viernes, enero 27, 2012

Personajes de mi pueblo: Petra Quijada Mata

No está la felicidad en vivir, sino en saber vivir
Diego de Saavedra Fajardo (1584 – 1648)
Escritor español. 

Vivir en el Casco Viejo, es vivir dónde nació la ciudad. Petra Quijada Mata, nació en el Valle Pedro González el 29-06-1935 y muy niña la trajeron a El Tigre. Hija de Nicanor Quijada, quien fue marino y poseía una embarcación, conocida con el nombre de La Balandra-La Edelmira, la cual vendió y junto a su esposa, Felipa Mata de Quijada, emigró en el año 1947, hasta el para entonces incipiente pueblo de El Tigre. Buscaba oportunidad de estudios para sus hijos y mejor calidad de vida para la familia. Llegó a la vivienda de una prima, Amanda Mata de Rodríguez y su conyugue José Concepción “Chon”  Rodríguez. Como cosa rara, no buscó trabajo en la petrolera, con sus ahorros, montó una granja porcina en el Caris,  la cual bautizó, con el nombre de la hija Mireya Esperanza, la bordona del matrimonio. A los pocos meses, compró a la familia Martínez Gago una casa de bahareque en el callejón Vargas, la cual fue mejorando y en la actualidad todavía es el domicilio de la prole que le sobrevive.  El hombre llegó para quedarse, se quedó, trabajó, engrandeció la familia y contribuyó con el desarrollo y progreso del pueblo que lo acogió. Un ciudadano íntegro.

Petra Quijada Mata, una de sus hijas, inició sus estudios en la escuela, Juan Bautista Arismendi, de su pueblo natal. 1ro y 2do. En El Tigre continúo en la escuela “Simón Rodríguez, cuando funcionó en la calle Guayana. En el momento que cursaba 4to, la casa que era propiedad de Juanita Rebollo, ubicada al lado de la Academia Greg, de la eximia y extinta, profesora Natividad Cintrón, se hundió y, concluyeron el año, en unos salones que les cedió, en calidad de préstamo, el Grupo Escolar Estado Trujillo. 5to y 6to, los curso en la escuela Aníbal Dominicci, en la calle Sucre, exactamente en el costado norte de la iglesia “Virgen del Valle”, bajo las enseñanzas del maestro Luís Rodríguez La Paz. En el transcurso de sus estudios de primaria, se “mudo más que una gata parida”, cuenta y ríe de buena gana. Inmediatamente se inscribió en la prestigiosa Academia Pitman de la distinguida profesora Celenia de Quiñones, la cual funcionaba, en el cruce de la calle Caracas con Piar. El esposo  de la profesora Celenia, el señor Juan Quiñones, poseía una de las primeras ventas de bicicleta, en la ciudad, ubicada en la calle Bolívar. Pueblo chiquito y… todos eran vecinos. Tipo vecindad, pues.

En el año 1954, cuando culminó sus estudios en la Academia Pitman, viajó a Puerto La Cruz, en busca de trabajo. La contrató el Banco de Venezuela, que por suerte, el 16 de junio de 1956, abrió sus puertas por primera vez en El Tigre, en un edificio del empresario Stefano Massobrio, en la esquina de las calles Guayana con Sucre, dónde permaneció por espacio de 20 años. En el año 1976, fue ubicado en la Avenida Francisco de Miranda, en un edificio propiedad del señor José “Pepe” Descarrega, dónde hoy funciona la tienda Korix. En el año 1976, abrió sus puertas en instalaciones propias, muy cerca, en la misma avenida Francisco de Miranda. El 4 de agosto, del año de la fundación del Banco Venezuela en El Tigre, Petra Quijada Mata, obtuvo la transferencia hasta esta nueva agencia, la cual tenía al frente, como gerente al carupanero Luís Alfonzo Morao. Era la tercera entidad bancaria en el pueblo, ya que antes, habían abierto operaciones el Banco Construcción, en el edificio que sirvió por muchos años al Sindicato Amarillo, ubicado en la calle Anzoátegui cruce con calle Girardot y, cuyo primer gerente fue el señor Carmelo Bravo. Luego ese banco, se mudó al edificio Samih Murhib y concluyó sus operaciones, en una edificación propia, en la avenida España y el Banco Latino, que se ubicó en la esquina de la Plaza Bolívar, después de muchos años, fue mudado a sus modernas instalaciones en la avenida España, ahora también Banco Venezuela. En esa esquina funcionó por mucho tiempo, el bar – restaurante “Las Vías”. Esa monumental entidad financiera, fue liquidada en la época de Caldera 2, por efectos de una intervención gubernamental. Esas son otras historias.

Los gerentes de la agencia del Banco de Venezuela, después del señor Luís Alfonzo Morao, fueron: Miguel Ángel Sosa Brito, Juan Bautista Alexis Rosso, Asdrúbal García, Anastasio Zabala, Jorge Martínez Rojas, quien fue sustituido por Petra Quijada Mata, la cual había pasado por todos los cargos de la agencia El Tigre. Poseía experiencia y una dilatada experiencia. Es más en su curriculum ya tenía acumulado, varios periodos, como gerente (e), como suplente  de  los titulares, cuando estos tomaban sus merecidas vacaciones. El destino es cruel,  apenas 6 meses, ejerció la gerencia, ya que era política de esa entidad financiera, que los hombres, al cumplir 60 años y las mujeres 55 años, eran liquidados, indemnizados y enviados a sus casas. Chao contigo. Entregó la gerencia al señor Simón Quijada, oriundo de Los Hatos y fue nombrado, en ese mismo acto, como subgerente, Alfredo Martínez. Hubo antes unos jubilados, como el caso del señor Asdrúbal García, que luego, le fue negociada y cancelada, para también entrar en la orbita, de los extrañados del Banco Venezuela. Así paga el diablo.

Petra Quijada de Mata, no se queja de su suerte, ha sabido vivir y es una mujer feliz, a pesar de que su único ingreso económico, es la pensión que paga el SSO, la cual ganó en buena lid y era justicia se la otorgaran. La comenzó a cobrar, cuando pagaban Bs. 9 mil mensual. Obvio eran bolívares realmente fuertes. Había Pepsi Cola a medio, pan a puyita (5 Cms.) en la panadería Plaza y hallaca a real. Con su proverbial buen humor, nuestro personaje recuerda, que llegó al Banco de Venezuela, como auxiliar del Departamento de Contabilidad en Puerto La Cruz y cuando fue transferida a El Tigre, pasó por los Departamentos de Cuenta Corriente, utility (Hacía de todo sin clasificación), luego subgerente durante 20 años y cerró su ciclo como gerente. En ese largo tiempo al servicio del Banco de Venezuela, recuerda que la primera cuenta corriente, de esa agencia en El Tigre, la abrió el empresario Stefano Massobrio y, que fueron sus compañeros de trabajo, Luís Piñero, que fue transferido a Anaco, el actual periodista estrella del diario Antorcha, Juan Martínez, José “Quijote” Palma, Aquiles Rojas, quien era cobrador, Grace Muratti, Celia Colmenares, el hoy flamante abogado y profesor Mamerto Díaz, Juan Marín, Alida de Marín, Nelson Bolívar, Juan Zamarra, Vicente “Chente” Guilarte, entre otros. Una larga carrera, una bella historia y una remembranza de la ciudad y los personajes de esos tiempos. Memoria contra el olvido.

La señora Petra Quijada Mata, las personas que mencionamos en estos humildes destellos, forman parte de las historias urbanas de esta ciudad, que nació del calor del oro negro, el 23 de febrero de 1933 y, merecen que cuando nuestros eximios cronistas, investigadores e historiadores, decidan escribir nuestra verdadera y autentica historia, los incluyan en el disco duro de esta memoria histórica. ¡Vale la pena!
 

Personajes de mi pueblo: Cruz María Bompart

El talento es un don que Dios nos ha dado en secreto y que nosotros revelamos sin darnos cuenta” Charles Louis de Secondat, barón de la Brède y de Montesquieu (1689 – 1755) 
Escritor francés.

“Le pido a Dios valor y paciencia” es el primer epígrafe, que se lee en una de las  paredes de la oficina de Cruz María Bompart. Nació (03 – 05 – 1929), en San Carlos Borromeo de Macuro-estado Sucre, sitio dónde Cristóbal Colón, piso por primera vez, el continente americano. Los padres Cruz Carret y Dora Bompart, eran agricultores y, cuando nuestro personaje estaba muy niño, el papá, lamentablemente, falleció. No lo conoció. La señora Dora, con sus 3 hijos a cuestas, empezó a viajar, buscando mejorar sus condiciones de vida y sacar adelante a sus hijos. En ese trajinar, llegó a Pedernales-estado Delta Amacuro, pasó al campo petrolero, Mata Negra-estado Monagas y llegó a El Tigre. Elaboraba dulces caseros, que los niños vendían en la calle. No le fue bien aquí y se fue hasta El Tejero-estado Monagas, luego a Punta de Mata, en el mismo estado y volvió a El Tigre. Con los dulces y conservas, le sobrevivía, a la dura situación. Una abnegada y ejemplar madre de familia. Ejemplo a seguir.

No se equivoca el refranero popular cuando reza “De tal palo, tal astilla” Cruz María Bompart, su hijo, que trabajó duro en las polvorientas calles de los incipientes pueblos antes mencionados, para ayudarse, también fue pregonero de los diarios bolivarenses, “El Loro” y “El Luchador” que distribuía en El Tigre, la vecina de la familia, la señora Bolivia La Rosa – En ese tiempo la familia Bompart vivía en las adyacencias de dónde ahora, está el edificio, que construyó el gobernador Dennis Balza, para el funcionamiento de la Prefectura, ahora Registro Civil, le echó ganas desde muy niño para ganarse la vida. En ese tiempo estudio en el Kinder del maestro Trocel, el cual funcionaba, muy cerca de la entrada del callejón Berruecos y el galpón del desaparecido Cine Bolívar. La primaria la completó en la escuela José Manuel Cova Maza y no continúo, porque en el pueblo, en esa época, no había liceos. Era la Venezuela semirural, pocas oportunidades de realización y había que trabajar. Bompart asumió el reto, nunca desmayó y hoy luce una hoja de servicios, como trabajador y servidor,  impecable. Un emprendedor exitoso.

La señora Dora, en los inicios de la década de 1940, conoció, se enamoró y formalizó una relación, con un andino de nombre Pedro Páez, que se dedicaba a las artes gráficas – era el inició de la publicidad y propaganda en el pueblo. Bompart, que desde niño, tenía inclinaciones por los dibujos, se hizo su ayudante, aprovechó sus enseñanzas, perfeccionó sus técnicas y cuando el señor Páez abandonó la ciudad, ya era un profesional, que le permitía atender la demanda de aquellos tiempos. En el año 1945, se independizó, trabajó día y noche, pintando los lemas comerciales de las bodegas, abastos, almacenes, tiendas, concesionarias de vehículos y los nombres de los colegios que iban surgiendo en el pueblo. En esas actividades, los directores de las escuelas, lo requerían, para que trazara en las paredes, en letras de molde y con las técnicas del arte gráfico, pensamientos del Libertador y de su maestro don Simón Rodríguez. Es obvio, que Bompart estaba obligado a darle crédito, al autor de las frases célebres y, también dejar constancia de que, lo primoroso del trabajo era de su autoría, de allí que, en una esquinita colocaba su apellido. Empero, la imaginación popular, colocó en boga una anécdota, que se extendió en el tiempo y, hay quienes todavía, la repiten en tono jocoso. El mismo Bompart, con su proverbial buen humor la refiere. La gente inventó que me habían detenido, porque en un mural que rezaba “Moral y luces son nuestras primeras necesidades” abajo coloque en vez de Bolívar, Bompart. Falso, pero es un buen chiste, que se convirtió en una anécdota muy trajinada de su trabajo, que surgió del alma popular, que la condenó a quedar para la posteridad. Hay que tener buen humor.

Bompart cuando culminó la segunda guerra mundial, en su condición de pintor, hizo cuadros de Simón Bolívar y Winston Churchill y los donó al kinder del maestro Trocel. La inconfundible pick up amarilla con vivos rojos y los avisos, que publicitan su taller de artes gráficas, poseen esos colores porque para su persona tienen una simbología especial. El amarillo porque le da luz  y el rojo simboliza el sacrificio que hace para ejecutar el trabajo. En sus más de 70 años en la profesión, ha tenido como compañero de labores a Nelson González (NEGOT), que llegó al pueblo hecho todo un profesional y lurgo sirvió de facilitador a Luís Campos, que hoy es un destacado diseñador gráfico. En ese largo trajinar profesional, ha sido objeto de múltiples reconocimientos, dónde destacan “El Tiuna de Oro”, organización que presidió Vicente Reyes,  “Rotary Club” cuando Omar Pabón y Carlos Grisoni, dirigían esa prestigiosa organización internacional,  “Cámara de Comercio”, que presidió Alberto Barrios y “Orinoco de Oro” en la época de Oscar Flores, entre otros. El taller de artes graficas de Bompart, desde su fundación en el año 1945, ha hecho gala de sólo 2 nombres: “Agencia publicitaria Bompart” y el actual “Vallas € Letras Bompart”. En la década del 1950 viajó a Caracas a perfeccionarse en las artes gráficas y nunca ha detenido el impulso para adaptarse a las nuevas tecnologías y,  para cumplir a cabalidad, con su nuevo lema de “Un nuevo concepto de imagen”, articuló un moderno laboratorio de  computación con tecnología de punta, que operan a la perfección sus hijos. La modernidad, no lo venció y no lo vencerá. El hombre se adapta para no perecer.

La ciudad fue creciendo y Bompart, fue cambiando el lugar de su taller. Lo inició, en el callejón Igualdad, detrás del desaparecido Bar Bohemia, luego se ubicó en la avenida Francisco de Miranda, al lado del antiguo local dónde funcionó el Banco de Venezuela, edificio del extinto José “Pepe” Descarrega y, dónde hoy funciona, la tienda KORIX. Luego cuando la ciudad creció por la parte oeste, junto a su primera esposa Elsa Díaz, que era oriunda de Santa Ana, con la cual procreó 7 de sus 16 hijos: Cruz María, Enrique, Dora, Daniel, Carlos, Elsaimara y Elsaida, emprendió la fundación del barrio Hernández Parés.  El nombre lo tomó en honor a la unidad educativa de ese nombre que quedó en la entrada del sector y la calle principal la bautizó Guanipa, por Radio Guanipa, que lideraba don José Luís Tineo López, que se había convertido en una gran aliada, en las luchas, que libró al lado de otros vecinos, para lograr los servicios públicos y el engrandecimiento del sector. El número de su casa en la calle Guanipa era el 72. Año de la consolidación del barrio. Tiempo después, se divorció, compró un amplio terreno en el 8vo. callejón sur – Exactamente detrás de dónde construyeron UNICASA –  edificó una nueva vivienda, un pequeño galpón para el taller. En esos afanes, tuvo una aventura amorosa y, nació su hijo Alexis. Nadie vive sólo en el mundo y siempre llega un amor. A tal efecto, formalizó una nueva relación, con su actual esposa Teresa Padrón, que nació en las Piedritas – Vía Pariaguan y con la cual ha procreado 8 hijos. Wilfredo, Enrique, que falleció en un lamentable incidente, Kelwin, Darwin, Keila, Ana, Mary y José. Como todos los hijos, sus más de 40 nietos y bisnietos, viven muy cerca, ese terreno esta convertido en una vecindad. Cruz María Bompart, desde ese sitio, en la actualidad, a pesar de su avanzada edad y un ACV, que le atacó hace 2 años,  atiende a su numerosa clientela, por ahora, proveniente del sector privado. El sector oficial y la industria petrolera, que eran consuetudinarios  clientes, con la llegada de la revolución, no se explica porqué, prescindieron de sus servicios. No hay amargura, la vida continúa y como a nadie le falta Dios, siempre los ingresos alcanzan para atender las necesidades básicas. En el taller hay un lema. “Dónde hay un Bompart, hay un caballero” y, en honor a la verdad, atienden a los visitantes, clientes y vecinos, con una gran caballerosidad. Una prueba más, que la escuela de los padres, es infalible. Visítelos y se convencerá.

Cuando en la ciudad, se hable de arte gráfico, hay que hablar de Cruz María Bompart. El pueblo fue creciendo y ese arte en paredes, frentes, vallas y letras que se visualizó, se visualiza y se visualizará, por muchos años más, en negocios, calles, avenidas, llevan el sello indeleble del talento que Dios le dio a este insigne trabajador de la pintura, cuyo don develó y desarrolló, por suerte, en esta ciudad. En ese sentido podemos afirmar, sin temor a equívocos, que con su trabajo creativo, su prolífica familia y su fecundo trabajo, Bompart, puede considerarse, el precursor de esa actividad en esta región y, es un ciudadano integral que ha contribuido, contribuye y contribuirá con el progreso, el desarrollo y engrandecimiento de esta pequeña urbe, la cual nació aluvionalmente,  al calor de la industria petrolera el 23 de febrero de 1933.  Fecha referencial muy bien seleccionada. No hay registros de fundación. Los remito al monumento del pozo OG-1, enclavado en Campo Oficina, que dio inicio a la historia de El Tigre. Es la verdad histórica.

Creo, entonces, importante, que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores, de nuestro grandioso y prolijo pasado y presente, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta ciudad, incluyan a este distinguido protagonista como lo es Cruz María Bompart y los otros personajes que mencionamos en estos humildes destellos, en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!
 


lunes, enero 09, 2012

Personajes de mi pueblo: William Rafael García Guzmán

"¿Dónde puedo encontrar un hombre gobernado
por la razón y no por los hábitos y los deseos?
Khalil Gibran (1833 – 1931)
Ensayista, novelista y poeta libanés.


El pasado viernes fue el día del deporte. La celebración pasó sin pena ni gloria. Los deportistas del municipio, hacen de tripas corazón, para estar a la altura del compromiso. En todas las disciplinas existen los héroes anónimos. Uno de ellos, sin dudas, William Rafael García Guzmán, quien se ha convertido a fuerza de voluntad, perseverancia y constancia en alma, corazón y vida del ciclismo en El Tigre. Nació en San Félix (23-09-1964) y es hijo del matrimonio que formaron, el guariqueño, oriundo de Valle la Pascua, Ángel García y la tígrense, Julia Guzmán. El jefe de la familia era un destacado maestro panadero e inició sus actividades en la Panadería Fátima, cuando funcionaba en una esquina adyacente al Mercado de Pueblo Nuevo Norte y luego fundó la panadería y abastos “La guariqueña” en San Félix. Esa es otra historia.

En ese tiempo William García, estudio la primaria en el Grupo Escolar Tumeremo e inició la secundaria, en el liceo “José Rafael Revenga” cuando la familia liquidó el negocio en San Félix y volvieron a El Tigre en el año 1977. Mientras sus padres finiquitaban detalles comerciales en esa ciudad guayanesa, William, vivió con sus abuelos, Juana Josefa González y Emilio Castrillo, en la calle Venezuela de Pueblo Ajuro. En esa década, crecía en el pueblo, la afición por el deporte de las 2 ruedas. El joven, estudiante de bachillerato, le llamaba la atención, la caravana multicolor de la vuelta a El Tigre, cuyo circuito era Campo Oficina – partía desde la puerta principal, frente a la estación de servicio Massobrio – desfilaban hasta la Plaza España, cruzaban hacía la salida a Pariaguan, para en el bar “El Faro” incorporarse a la carretera negra “La Flint” y, pasaban por el costado oeste de los barrios La Charneca y Pueblo Ajuro y, frente a los ojos del inquieto joven William en la calle Venezuela. Luego cruzaban en el “Bar 73 de María Quintana, subían por las 4 vías, hasta el cruce de Vea y remataban por la avenida Rotaria y concluían en su punto de partida, frente a Campo Oficina. Eran los tiempos bucólicos del pequeño pueblo que fue El Tigre. Bellos recuerdos.

La fiebre por el deporte ciclístico, tenía su epicentro en la muchachada de Pueblo Ajuro y la Charneca. William García, salía de la casa de los abuelos para el liceo y clandestinamente se desviaba para la carretera que conduce al río Caris. Entrenaba a escondidas. En tercer año, abandonó los estudios, para dedicarse a tiempo completo al ciclismo, bajo la tutela de su primer entrenador William Piamo (con el cual aparece en la gráfica). Era un grupo de destacados ciclistas, conformado por José Sirritielo, Sergio Vidal, Otilio Goite, Ebrando Cabral, Frank Reyes, Henry Guzmán, José “Recluta” López, Jesús Chacín y Luís López, entre otros. Este grupo de jóvenes pedalistas, contaron con el apoyo moral, técnico y deportivo de las glorias del pedal Antonio “El Perro” Moya, Matías Marín, Ramón “Recluta” López, Marcos Meza, José Acosta, Luís Morales, Cesar Rodríguez, Antonio “Tony” Rodríguez, Armando Gil, Alí López, Pablo “Panadero” Rodríguez, Ramón Noriega y José “El margariteño” Romero, que marcaron la época de oro del ciclismo en nuestro pueblo, el estado, el país y allende nuestras fronteras. El ciclismo en El Tigre tiene historia y sino pregúntenle a don Marcelino Oliveira, que por muchos años, organizó el clásico en honor a la Virgen de Fátima, al empresario Oswaldo Quijada, Alexis Gil, Arquímedes Rojas, que iniciaron las competencias de ciclismo en el pueblo, utilizando bicicletas de paseo. Víctor Quijada, recientemente fallecido, fue un gran directivo de ese deporte y por muchos años representante de la liga regional, que agrupa a estos deportistas en la zona sur del estado y Víctor Bermúdez, pedalista y graduado en la escuela de ciclismo del IND en Caracas. Memoria contra el olvido.

William García, es el tercero de 4 hermanos – la tropa la completan Vicenta, Nexy y Miguel – en el año 1984, ganó la vuelta a El Tigre, que se corrió en honor al señor Antonio Domínguez, Prefecto del Municipio, posteriormente salió victorioso en los clásicos Juventud-AD, organizado por este humilde aprendiz de cronista, cuando ejerció la Secretaría Juvenil del Partido del Pueblo. Aniversario de COPEI, la PTJ, Club de Leones y San José en el Tigrito y Rectificadora Anaco en Anaco. En el año 2000, tuvo la primera experiencia internacional en Cuba – en el equipo técnico viajó como coordinador el popular, Rafael “Fucho” Barrios – llegó 8vo. En el 2001, alcanzó el 6to. puesto en la vuelta a Puerto Rico. Con esas experiencias se presentó a la afamada e internacional Vuelta al Táchira que incluye en la ruta a Cúcuta – Colombia, ganó la primera etapa y lució el maillot de líder en todo el circuito. También se ha destacado en varias oportunidades en la Vuelta al estado Trujillo. No hay dudas, nuestro personaje, ha hecho una carrera deportiva a la carrera y al ritmo de las carreras de bicicletas y con las bicicletas, como pequeño emprendedor, obtiene sus ingresos económicos. Un deportista del mundo de las bicicletas.

En el año 1986, William García, estableció en el cruce de la quinta carrera con la cuarta calle sur “La Bicicletería García”, lleva 25 años en esa esquina. Es una distribuidora, venta de repuestos y servicio técnico de todo los relacionado con los velocípedos (en latín significa ) de niños, paseo y de carreras. En el año 2005, al lado de su esposa Yaritza, con la cual tiene su única hija, Willmari, y los emprendedores deportivos Pedro Duben, el ex boxeador, Argenis Evans Guatache, Ángel “Pelón” Aponte, el comunicador social, Henry White, Pedro Navarro y el polémico periodista Alexander Compiani, fundó la Escuela de Ciclismo “William García”. En esa academia se han destacado desde niños Andrés Díaz, José Martínez Veliz, José Reyes, Gabriel Díaz, Edwin Mendoza, Edgar Medina, Juan Hernández, Frank Quiroz, Luís Gómez, Remigio Sánchez, Jackson Ruiz y Jeisón Plaza, entre otros, que han logrado ganar, en varias categorías, llevando en estandarte de El Tigre, 3 vueltas al Táchira, 2 de Trujillo, 2 de Lara, 2 de Falcón, 5 de Nueva Esparta, 2 de El Tigre, 2 de Monagas, 2 de La Fría – estado Táchira – y 2 de Bolívar. Un semillero de ciclistas que sobrevive, a pesar de los gobiernos, pero con el apoyo de los padres, representantes y el autofinanciamiento que busca la escuela. Un oasis deportivo sin recursos, en un país que nada en un océano de petrodólares. Aunque usted no lo crea.

La escuela de ciclismo “William García”, posee actualmente una matricula de 35 participantes y buscan afanosamente el apoyo y el auxilio oficial, el cual aspiran contemple, una asignación mensual fija, que les permita crecer y, un transporte propio y adecuado, para viajar con comodidad a los compromisos allende las fronteras del municipio. Este semillero deportivo, no tiene problemas de edad, peso, color, religión o inclinación política de los atletas y ayuda, entrena y promociona ciclistas en todas las categorías. Entonces, no les sorprenda, que en los próximos días, el polémico y polifacético, periodista Alexander Compiani, debute en la categoría de veteranos. A tal efecto, está ejercitándose con mucha disciplina, utilizando una bicicleta especial, que empleó en su momento, el siempre bien recordado, popular y voluminoso, Placido “Blue” Brito. Los entrenamientos están orientados técnicamente, con mucha rigurosidad y estricta disciplina por el propio William García y bajo la mirada escrutadora y vigilancia su mentor e instructor privado, el reportero gráfico, José Francisco Decán, el cual solicito, por razones de seguridad, que los entrenamientos, se hicieran en una pista secreta. Ellos prometen, ser la sensación en esta temporada ciclística, que se inicia en los próximos días. Amanecerá y veremos.

Estamos en la semana del deporte. En ese sentido traemos a estos humildes destellos, un deportista íntegro, como lo es William García, su escuela, sus fundadores, sus afiliados, sus atletas destacados, los relacionados, amigos y soportes, que junto a él, han hecho posible, esta obra épica deportiva. Es ha punta de hábitos, deseos, vocación, inspiración, afición, voluntad y sacrificio, que todos los días y, no por razón de alguna ayuda oficial, que ese equipo deportivo, trabaja con tesón, para engrandecer el deporte local y proyectarlo a nivel regional, nacional e internacional. En ellos testimoniamos a los deportistas de nuestro municipio y aspiramos, que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores, de nuestro prolijo, bello y excitante pasado y presente, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta ciudad, que nació al calor de la industria petrolera, el 23 de febrero de 1933, los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica ¡Vale la pena!



miércoles, enero 04, 2012

Personajes de mi pueblo: Orlando de Jesús “Coporo” Femayor

Humildad es andar en la verdad
Santa Teresa de Ávila (1515 – 1582)
Doctora de la iglesia (1970)


Cuando este humilde aprendiz de cronista, vivió su niñez en Pueblo Ajuro, para sobrevivirle a la dura situación de estrechez económica, tuvo que vender, entre otras cosas, dupletas de caballos. En ese tiempo conoció a Orlando “Coporo” Femayor. Los asiduos jugadores de dominó y truco, estaban entre los clientes naturales y eran los que primero visitaba. Él formaba parte de ese grupo. En la cartulina dónde hacía un trabajo de filigrana, delineando los cuadritos, para que los apostadores, anotaran su nombre o firmaran en clara alusión a su escogencia, “Coporo” siempre destacaba. Llamaba poderosamente la atención, que nuestro personaje, cuando estampaba su rúbrica, lo hacía con una caligrafía excelente. Obvio fue alumno aventajado de la distinguida y eximia profesora Natividad Cintrón. Un añito bastó para aprender a escribir tan primorosamente. Las cosas buenas que se aprende no se olvidan.

Orlando Femayor, el popular “Coporo”, “coporito” o “pescao”, como indistintamente lo llaman cariñosamente los amigos, es nativo de San Diego de Cabrutica (14-03-1943) e hijo de la señora Carmen Femayor, en una relación con el señor Amenodoro González, del cual se separó, para viajar a Caracas por unos años y dedicarse al trabajo como domestica. Al poco tiempo esta humilde campesina, con su niño a cuestas, decidió venirse hasta El Tigre, buscando mejor calidad de vida. Llegó a la calle Venezuela de Pueblo Ajuro, dónde conoció a don Marcial Bolívar, albañil – constructor, con quien estableció un hogar en concubinato. Don Marcial en el ejercicio de su oficio, edificó muchas casas del incipiente barrio. La huella que dejó todavía está plasmada en muchas viviendas que están en pie. Un hombre de trabajo, que trasmitió esa disciplina, a su hijastro Orlando Femayor, que con el tiempo, se convirtió en un trabajador insigne. De tal palo tal astilla.

Era un hogar humilde, sin embargo, hicieron el esfuerzo para que Orlando, aprendiera sus primeras letras, en un Kinder privado, que funcionó en la calle Piar, cuyo propietario-educador era un inglés, para luego pasar a la Unidad Educativa Dr. José Manuel Cova Maza, que funcionaba en la calle Ricaurte, muy cerca de la actual sede del partido Socialcristiano COPEI, dónde concluyó la primaria e inscribirse en el Instituto de Comercio “Alberto Carnevalí”, cuando su sede estaba ubicada en la salida a Pariaguan, al lado del desaparecido cine España. No aprobó el primer año, la situación económica del hogar era muy precaria y había que trabajar para ayudar a completar la arepa. La necesidad obliga.

Estando muy chico, empezó a trabajar como ayudante del maestro panadero en la Panadería Lusitana ubicada, frente a la bomba de La Cruz de los Chóferes. Era preparador de masa y despachador en el mostrador. Posteriormente, en ese mismo rol, trabajó en la Panadería Fátima, que funcionó en la tercera carrera sur, exactamente detrás del actual edificio del Banco Provincial. En lo que cumplió los 18 años, se inició como Operador de Máquina (Bombero) en la estación de servicio Venecia, que regentaba y regenta la distinguida señora Rosa Bandini. En esas labores cumplió 14 años, hasta que pasó a la estación de servicio Massobrio, Frente Campo Oficina, que administraba el señor Pompilio Persichetti, con el cual trabajó 8 años y 3 años más con el señor José Rodríguez, que se encargó de la administración, cuando Pompilio la entregó, para dedicarse exclusivamente, a la concesionaria de cauchos Goodyear. Luego logró empleo en la estación de servicio “Perla Mar” que conducía la señora María Drussel, dónde permaneció 2 años hasta que se retiró de esas actividades. El cambio de rumbo había llegado y no lo pensó dos veces.

Con lo ahorros, Orlando Femayor, adquirió una pick up Dodge y, se dedicó a cargar pasajeros, en la ruta las 4 Vías – Atapirire – Mucura – Bocas del Pao. En esas nuevas labores, permaneció por espacio de 10 años. El vehículo con el paso del tiempo, uso y la mala vialidad, se deterioró y para colmo de males a Orlando, le diagnosticaron una hernia inguinal, le cayó una “pava macha”. Vendió la pick up o lo que quedaba de ella, se sometió a una operación, que no fue exitosa. Todavía sufre las secuelas de la mala praxis médica y como, lo volvió a atropellar, la necesidad, lo obligó a volver, al trabajo en las estaciones de servicio, en el rol de “chancero” o “tercerizado”, como se conoce pomposamente ahora. Reinició en la Estaciones de Servicio “Perla Mar”, de dónde pasó a la Giannini, ubicada en el distribuidor VEA. En esa inestabilidad laboral, lleva 4 años y, ahora espera, que las palabras del Presidente sean ciertas, para empezar a cobrar la pensión, a la cual no califica, por no tener completa las cotizaciones. Dios y la Virgen lo ayuden.

El hogar, Orlando Femayor, lo formó con la señora Aura Margarita Salazar, oriunda del Chaparro, municipio Mc Gregor, con la cual procreó 8 hijos. Carlos, Orlando, Betsi, Keyla, Keyli, Jhonny, Elizabeth y Maira. Todos hombres y mujeres de bien e independientes del hogar. La esposa, que también sufre quebrantos de salud, aspira calificar para acceder a la pensión y emparejar el precario presupuesto familiar y completar, al menos, para adquirir las medicinas. Los pocos churupos de los viejos, como vivimos en un país sin seguridad social y con una red de salud en pésimas condiciones, se utilizan en salud. Es la tragedia del venezolano

En las partidas de dominó Orlando Femayor, siempre compartía con Domingo Perales, que a pesar, de ser invidente, era un excelente jugador - conocía las piedras con el tacto y le cantaban la piedra que iban colocando – Pedro Cortez, “El Flaco” Juan Rodríguez, “El Chivo” Rafael Salazar, “El Conejo” Yoel Pino, Hugo García, Rafael “Fucho” Suárez y en los desafíos de truco alternaba con el orfebre José Zamora, Pedro Almeida, Pedro “Perucho” Acosta, Miguel “El Negro” Salazar (+), el tocayo José María Rodríguez (*), José Montero y Luís Díaz, entre otros. Esos duelos se realizaban en las Bodegas de Ramón Array, “La Mucureña” de Ramona Montes, “El Imán” de Jesús Piñero, “El Diamante” de Luís Morales y en la casa de Gregoria “Goya” Montero, que cobraba un porcentaje de las jugadas, para la casa. Eran los tiempos bucólicos de mi barrio.

Orlando Femayor, es de la primera generación de jóvenes de Pueblo Ajuro, el cual, por su proverbial buen humor, humildad y don de buena gente, siempre ha gozado y goza del aprecio y el cariño de los vecinos del barrio. El hombre siempre anda con la verdad y, a pesar de que, desde que contrajo nupcias, hace 40 años, fijó residencia en el quinto callejón sur del sector “La Esperanza” siempre está en contacto con sus raíces. Este humilde personaje, lo traemos a estos destellos, porque indiscutiblemente, es protagonista de nuestras historias urbanas y creemos interesante, que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores, de nuestro bello y prolijo pasado y presente, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta ciudad, que nació al calor del oro negro, lo puedan incluir, junto a los personajes y sitios que mencionamos, en el disco duro de nuestra memoria histórica ¡Vale la pena!