jueves, mayo 27, 2010

Personajes de mi pueblo: Pedro Salazar

Los dioses ayudan a los hombres que se ayudan a sí mismo, y esto es mediante el trabajo
Publio Virgilio Marón (70 a.C. – 19 a.C.)
Poeta romano.

Venezuela tiene gente que trabaja. Cada quien en su ramo y nivel. No importa lo que hagan, lo importante es que lo hagan y lo hagan bien, en el marco de la ley y honestamente. Es el caso de don Pedro Salazar, el cual nació en El Tigre, exactamente, en la calle Aragua del Casco viejo, el 4 de octubre de 1948. Es hijo de una pareja autoctonísima. Pedro Ramón Pinto y María Victoria Salazar Oriundos de Atapirire, parroquia del municipio Miranda, cuya capital es Pariaguán “la tierra soñada” Reynaldo Armas, dixit. Nuestro personaje, estudio su primaria en el Grupo Escolar “Estado Trujillo” y curso hasta el 3er. año en el Liceo “Pedro Briceño Méndez” e inmediatamente se incorporó al mercado de trabajo como vendedor de vehículos en las concesionarias Ford, Chevrolet y Chrysler, oficio que desempeñó por espacio de 20 años. De esa etapa de su vida sólo le queda el recuerdo y la experiencia. Ni un carrito le quedó. Ironías de la vida.

Don Pedro Salazar, heredó de su esposa Faride Ruiz Arredondo, quien murió súbitamente al sobrevenirle un infarto fulminante, cuando vivían en Caracas en el bloque 10 de Propatria, 3 hijos. Pedro Mao, el cual es abogado, Mary Rosa, profesora de inglés y Wilmer Luís, Ing. en petróleo. Este último forma parte del Cuerpo de Bomberos Universitarios y además es docente en el Núcleo de Universidad Bolivariana en Caracas. Todos ellos, gracias a Dios y la constancia de sus padres, profesionales con sus hogares y familias formalizadas y dedicados al ejercicio de sus carreras en la capital. Mientras tanto don Pedro, continúa su vida laboral y se desempeña en la noche como vigilante del auto lavado “Montalva” que está ubicado en la avenida Rotaria y, durante el día, para no perder la tradición, práctica y costumbre como vendedor, ya tiene 15 años en la economía informal, primero vendió café, manjarete, empanadas y arepas rellenas, rubros que abandonó para dedicarse a la venta de frutas, verduras y hortalizas en su bicicleta de reparto. En los kioscos situados frente a la Estación de Servicios “La Confianza”, posee una clientela cautiva, dónde destaca la cariñosa, atenta y siempre codiciada y ambicionada, por los jóvenes de la tercera edad, Xiorelia Medina. Jesús “Chungo” Abreu persistentemente e incansablemente lidera el grupo. Pónganse los patines pa’ que me alcancen, dice con una sonrisa irónica.

Este insigne trabajador recorre las calles de la ciudad con su inseparable bicicleta de reparto – una vez arriba y otra llevándola de la mano – ofreciendo su mercancía, los clientes cuando lo ven, tienen la seguridad de que podrán adquirir frutas frescas y de excelente calidad. Don Pedro Salazar es un hombre de color, que usa gafas oscuras para controlar los efectos de los rayos solares, sin embargo, usa ropa ligera. Bermuda, franela y alpargata, son sus atuendos. Una característica, que lo distingue de los demás vendedores informales, que usan bicicleta de reparto es que la conduce con una rigidez excepcional y un rostro, que muestra una seriedad que le hace aparecer inaccesible. Las apariencias engañan. Es un hombre afable, atento y muy cordial con su clientela. Abórdelo, cómprele, verá y se convencerá.

Don Pedro Salazar quien ya forma parte del selecto grupo de los sexagenarios, sufre del mal de Parkinson. Él asegura que se le agravó, cuando en uno de sus habituales recorridos por la ciudad, le tocó ser testigo presencial de un espantoso accidente ocurrido en el área de la Pata de Gallina en la salida a Puerto La Cruz. Una gandola que venía a exceso de velocidad y su conductor en estado de embriaguez, arrolló a un vigilante que venía muy cerca de él en su bicicleta. El pesado vehículo, le piso la cabeza y el cuerpo saltaba antes de expirar. Esa terrorífica escena que vivió en vivo y el hecho de que se salva de milagro, le alteró de nuevo los nervios y desde ese día, la enfermedad que ya tenía controlada, se le agudizó. Es su percepción, ningún médico le diagnóstico ese mal, pero como no agarra mínima y tiene pulso de maraquero, no duda en afirmar que lo agarró el inglés James Parkinson, el galeno británico que describió por primera vez la “parálisis agitante”. El tiempo y los profesionales de la medicina especialistas en esta enfermedad, en su debida oportunidad, tendrán la última palabra. Dios proveerá para cancelar las consultas. ¡Por ahora! dinero ¡No hay!

Los dioses ayuden a don Pedro. El trabaja para ayudarse a sí mismo. No espera nada personal del gobierno, su única aspiración es que trabajen para que mejore la seguridad en las calles y logren minimizar o controlar la inflación. Con un costo de la vida tan elevado, bajan las ventas, se pierde la mercancía y el capital de trabajo, corre el grave riesgo de desaparecer. Ahorita mismo está a punto de quiebra. Es el lamento de un pobre, que según dicen, no llegan al cielo. Amanecerá y veremos.

Estos personajes que traemos a estos humildes destellos, forman parte de nuestro entorno citadino y cotidiano y, aún cuando pasan desapercibidos para muchos, por su laboriosidad, honestidad, constancia, dedicación y disciplina para el trabajo, también contribuyen con su granito de arena al desarrollo armónico de la ciudad y enriquecen nuestras historias urbanas. Esperamos que nuestros eximios historiadores y cronistas, cuando les corresponda escribir la verdadera y autentica historia de El Tigre, los tomen en cuenta y los incorporen al disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!



miércoles, mayo 19, 2010

Personajes de mi pueblo: Israel “Pecos” Aguilera

El espíritu recto se regocija con el bien
y sufre con el mal
Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C.)
Escritor, político y orador romano

Tígrense de pura cepa, Israel “Pecos” Aguilera, vino al mundo en la 6ta. Carrera norte, el 11 de agosto de 1957 y es el 6to. descendiente de uno de los tantos matrimonios, que llegó a este incipiente pueblo, en busca de mejores oportunidades. Esta pareja la formaban el guireño Jesús León Aguilera (+) y la señora Tomasa Pinto, oriunda de Tucupita, quienes además procrearon otros 7 retoños: Ramón, Nilsa, Antonio, Jesús, Alonso, Oswaldo y Nellys y ya poseen 11 nietos y 8 bisnietos. Una prolija dinastía sembrada en esta ciudad, que nació al calor de la industria petrolera el 23 de febrero de 1933. Los primeros alumbramientos de la señora Tomasa fueron atendidos por la mano diestra de la comadrona del sector, la popular “Pascualita”. En ese tiempo se construía el primer centro de salud, no había salas de partos y las parteras empíricas atendían las parturientas, oficio que ahora, salvo algún aprieto de emergencia, es exclusividad de profesionales de la medicina. El Tigre estaba en pañales y estas dignas señoras ayudaban a darle vida a la vida.

Israel “Pecos” Aguilera, estudio primaria en la escuela José Silverio González, la secundaria en el Liceo Alberto Carnevali y una vez que egresó como bachiller mercantil, la necesidad lo forzó a incorporarse al mercado de trabajo. Hogar humilde, siempre tiene la troja alta y había que empeñarse en hacer algo para ganarse la arepa. En esa búsqueda, llegó al hospital General de El Tigre, dónde logró una suplencia como camillero. Una vez en esas labores, le llamó la atención la máquina de radiología y mucha curiosidad, porque notaba que era unos de los pocos exámenes médicos que no duelen, pero con el tiempo aprendió, que también es uno de los que causa más daño al paciente porque le destruye los glóbulos blancos. En ese tiempo los únicos profesionales de radiología eran egresados de La Universidad del Zulia, en esta zona, había muy pocos especialistas para atender la demanda y departamento de radiología, no estaba del todo profesionalizado. Esa insuficiencia le abrió la oportunidad a “Pecos” para iniciarse en el oficio de la radiología. No hay mal que por bien no venga.

El que quiere puede: Israel “Pecos” Aguilera, aprovechó la buena disposición de los expertos del momento José Luís Piñero e Isaac Felipe Regalado, quienes le sirvieron de facilitadores para dar sus primeros pininos en el oficio. Esa experiencia, le causó una con gran emoción. Estaba en lo que le gustaba y hoy, todavía y por toda la vida, tiene un profundo agradecimiento para con esos dos extraordinarios profesionales y excelentes personas. Con los conocimientos prácticos adquiridos, se convirtió en un profesional autodidacta y continúo sus suplencias en el hospital hasta el año 1982. Cuando la Universidad de Oriente abre la especialidad para ese tipo de profesionales. En ese año obtiene su ingreso y ya en el año 1985, egresa con el título de Técnico Medio en Radio Diagnostico. Era un profesional bien equipado, ya que, disfrutaba de los conocimientos teóricos y los prácticos. Regresó a su patria chica y en el hospital no dudaron en darle un cargo en el departamento de Radiología. Una historia digna de un hombre que buscó y logró su objetivo. Una prueba de que querer es poder.

En el año 1981, cuenta Israel “Pecos” Aguilera, asistió en calidad de observador a un congreso de Radiología en Los Caracas – Estado Vargas y allí, coincidió con Hernán Jesús González, quien era radiólogo y mejor conocido en el mundo artístico, como Pecos Kanvas (murió el 3 de junio-2008). Los asistentes quedaron impresionados ante el parecido de ambos. “Son gemelos, decían algunos”. Ambos lucían grandes afro y frondosos mostachos. La gente insistió tanto en el parecido, que los hicieron fotografiar, le regalaron una de las gráficas. Regresó a El Tigre, la mostró a su entorno de amigos y, desde ese momento, lo bautizaron con el mote de “Pecos”, seudónimo con el cual es identificado por propios y extraños hasta hoy y, él dice en medio de una carcajada, y mucho tiempo después que desaparezca físicamente. En la época de esos grandes afro o tumusas, para peinarlos o arreglarlos a la usanza del momento, “Pecos” utilizó los tenedores que le sustraía escondido de la cocina a la mamá y rallos de bicicleta pegados a una tabla, hasta que salió al mercado, los cepillos o raspadores de plástico bien fuertes y especialmente diseñados para desenredar ese tipo de cabello. Era la moda del momento.

Nacido, criado y formado en un hogar humilde, su padre trabajó por muchos años en la ferretería Celma, cuando estaba ubicada en la calle Bolívar y una vez que salió de esa empresa, para arrimar la arepa a la casa, vendió al igual que su esposa, animalitos. Con esa actividad informal, lograron levantar el cuadro de hijos. Un 31 de diciembre, “Pecos”, le dijo al papá que no iría a trabajar para recibir el año en familia, al menos una vez en la vida y el viejo le dijo, hijo mejor asiste a tú trabajo, escogiste esa profesión y eso implica que debes olvidarte de carnaval, semana santa, navidad, cumpleaños y días de fiesta, mañana cuando regreses, verás que te irá mejor. Le hizo caso, asistió al trabajo, atendió muchos casos de emergencia y el primero de enero, cuando regresaba a casa, en el carro de Fernando “Un ratico a pie y otro caminando” pero satisfecho del deber cumplido, veía en las calles a muchos vecinos pasados de tragos y, uno que otro dormido en la acera. Para sus adentros decía ¡Dios mío! papá tenía razón. Llegó a casa y encontró en la mesa una botella de chequers y un suculento plato navideño en la nevera, listo para degustarlo. Dios siempre provee, nunca es tarde y quedó demostrado, una vez más, la sentencia popular que reza: “El que no agarra consejo, no llega a viejo”

En la disciplina deportiva, Israel “Pecos” Aguilera, se destacó como pitcher en la categoría juvenil con el equipo que patrocinaba La Ford, al extremo que Jesús Aquino, caza talentos de los Tiburones de La Guaira, lo llevo a los entrenamientos, lo chequearon y convenció, pero cuando fueron a firmarlo tenía 17 años. Menor de edad, tenía que ir el año siguiente para poder perfeccionar el contrato. Eso no fue posible ya que ese año los Tiburones se fusionaron con los Leones (TIBULEONES) sobraban peloteros y no llamaron a los nuevos pinos a entrenamientos. Ese mismo año recibió un telegrama dónde lo invitaban a incorporarse al equipo de béisbol de Poza Rica, Veracruz, México, se achicopaló y no viajó. Entonces decidió entrar a formar parte del equipo Criollos de El Tigre, justo el año que se retiró Luís “Buzo” Noriega, jugador que se convirtió en su ídolo de por vida, porque el día que decidió retirarse, aunque lo hizo sacudiendo un vuelacercas, dejando constancia de calidad y de que todavía le quedaba unos años más, cumplió su palabra y no volvió a jugar más. La mayoría de los peloteros en el ocaso de sus carreras, se retiran varias veces y esa conducta no debe ser la correcta, asegura. “Pecos” jugó un año con Criollos, se separó por diferencias con los directivos. El año siguiente formó parte del roster del equipo de San Tomé y abandonó porque, algunas veces, no tenía ni para pagar el pasaje para asistir a los juegos. Ironías de la vida. No jugó más béisbol. Fue un retiro prematuro.

En la actualidad, Israel “Pecos” Aguilera, es un destacado artista plástico, vocación que había reprimido por muchos años. Ese don lo posee, desde que su mamá, a los 6 años de edad, le compró el primer lápiz Mongol. Veía las comiquitas en TV - blanco y negro, se grababa los personajes y los pintaba exactamente en las paredes de la casa. Hoy, con sus excelentes trabajos artísticos, forma parte del selecto grupo de los 20 pintores más creativos de Venezuela. En los próximos días está invitado a exponer en La Guaira y espera viajar pronto, sí obtiene los dólares, atendiendo invitaciones de España y Brasil para mostrar en sendas exposiciones sus obras artísticas. “Pecos” también es poeta y, muy pronto publicará su primer poemario. Un hombre humilde, servidor público, con una gran sensibilidad, probada vocación de servicio y polifacético en sus actividades públicas, privadas y vocacionales. Un personaje en toda la extensión de la palabra.

Un dato curioso: confiesa tener dos libros de cabecera a los cuales consulta diariamente antes de entregarse a los brazos de Morfeo. La Biblia y la Constitución Nacional. Como buen cristiano hace honor al pasaje bíblico que reza “Ama a tú prójimo como a ti mismo” en ese sentido siente una gran satisfacción, cuando lo llaman a cualquier hora, para atender una emergencia en el departamento de radiología y mucho más cuando su trabajo contribuye a que las cosas salgan bien para los que requieren sus servicios. Entiende perfectamente que el paciente no agradece, por la condición de dolor y desespero en que se encuentra, pero el mejor regalo que recibe “Pecos” son las muestras de satisfacción de los familiares. Eso lo regocija y compromete a continuar su bella y vital labor. ¡Bravo “Pecos”! Eso se llama poseer un espíritu recto.

Estos personajes, que por su humildad, sencillez y paso sin estridencias por la vida, forman parte de las historias positivas de la ciudad y nos demuestran que tenemos grandes talentos y, que con sus trabajos silenciosos, contribuyen decisivamente con el desarrollo integral de nuestra sociedad y nutren nuestras historias urbanas. En estos humildes destellos, buscamos dignificarlos, dejar constancia de sus existencias efectivas y colocarlos en el tapete de la opinión pública, a los efectos de que nuestros eximios cronistas e historiadores, cuando escriban la verdadera y autentica historia de la ciudad, los incluyan en el disco duro de la memoria histórica local. ¡Vale la pena!



jueves, mayo 13, 2010

A pleno sol

Cada pequeña cosa cuenta en una crisis
Jawaharlal Nehru (1889-1964)
Líder político hindú

La electricidad colapsó. Los racionamientos y apagones están a la orden del día. El gobierno no asume la responsabilidad. Reparte culpas. El imperio, saboteos, conspiraciones, la oligarquía, el niño y hasta una iguana come cable. Lo cierto del caso, es que la situación, cada día se torna más delicada. La calidad de vida de los ciudadanos desmejora, la productividad del país retrocede y para colmo de males el derroche de energía en el alumbrado público, es oficial, notorio, grosero y a pleno sol.

Las luminarias del alumbrado público en calles, avenidas, autopistas y muchas plazas, permanecen encendidas durante todo el día ¿Ese derroche es culpa de la iguana? ¿Del niño? ¿De la oligarquía? ¿De alguna conspiración? ¿Del Imperio? Definidamente NO y mil veces NO. la culpa es de la burocracia oficial. La ineficiencia, la desidia, la indolencia y la irresponsabilidad. ¿En manos de quién está la administración, distribución y manejo del servicio eléctrico? Van 11 años y la involución es evidente y a pleno sol.

La gente se pregunta con mucha razón ¿Qué estaría pasando en Venezuela sí en la vituperada IV república, no se hubiese construido la represa de Guri? ¿Qué estaría pasando sí en la IV república, no se hubiese electrificado a todo el país? No estaríamos sufriendo los racionamientos y los constantes apagones. Tendríamos, como en Cuba, alumbrones socialistas. En 11 años, no sólo no se ha invertido en la necesaria generación, sino que tampoco se ha invertido en mantener los que dejó funcionando la IV república que incluso apagaba las luminarias del alumbrado público a pleno sol.

En los últimos meses había racionamiento y apagones, porque no llovía. La represa del Guri bajaba sus niveles peligrosamente. Ahora llueve a raudales en las cabeceras del Caroni, la represa ya alcanzó niveles aceptables y tiende a normalizarse. Ahora los apagones, el racionamiento y las subidas y bajadas de tensión son porque llueve. ¿El niño? Yo te aviso chirulí. La revolución ya no tiene excusas. La responsabilidad es ineludible. Cayeron las mascaras a pleno sol.

En las calles, avenidas, autopistas las luces de las luminarias del alumbrado público encendidos deja ver claramente la incapacidad, irresponsabilidad, desidia e incompetencia de la burocracia revolucionaria. La gráfica que acompaña esta crónica, fue tomada a las 11.30 AM en el cruce de la calle Nueva Esparta con la avenida 8 de Pueblo Ajuro. Las luminarias encendidas derrochando energía eléctrica, mientras muchos sectores de la ciudad a esa hora sufren el castigo del racionamiento. Excelente manera de predicar con el ejemplo y solicitar sacrificios a la población. El fracaso del gobierno se ve clarito a pleno sol.

Esta crónica la escribo con dolor patriótico. Esa situación no nos contenta, mucho menos nos alegra. Lo que causa es impotencia e indignación por la forma alegre como se aborda un problema tan grave y vital para el funcionamiento normal del país. ¿Habrá gobierno? ¿Hay un burócrata que se percate de la anormalidad? ¿El alcalde y el gobernador que dicen de esta calamidad? Los que tiene ojos ven ese derroche de energía a pleno sol.

Por los detalles se acentúa la crisis de la electricidad y en cualquier elección se le puede apagar la estrella a la revolución. ¡Por favor! Apaguen las luminarias durante del día y, ahorren energía, sobre todo durante el día y a pleno sol.



miércoles, mayo 05, 2010

Personajes de mi pueblo: Rigoberto Antonio Medina

La pobreza priva a menudo al hombre de la virtud y del animo
Benjamín Franklin (1706-1790)
Político, filósofo y científico estadounidense.

No todos tienen la fortaleza de espíritu para enfrentar la dura realidad de la vida. Muchos sucumben, pierden la voluntad de lucha y se entregan a la buena de dios. Este es el caso de Rigoberto Antonio Medina, quien por espacio de 3 años, fue agente de la Policía Metropolitana – ahora Policía de Anzoátegui – una vez de baja, trabajo 2 años como ayudante en el taller de latonería y pintura “Omaha” cuyo propietario era Orlando Omaha, el popular Chivatón, una vez cesante, inició un largo peregrinaje en busca de empleo y ante la falta de oportunidades, sucumbió y se entregó. Desde hace 5 años, deambula por el centro de la ciudad con trapos harapientos, sin asearse, con una larga y descuidad barba, pero bien lúcido y consciente de su realidad y el mundo cruel que lo circunda. Es el prototipo del indigente.

Confiesa que se entregó a la indigencia por “falta de empleo” y “cosas de la vida” que tiene 2 hijos, que tiene residencia en la calle Anzoátegui nº 56 del barrio “Simón Bolívar” con su señora madre Leonarda Medina y 7 hermanos más. También revela que es oriundo de Cantaura y que nació el 21 de marzo de 1954, en la calle Anzoátegui. Está claro y en sus cabales a pesar del estado de abandono en que se encuentra. Por ello, debe sorprender a los que por molestarlo, le gritan “Pelo e’ C…anda a bañarte” y él, sin inmutarse les responde. “Manda a bañar a tú madre” no hay que meterse con los locos, los locos no se meten con nadie y Rigoberto, no es loco, es un indigente que está en plenas facultades mentales. El amigo Carlos Barreto que lo conoce desde joven, lo llamaba “El bonchón”. El también merece respeto.

Todo en la vida tiene solución. La pobreza y falta de oportunidades, llevó a Rigoberto a perder el ánimo y por su estado de dejadez, indigencia y uno no descarta algún vicio, de los cuales abundan en la calle, pareciera estar privado también de la virtud. No olvidemos que nuestro Libertador dijo acertadamente que “El ocio es la madre de todos los vicios” y todos los que entran a formar parte de la legión de indigentes, que pululan es ente país rico y pareciera pobre en sensibilidad, inexorablemente caen en los vicios. El etílico es uno de los más usuales por la abundancia y facilidad para obtenerlo. Los que conocen a Rigoberto, aseguran que no pasa de ser un “kurdo” más. Es la palabra del lenguaje coloquial que utilizan en la calle para identificar a los dipsómanos. La sabiduría popular, no da margen para los equívocos.

El eminente técnico electricista José García, quien es primo de Rigoberto, cuenta que en una oportunidad el tío de ambos, el señor José Itriago (+) contrató a nuestro personaje para que le pintara la casa. El hombre inició el trabajo un lunes tempranito y cuando movió un mueble consiguió un tremendo anillo y se lo embolsilló. Al poco tiempo, no aguantó y pidió permiso para retirarse porque tenía una diligencia urgente, mañana regreso. El tío José Itriago que lo llamaba “Busca la vida”, le dijo no hay problema y cuando este se marchó, comentó: “Mordió el anzuelo” El otro día llegó Rigoberto a continuar su trabajo de pintura y cuando lo vio le dijo: “caramba tío, usted usa anillos de fantasía y este le respondió “Mire llave, siga trabajando, si el anillo hubiese sido de oro no me dices nada, delincuente el carajo” Rigoberto, según su primo José García, se llevó el chasco de su vida en la joyería cuando lo llevó a pesar e intentar venderlo. Cazador cazado. Más sabe el diablo por viejo que por diablo y al mejor cazador se la va la liebre.

Estos personajes forman parte del panorama visual de la ciudad. Prácticamente pasan desapercibidos, pero no pueden ser ignorados, sobre todo por las autoridades competentes, ya que con la tragedia que sufren, ponen en evidencia, una de las grandes fallas del estado para atender a los compatriotas en desgracia. No ha existido, no existe y por los vientos que soplan, no habrá por mucho tiempo una verdadera y autentica política social dirigida a atender este drama que descorre el velo de la insensibilidad de nuestra sociedad en su conjunto y los gobiernos en general. Todos somos culpables.

No podemos escurrir el bulto y mucho menos esperar que llegue de nuevo al poder un desquiciado mental, que para solucionar el problema, se le ocurra la criminal idea de ir a botarlos en zonas lejanas o sencillamente desaparecerlos físicamente. Los enfermos mentales, los indigentes, los alcohólicos o dipsómanos que pululan en nuestras calles, son nuestros y estamos obligados a prestarles la debida atención y buscar colocar sobre el tapete de la opinión pública este drama para que los gobiernos se sensibilicen y tomen cartas en el asunto. Es tarea de todos.

Nosotros desde estos humildes destellos, buscamos dignificar estos personajes, reseñar esta tragedia social y dejar para los eximios cronistas e historiadores estas historias urbanas que incrementan nuestras vivencias citadinas y son el insumo necesario para escribir la verdadera y autentica historia de la ciudad. Ellos, con su tragedia a cuestas, también existen. Hay que anotarlos en el disco duro de nuestra memoria histórica.






sábado, mayo 01, 2010

Personajes de mi pueblo: Rosa Elina Milano

Buscando el bien de nuestros semejantes, encontraremos el nuestro
Platón (428-347 a.C.)
Filósofo griego.

Esa mujer, relativamente joven, que vemos permanentemente en las calles de la ciudad, danzando, exhibiendo un bolso con lleno de diarios, una gorra adornada con flores naturales y fotos de muchos de nuestros gobernantes – presentes y pasados – confiesa que pasó 3 años en FUNDACADEM, lo cual le pareció estar condenada a cadena perpetúa y le resultó una experiencia horrible. Es Rosa Elina Milano, oriunda de Hamaca que pasó su niñez y adolescencia en Atapirire y llegó con su cónyuge a El Tigre desde hace 20 años dónde procreó 3 hijos, entre ellos unos morochos – y desde 5 años – de tanto leer la biblia, la cual también carga permanentemente, entró en esta lamentable situación de disturbio mental e indigencia. Una triste y dolorosa realidad que pareciera fácil revertir. Los especialistas tienen la palabra.

Cuenta, Rosa Elina Milano, que duerme dónde la agarra la noche. No hay autoridad que tenga la delicadeza de ocuparse por su caso. Nosotros hacemos este pequeño esfuerzo por traer ante la opinión pública estos casos que abundan en la ciudad, con la firme esperanza de que alguna entidad oficial o no gubernamental, tome cartas es este delicado asunto que saca a flote nítidamente las feas verrugas que exhibe en su rostro esta desigual sociedad y pone en evidencia la carencia de una política social por parte del estado para atender dignamente a nuestros semejantes en situación de abandono y falta de atención. Lo que está a la vista no necesita anteojos.

En la conversación con ella, no pudimos lograr otros detalles, sin embargo, no tuvo problemas para dejarse fotografiar, al contrario lo hizo con el mayor gusto, lo que indica que tiene sentido de la realidad y muchos destellos de lucidez y entiende la situación que está viviendo o sufriendo. El estado debería adelantar y ejecutar una verdadera y autentica política para atender este y muchos otros casos que abundan en la ciudad. No esperemos que vuelva a llegar otro gobernante con mentalidad criminal que busque desaparecerlos o exterminarlos, para pegar el grito al cielo y, convertir el hecho en un show político. La cuestión es seria y hay que atenderla a tiempo con la responsabilidad que corresponde. Hay que demostrar el amor al prójimo, pues.

En nuestro caso, con la sensibilidad que debe caracterizar a un luchador social, la responsabilidad con sus semejantes y plenamente convencido de que es un problema social y de salud que puede resolverse con un poco de voluntad política por parte de los gobiernos de turno y una mejor política de estado, reseñamos con mucha solidaridad y respeto por el ser humano, estos personajes de nuestro pueblo, con la firme intención de buscar el bien de nuestros semejantes y con ello logremos mejorar el bienestar colectivo. Las autoridades están obligadas moral y éticamente a la acción. Ellas y ellos, merecen la atención de un gobierno rico, que por mandato constitucional, les debe abrir posibilidades de una mejor vida a sus ciudadanos. “Yo estoy bien, tu estás bien” es el titulo de un libro de Thomas A. Harris. Entonces si el gobierno está bien rico, tiene la primera responsabilidad de ayudar a que todos estemos bien y en especial estas personas más débiles en el eslabón social. La mayor suma de felicidad, Bolívar dixit.

Es obvio, pensar que cuando nuestros eximios cronistas e historiadores escriban la verdadera y autentica historia de El Tigre, puedan decir con satisfacción que hubo personas en estado de abandono que enriquecieron la historia urbana, pero que también hubo uno o varios gobernantes o un estado que los atendió, curó, rescató de la indigencia y les brindó la oportunidad de reincorporarse a la vida productiva de nuestro país. No es mucho pedir. Creo yo ¿Y usted, amigo lector? dejemos la interrogante en el aire.