que sea serio.

Las anécdotas y vivencias que relatamos en estos humildes destellos forman parte de nuestras pequeñas historias urbanas y los personajes que mencionamos, integran nuestro diverso, plural y numeroso gentilicio, lo que los convierte en protagonistas estelares de la cotidianidad de la ciudad. Es por ello, que creemos firmemente que los eximios escritores, cronistas e investigadores de nuestro rico y divertido pasado, cuando decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta pequeña urbe, la cual nació al calor del oro negro, un 23 de febrero de 1933, los puedan incluir en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!

Eduardo “Peluche” Silva

Gonzalo López (El negro dulcero)

Rúben "Babita" Matute

No hay comentarios.: