jueves, septiembre 01, 2005

Personajes de mi pueblo: Tarzan

“La gratitud es la memoria del corazón”
Proverbio francés

Creo que el presidente apunta mal. El enemigo no está en los productores del campo. El hampa se organiza en algunos medios de comunicación social. Utilizan el medio para, no solo intentar ocultar sus corrupciones, sino también para chantajear y vivir a costillas de los incautos que van pescando en el camino. En la Mesa de Guanipa hay un caso escandaloso, público y notorio. Tarzán se mimetizó una vez y logró ponerle las manos a los dineros públicos de un municipio vecino y literalmente lo atracó. Logró que la cuarta república le engavetara el voluminoso expediente por corrupción y volvió a la órbita, cual Carmelita descalza y como perro que come manteca mete la lengua en tapara, allí lo tienen de nuevo pontificando, jalando, chantajeando, manipulando y hasta dictando clases de moralidad y ética. El propio gansters organizado.

Innumerables personas me llaman, me envían e-mail, mensajes de textos preguntándome quién es el personaje, a todos les contesto con toda franqueza. No hay que ser de la GESTAPO para descubrir a un delincuente tan evidente. Es el mismo que valiéndose del medio radial dónde trabajaba y la ingenuidad de mucha gente del municipio vecino desplegó una campaña de desprestigio contra un alcalde en ejercicio hasta verlo enjuiciado. Noble empeño, el hombre según dictaminaron los tribunales estaba incurso en irregularidades y merecía el castigo. Tarzán se convertía en un héroe contra la corrupción. La gente votó por él y éste en menos que canta un gallo se convirtió en el campeón de la corrupción. Se montó sobre las cenizas de la corrupción e inmediatamente las revivió con mayor fuerza. El denunciante no era más que un ladrón esperando su turno. Tarzán se agazapó y tiro el zarpazo a los dineros públicos. Ojalá Romerito viviera.

Este gansters, al verse descubierto, con un expediente de la Contraloría General del Estado, tamaño Muralla China, fijó su estrategia. Enfermó un riñón. Con ese supuesto sufrimiento se convirtió en un eximio histrión. Lloraba, se sobaba, se colocó una bolsa de drenaje abdominal, caminaba dobladito, ponía una cara de tragedia que no la brincaba un venado disparado con guaimaro, pedía ayuda económica y solidaridad en esa hora aciaga. “No me denuncien, no me lleven preso, vean como estoy, ¡ay! Me muero, gritaba sin ningún pudor. Romerito veía con recelo todo el teatro, no se comía el cuento y cada vez que intentaba ir a los tribunales a Tarzán lo dateaban y llamaba a Barcelona y Otto venía de urgencia: Romerito, por favor, no le hagas eso a ese hombre que está muy enfermo, da lástima, tenemos que ayudarlo y Romerito, hombre de buen corazón, volvía a engavetar el expediente. Tarzán fue agarrando la jungla, se montó en el árbol y ahora que tiene la liana de la quinta república en la mano y la orbita a disposición, hasta Otto es despreciable. No tiene corazón por ende no tiene gratitud.

No conforme con esto, Tarzán siguió sus andanzas a costa del riñón. Era una forma de hacerse el limpio y ocultar el dineral que sustrajo de las arcas públicas. En esa trampa cayeron tirios y troyanos. El cuento es más largo. Después les cuento más. Lo que si es cierto es que a estos personajes son los que tiene apuntar Chávez y no a los productores del campo. Estos des-orbitados son los propios gansters organizados.
Cualquier parecido con hechos y personajes de la vida real es mera coincidencia.

No hay comentarios.: