sábado, agosto 26, 2006

El Liceo Alberto Carnevali

“Tal vez algún día será un placer
recordar todo esto”
Virgilio.

El 30 de noviembre de 1.959 iniciándose el gobierno de don Rómulo Betancourt, en el marco de una agresiva política de masificación de la educación en todos sus niveles, fue creado en la ciudad “El Instituto Nacional de Educación Comercial El Tigre”. Adscrito a La Dirección Artesanal, Industrial y Comercial (DARINCO) del Ministerio de Educación. Inició sus actividades en la esquina contigua a Deel El Tigre empresa concesionario FORD, en el local que hoy ocupa La Casa de la Caña en la Avenida España. Su primer director fue el profesor de Educación Comercial Armando Barreto que dictaba las cátedras de Caligrafía y Contabilidad, procedente de Cumana que apenas ejerció el cargo por espacio de un año, cuando tuvo que regresar a la primogénita del continente y el Ministerio de Educación comisionó al profesor Ángel Antonio Merlín quien concluyó la tarea organizativa de la novel institución educativa y ya a su tercer año logró mudarla a la vieja casona propiedad de don Roberto Bonaguro en la salida a Pariaguan, donde funcionan varios locales comerciales, especialmente ventas de repuestos y accesorios para vehículos. El llamado edificio de SERECA como se conoce ahora.

En sus inicios “El Instituto Nacional de Educación Comercial de El Tigre” desarrollaba sus actividades académicas en apenas 2 aulas, luego en la vieja casona contó con 15, que le permitió un desarrollo más holgado de sus actividades, ampliar su matricula estudiantil, su plantilla de educadores y el organigrama funcional. En ese momento de desarrollo institucional, el profesor Ángel Antonio Merlín solicita y le es aprobado por el ME dos direcciones. La diurna que ocupó el profesor Manuel Márquez y la del nocturno asumida por el profesor Gustavo Figueroa. También envió comunicación al ME sometiendo a consideración el nombre del luchador democrático durante la dictadura de Marcos Evangelista Pérez Jiménez, el Dr. Alberto Carnevali, que falleció el 21 de mayo de 1953 de mengua, en la Penitenciaria General de San Juan de Los Morros, víctima de un cáncer generalizado en el aparato digestivo. No hubo objeción y desde el año 1962 la institución ostenta orgullosa ese honroso nombre y pasó llamarse “Instituto de Comercio Alberto Carnevali”

Indiscutiblemente, el profesor Ángel Antonio Merlín fue artífice de la organización, desarrollo, consolidación y proyección del “Instituto de Comercio Alberto Carnevali”. En su fructífera gestión como director nunca desmayó en su empeño por hacer de la institución la mejor en la educación media local, a la vez que mantuvo una férrea lucha, desde el Rotary Club y su condición de líder político de AD, por lograr una sede propia y moderna para la institución que dirigía, cuestión que alcanzó cuando el 20 de noviembre de 1967 el Dr. Raúl Leoni, su distinguida esposa doña Menca de Leoni y el Ministro de Obras Públicas, Ing. Leopoldo Sucre Figarella cortaron la cinta tricolor en su compañía para dejar inaugurado el edificio que todavía, pese a sus carencias y falta de mantenimiento, tiene la sede el ahora conocido como, Liceo “Alberto Carnevali” nombre que adoptó luego que fueron creados los ciclos básicos y las especializaciones pasaron todas al Liceo Briceño Méndez.

En el año 1967, estrenando nueva sede, en el marco de las fiestas carnestolendas, el Instituto de Comercio “Alberto Carnevali” se anotó otro rutilante triunfo cuando su representante, la linda joven Ana Zulay Lira Rondón, que era estudiante del nocturno y secretaria ejecutiva en el diurno, resulto electa reina de las fiestas de ese año en reñida competencia con las seleccionadas por los demás liceos y clubes sociales que en esa época vivían su tiempo de esplendor. Eran unas fiestas de órdago, donde los disfraces, las carrozas, las lindas chicas al ritmo del steel band que magistralmente tocaba el maestro Desmond Cole, destacaban por su colorido de ensueño en su recorrido por la avenida Francisco de Miranda. Don Claudio Perdomo, el popular “Nene” disfrazado de negrita, siempre iba a la cabeza de esos desfiles en honor al rey Momo, repartiendo caramelos y poniéndole toda la alegría con su prodigioso e innato histrionismo. Un showman en todos los carnavales de El Tigre. La fiesta de gala, se celebró en los elegantes salones del recién inaugurado Centro Social Árabe. Todo un acontecimiento en el bucólico pueblo de entonces.

Un dato curioso es que el profesor Ángel Antonio Merlín, que era docente desde el año 1954 y sub-director en el Instituto de Comercio Dalla Costa de Ciudad Bolívar en el año 1960, lo envían a Acarigua como director de una institución educativa similar, donde permaneció sólo una semana ya que lo transfirieron a El Tigre, para llenar la vacante que se produjo como consecuencia de que el profesor Armando Barreto regresó a su ciudad natal Cumana y estuvo en la dirección del Instituto de Comercio “Alberto Carnevali hasta el año 1979 cuando fue jubilado. Unas cuantas lunas al frente de la institución que dejaron una profunda huella que todos hoy, tal como reza el pensamiento de Virgilio que colocó en la pared externa en la parte alta donde funciona la dirección, recordamos con placer. “Tal vez algún día será un placer recordar todo esto” dice el laureado poeta latino en su excelsa obra literaria La Eneida, que dejó sin terminar.

Recién inaugurada la nueva sede en el año 1967 el profesor Gustavo Figueroa, regresa a Cumana y la vacante de sub-director la ocupa como titular el profesor Hernán José Iro hasta el año 1969 cuando independizan el nocturno del diurno y es nombrado director hasta el año 2003 cuando se jubila. En ese largo periplo al frente de dirección nocturna, lo acompañaron como sub-directores el profesor Mamerto Díaz como encargado por espacio de 2 años y como hacer carrera en educación no estaba en sus proyectos declinó en el año 1973 para iniciar sus estudios de derecho que culminó con éxito y nombran al profesor Juan Rojas Meza que ejerció el cargo hasta el 1978 cuando le aprueban su traslado al estado Monagas, fecha en la cual designan al profesor Juan Figuera que a la salida del profesor Hernán Iro, es ascendido a director cargo que ejerce hasta el presente.

En el diurno acompañaron al profesor Ángel Antonio Merlín como sub-directores el profesor Manuel Márquez desde el año 1963, hasta el 1969 cuando es incapacitado y le entrega el testigo al profesor Bernardo Acosta que ocupa el cargo por espacio de dos años, lo deja vacante al ser nombrado gobernador de su estado natal Nueva Esparta. En ese tiempo nombran al profesor Manuel Tabasca que ejerce el cargo hasta el año 1979, Merlín se acoge a la jubilación, encargan a la profesora Ana Carmen Rodríguez de Gómez que al poco tiempo se jubila y pasa a ejercer la dirección el profesor Manuel Tabasca durante largo tiempo hasta su jubilación en el año 1999. El ME encarga en la dirección a la profesora Nessi Vásquez, ésta se jubila y en esa misma condición ejerce el profesor Jesús Noriega que luego es ascendido a la zona educativa y al producirse la vacante nombran al actual director Amabilis Obediente.

Es una síntesis de la evolución histórica del Liceo “Alberto Carnevali” de cuyas aulas en su primera etapa graduó los Técnicos Mercantiles, equivalente al bachillerato contemplando además a los 4 años el Certificado de Perito Mercantil en los cursos diurnos, ya que en la noche, se obtenía el Certificado de Secretariado Comercial o Corresponsal y Secretariado en Contabilidad en 3 años. En el año 1970 fue eliminada la nomenclatura de Técnico Mercantil para dar paso como era lo correcto a los títulos de Bachiller Mercantil para que los graduando no tuviesen dificultad a la hora de acceder a las universidades. Fueron 3 promociones de Bachilleres Mercantiles porque en el año 1972 el sistema fue modificado, la institución fue convertida en un ciclo básico que desapareció de un plumazo su esencia primaria de preparar jóvenes para el trabajo. Ese tipo de institución eran las que verdaderamente se ocupaban de la educación para el trabajo. De eso, estoy convencido, no puede quedar una pizca de dudas.

Puedo afirmar sin temor a equívocos que los jóvenes egresados del Instituto de Comercio Alberto Carnevali, hasta que conservó su status en el año 1972, fue vitrina de excelencia en la preparación académica de sus estudiantes a todos los niveles, amén del orden, la disciplina, la pulcritud en el vestir de profesores, alumnos, personal administrativo, obrero. La infraestructura también se mantenía impecable hasta en los mingitorios que era digno de elogio en la ciudad. Eran tiempos donde el respeto del alumno por el profesor y viceversa era casi reverencial. Lo afirmó con certeza porque lo viví intensamente por espacio de 5 años cuando egrese de Bachiller Mercantil en el año 1971 en la promoción que llevó el nombre del distinguido profesor Bernardo Acosta de cuyas manos recibí mi titulo el cual ostento con orgulloso.
El profesor Ángel Antonio Merlín genio y figura indiscutible del Liceo “Alberto Carnevali” y líder por muchos años de la institución, siempre buscó darle identidad propia a quienes desde sus aulas, pasillos, áreas recreativas, deportivas, deportivas y administrativas compartíamos sueños y esperanzas. Es así, cuando por su iniciativa surgió la gran familia Carnevaliana. Hoy, el profesor Merlín, quien leva anclas desde la Fundación Barcelona al lado de su distinguida esposa la profesora Ismelia, tengo seguridad, conserva una memoria tan clarita como el agua del río moquete y una salud a prueba de misiles, puede dar fe de lo que aquí escribo y de haber alguna omisión, tengan la seguridad, la corregimos con el invalorable aporte del protagonista principal. Mientras tanto, hicimos el esfuerzo para que quede grabada en la memoria histórica de la ciudad, la evolución histórica del “Alberto Carnevali” y podamos repetir al unísono con Merlín, parafraseando al poeta Virgilio, no hay dudas, hoy día, es un placer recordar todo esto.

sábado, agosto 19, 2006

Los cines en la ciudad

“¡Si no lo hubiese sabido nunca! Lo que
no se sabe es como si no fuera”
Jacinto Benavente.

El sábado 12 de agosto de 2006, salgo tempranito como de costumbre a cumplir mi caminata mañanera, la cual incluye en el recorrido, retirar mis diarios en el kiosco La Confianza, de la señora Rosa Estrada. Ese día coincido con un viejo amigo que me felicita efusivamente. Le pregunto ¿Y eso? Me contesta por tus columnas acerca de la historia menuda de la ciudad. ¡Ah, ok! le respondo. Se hace lo que se puede. Me llama aparte y se me ofrece para que hagamos un recorrido por la ciudad y recordemos los sitios dónde funcionaron los cines en la ciudad desde el año 1939. Acepto, nos ponemos de acuerdo y salimos el domingo 13 en la mañana. Nos dirigimos a la calle Ricaurte y me señala aquí, se instaló el primero, frente a la Prefectura, que llevó por nombre “Cine Irma” luego se abrieron otros, exactamente en el inmueble que tiene como sede al partido COPEI, que se llamó CINELANDIA. En silencio, me digo para mis adentros, lo que son las cosas, nacido y criado en El Tigre y ahora es cuando me entero que existieron estos cines. Bueno, como me asalta la duda, consulto con don Mauro Barrios y me lo confirma. Estoy seguro que más de uno se sorprenderá, pero así, son las cosas.

Mi amigo Gilberto Pinto, en el recorrido me dice que el no vio esos cines, porque precisamente, vino al mundo el 06 de junio de 1939 en la calle Rivas, al lado de Los Piñero, frente a la pila de agua, pues. Empero, cuando inició sus estudios en la escuela “Cova Maza” que funcionaba en la calle Ricaurte, cerca de la actual Prefectura, escuchó de la existencia de ambos cines. Recuerda, también, que la escuela estaba diseminada en varios locales (casas) del Casco Viejo, igual que la “Simón Rodríguez, hasta el año 1953 cuando inauguraron la sede en la primera calle norte que concentró a ambas escuelas con el nombre del maestro del libertador, bajo la dirección de la maestra Carmen Elisa Encinales. Gilberto que interrumpió sus estudios en cuarto grado, se desempeño desde el años 1954 al 1958, como sacristán en los tiempos del padre Romero Mata, que construyó la iglesia con los sorteos de los animalitos y luego con el padre Antonio Colmenares. En al año 59 asumió Bruno Vístoli fecha cuando abandonó para contraer nupcias con su actual esposa Carmen González con la cual procreo 7 hijos que le han dado la dicha de contar con 16 nietos, por ahora, dice con orgullo.

El año 1959, se instala en Caracas, logra un empleo como cobrador - motorizado en una empresa de bienes y raíces de don Eugenio Mendoza, hasta el año 61 cuando regresa a El Tigre para trabajar en la contratista “Romaní” por muy poco tiempo ya que el año siguiente lo absorbe Mene Grande Oil Company que luego, fue Meneven, Corpoven y actualmente Pdvsa donde laboró por espacio de 38 años hasta que se jubiló. Durante su tiempo como sacristán, alternaba como portero de los cines Principal, luego teatro Maroní, Ayacucho, Bolívar, que estaban muy cerca de su vivienda en la calle Sucre. Dos en la calle Bolívar y el otro en el callejón Igualdad paralelo a la entrada del callejón Berruecos. Otros cines que se instalaron en el ahora, conocido Casco Viejo fueron el Girardot, cerca de la avenida cinco, el Aragua en el callejón Nueva Esparta cruce con callejón Aragua y el cine Canaima en la calle 5 de Julio de Pueblo Ajuro entre la calle Nueva Esparta y la carretera Negra de La Flint. Puras mexicanas en la cartelera de la época.

Concluido el recorrido en el Casco Viejo, enfilamos hacía Pueblo Nuevo Norte donde funcionaron los cines Sucre, en la Segunda Calle Norte cruce con Tercera Carrera Norte, el Libertador en la Sexta Calle Norte cruce con Cuarta Carrera Norte, el Miranda, luego Teatro Cristal en la Avenida Francisco de Miranda actual sede de la empresa ELIDORCA. El España en la salida a Pariaguan frente a la Plaza España, cuyo propietario, don Roberto Bonaguro, también instaló el Autocine Guanipa y había consolidado el Cine Plaza que eran los distinguidos de la ciudad y que fue el último que le sobrevivió en la ciudad al betamax, VHS, televisión por cable y a la salvaje inseguridad

Don Mauro Barrios, recuerda, cuando le hago la consulta acerca de los cines Irma y Cinelandia, que el cine Principal, fue el tercero de la ciudad, cuando lo inauguraron, me cuenta que, estrenaron una película mexicana de Simón Bolívar que constituyó un gran éxito. En esa cinta cinematográfica destacaban Carlos López Orellana en el papel del Libertador y Julián Soler como José Antonio Páez. En esa sala del cine Principal, se presentaron en vivo artistas famosos como Pedro Infante y Antonio Aguilar. Volviendo al amigo Gilberto Pinto quien inspiro este trabajo, para recordar los cines que funcionaron en la ciudad me dijo también que como sacristán ganaba Bs. 4 en la semana los cuales complementaba con los Bs. 10 que le reportaba el trabajo de portero en los cines que le proporcionaban un salario por encima del promedio para ese momento de Pepsi a medio, hallaca a real, pan de a puya en la panadería Plaza y cervecita a tres lochas en el negocio de la Negra Dámaso en la Avenida Cinco.

Innumerables jóvenes trabajaron en esos cines. Recuerda el amigo Gilberto Pinto a Francisco Quintana operador del cine Girardot, Tobías Scribani operador en el cine Ayacucho y principal que tenía como ayudante a José Lozada, a Pedro y Miguel Rojas que eran los gerentes, a Elpidio Cabrera, Remigio Zabaleta que pintaban los cartelones y colocaban en sitios estratégicos de la ciudad anunciando la película del día, muchos otros como el popular Tarzán que era el que cuidaba la disciplina en sala interna, Agustín, Augusto Guerra, Néstor “Pata e’ perro” Gil, actualmente trabajadores del IUTJAA, Saúl “Perrín” Alcalá, hoy caricaturista estrella del diario Antorcha, y su compadre del alma Hugo “Bola e’ burro” García quien además era su compañero de farra cuando estaban de moda los bares familiares en Pueblo Ajuro, la Charneca y el barrio La Cruz conocido como Barrio Loco. Cervecita a real y cinco piezas musicales por un bolívar tocaba la rockola. Una Guará, diría un Barquisimetano.

El cine Sucre, recuerda con mucha precisión el amigo Gilberto Pinto, fue instalado por unos jóvenes que venían periódicamente a la ciudad a vender el famoso chorizo carupanero y la no menos deliciosa morcilla. Los del Casco Viejo aún cuando tenían gerentes locales pertenecían a un grupo español que tenía su centro de operaciones en Barcelona y el cine Miranda que luego fue el Teatro Cristal era de Pepe Escriba que poseía un gran parecido con el eximio comediante Cantinflas, cuestión que aprovechaba para vestirse a la usanza del famoso mexicano para promocionar su cine y en los carnavales era una figura muy vistosa porque aparte del parecido con Cantinflas, hacia un papel muy excelente haciendo de su doble. Era la época bucólica, simpática y de oro de la ciudad. A medio la exquisita cagalera que vendía el negro dulcero, un real el cuento nuevo, medio el usado, la entrada a los cines populares un real y a los cines chic un bolívar. Había los sábados y domingo 4 funciones. Vermouth en la mañana, Matinée en la tarde y las dos de la noche. ¿Qué tal? Muy bueno, porque confirma una vez más una gran verdad. Recordar es vivir.

Ahora que lo sabemos, hay la seguridad que fue. En mi caso, es un humilde aporte para que la elite ilustrada continué su ardua labor de investigar estos hechos y personajes para la conservación y preservación de la memoria histórica de la ciudad. ¡Vale!





miércoles, agosto 09, 2006

Personajes de mi pueblo: Candelario Gómez

“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos
a la verdad corren, más uno alcanza el premio?
Corred de tal manera que lo obtengáis”

-Biblia – 1 Corintios 9:24.

Candelario Gómez vino al mundo en Tacarigua, estado Nueva Esparta, el 2 de febrero de 1930. A los 9 años embarcó junto a su progenitora, en la lancha “La Conquistadora” que salía de la isla de las perlas a las 2 PM y llegaba a Puerto La Cruz el otro día a las 9 AM. En tierra firme, durante la adolescencia, se empleo por espacio de unos 5 años con “Eveco” que era la distribuidora de los Pontiac importados en la zona norte del estado Anzoátegui. Luego en el año 1948, invitado por su padre Emeterio Gómez, viene al pueblo de El Tigre para trabajar en Mene Grande Oil Company. Vivió en la calle Colón por un tiempito, hasta que se sembró en la calle primero de Mayo de Pueblo Ajuro, para el resto de su vida. Imagínate Cheo, me cuenta, que el Coronel Pedro Vicente Soto Fuente vecino de la calle 5 de Julio, cuando tenía 15 años se inscribió en un curso de mecánica que dictaba el INCE, su instructor era el italiano Domingo Coffaro, recuerdo que ese chamo, mi amigo, que fue el primer militar que se le alzó a este régimen, me instaló el timbre de la casa, una novedad para la época. Yo los conozco a todos ustedes, una generación del barrio que ha figurado mucho en el estamento militar, político, social, profesional, artístico, deportivo y laboral. Hoy, a mis añitos, estoy obligado a decir sin ninguna nostalgia. Para dónde cojo con esta pata “hinchá”.

Aficionado al béisbol, fanático de los Tiburones de La Guaira, soñaba con tener un hijo jugador en el deporte de las 4 esquinas. En el año 1967 en uno de sus constantes viajes a Caracas, en donde compraba los relojes Seiko a Bs. 200, prendas de oro para la reventa, fijó la vista en la vidriera de una tienda deportiva y le dijo a la mamá de sus pequeños hijos: Mi amor, vamos a comprar 1 bate, 2 guantes y una pelota de béisbol para los muchachos. Dicho y hecho, compraron los útiles deportivos y a partir del momento que llegó le dijo a Rafaelito y a Clemente, prepárense que vamos a practicar béisbol. Los llevó a un terreno de la petrolera (El campito de los Sabanales) que estaba ubicado detrás de la bodega amarilla de la carretera Negra de La Flint, limpiaron una parte, colocó a uno en el bate y al otro para que lanzara y los iba alternando para que fueran aprendiendo. Todas las tardes repetían la escena, y a la semana había alborotado la chiquillería del sector, todos entusiasmados con ganas de entrarle al juego. Como decimos campechanamente. Puso la tirona, pues

Esa euforia inicial, le prendió el bombillo a Candelario Gómez, era la posibilidad de acabar con la supremacía que mantenían los equipos de béisbol menor de la compañía petrolera “La Flint” Inició un dificultoso periplo por las casas comerciales, amigos y relacionados, recolectando útiles deportivos para armar dos equipos, cuestión que logró. Iniciaron la organización del club, los hijos de Candelario proponían el nombre del glorioso pelotero de Puerto Rico, Roberto Clemente, pero Candelario les dijo que no. El club llevará el nombre de “Cachorros de El Tigre” porque ustedes son muy cachorros, todos aplaudieron la ocurrencia y el 20 de 0ctubre de 1968 se constituye formalmente la organización de béisbol menor “Los Cachorros de El Tigre” Albricias pido señores, para Candelario y sus bravos cachorritos.

La organización comenzó a crecer y el terreno que tenían de práctica resultaba muy pequeño, fue entonces cuando decidieron en una reunión, que los propios niños invadieran un conuco, adyacente al campito, con vista a la carretera Negra de la Flint, propiedad del Sr. Padilla que vivía en la calle 5 de Julio. Los muchacho cayeron como bachacos y destruyeron una siembra de tabaco, yuca, topocho, etc, etc. El dueño montó en cólera y se apareció machete en mano, tuvo una acalorada discusión con Candelario, las cosas no pasaron a mayores, fueron al Concejo Municipal, plantearon el problema y el entonces Presidente Municipal Tomás Domínguez Rojas, le dijo al señor que no se preocupara que la administración municipal le cancelaría los daños del conuco, pero el terreno, que era municipal pasaría a ser un campo deportivo para el uso del club de béisbol menor “Los Cachorros de El Tigre”. El hombre cobró, se le pasó la cólera, las cosas se arreglaron, volvió la armonía, regresó la amistad y desde entonces el terreno pasó a llamarse “El Campo los Cachorros”. Cuando se quiere, se puede y punto.

El tiempo pasa, todo marcha de mil maravillas, hasta que llega el gobierno de la Gran Venezuela. El Tigre empieza a crecer por los 4 costados. En la parte oeste de Pueblo Ajuro se funda el barrio “Los Sabanales” y el Concejo Municipal decide, en el año 1976, obligado por la presión vecinal, alargar las calles de Pueblo Ajuro hacia el nuevo sector. Entra la calle Bellavista, la avenida 8, la calle San José, pero con la 5 de Julio se tranca el serrucho. Había una casa a tiro de techo y atrás estaban los temibles cachorritos de Candelario. Llegan las cuadrillas de la municipalidad lideradas por su Presidente, el Prof. Augusto Enrique Tenorio Meza, con la sana intención de abrir la calle 5 de julio hacia Los Sabanales. Los cachorritos se percatan y corren a buscar a Candelario. Este ni corto ni perezoso llega al lugar, entra en conversaciones con el Presidente Municipal, le explica la situación y Tenorio que es un fanático empedernido de béisbol les dice de inmediato. “No hay problemas, incluso esas bienhechurias que estorban, las vamos derrumbar y las pagaremos por la municipalidad, para que el terreno quede más despejado y los niños puedan practicar con más comodidad el béisbol” Otro escollo superado por la constancia y perseverancia de Candelario.

En el año 1978 cuando asume la Presidencia Municipal el Prof. Juan Hernández Bermúdez, Candelario y sus cachorritos buscan afanosamente que les cerquen el terreno porque había amenaza de invasión. Como los presupuestos no se aprueban de la noche a la mañana y los invasores sí, mientras diligenciaban los recursos para la cerca de alfajor para el terreno, se produjo la invasión. Esto enfureció a los cachorritos que fueron a la casa de Candelario, que para la época trabajaba con Tamayo y Compañía y tenía un camión asignado. Agarró el vehículo, llegó al terreno y con la parte trasera empezó a tumbar barraca de zinc y aplanar los promontorios de arena y granza. Se planteó el conflicto, fueron de nuevo al Concejo Municipal y en medio de la discusión, Candelario amenazó que si en 15 días no le cercaban el terreno él y 4 amigos más construían casas en el terreno y san se acabó. El Prof. Hernández Bermúdez, los calmo a todos, buscaron ubicación a los invasores y a los 15 días estaba un equipo de la municipalidad construyendo la cerca de alfajor que todavía posee el Campo de los Cachorros. La constancia y la perseverancia dieron sus frutos bien dulcitos.

En la época que se funda la divisa de los “Cachorros” coexistían dos ligas en la ciudad y creo en toda Venezuela. La de la Federación y la de Criollitos de Venezuela. Cachorros perteneció a la primera y fue allí, en esa liga, donde Candelario vio coronado su sueño. Varias veces le ganaron a los equipos de La Flint, acabaron con la hegemonía que mantenían, lograron que se hablara también de Los Cachorros tanto como de La Flint en toda la prensa deportiva y los círculos amantes del béisbol menor. Fue tanta la notoriedad que adquirieron los equipos de béisbol menor de “Los Cachorros” que a través de las crónicas e informaciones de Pedro Emilio Rojas Vargas el popular “Pejas” en el diario Antorcha, era conocido en todo el Oriente del País. Pa’ que vean que topocho verde mancha.

Fueron años de muchas luchas, conjunción de esfuerzos, dedicación a la actividad de “Los Cachorros de El Tigre”. Lograron consolidar un campo deportivo que lleva el nombre en honor a esa divisa. Candelario, cuenta con un brillo de alegría en sus ojos, que en una oportunidad, cuando distribuía el diario Antorcha en el estado Monagas, el corresponsal en Maturín Charles Flores, le dijo que el general del batallón de esa zona quería conversar con él. Fue a su despacho y cual seria su alegría cuando el general le propuso organizar un triangular de béisbol entre un equipo de Caracas, el de Maturín y Los Cachorros. El general le dijo que tenía la logística lista, acondicionado el terreno del cuartel, contaba con alojamiento para los equipos visitante y que solo se preocupara por el traslado de su equipo. Aceptó, fueron y resultaron campeones. Como dato curioso, dice Candelario fue la primera vez que un equipo de béisbol menor jugó fuera del estado Anzoátegui.

Triunfantes regresaron a El Tigre el lunes, fueron recibidos como héroes y ese mismo día en la noche lo llamó el general a su casa para felicitarlo y además, le comentó que estaba gratamente sorprendido y que no se explicaba como estos niños tan chicos habían derrotado a estos grandulones de Caracas, que aparte del tamaño, tenían más experiencia. Diría el maracucho Alirio Gutiérrez; Pa’ que vos veáis.

14 años estuvo Candelario al frente de “Los Cachorros de El Tigre”. De esa organización queda como recuerdo imperecedero “El Campo de Los Cachorros” que, a pesar de su deterioro, como consecuencia del abandono por parte de las autoridades competentes, hoy es utilizado por las ligas de softboll que esperan en cualquier momento entrar en la agenda del gobernador o del alcalde del municipio, para que lo remodelen y adecuen a las exigencias del presente. Ambos mandatarios son de El Tigre, fanáticos del béisbol y conocen el Campo de los Cachorros. ¿O No? Candelario cree que sí y el que suscribe también ¿Y ustedes amigos deportistas? ¡Claro! También lo saben. La esperanza es la última que se pierde. Candelario a pesar de las vicisitudes nunca la perdió y aunque está un tanto alejado del ambiente deportivo, por razones obvias, sigue siendo alma, corazón y vida de ese terreno que fue y puede volver a ser un semillero del deporte local.

Candelario, tuvo una idea, corrió como buen deportista y la obtuvo el premio: “El Campo de los Cachorros” Los que nacimos, nos criamos, nos formamos en el Pueblo Ajuro, podemos dar fe, que Candelario merece el reconocimiento como fundador de ese maravilloso campo deportivo. Honor a quién honor merece.

miércoles, agosto 02, 2006

Personajes de mi pueblo: Bernardo Acosta

“El corazón de un sabio es como un espejo:
refleja cada objeto sin empañarse”
Confucio.
En el año 1969 el distinguido profesor Bernardo Acosta ejercía los cargos de Sub-director y era titular de las cátedras de Educación Ciudadana, castellano y psicología en el otrora Instituto de Comercio “Alberto Carnevali” de El Tigre. Promediaba el Dr. Rafael Caldera Rodríguez su primer año de gobierno.

Una calurosa tarde Tígrense, mientras nos dictaba clases de psicología, el profesor Ángel Antonio Merlín, a la sazón, director del prestigioso instituto a través, del sonido interno hizo un llamado al profesor Bernardo Acosta para que atendiera una llamada urgente en su oficina. Solícito, acudió y nos trajo las buenas nuevas.

La llamada era del entonces Presidente de la República de Venezuela, Dr. Rafael Caldera Rodríguez, quien lo había designado gobernador de su estado natal Nueva Esparta. Gritos y aplausos de euforia, por su merecido nombramiento y un dejo de nostalgia, porque perdíamos un excelente educador, guía y consejero.

Concluyó el año escolar del 69, fuimos promovidos a cuarto año y finalizando ese año lectivo nombramos la comisión organizadora del comité pro-graduación que quedó presidida por Gonzalo Leiva. Esa delegación solicitó la opinión de los graduandos para escoger el padrino de la promoción y fue electo por unanimidad el profesor Bernardo Acosta.

Designaron la representación que haría la participación al padrino, la cual recayó en el presidente del comité pro-graduación Gonzalo Leiva, Roberto Salazar, Asdrúbal Mendoza y este humilde servidor. Solicitamos la audiencia respectiva y viajamos a la Isla. Llegamos a la gobernación e inmediatamente nos trasladaron en el vehículo oficial hasta Pampatar, donde nos asignaron una casa vacacional del conjunto “TRIMAR”, de la señora Trina Miguelina Franco quien nos atendió a las mil maravillas.

El conductor del vehículo nos hizo saber que a pesar de que teníamos audiencia fijada, el gobernador nos solicitaba que lo disculpáramos, pero que en ese momento estaba en una importante reunión y que en la noche se reuniría con nosotros para cenar, conversar y hablar del asunto que nos traía a la isla.

Dicho y hecho, promediando las 7 PM nos llamaron al área del restaurante, que recuerdo era a cielo abierto, donde ya nos esperaba el gobernador para cenar. Fue un encuentro de órdago, conversamos de lo humano y lo divino acerca de El Tigre, el Instituto, las clases y por supuesto de su designación como padrino, la cual nos agradeció, comprometiéndose a sacar tiempo de sus innumerables responsabilidades para venir al acto académico. Palabra que cumplió y vino a entregarnos junto a las autoridades del plantel los títulos de Bachiller Mercantil.

Nos invito a pasar unos días en Margarita y estuvimos una semana, durante nuestra estadía nunca nos desamparó. Teníamos nuestra casa vacacional, los 3 golpes y la visita casi diaria del gobernador, que incluso, nos permitía que el conductor del vehículo oficial nos diera paseos turísticos mientras el atendía reuniones en el restaurante.

Fue un viaje inolvidable. En esos días de su propia boca nos enteramos que era oriundo de Pampatar, hijo del mandinguero Donato Marcano Laborí y doña María del Carmen Acosta que vendía pescado, voceándolo por la calle y visitando casa por casa. Origen bien humilde, pues.

En El Tigre, fue maestro de la escuela de Campo Oficina, sub-director del Grupo Escolar Trujillo; profesor de metodología y educación cívica en el Colegio Divino Maestro y los ya cargos antes mencionados en el Instituto de Comercio “Alberto Carnevali” hasta que fue designado gobernador del Estado Nueva Esparta. Nos decía, hijos, no se preocupen, que una vez que concluya mis responsabilidades al frente del ejecutivo regional vuelvo al Tigre de mis querencias para continuar en las aulas.

No volvió, hace poco falleció en su nativa Margarita, pero dejo el fruto de sus enseñanzas, su don de gente y una estela de discípulos y grandes amigos que lo recordamos con el cariño y el aprecio de siempre.

En estas tierras de Guanipa, el profesor Bernardo Acosta tuvo una larga y dilatada carrera política y gremial, que lo llevó a ocupar los cargos de Vice-presidente de la Federación Venezolana de Maestros, diputado a la Asamblea Legislativa y al Congreso Nacional, Senador suplente, Director de Política del Ejecutivo de Anzoátegui, Secretario General de Gobierno y encargado de la Gobernación. Además, fue Contralor General del estado Nueva Esparta por espacio de 10 años, record del cual hacía gala y que difícilmente alguien pueda siquiera igualar.

Otra cosa inédita que nos contó fue que, aun cuando quiso ser pescador, inició su carrera en la administración pública como portero y bedel hasta llegar a gobernador. También nos decía con mucha gracia que el tenía la edad de la primera cámara fotográfica creada en el mundo, el respirador artificial usado en medicina y la cinta adhesiva. Bueno, murió a los 84 años, saquen la cuenta, pues.
Parafraseando a los chilenos con relación a don Andrés Bello cuando dicen con orgullo que “Don Andrés Bello es un ilustre chileno nacido en Caracas” yo puedo decir sin temor a equívocos que el Prof. Bernardo Acosta fue un ilustre Tígrense nacido en Margarita. Un sabio que puso todo su corazón para irradiar la luz del saber en nuestra querida ciudad.