“Poder disfrutar de los recuerdos
de la vida es vivir dos veces”
Marco Valerio Marcial (40-104)
de la vida es vivir dos veces”
Marco Valerio Marcial (40-104)
Poeta latino.
Los sitios de encuentro en El Tigre viejo eran: El mercado en la mañana, la plazoleta de la Iglesia Virgen del Valle en la tarde, los cines en la noche y la sede de la línea de autobús RC y luego, cuando los hermanos Caputo instalaron la Heladería Bolívar, también formó parte del espacio preferido por los citadinos. Situada en la esquina de la calle Bolívar con calle Ayacucho frente a la iglesia y en el sector donde funcionaban los cines Ayacucho, Principal, Bolívar y los sindicatos petroleros Fedepetrol y Fetrahidrocarburos le daban una ubicación estratégica y le garantizaba una clientela cautiva. Todos los sitios de concentración de personas les quedaban relativamente cerca.
Los hermanos Caputo, Antonio y Gerardo, mantuvieron el negocio de los helados por muchos años, luego en la década del 60 Antonio regresó a Italia y a mediados de la década del 70, Gerardo decidió también regresar y le vendieron la emblemática heladería a una sociedad de portugueses compuesta por Miguel Freitas, Juan y José Manuel Fernández que poseían otros negocios en la ciudad. Miguel, junto a su esposa Clara, se encargaron de la heladería y fijaron residencia en la parte de arriba del edificio. Transcurrido un tiempo Miguel Freitas que incorporo a la venta de helados y friítas, un expendio de pollo asado, compró las acciones a los socios y durante 25 años estuvo regentándola, hasta que en el 2002, abrió operaciones en el ramo de la panadería y la construcción civil y la cerró.
La Heladería Bolívar, era el sitio de encuentro de todos los concurrentes a los cines adyacentes. Los vecinos que se daban cita a la plazoleta de la Iglesia Virgen del Valle, los trabajadores petroleros, los niños, adolescentes jóvenes y adultos del sector. Era una clientela, como dijimos antes, cautiva que aumentaba considerablemente con las fiestas de la Virgen del Valle, fundamentalmente con las procesiones. Cuando la gente veía la gran cantidad de asistentes a la procesión exclamaban ¡Se llenó el dueño de la Heladería Bolívar! Abundino González que es de las nuevas generaciones y solo conoció a Miguel al frente de la heladería, le decía “Portugués te salvó la Virgen del Valle” y no hay dudas estaba en lo cierto. Las colas eran inmensas.
En el año 2002 el portugués Miguel Freitas, desocupó el local, su propietario el árabe Salim Mansur, lo arrendó a su paisano Rafael Saab que instaló la Ferretería El Cacique y una vez que éste construyó sus propios locales y se mudó, se lo alquiló a otro paisano, Jouhay Al Yasin, que continúo en el ramo ferretero e instaló una sucursal de su negocio Ferreganga, C.A el cual funciona exitosamente en la actualidad.
La Heladería Bolívar, fue la primera venta de helados formal que funcionó en El Tigre. Era un sitio de encuentro de chicos y grandes. El portugués Miguel Freitas que la regentó por espacio de 25 años, nunca fue víctima del hampa. En ese sitio se reunían hasta altas horas de la noche trabajadores petroleros y él hasta se sentaba en la acera a “agarrar fresco” mientras los clientes disfrutaban de sus friítas y el pollito asado y la seguridad era absoluta, ahora en la calle 24 sur donde fundó y atiende la Panadería, pastelería y charcutería YESSY los delincuentes le han hecho algunas visitas que le han dejado muy malos recuerdos y añora aquellos tiempos de la Heladería Bolívar donde reinaba la seguridad.
El padre Bruno Vístoli, era un amante de los helados y casi todas las tardes daba su vueltecita por la heladería e invitaba a Miguel a que lo acompañara a ver una mata de pera que sembró en el patio y que según sus palabras estaba en plena producción. Él nunca la vio, pero le creía. También muchos dirigentes políticos y sindicales, pasaron por la Heladería Bolívar. Carlos Ortega y Raúl Henríquez Estrella cuando visitaban el sindicato, antes de la reunión pasaba a degustar un helado, el actual gobernador del estado Dr. Tarek William Saab, cuando estaba chamito, era asiduo visitante con sus amiguitos a comprar la tradicional barquilla y de los dirigentes locales Augusto Enrique Tenorio Meza, Oscar Urrieta Salazar, Jorge Balza, Ubaldo Quijada Ríos, Juan Natera, Eduardo William, Valetín Mújica, Douglas Ávila, Hernán Moya, Agustín “Pin Pín” Brito, Luís “Culí” Martínez, Cesar Rada y los fallecidos Luís Carrasco Mata, Francisco Latán, Diego Suárez y Luís Noriega, entre otros que siempre echaban su “macolladita” en la heladería antes de entrar a las reuniones de la directiva.
Hoy desaparecida y sin boleto de retorno, La Heladería Bolívar fue un lugar emblemático del pueblo bucólico que antecedió a esta agitada y peligrosa ciudad. Fue lugar de encuentro y testigo mudo de muchos acontecimientos que se sucedieron en sus alrededores. Hacemos esta pequeña remembranza para dejar testimonio escrito de que alguna vez existió la famosa heladería, un recuerdo digno de disfrutar y como una humilde contribución a la preservación y conservación de la memoria histórica de la ciudad.
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