miércoles, agosto 18, 2010

El Hotel Tamanaco

La constancia no está en empezar sino en perseverar
Leonardo Da Vinci (1452-1519)
Artista florentino.

A finales de la década de 1940, el señor Giuseppe Fidelibus, fundó el Hotel Tamanaco en el Edificio Arauca que está ubicado en la calle Guevara Rojas del Casco viejo de la ciudad. Lo administró por un tiempo y una vez que estuvo consolidado, lo arrendó al señor Napi Izzo – Un hermano del popular Pichirilo – y, vislumbrando un futuro promisorio, decidió construir un edificio propio en la avenida España, que es el inmueble dónde actualmente funciona el Hotel Tamanaco. Esa edificación la concluyó en el año 1957 y, fue la primera inversión del empresario italiano Fidelibus en el, para entonces bucólico, pueblo de El Tigre. Nunca quiso vender el inmueble porque tenía para él un valor sentimental y ahora, luego de su lamentable fallecimiento, es propiedad de su distinguida esposa Rita Tinaro y sus hijos Mauricio, Gaetano y Daniel quienes lo conservan como una reliquia familiar. Un recuerdo de familia.

Una vez que venció el contrato del señor Napi Izzo, los nuevos arrendatarios, fueron los señores Filomeno Mazzuco y Bruno Migliorini, quienes en el año 1983, una vez que se encargaron del Hotel Arichuna, le vendieron el fondo comercial al señor Cadino Di Serafino Di Vitantonio, quien asumió la dirección y administración del Hotel Tamanaco, junto a su esposa Addlorata Canzanese de Di Serafino y sus hijos Carlos, Vicente y Marina. El 14 de julio de 1999, fallece don Cadino y su esposa e hijos continúan al frente del hotel manteniendo su vigencia y, gracias a la calidad de los servicios que ofrecen, donde incluyen 28 habitaciones, bar, restaurante y la atención de 18 empleados, todos profesionales, capacitados, cordiales y atentos, que atienden la selecta clientela que poseen y conservan en el tiempo, el negocio florece cada día más. El equipo humano, lo lideran el capitán de los mesoneros Raúl Malave y el chef José Flores discípulo de don Cadino, del cual adquirió la capacidad para preparar apetitosos, gustosos, nutritivos y deliciosos platillos de la gastronomía nacional e internacional. El Dr. Nelson Millán y su escudero de confianza el líder político, vecinal y sindical Wilfredo Zapata, siempre disfrutan de los incomparables espaguetis. El bolsillo, los priva de las presas y las exquisiteces del mar. Vendrán tiempos mejores.

El señor Cadino, que llegó a Caracas en el año 1953, procedente de Abruzzo, provincia de Teramo – Italia, al igual que todos los inmigrantes europeos, que venían buscando una mejor calidad de vida, la cual no podían lograr en sus países de origen los cuales estaban devastados, luego de la segunda guerra mundial, se fajó como los buenos trabajando como albañil en la construcción de Las Torres del Silencio, con un menú ajustado a economía de guerra, que se iniciaba con un desayuno a base de pan, cambur y Pepsi cola, con almuerzos y cenas precarias que le permitían la sobrevivencia. Luego de esa amarga experiencia, un amigo lo contrató para que trabajara como ayudante de cocina en El Hotel Campomar en Higuerote. Gracias a su constancia, perseverancia, trabajo, paciencia y capacidad para el ahorro, logró al poco tiempo arrendar ese hotel, el cual dirigió, administró y trabajo hasta el año 1958, cuando cayó la dictadura del General Marcos Evangelista Pérez Jiménez. En el tiempo que estuvo al frente del hotel, la dictadura construía los canales en las playas de Higuerote, cuyos trabajos, los supervisaba permanente y personalmente Pedro Estrada, el cual pernoctaba en esas instalaciones con todos los honores y atenciones acorde a su alta investidura y refinados gustos. El 23 de enero de 1958, cuando cayó la cruenta dictadura, tenía una deuda acumulada de Bs. 1.400, la cual obviamente, pasó a pérdidas por cuentas incobrables y, como complemento del mal momento que vivió el país durante la transición hacia la democracia, en Caracas y muchas partes del país, se creo una atmósfera xenofóbica hacía los inmigrantes. Les intentaban cobraban erróneamente que habían trabajado en la construcción de las grandes y faraónicas obras que se hicieron durante ese periodo dictatorial. Los ánimos estaban caldeados y mucha gente vivía momentos de ofuscación. Cadino asistido por su instinto de supervivencia, entregó el hotel, regresó a Italia y al año, cuando bajaron las pasiones, regresó a Venezuela. La crispación política recomendaba prudencia, sensatez y mucho juicio en ese momento. Ya había empezado a trabajar aquí y venía a perseverar. Constancia, disciplina y dedicación son claves del éxito. El que busca encuentra.

Una vez en Caracas, tuvo la oportunidad de regentar en sociedad los hoteles, Regina, Venezuela, Junín, Sol Capanna y Escorial en Caracas – los dos últimos ubicados exactamente en Sabana Grande – y, luego El Regina en Cumana, hasta que en el año 1983, decidió independizarse, vino a El Tigre, adquirió el fondo comercial de El Hotel Tamanaco, empezó el trabajo, le fue bien y se estabilizó. En esa época, ya el pueblo había superado la crisis petrolera de la década del 60 y estaba en pleno crecimiento, desarrollo y prosperidad. La experiencia, perseverancia, capacidad de trabajo y cordialidad del señor Cadino, convirtió al hotel en un sitio de encuentro y todavía está entre los gratos recuerdos del capitán de mesoneros Raúl Malave, las permanentes partidas de dominó que todas las noches protagonizaban Filomeno Mazzuco, Rufo Papini, los Hnos. Trullenque, el productor agropecuario Gonzalo González, el popular “Chino” Nayid Mourad, Armando Micale, el Gerente del Banco Latino Luís Martínez, el jefe de recursos humanos de Meneven Ángel Laguna y Domingo Esquivel, entre otros. Iniciaban a las 6 PM y concluían cuando el cuerpo se les rendía. Esa partida se mantuvo por espacio de 15 años. Había seguridad y se podía mantener la puerta abierta del hotel hasta altas horas de la noche. Eran los tiempos bucólicos del pueblo que no volverán.

También está presente en la memoria de los dueños y trabajadores del hotel, los distinguidos huéspedes José “Catire” Carpio, Porfi Jiménez, Cheo y Memo, Billos Caracas Boys, Renato Capriles con sus Melódicos, los Corraleros de Majagual, estos últimos tres, cuando tienen compromisos en la ciudad o viajan a Guayana, todavía pernoctan en El Hotel Tamanaco, lo que demuestra la calidad del servicio que prestan en estas modestas, pero muy calificadas y cómodas instalaciones hoteleras. En el restaurante, han contado con la presencia de notables y asiduos comensales como los Dres. Jaime Lusinchi, Otto Padrón Guevara, los Profesores Juan Medina Lugo, Ángel Antonio Merlín, José Antonio Arias Reyes, Hernán Iro, los señores Antonio “Toñito” Liccioni, dón Bernardo Ramón González y su distinguida esposa Omaira, Manuel Alfonzo, Andrés Velásquez, el Gral. Giselo Payares, los periodistas Alberto Guzmán Lárez, Evaristo Marín, Pedro Marrero Hernández, Julio Barradas, el Cnel. Luís Alfonzo Dávila, que siempre tenía como invitado especial, al comandante Hugo Rafael Chávez Frías, el cual era aficionado al minestrón, los productores agropecuarios Rafael Romero, Orlando Martínez, el cual en la oportunidad que el Presidente visitó su finca, para dar inicio a la siembra de la Soya en La Mesa de Guanipa, mandó a preparar el banquete, por recomendación del mismísimo Chávez, en El Tamanaco y ordenó que no le faltara el minestrón, el trabajador petrolero Luís Mass, que hasta su muerte era cliente fijo, el albañil brasilero Eduardo Ballone, que se encargo de fijar toda la cerámica y el carpintero Fernando Abondandelo, que trabajo todo lo relativo a la parte de madera que todavía utiliza el hotel. Mucha gente y muchos recuerdos que escapan a la memoria de los protagonistas de este prestigioso hotel de la ciudad y, que también posee una selecta clientela, en muchos agentes viajantes que son representantes en la zona sur del estado Anzoátegui de varias empresas de prestigio nacional e internacional. Tradición, calidad y buenos servicios, le han garantizado su permanencia en el tiempo. Visítelo, verá y se convencerá.

Los hijos del señor Cadino Di Serafino Di Vitantonio, que merecidamente recibió de manos del entonces Ministro del Trabajo el Dr. Rubén Rodríguez, el 18 de mayo de 1993, la Orden Merito al Trabajo en su Primera Clase, heredaron del padre la Responsabilidad Social que le corresponde y debe cumplir voluntariamente todo comerciante y empresario. En ese sentido, no escatiman esfuerzos económicos para orientar esa inversión social, hacía la disciplina deportiva. Para tal fin, Vicente que se encarga con gran pasión a estas actividades, tiene debidamente inscrita ante el Instituto de Deportes del Estado Anzoátegui (IDEA). ”La Organización Deportiva Tamanaco” Fundación desde dónde patrocina 2 equipos de Béisbol. Uno en la categoría Master y otro Doble A, cuyas franquicias, están formalmente inscritas en la Federación de Béisbol del estado Anzoátegui y, para que esa inversión social, tenga una buena exposición mediática, cuentan con la colaboración del periodista Alexander Compiani y el reportero gráfico Ramón “Moncho” Bejarano, los cuales cubren las competencias dónde participan los equipos y, a quienes con sólo verles las voluminosas figuras y en especial en el área abdominal, el observador más desprevenido, podrá percatarse que son bien atendidos, recompensados y gratificados en el restaurante del Hotel Tamanaco. Salen más caros comiendo que vistiéndolos. Que se los cuente Vicente.

El Hotel Tamanaco, sus propietarios, arrendatarios, trabajadores, clientes y visitantes, forman parte de la historia buena y positiva de esta pequeña urbe que nació al calor de la industria petrolera el 23 de febrero de 1933. Desde estos humildes destellos, buscamos revivir, reavivar y vigorizar las reminiscencias colectivas e históricas de nuestra ciudad y aspiramos que nuestros eximios investigadores, historiadores y cronistas, cuando decidan escribir la verdadera y autentica historia local, los incluyan al Hotel Tamanaco en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!





3 comentarios:

José “Cheo” Salazar dijo...

Apreciado José:
Excelente, sabrosa, de lectura agradable, con mucha información y bien escrita, con buena dosis de cariño y amistad, tu crónica sobre el Hotel Tamanaco. Te sigo leyendo con gusto y un día de estos, ojalá sea pronto sería grato conocerte. Desde mi refugio, aquí en Pampatar, te envío fuerte abrazo.
Saludos,
ANGEL CIRO GUERRERO

José “Cheo” Salazar dijo...

Apreciado José:
Sí, soy yo, que trabajé además en las revistas Bohemia y Momento y fui corresponsal viajero del Bloque DEARMas para Europa, Africa y América; el que entrevistó en exclusiva a Pérez Jiménez en Madrid, a Pedro Estrada en Parìs y al Sha de Persia en isla Contadora; cubrió las guerra de liberación en El Polisario, Sahara occidental, y de Nicaragua y El Salvador; autor de varios libros y a estas alturas, ya no tan muchacho como tú, asesorando a algunos buenos amigos. Sería urgente -y se lo estás debiendo a tus miles de lectores, entre ellos yo- que pudieras reunir tus crónicas y buscar cómo publicarlas en un buen tomo.
Fuerte abrazo,
ANGEL CIRO

Lourdes dijo...

Apreciado Amigo
Excelente y amena son todas estas nostálgicas y frescas lecturas, mas aun para aquellas personas,como yo, q ya no vive en El tigre, pero q NUNCA olvido, aun tengo mi familia allá y específicamente te quería recordar q entre esos personajes q jugaban domino en El Hotel Tamanaco olvido reseñar al Sr Luis Villasana q nunca faltaba a esas jugadas.
Gracias y te felicito por esta iniciativa