viernes, septiembre 29, 2006

La evolución histórica de las panaderías en El Tigre

“El genio es el oro en la mina; el talento
es el minero que trabaja para sacarlo”
Lady Blessington.
Hablar de las panaderías en El Tigre, es hablar de lo hermanos Oliveira. Incluso de los portugueses. Sin embargo como lo reconoce el mismísimo Marcelino Oliveira, quienes iniciaron el negocio de los panes en la ciudad fue el árabe Nacib Salomón el popular “Turcocircuito” que instaló una panadería conocida como “La Linda” en la calle Ayacucho, entre las calle Guevara Rojas y Bolívar, dónde hoy funciona un taller de reparación de colchones, la señora Mariana Cabrera, criollita de pura cepa, que ubicó su pequeña fabrica de pan cuyo nombre comercial era panadería “San Antonio” exactamente detrás de la sala del cine Bolívar, en la curvatura de la calle Girardot cruce con Zoilo Vidal, en una casa al lado de la primera sede del liceo “Briceño Méndez” dónde se estrenó el Prof. Juan Medina Lugo como su primer director, luego don Luís Santoyo que instaló la panadería “El Tigre, más adelante, en la misma calle Zoilo Vidal a una cuadra de la calle Nueva Esparta. Los hermanos Farcheg, antiguos dueños de la ferretería “Media Luna” adquirieron los locales del cine, la panadería “San Antonio y el antiguo Liceo y construyeron un galpón que sirve de depósito a la ferretería que se llamó hasta hace poco, Representaciones Farcheg, C.A (Refarca). Esos fueron los primeros audaces en ofertar pan de trigo a una población indígena, que provenía de las orillas del río Caris adicta al casabe y otra porción de guaiqueríes, arribada de la isla de margarita que solo conocía en la mesa a la popular, nutritiva y autóctona arepa de maíz pilado. No hay dudas que cambiaron los hábitos alimenticios de la gente. Indio civilizado es pretencioso, come pan, duerme con aire acondicionado y se baña con agua caliente. Hijo er’ diablo.

Las panaderías “El Tigre” y “San Antonio” desaparecieron y la “Linda” la mudaron a la calle Guevara Rojas con el nombre de “La Caraqueña”, más o menos frente al local del popular “Chori”, que está a punto de derrumbarse por completo. Funcionando ambas panadería, en el año 1948, llega a la Mesa de Guanipa el portugués Manuel de Jesús Oliveira que huyendo de la guerra y la pobreza que asolaba a Europa y en vista de que la familia le crecía y no había posibilidades de empleo bien remunerado, se aventuró por estas tierras, atraído por oro negro, que desde antes del 23 de febrero del año 1933, había sido la piedra angular para que esa fecha histórica referencial, se inscribiera acertadamente, como el día de la fundación de El Tigre. El hombre había probado suerte en Brasil durante unos 10 años, desde 1937 al 1947, hasta que decide venir a Venezuela en el 1948 e instalarse aquí y fundar la panadería “Lisboa” al final de las calles Bolívar y Guevara Rojas. Toda una Odisea vivió antes de lograr el éxito en nuestra naciente ciudad. Nunca es tarde cuando la dicha llega.

Desaparecidas las otras panaderías, el creciente mercado era cubierto casi todo por la panadería “Lisboa”, una pequeña porción por los hermanos Hing, Yee y Charles Wong quienes en 1941 habían fundado “La Casa China” y en su surtido local comercial fabricaban y expendían el pan chino, al igual que el chinito José Luio Ahoy Chang que tenía una rudimentaria panadería del mismo corte en Pueblo Ajuro, en la calle Bellavista cruce con Venezuela y le echaba pierna en bicicleta para vender su poca, pero exquisita producción. La Lisboa, era la panadería por excelencia, lo que consolidó económicamente a Manuel de Jesús Oliveira, quien decidió traer a su familia e instalarse para toda su vida en el pujante pueblo de entonces. El 4 de noviembre pisan tierra venezolana por el Puerto de La Guaira, la señora María de Jesús Pereira de Oliveira y sus 4 hijos Rodrigo, Antonio, Gil y Marcelino que había nacido en ausencia del padre, lo conocía por fotos y personalmente lo vio por primera vez ese maravilloso día, cuenta emocionado todavía. Desembarcaron y enfilaron a El Tigre, llegaron, se instalaron e inmediatamente se integraron al trabajo cotidiano de la panadería, en el rol de aprendices del oficio, cuestión que perfeccionaron con el tiempo, al extremo que cuando se habla de ese ramo comercial en la ciudad, la referencia obligada es está emprendedora y próspera familia lusitana que hoy vive, el bien merecido, reposo del guerrero. Caminante no hay camino se hace camino al andar.

Cuando la ciudad empieza a crecer hacía el noreste, se crea el furor de la primera carrera, llegan los hermanos Borges, españoles procedentes de Las Islas Canarias José Manuel y Miguel que instalan la panificadora El Tigre logrando un éxito rutilante por su estratégica ubicación, lo cual no fue óbice para que el negocio siguiera su exponencial crecimiento ante una ávida y progresiva demanda, que es aprovechada por el polaco Ignacio Tilki para fundar la panadería “La Nueva” en la tercera carrera norte, más tarde los portugueses nativos de la región turística por excelencia de Portugal, Algarves, José Barreira y Joaquín Viegas instalan la panadería “Nueva Francesa” también en la tercera carrera norte diagonal al mercado de Pueblo Nuevo Norte. Los margariteños y los nativos, además de la tradicional arepa incluyeron en sus hábitos alimentarios el pan de trigo que hasta a puya lo expendían en la panadería “La Plaza” del italiano, don Italo Spossato Spadafora que la fundo en 1950, en la primera calle norte cerca de la Plaza Bolívar y hoy modernizada es atendida por su hijo Roberto. El pancito de a puya anda por las nubes. Toma tú tomate. Lo bueno y sabroso se paga caro. No olvidéis que el trigo se cotiza en dólares.

En medio del acelerado avance de la ciudad fueron surgiendo otras panaderías como “La Fátima” en la segunda carrera sur, la desaparecida “Lusitana” que funcionó frente donde hoy está la panadería “Canarias”, cuyo local hoy es un taller de aire acondicionado. Crecía la competencia y los hermanos Oliveira deciden incursionar desde el Casco Viejo hacía lo que ya se vislumbraba como el centro de la ciudad y fundan las panaderías “Triunfo” Frente al Terminal de Pasajeros y “La Primor” frente a la histórica esquina de “El Luchador”. En ese tiempo, los hermanos Dos Santos, Felipe y Armindo, instalan la panadería “La Central” Frente al supermercado “Guayana” de don Luís Chang Fong, que hoy todavía existe y es atendido por un hijo, el amigo Wai Chun Chang. Luego, los Oliveira fundan la panadería “Guida” en el Tigrito y adquieren “La Nueva Francesa” que estaba en período de quiebra ya que el portugués Joaquín Viegas, uno de sus dueños fue hecho preso en Brasil donde llegó en el barco “Santa María”, el trasatlántico más lujoso de Portugal que previamente habían secuestrado en Venezuela, como una medida de resistencia/propagandística que se conociera en el mundo contra la dictadura que imperaba en Portugal bajo la mano férrea de Antonio de Oliveira Salazar. Esa panadería ya en manos de los Oliveira se conoció como “Oporto”. La semilla de la libertad lusitana, también germinó en estás tierras fértiles de la Mesa de Guanipa. Pa’ que vos veáis Alirio Gutiérrez.

En la medida que los hermanos Oliveira crecían en el negocio, también fueron formalizando sus familias. En ese ínterin deciden independizarse, venden al árabe Hamas el Sus la Panadería “Lisboa” disuelven la sociedad y cada uno se queda con una de las nuevas panaderías. Rodrigo con “El Triunfo”, Marcelino con “La Primor”, Antonio con “La Guida” en El Tigrito y Gil con “La Oporto”. Luego Marcelino funda “Aky” en El Tigrito, “Panorca” en Pariaguan y la famosa “Chantily en la primera carrera norte que tiene un mercado cautivo con su excelente pan, sus deliciosas tortas, sus exquisitos dulces y los domingos hay que hacer cola para adquirir el inmejorable pan “Chantily” o dominguero como se conoce popularmente en el gentilicio Tigrense.

Marcelino Oliveira, dice que las cosas vuelven a su origen ya que, aún cuando, la gente relaciona el oficio de la panadería y pastelería con los portugueses, quien inició el negoció en la ciudad fue un árabe y obsérvese que en estos tiempos han instalado unas muy bellas, modernas, confortable y excelentes panaderías y pastelerías que son sitios de encuentro de los citadinos y todas pertenecen a la colonia árabe. Dicen que en el “Manjar del jeque” se instala un grupo de la “elite ilustrada” de la ciudad desde tempranas horas de la tarde y cuando los dueños finalizan su horario de trabajo a las 9 PM se ven obligados a decirles: Baisanos, no importa que no paguen los cafecitos, pero retírense tenemos que cerrar. Obvio, si esperan a que alguno se meta la mano en el bolsillo amanecen allí, esperando la iniciativa de una de esas mantequillas. Fácil los hubiesen matado en el oeste americano. ¿Curioso no? La historia se devuelve dicen algunos amigos.

Marcelino Oliveira quien conversó de estas cosas conmigo un día antes de viajar a su lar nativo, recuerda con destellos de satisfacción en su rostro, que en el año 1963, contrajo nupcias en Portugal, con María Arminda Coelho, nativa de Ponte de Barca y tiene 3 hijos de su feliz matrimonio. Irene María que obtuvo la licenciatura en farmacia en la universidad de Oporto, Luís Manuel que es ingeniero electrónico graduado en Estados Unidos, dónde trabaja para una trasnacional, María Elizabeth que se graduó de abogada en la ULA y para completar la guinda del pastel, henchido de orgulloso dice que, por ahora, tiene 4 nietos. Dios premia la constancia, dedicación, empeño, perseverancia y el trabajo digno, honesto y responsable también dignifica. Miremos esos espejos.

Hoy abundan las panaderías con pastelería, charcutería, productos de la dieta diaria, exquisiteces, el rico cafecito y lindas anfitrionas. Las hay pequeñas, medianas, grandes, modernas y todas expenden pan de calidad, que llenan las expectativas más exigentes de los comensales nativos. Hay instaladas en los sitios más insospechables de la ciudad. No hay dudas, hay excelente demanda del pan, pero como la gente no olvida sus orígenes, también consume con fruición la arepa de maíz y el casabe. Es cuestión de gusto. Particularmente, como buen nativo, acompaño mis comidas con casabe, de esa manera le evito la fuga de divisas al país y favorezco a los agricultores vernáculos. Lo nuestro es lo mejor.

El genio es el trigo que se cotiza en dólares, el talento lo poseen los panaderos que lo trabajan para producir el pan, crear riquezas, contribuir con el desarrollo y generar empleos directos e indirectos. Eso está a la vista. ¿O no?
Escribo estas remembranzas con el firme propósito de hacer una contribución modesta, pero significativa, a la conservación de la memoria histórica de la ciudad. Todo es verificable y demostrable. Hoy, más que nunca hay que entender con humildad que existen miles de historias de la ciudad sin relatar y escribir, pero que intentándolo y haciéndolo podríamos entre varios sin cortapisas de ningún tipo, haciendo valer un derecho humano fundamental como es la libertad de expresión, aportar para la divulgación de nuestro riquísimo acervo cultural e histórico. Es cuestión de proponérselo, nosotros, desde esta humilde trinchera, hacemos un esfuercito. No hay peor ciego que el que no quiere ver.


sábado, septiembre 23, 2006

Personajes de mi pueblo: Anecdotas

“¿No es la historia sino una fábula
aceptada por muchos?”
Napoleón.
Uno de los primeros sastres, sino el primero, que se instaló en El Tigre, fue Abraham Souki, con él se inició en el oficio don Manuel Gamboa, después que este emprendedor árabe se fue a Ciudad Bolívar como vendedor de vehículos, con el aprendizaje, la experiencia acumulada inició su propio negocio en el ramo. La sastrería “Rivas” la cual arrancó sus actividades en la calle que lleva su nombre y luego fue situada hasta su final, en la Calle Girardot cruce con la Calle Orinoco, frente al antiguo Palacio Municipal, hoy sede del CICPC, fue la sastrería por excelencia de los caballeros de la época, que gustaban del buen vestir y los trajes a la perfección. Don Manuel, su dueño, era un hombre, trabajador, eficiente, callado, serio y de pocas pulgas. Salía de su casa en Pueblo Ajuro con su cara de muy pocos amigos, al punto que a los chamos del momento nos daba pavor dirigirle la palabra y hasta saludarlo. Sin embargo, cuando lo hacíamos, respondía imperturbable los saludos, sin que se le moviera un músculo de la cara. No comía gente, era cuestión de conocerlo bien, guardar la debida distancia y por supuesto, el respeto que debe adornar la personalidad de todo caballero.

En una oportunidad don Manuel Gamboa se vio quebrantado de salud, llamó a su hijo Ángel Gamboa, el popular y familiarmente Angito, a Maracay que ya se había graduado de médico, formaba parte del cuerpo de galenos del Hospital Central en la ciudad jardín de Venezuela, le contó sus dolencias y este a regañadientes logró llevárselo, lo mandó a chequear con los mejores especialistas de ese nosocomio que lógicamente eran sus amigos. Resultado: Tenía problemas con la próstata y hubo que intervenirlo quirúrgicamente. Todo resulto un éxito, don Manuel regresó a El Tigre y tan pronto mejoró se reincorporó a sus labores en su sastrería Rivas.

Un buen día, cuando visitaba a la familia Lara en la calle Falcón, veo a don Manuel que viene saliendo de su casa. Lo saludo y le preguntó ¿Cómo sigue? Me contesta: Bueno, Cheo igual. ¿Cómo que igual y a usted no lo operaron? Mira Cheo, esos amigos de Angito en Maracay como que se equivocaron. ¿Y porqué? le pregunto sorprendido y me contesta muy serio. Bueno vale, me operaron de una vaina que llaman la próstata y quede igualito, con está gran arrechera que siempre cargo encima, de esa vaina era que tenían que operarme. ¡Ah, ok! entiendo y como, para buen entendedor pocas palabras, ni por asomo volví a preguntar y nos despedimos cordialmente.

Esa arrechera, cuentan sus hijos, era congénita y como esa patología no es susceptible de ser intervenida quirúrgicamente, lo acompaño durante su larga y fructífera vida, Empero, como don Manuel se conocía perfectamente, me cuenta una nieta, que cuando llegaba a la casa después de una larga jornada de trabajo en su sastrería “Rivas” para no pelear con nadie, decía en alta e inteligible voz: Nadie me hable o moleste, que cargo una arrechera de brinquito y como en guerra avisada no muere soldado, nadie le dirigía la palabra, menos lo importunaban. Cuestión de previsión ¿O no?

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Cuando comenzó a salir al aire el programa “Línea Caliente”, en la antigua Radio Guanipa 13.50 AM “La cariñosa”, los primeros moderadores fueron los amigos Luís Mudarra González y Alexis Pérez. Aún con estilos diferentes, en las primeras del cambio, se llevaban bien y hacían una excelente llave. Un día cualquiera, por razones que Alexis desconocía, llegó Luís Mudarra González enardecido, hablando pestes y culebras contra el periodista, primer locutor de El Tigre Calazán Guzmán, a la sazón dueño de Radio Oriente 89.0 AM. Cuando concluye la descarga se dirige en vivo a Alexis Pérez, que lo escuchaba y veía extrañado, preguntándole ¿No es así, colega Alexis? y este con su proverbial parsimonia, y prudencia, le contesta: Bueno colega Mudarra, si usted lo dice debe ser cierto, a mi no me consta. Mudarra quedó atónito ante lo que considero una falta de solidaridad, no dijo más nada durante el programa, pero cuando concluyó, salió echando candela, a hablar con el director de la emisora para solicitarle encarecidamente que le cambiaran de compañero. A los pocos días Alexis fue reubicado en otro programa, Mudarra continuo sólo, e hizo del programa Línea Caliente, una referencia obligada a la hora de emprender alguna lucha en defensa de las reivindicaciones de los todos los sectores populares de El Tigre y El Tigrito. De eso no hay un ápice de dudas.

Luís Mudarra González, en pleno apogeo de su programa y cuando emprendía un proyecto comercial del cual nos hablaba emocionado, por la estabilidad económica que lograría para su familia, en la flor de la vida, inesperada y lamentablemente le sobrevino un infarto mortal, que nos dejó estupefactos a propios y extraños. Un gran vacío dejó a familiares, amigos y a la gente combativa de ambas comunidades.

Mudarra y Alexis fueron grandes amigos y cuando referíamos la anécdota en alguna reunión de amigos, Mudarra soltaba la carcajada y le decía, tremenda vaina me echaste y Alexis le repostaba con su habitual humildad, bueno chico, yo no soy dueño de emisora, apenas me defiendo como locutor y si me botan de Radio Guanipa, hasta Calazán me puede dar un chancecito. ¿No es así Cheo? Elemental mi querido Watsón. Entendible, por lo demás la previsión de Alexis. ¿O no?

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En una oportunidad me tocó ir en la tardecita a Radio Guanipa 13.50 AM para grabar un programa de opinión (El Pueblo Pregunta) que se transmitiría el otro día en diferido, ya que el moderador no podía hacerlo en vivo por motivos de viaje y me pidió el favor para grabarlo con anterioridad, a lo cual accedí gustosamente. Llegamos bordeando las 6 PM, había que esperar que el operador se desocupara, ya que en ese preciso día, salía al aire por primera en vez en la emisora un noticiero. No hay problemas. Esperamos.

Los locutores que sacarían al aire el noticiero eran nada más y nada menos que los experimentados y excelentes locutores Agustín Blanco y Olafo Medina, ambos amigos, pasamos a la cabina, saludamos y nos invitaron a quedarnos en el compartimiento. Cantan Play y arrancan el primer segmento bajo la mirada escrutadora del director de la emisora, todo sale a pedir de boca. Pausa, comerciales y de nuevo al aire con la segunda y última parte. Faltando poco para concluir, Olafo dice con su inigualable voz. Y… nos vamos con las noticias internacionales, dejando el turno a Blanquito, quien dice con su inmejorable voz y excelente dicción, “Desde Margarita nos informan”. ¡Tragedia! el director se puso las manos en la cabeza, mandó a cortar, se salió molestó de la cabina y Agustín sin inmutarse, soltó una risa pícara, sacó una mulita que nunca le fallaba en el bolsillo trasero del pantalón, se echó un trago y nos dijo. “Es que estaba seco, no veía y el papel se me estrapapeló”. Cosas veredes Sancho, amigo.
Son anécdotas de las cuales puedo dar fe. Los personajes mencionados son de la vida real. Unos viven y otros desafortunadamente desaparecieron físicamente, pero forman parte de la memoria colectiva de la ciudad, contribuyen y han ayudado en buena medida con el desarrollo de nuestra generosa Mesa de Guanipa, negarlo sería una gran mezquindad. Historia que relato con algo de fábula para no mencionar por su nombre de pila, por razones obvias, algunas nulidades engreídas. Ustedes, son inteligentes y me entienden. En todo caso es una humilde contribución para la preservación de nuestra memoria histórica. ¿Vale?

jueves, septiembre 14, 2006

Personajes de mi pueblo

“No les puedo asegurar la verdad, pero
como me lo contaron se los cuento”
Scott.
En el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez Rodríguez, dictaron un decreto que sancionaba con 48 horas de arresto aquellos conductores que desarrollasen velocidades mayores de 80 Km/ph en las áreas extraurbanas. En una oportunidad Emersón Camero se dirigía a El Tigrito a una reunión urgente, cuando pasaba cerca de los silos de AGUANCA una patrulla de la Inspectoría de Transito Terrestre lo emparejó y le solicitó que se estacionará a la derecha. “Ciudadano, acaba de violar el decreto número XX ¿Porqué? pregunta Camero y el fiscal le dice que se desplazaba a una velocidad mayor de 80 Km. y lo conmina a que lo acompañe a su comando. Camero con su proverbial humildad, trata de persuadir al fiscal y este no entiende de razones. Entonces le dice en tono enérgico: “Amigo, acompáñeme que está detenido y punto. ¡Ay vaina! Le dice Camero, entonces mejor vamos a la Prefectura que es la facultada para aplicar la sanción y obligada a que se le dé estricto cumplimiento al decreto que usted alude.

Llegan a la Prefectura, Camero saca la llave del despacho, pasa, ocupa su asiento de Prefecto, invita al fiscal a sentarse y le dice. Bueno, amigo en que quedamos. El fiscal todo confundido reconoce el tremendo error. El fiscal se había estrellado contra el mismísimo Prefecto. Una disculpa y bueno…Uds. conocieron a Emersón Camero en el gobierno. Todo un caballerazo y las cosas no pasaron de allí. Amigos y más nada. Me lo contó Chungo Abreu.

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Cuentan los adultos contemporáneos que el primer servicio de Aseo Urbano Domiciliario de El Tigre, lo presto don Manuel Salvador Márquez, el popular “Pipe sucio” Este pintoresco personaje, que se decía descendiente de los indios apaches norteamericanos, hablaba ingles perfectamente, cuestión que aprovechaba para reafirmar su origen gringo. Durante su larga existencia, se dedicó a botar la basura de los vecinos en su vertedero particular detrás de La Flint, hasta que las fuerzas físicas lo acompañaron. Para esa dura y desagradable tarea que le proporcionaba los recursos para sobrevivir, utilizaba un rústico carretón que empujaba con sus propias manos. Por ese servicio cobraba la módica suma de Bs. 0,50. A medida que la ciudad fue creciendo y tenía que ir más lejos el popular “Pipe sucio” exclamaba: “El Tigre se me está haciendo muy pequeño” ¡Claro! lo que se le reducía era el espacio para depositar los desechos sólidos, como se conoce hoy la basura, ya que la ciudad se expandía hasta los sitios que utilizaba como vertedero y tenía que ir más lejos.

La basura es nauseabunda, asquerosa, fétida, repugnante, pero hoy, es tremendo negocio. Observen el entorno. Hasta el alcalde pretende competir con la empresa concesionaria del servicio.

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Cuando se inició la fundación de Barrio Ajuro, en la zona noroeste, el que prendió la mecha construyendo el primer rancho en el “Hueco e’ la cuchara” oficialmente hoy, el callejón Urdaneta, fue el pequeño Florencio Maurera, conocido popularmente como “Mata e’ coco”. Todo el mundo sabe que los esbirros de la Seguridad Nacional no tenían miramientos con nadie y como la zona estaba reservada para la Industria Petrolera era terminantemente prohibido levantar viviendas en el área. “Mata é coco” construía de noche y en el día llegaba la temible SN y le derrumbaba el rancho. Fue tanta su tenacidad que los esbirros, molestos de la misma rutina, preguntaron quien era el “arrecho” que no respetaba la orden de no construir y la gente les contestaba, entre ellos Florencio: “Bueno, ese rancho es de Mata e’ coco” salían a buscarlo para detenerlo, castigarlo y escarmentarlo. Nunca lo encontraban, mucho menos lo detuvieron. ¡Claro! buscaban un hombre alto, acorde con el apodo. Lo que desconocían los oficiales de la SN, era que al “Mata e’ coco” le habían colocado el motete para burlarse de su pequeña estatura. Dios sabe lo que hace.

¡Albricias! Para los amigos y vecinos de Florencio Maurera. Esa ocurrencia del apodo evitó que fuese identificado, detenido, torturado y hasta desaparecido, como era la práctica del régimen Pérezjimenista. En síntesis, “Mata e’ coco” Fue el fundador del célebre callejón Urdaneta, conocido popularmente como el “Hueco de la cuchara”. Pregúntenle al quebraito Arturo que bastante pulió hebilla al son de la cumbia en la taguarita de Ismael, donde perdió más de una bicicleta. La paganini: La bodeguita de Ramón Array. Era pa’ coge palco.

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José Troncoso, de familia dominicana que nació en el Puerto de Veracruz el 20 de septiembre de 1932, hoy vive en Ciudad Bolívar me llama para decirme: Amigo Cheo, leo sus columnas acerca de los personajes de El Tigre en el diario el Progreso y me encantan. Llegue a El Tigre a la edad de 9 años. Nací en Veracruz, a los 5 años mi familia volvió a Santo Domingo y luego cuando tenía 9 años llegamos como polizontes en un barco al puerto de Guanta, que para ese tiempo era el menos resguardado y era el predilecto de los contrabandistas. No conozco Veracruz, pero si conocí a El Tigre porque llegue a esa pequeña población en el año en el año 1941, viví 14 años, fui chofer de los primeros autobuses que prestaron servicio hasta San Tome, me familiarice con muchas cosas, entre otras, recuerdo el hotel Polo Norte de don, Franco Lander, el cine Mundial en la punta de la calle Orinoco, dónde luego funcionó la escuela “Cova Maza” y una vez que la concentraron en la Escuela “Simón Rodríguez”, derrumbaron la vieja edificación y construyeron la sede de la Comandancia de Policía y en la parte trasera instalaron la Inspectoría de Transito Terrestre, bueno, imagínate. Mire, le cuento que era muy aficionado al cine, la película de Simón Bolívar fue larguisima. Entramos a las 7 PM y salimos a las 12.30 AM. La gente que asistía a los espectáculos cinematográficos era muy violenta, destruía los asientos, las luminarias y cuanta cosa encontraba por el medio cuando se disgustaba por un corte (Robaban, decía uno) o la película no le gustaba.

En una oportunidad, en medio de una gran publicidad, estrenaron en el cine Principal, la cinta cinematográfica “Arriba las mujeres” la sala se lleno, a la gente no le gusto, era malísima, la protesta fue tan violenta que el vehículo de don Roberto Bonaguro, un lujoso Ford Blanco convertible, que estaba estacionado frente al cine, lo secuestró una turba, lo llevaron empujado hasta la punta este de la calle Bolívar, más o menos dónde está el CC Díaz y le prendieron fuego. Pérdida total

Don Roberto Bonaguro no formó mayor escándalo, las cosas no pasaron a mayores y la vida siguió igual.

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Creo que estás cosas son verdad. No les puedo asegurar que lo sean. Las cuento como me las contaron. Lo importante es que los personajes que aquí mencionamos existieron algunos, otros existen, formaron y forman parte de la historia menuda de la ciudad. Mi intención es que, sin pertenecer a la elite ilustrada, esta pueda tomar debida nota de ellos e incorporarlos al riquísimo acervo histórico de nuestra metrópoli y podamos todos juntos conservar la memoria histórica del pueblo que nos vio nacer. Creo que vale la pena. ¿O no?

martes, septiembre 05, 2006

La lotería de animalitos

Lo que está hecho no se
puede deshacer
William Shakespeare

La lotería de animalitos en El Tigre fue popularizada por el padre Romero Mata, quien fue párroco de la iglesia Virgen del Valle hasta el año 58 y construyó la iglesia con los ingresos que le proporcionaba la venta de billetes de esa popular lotería, cuyo sorteo, en ese tiempo era realizado en Aragua de Barcelona y su resultado llegaba mediante telegrama que le enviaban todas las tardes a la sede del telégrafo, que todavía funciona en la esquina de las calles Brisas del Mar con Ayacucho. Cuando cambiaron al padre Romero Mata y asumió por muy corto tiempo el padre Antonio Colmenares, hasta la llegada en el años 1.959 del padre Bruno Vístoli, la iglesia abandonó esa practica, pero quedo sembrado en la gente el gustito por el popular juego, que comenzó a jugarla ilegalmente durante unos meses, hasta que la Cámara Municipal presidida por don Miguel Gener aprobó la ordenanza municipal que creó la Junta de Beneficencia Pública de El Tigre, que asumió legalmente la lotería de animalitos.

La junta directiva del nuevo organismo municipal lo presidió Miguel Gener, acompañado por Juan Raydan, Cleofe Quesada León, Albino Rodríguez y el bachiller Gabriel Ramírez Tovar, que a la vez, se desempeño como contador que era su especialidad. Esa directiva con poderes plenipotenciario designó como administrador a Francisco “Chico” Moreno, quién fue reclutado de la empresa Hallibourtón dónde se desempeñaba como Secretario de Relaciones Industriales. Era el inicio de una nueva etapa, dónde el juego de los animalitos volvía a la legalidad, la municipalidad asumía el control y responsabilidad, a través de la junta y lograban generar empleos directos e indirectos, una parte de sus ingresos se le daba carácter benéfico y con la otra cubrían el déficit del tesoro municipal, cuyos ingresos para la época, eran muy exiguos. Regularmente la nómina de los trabajadores municipales era cancelada por la junta que administraba la lotería de animalitos.

En la calle Girardot, muy cerca de la Iglesia Virgen del Valle, al lado de la casa de don Misael Amarista, fundador de la Banda Municipal, y donde hoy funciona un mercalito, se instaló la sede de la Junta de Beneficencia Pública de El Tigre en un edificio de dos plantas. En la parte baja laboraba el personal de entrega y recepción de los talonarios de animalitos debidamente sellados, el producto de la venta y las devoluciones. En el piso de arriba las oficinas administrativas y el local debidamente acondicionado para el sorteo y abajo en la calle un espacioso sitio en la calle donde la gente desde las 3PM comenzaba a reunirse para oír en vivo el sorteo que era realizado a las 4PM, en presencia de una representación del público presente que invitaban a subir para que miraran, atestiguaran y certificaran el resultado. Hasta 8 se hacían presentes para matarse por su vista.

Globo limpio, se escuchaba la voz de Francisco “Chico” Moreno, por el altoparlante e iniciaba la introducción de las fichas, contando una por una, hasta completar las 30 – Eran 32 y dos no jugaban por haber salido los días anteriores al sorteo – y luego de tenerlas en globo, comenzaba la angustia en la gente. Todo listo, comienza a girar el globo, narraba “Chico” ya se introdujo la bolita y ahora sí, se detuvo el globo. La ficha ganadora es X, justamente la que ese día tuvo más devoluciones, la gente zapateaba abajo y “Chico” remataba la narración diciendo: “Los que tuvieron la dicha de acertar pasar por la taquilla para que hagan efectivo su premio y los que no, a dormir temprano, para que sueñen y mañana tengan mejor suerte” Toda sarta de improperios se escuchaba en el público, incluyendo la tradicional mentada de una señora cuyo único delito había sido traer al mundo a “Chico”. Bueno eran gajes del oficio y, aún habiendo policías infiltrados, para resguardar el orden, nadie fue, ni siquiera amonestado por expresar libremente su molestia por más escatológico, soez y ofensivo el lenguaje que utilizara. Reinaba la libertad de expresión.

Aparte de cubrir el déficit del tesoro municipal, cumplir con el espíritu, propósito y razón de su creación como era la beneficencia pública entregando ayudas para medicina, becas, sillas de ruedas, bloques, zinc, cabillas, muletas, ayudas personales a pobres de solemnidad y colaboración a deportistas con pasajes para viajes, viáticos y útiles deportivos, la Junta de Beneficencia Pública de El Tigre también remodeló la Iglesia Virgen del Valle, la Casa de la Cultura, construyó la Escuela Granja de El Tigrito, para darle alberge a los niños pobres de la zona urbana y los del campo brindándoles posibilidades de realización ya que contarían con una educación integral, el cementerio de la salida al Caris, utilizando 40 mil bloques que costaban Bs. 1, el cemento, cabillas, arena, el agua los suministraba la lotería y el Departamento de Obras Públicas Municipales, los obreros que abarataron el costo de la obra, también entregaron 71 casas en propiedad a familias humildes que eran adquiridas ya construidas a la gente que las tenía en venta, asfaltaron calles, emprendieron obras menores en la ciudad y patrocinaron un equipo de béisbol clase A, dónde se iniciaron peloteros que luego fueron estrellas como Tadeo Flores, Parminio Perdomo, Domingo Cova, Alcibíades “Tirria” Velásquez, Ubaldo Deffendini, Martín Presilla, Eustoquio “Bigote” López y Nicomedes Boada, entre otros. Un gobierno dentro del gobierno, pues.

Tanto da el agua al cántaro hasta que lo rompe. La Junta de Beneficencia Pública de El Tigre, fue víctima de las luchas políticas. Los que ejercían el gobierno transitoriamente la defendían a capa y espada, luego que pasaban a la oposición la veían como un enemigo terrible que había que destruir. En ese tira y encoge llegó el año 1968 cuando ejercía la Presidencia Tomás Domínguez Rojas y el Síndico Procurador Municipal era Oscar Urrieta Salazar.
La guerra entre Acción Democrática y el MEP eran terribles. El Concejo Municipal lo controlaba, el MEP y AD presionaba al gobierno regional para que eliminara los animalitos y así cortarles de raíz esa abundante fuente de financiación y capacidad clientelar. El poder económico y político de Concejo Municipal con la junta sus manos superaba con creces al poco que ejercían los adeístas desde las oficinas públicas y la prefectura. En esas condiciones crecía el MEP y AD era minoría en el distrito cuestión inaceptable ostentando el poder nacional y regional.

En las postrimerías del gobierno del Dr. Raúl Leoni y ejerciendo la gobernación del estado el Dr. José Rafael Hernández Camejo, las presiones se acentuaron al extremo que el gobernador firmó el decreto eliminando los animalitos. Los mepistas dijeron que el decreto era ilegal y continuaron por un tiempo haciendo los sorteos hasta que la presión de la Policía del estado contra los vendedores se hizo insoportable y tuvieron que cerrarla oficialmente. Más de un encontronazo protagonizó con la policía del estado Oscar Urrieta Salazar que aparte de ser Síndico Procurador Municipal era el líder del MEP y consideraba un abuso del gobierno central quitarle las competencias al municipio en esa materia. Ilegal o no el decreto, este selló la desaparición de la Junta de Beneficencia Pública de El Tigre.

La feliz idea del padre Romero Mata de utilizar la lotería de animalitos para construir la Iglesia Virgen del Valle, la creación de La Junta de Beneficencia Pública por parte del Concejo Municipal, dejó sembrado en la conciencia colectiva el juego de los animalitos y hoy, a pesar de su “prohibición e ilegalidad”, hay más sorteos que nunca. 2 en El Tigre, 2 en El Tigrito, uno llamado milenario con 2 sorteos, el otro conocido como reino animal con 3, fauna online, doble fauna y triple fauna que tiene alcance nacional y hasta el popular Chabelo, me dicen, tiene su globo en la zona petrolera de Bare. Hay para todos los gustos, en el horario que mejor guste. Mañana, tarde y noche. Sitios para jugarlos y probar suerte sobran, kioscos a granel, en toda la geografía del municipio que los venden todos.

Las cosas tienen su principio y su fin. La junta de beneficencia pública, nació y murió. Los sorteos de animalitos gozan de excelente y vigorosa salud, por ahora, no se vislumbra su final a corto o mediano plazo. Forman parte de la idiosincrasia del pueblo y será muy difícil desarraigar del sentimiento colectivo este popular juego. Por eso. Me atrevo, a escribir esta pequeña crónica, con la sana intención de contribuir a la conservación de la memoria histórica de la ciudad e ilustrar a quienes, a pesar de que, tienen apego por el juego de los animalitos, quizás, no conocen de donde viene esa larga tradición, que por cierto, ha dejado a más de uno limpio siguiendo una ficha que cuando sale, ya lo ha cambiado y solo le queda el lamento y el bolsillo diezmado.
Los que nunca pierden son los llamados banqueros que ni impuesto pagan, se llenan los bolsillos y no les importa las penurias que viven los pobres jugadores. Bueno, el que juega por necesidad pierde por obligación, nos ilustra la sabiduría popular y no olviden: “El que invento el cacho le invento la vuelta” y lo que ya se hizo nadie podrá deshacerlo. Dígalo ahí, “Chico” Moreno”

sábado, septiembre 02, 2006

Personajes de mi pueblo

“Una anécdota de un hombre vale más
que un volumen de biografía”
Channing.

María no tiene:
En la década del 60, en El Tigre, había una indigente muy popular conocida como “María no tiene”. Ella siempre se ubicaba por los lados del Luchador donde lograba sobrevivir con la ayuda alimenticia que le brindaban los dueños de restaurante y una que otra ayuda monetaria de los transeúntes. El nombre le provino por el hecho de que la gente le gritaba “Epa, María no tiene. Ella respondía en alta e inteligible voz “¿María no tiene? se alzaba el camisón, se señalaba su parte intima y a renglón seguido gritaba ¿¡Y esto que está aquí!?” Pa’ que vos veáis diría el maracucho Alirio Gutiérrez.

El Dr. Cazorla y Pablito:
En los tiempos de la gran Venezuela se presentó un proceso inflacionario que, aunque incipiente en sus primeros tiempos, motivó al gobierno del presidente Pérez a impulsar la Ley de Protección al Consumidor, la cual aprobó diligentemente el soberano Congreso de la República. En ese momento, el estado no contaba con la burocracia profesional y mucho menos tenía dependencias en todo el territorio nacional. Ante tal disyuntiva, buscaron una vía expedita para que la ley se cumpliera, a tal efecto, comisionaron a los Síndicos Procuradores Municipales para que vigilaran su recta aplicación.
En todo el frente del edificio municipal, en el sitio donde hoy están las oficinas del SENIAT, funcionaba una fuente de soda, con restaurante anexo que se llamaba “La Carioca” que era atendido por un portugués. Un día Pablito Hernández, obrero municipal que siempre estuvo destacado en el edificio municipal fue como de costumbre a desayunar a ese negocio. ¡Sorpresa! El portugués había aumentado la empanada de un real a real y medio. Pablito montó en cólera, no compró y fue directo a la oficina del Dr. Graciliano Cazorla, síndico para ese entonces y le dijo: “Mire Doctor, ese portugués es un especulador le aumento medio a las empanadas sin autorización de nadie, hay que citarlo, multarlo y cerrarlo por pícaro” El Doctor Cazorla le contesta: Eso y más Pablito, hay que hacerlo quebrar. Pablito satisfecho, adiciona, lo merece. Entonces el Dr. Cazorla con su fina ironía le dice: “Mira Pablito, cuando llegues a tú casa, le cuentas a tú señora, le dices que haga empanadas, te ubicas frente a la Carioca, las vendes a real, para que tú veas que nadie le compra a ese portugués especulador y seguro que quiebra”.Mejor solución, imposible. Esa salida irónica del Dr. Cazorla, le quedó grabada para el resto de su vida en la mente de Pablito que siempre la contaba entre risas. Así son las cosas diría don Oscar Yánez.

Merlín y el negro Villarroel:
En los tiempos del presidente Jaime Lusinchi, desde el gobierno se promocionó la candidatura presidencial del Dr. Octavio Lepage quien ocupaba el Ministerio de Relaciones Interiores en contraposición a la de Carlos Andrés Pérez. Cuando abandonó ese importante cargo para dedicarse de lleno a la campaña, hicieron una despedida de tronío, donde estuvimos invitados todos los dirigentes del partido del pueblo del país. El profesor Ángel Antonio Merlín, encabezaba la delegación de El Tigre en su condición de Secretario de Organización. Llegamos al aeropuerto de Barcelona y el vuelo estaba retardado por efectos de una tormenta eléctrica. En esa larga espera, había lo que políticamente se conoce como el macolleo. En grupo estábamos el profesor José Luís Pérez, el Dr. Armando Armas Mogna, el Ing. Marcos Chacón, Jesús Rodríguez, el negro Villarroel y el profesor Merlín.
Todos emitían su opinión con respecto a las candidaturas y la balanza se inclinaba, a pesar de asistir a la despedida del Dr. Lepage, hacía la candidatura del gocho, pero nadie se atrevía en ese momento a decirlo abiertamente por razones obvias.En un momento de la conversación, el Negro Villarroel, presumiendo que el profesor Merlín estaba ya cuadrado con Pérez, lo ve fijamente y suelta esta perla “Nosotros vamos como observadores” No había dejado de soltar la frase cuando el profesor Merlín lo increpó “Mire, mire, hágame un favor, acláreme eso de nosotros, quienes somos nosotros” el negro villarroel todo cortado le responde “Cónchale profesor nosotros” Merlín, muy molesto le replica “No, compañero, no me meta en su paquete, a usted como que le encanta estar en la oposición, cuádrese con quien quiera y déjeme donde estoy y punto” Por salio y boca floja, comentaríamos luego entre risas. Perro viejo late echao, dicen en mi tierra.