viernes, enero 27, 2012

Personajes de mi pueblo: Cruz María Bompart

El talento es un don que Dios nos ha dado en secreto y que nosotros revelamos sin darnos cuenta” Charles Louis de Secondat, barón de la Brède y de Montesquieu (1689 – 1755) 
Escritor francés.

“Le pido a Dios valor y paciencia” es el primer epígrafe, que se lee en una de las  paredes de la oficina de Cruz María Bompart. Nació (03 – 05 – 1929), en San Carlos Borromeo de Macuro-estado Sucre, sitio dónde Cristóbal Colón, piso por primera vez, el continente americano. Los padres Cruz Carret y Dora Bompart, eran agricultores y, cuando nuestro personaje estaba muy niño, el papá, lamentablemente, falleció. No lo conoció. La señora Dora, con sus 3 hijos a cuestas, empezó a viajar, buscando mejorar sus condiciones de vida y sacar adelante a sus hijos. En ese trajinar, llegó a Pedernales-estado Delta Amacuro, pasó al campo petrolero, Mata Negra-estado Monagas y llegó a El Tigre. Elaboraba dulces caseros, que los niños vendían en la calle. No le fue bien aquí y se fue hasta El Tejero-estado Monagas, luego a Punta de Mata, en el mismo estado y volvió a El Tigre. Con los dulces y conservas, le sobrevivía, a la dura situación. Una abnegada y ejemplar madre de familia. Ejemplo a seguir.

No se equivoca el refranero popular cuando reza “De tal palo, tal astilla” Cruz María Bompart, su hijo, que trabajó duro en las polvorientas calles de los incipientes pueblos antes mencionados, para ayudarse, también fue pregonero de los diarios bolivarenses, “El Loro” y “El Luchador” que distribuía en El Tigre, la vecina de la familia, la señora Bolivia La Rosa – En ese tiempo la familia Bompart vivía en las adyacencias de dónde ahora, está el edificio, que construyó el gobernador Dennis Balza, para el funcionamiento de la Prefectura, ahora Registro Civil, le echó ganas desde muy niño para ganarse la vida. En ese tiempo estudio en el Kinder del maestro Trocel, el cual funcionaba, muy cerca de la entrada del callejón Berruecos y el galpón del desaparecido Cine Bolívar. La primaria la completó en la escuela José Manuel Cova Maza y no continúo, porque en el pueblo, en esa época, no había liceos. Era la Venezuela semirural, pocas oportunidades de realización y había que trabajar. Bompart asumió el reto, nunca desmayó y hoy luce una hoja de servicios, como trabajador y servidor,  impecable. Un emprendedor exitoso.

La señora Dora, en los inicios de la década de 1940, conoció, se enamoró y formalizó una relación, con un andino de nombre Pedro Páez, que se dedicaba a las artes gráficas – era el inició de la publicidad y propaganda en el pueblo. Bompart, que desde niño, tenía inclinaciones por los dibujos, se hizo su ayudante, aprovechó sus enseñanzas, perfeccionó sus técnicas y cuando el señor Páez abandonó la ciudad, ya era un profesional, que le permitía atender la demanda de aquellos tiempos. En el año 1945, se independizó, trabajó día y noche, pintando los lemas comerciales de las bodegas, abastos, almacenes, tiendas, concesionarias de vehículos y los nombres de los colegios que iban surgiendo en el pueblo. En esas actividades, los directores de las escuelas, lo requerían, para que trazara en las paredes, en letras de molde y con las técnicas del arte gráfico, pensamientos del Libertador y de su maestro don Simón Rodríguez. Es obvio, que Bompart estaba obligado a darle crédito, al autor de las frases célebres y, también dejar constancia de que, lo primoroso del trabajo era de su autoría, de allí que, en una esquinita colocaba su apellido. Empero, la imaginación popular, colocó en boga una anécdota, que se extendió en el tiempo y, hay quienes todavía, la repiten en tono jocoso. El mismo Bompart, con su proverbial buen humor la refiere. La gente inventó que me habían detenido, porque en un mural que rezaba “Moral y luces son nuestras primeras necesidades” abajo coloque en vez de Bolívar, Bompart. Falso, pero es un buen chiste, que se convirtió en una anécdota muy trajinada de su trabajo, que surgió del alma popular, que la condenó a quedar para la posteridad. Hay que tener buen humor.

Bompart cuando culminó la segunda guerra mundial, en su condición de pintor, hizo cuadros de Simón Bolívar y Winston Churchill y los donó al kinder del maestro Trocel. La inconfundible pick up amarilla con vivos rojos y los avisos, que publicitan su taller de artes gráficas, poseen esos colores porque para su persona tienen una simbología especial. El amarillo porque le da luz  y el rojo simboliza el sacrificio que hace para ejecutar el trabajo. En sus más de 70 años en la profesión, ha tenido como compañero de labores a Nelson González (NEGOT), que llegó al pueblo hecho todo un profesional y lurgo sirvió de facilitador a Luís Campos, que hoy es un destacado diseñador gráfico. En ese largo trajinar profesional, ha sido objeto de múltiples reconocimientos, dónde destacan “El Tiuna de Oro”, organización que presidió Vicente Reyes,  “Rotary Club” cuando Omar Pabón y Carlos Grisoni, dirigían esa prestigiosa organización internacional,  “Cámara de Comercio”, que presidió Alberto Barrios y “Orinoco de Oro” en la época de Oscar Flores, entre otros. El taller de artes graficas de Bompart, desde su fundación en el año 1945, ha hecho gala de sólo 2 nombres: “Agencia publicitaria Bompart” y el actual “Vallas € Letras Bompart”. En la década del 1950 viajó a Caracas a perfeccionarse en las artes gráficas y nunca ha detenido el impulso para adaptarse a las nuevas tecnologías y,  para cumplir a cabalidad, con su nuevo lema de “Un nuevo concepto de imagen”, articuló un moderno laboratorio de  computación con tecnología de punta, que operan a la perfección sus hijos. La modernidad, no lo venció y no lo vencerá. El hombre se adapta para no perecer.

La ciudad fue creciendo y Bompart, fue cambiando el lugar de su taller. Lo inició, en el callejón Igualdad, detrás del desaparecido Bar Bohemia, luego se ubicó en la avenida Francisco de Miranda, al lado del antiguo local dónde funcionó el Banco de Venezuela, edificio del extinto José “Pepe” Descarrega y, dónde hoy funciona, la tienda KORIX. Luego cuando la ciudad creció por la parte oeste, junto a su primera esposa Elsa Díaz, que era oriunda de Santa Ana, con la cual procreó 7 de sus 16 hijos: Cruz María, Enrique, Dora, Daniel, Carlos, Elsaimara y Elsaida, emprendió la fundación del barrio Hernández Parés.  El nombre lo tomó en honor a la unidad educativa de ese nombre que quedó en la entrada del sector y la calle principal la bautizó Guanipa, por Radio Guanipa, que lideraba don José Luís Tineo López, que se había convertido en una gran aliada, en las luchas, que libró al lado de otros vecinos, para lograr los servicios públicos y el engrandecimiento del sector. El número de su casa en la calle Guanipa era el 72. Año de la consolidación del barrio. Tiempo después, se divorció, compró un amplio terreno en el 8vo. callejón sur – Exactamente detrás de dónde construyeron UNICASA –  edificó una nueva vivienda, un pequeño galpón para el taller. En esos afanes, tuvo una aventura amorosa y, nació su hijo Alexis. Nadie vive sólo en el mundo y siempre llega un amor. A tal efecto, formalizó una nueva relación, con su actual esposa Teresa Padrón, que nació en las Piedritas – Vía Pariaguan y con la cual ha procreado 8 hijos. Wilfredo, Enrique, que falleció en un lamentable incidente, Kelwin, Darwin, Keila, Ana, Mary y José. Como todos los hijos, sus más de 40 nietos y bisnietos, viven muy cerca, ese terreno esta convertido en una vecindad. Cruz María Bompart, desde ese sitio, en la actualidad, a pesar de su avanzada edad y un ACV, que le atacó hace 2 años,  atiende a su numerosa clientela, por ahora, proveniente del sector privado. El sector oficial y la industria petrolera, que eran consuetudinarios  clientes, con la llegada de la revolución, no se explica porqué, prescindieron de sus servicios. No hay amargura, la vida continúa y como a nadie le falta Dios, siempre los ingresos alcanzan para atender las necesidades básicas. En el taller hay un lema. “Dónde hay un Bompart, hay un caballero” y, en honor a la verdad, atienden a los visitantes, clientes y vecinos, con una gran caballerosidad. Una prueba más, que la escuela de los padres, es infalible. Visítelos y se convencerá.

Cuando en la ciudad, se hable de arte gráfico, hay que hablar de Cruz María Bompart. El pueblo fue creciendo y ese arte en paredes, frentes, vallas y letras que se visualizó, se visualiza y se visualizará, por muchos años más, en negocios, calles, avenidas, llevan el sello indeleble del talento que Dios le dio a este insigne trabajador de la pintura, cuyo don develó y desarrolló, por suerte, en esta ciudad. En ese sentido podemos afirmar, sin temor a equívocos, que con su trabajo creativo, su prolífica familia y su fecundo trabajo, Bompart, puede considerarse, el precursor de esa actividad en esta región y, es un ciudadano integral que ha contribuido, contribuye y contribuirá con el progreso, el desarrollo y engrandecimiento de esta pequeña urbe, la cual nació aluvionalmente,  al calor de la industria petrolera el 23 de febrero de 1933.  Fecha referencial muy bien seleccionada. No hay registros de fundación. Los remito al monumento del pozo OG-1, enclavado en Campo Oficina, que dio inicio a la historia de El Tigre. Es la verdad histórica.

Creo, entonces, importante, que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores, de nuestro grandioso y prolijo pasado y presente, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta ciudad, incluyan a este distinguido protagonista como lo es Cruz María Bompart y los otros personajes que mencionamos en estos humildes destellos, en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!
 


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