jueves, junio 11, 2009

El Dispensario Infantil del Club de Leones

Luchar para vivir la vida, para sufrirla
y para gozarla… La vida es maravillosa
si no se le tiene miedo

Charles Chaplin (1889-1977)
Actor, productor y director inglés.

El diario Antorcha que nació en los talleres de la Impresora El Tigre, luego pasó a los altos de la Casa Clemenceau y al tiempo mudarse para la calle Guayana, donde hoy funciona la Cervecería y Restaurante “La Rejita” sitio que abandonó por efectos de la tragedia que le ocasionó un pavoroso incendio, que la devolvió por un tiempo a los talleres de la Impresora, hasta que se instaló definitivamente en su actual edificio en la avenida Francisco de Miranda, en sus inicios circulaba dos días a la semana y su costo era de 0,25. “Antorcha a medio, a medio la Antorcha” era el grito de los pregoneros, Vicente Lira entre ellos, en las calles polvorientas de aquel incipiente pueblo de El Tigre, que nació al calor de la industria petrolera el 23 de febrero de 1933.

Miércoles y sábado. Un cafecito y el diario Antorcha era la costumbre que quedó arraigada para toda la vida en los citadinos. Empero, siempre consecuente con las luchas sociales que se presentaban en la pequeña comunidad, el lunes 30 de abril de 1956, presentó una edición especial, para acompañar una iniciativa que impulsaban don Mauro Barrios, uno de los fundadores del diario, que a la sazón presidía el “Club de Leones” y su distinguida esposa Mercedes de Barrios, desde el Comité de Damas que lideraba en compañía de las dignas señoras Mimina de Ceballos como vice-presidenta, Flor de Zerpa en la secretaría, Gladys de León en la tesorería y en las vocalías Delia de Crespo, María A. de Mayora y Fina de Pulgar, para la conclusión, compra de equipos y puesta en servicio del Dispensario Infantil del Club de Leones que venían construyendo con recursos propios.

Esa edición especial del diario Antorcha fue ofrecida a los lectores por unas pregoneras de antología. El Comité Juvenil conformado por lindas chicas leonas salió a la calle a vocear y vender el periódico. “Antorcha a medio, a medio la Antorcha”, pero como era una edición especial, para una causa noble y llevada de la mano al lector por bellas leoncitas, era obvio, que los compradores proporcionaban una cantidad superior como colaboración con gran disposición y voluntad, una mayoría y otros para no pasar por pichirres ante estas especialísimas vendedoras dónde destacaba la recién electa reina del Club de Leones la señorita Argelia Vásquez y sus no menos preciosas y agraciadas compañeras del comité juvenil Alida Rojas, Trina Herrera, Esperanza Sifontes, Lilia Figuera, Carmen M. Colmenares, Emma Bogarín, Lerys M. Marcano e Irma Guevara, un equipo de postín que en pocas horas cumplió su cometido y le ablandó el bolsillo a los más duros de la época.

Los días 5 y 6 de mayo, hubo jolgorio popular en la pequeña comunidad. El Club de Leones de El Tigre, inauguraba, ponía en funcionamiento y al servicio de los más pequeños El dispensario Infantil del Club de Leones. Valió la pena el esfuerzo, prestó un servicio invalorable por muchos años y más tarde evolucionó, funcionado como ambulatorio un buen tiempo y hoy en sus instalaciones está el preescolar asistencial Francisca Duarte, dependiente de la Fundación del niño.

El pueblo de El Tigre, que nació, evolucionó, creció y se consolidó aluvionalmente, tiene muchos héroes y heroínas que lucharon para vivir la vida y ayudar a dar y preservar vidas. Hay que reconocer el tiempo y destacar el mejor de sus esfuerzos que de manera abnegada y altruista, pusieron para la construcción de la pequeña urbe que hoy disfrutamos y que sigue creciendo a ritmo acelerado y anárquico por ausencia de un Plan de Desarrollo Urbano Local que sirva de ordenador, regulador y organizador de la ciudad que todos aspiramos, soñamos y merecemos.
Esta crónica tiene el objetivo primordial de contribuir con la tonificación de la memoria histórica de la ciudad, poder compartir con mis lectores un pequeño pasaje del hermoso, interesante y rico pasado de nuestro pueblo. No olvidemos lo que inteligentemente dijo el poeta latino Marco Valerio Marcial “Poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces” y cómo muchos (as) de los que hicieron posible ese hecho, vivieron esa realidad, están vivitos (as) y coleando que al leer estás líneas estoy seguro, vivirán y vibrarán rememorando esa linda experiencia.