domingo, marzo 25, 2007

El sector VEA

No perdamos nada del pasado. Sólo
con el pasado se forma el porvenir

Anatole France (1844-1924)
Novelista y premio Nobel francés.
Muchos jóvenes tienen curiosidad por saber el porqué el cruce de la carretera que conduce a Soledad con la carretera Negra de La Flint, lleva el nombre del Vea. Dos cosas, para ubicarnos. Una: la gente comúnmente habla de la carretera El Tigre – Ciudad Bolívar, cuando lo correcto es la carretera El Tigre – Soledad, la cual fue construida en la época de la dictadura de Marcos Evangelista Pérez Jiménez. Dos: la carretera negra que la cruza hacia El Tigrito debe su nombre al hecho de que la empresa petrolera Flint, tuvo instalada desde su llegada a la ciudad y por muchos años en la intercepción de la avenida 5 con una carretera negra que le pasaba por todo el frente y que hacia el norte empalma con la de Paríaguan y hacia el sur llega hasta la antigua zona de tolerancia y cruza hacia el este rumbo a San José de Guanipa. Dicho esto creo que estamos bien ubicados.

Ese cruce siempre fue peligroso a pesar de que las dos vías eran trochas y el tráfico vehicular era escaso. Una vez que la dictadura construye la carretera a Soledad, los conductores se sentían con el derecho de pasar a grandes velocidades, lo que trajo como consecuencia que se acrecentara el número de accidentes ya que los trabajadores de las compañías petroleras, agricultores, ganaderos y algunos citadinos, utilizaban la carretera Negra de La Flint con regularidad y por necesidad. En una oportunidad hubo un trágico accidente. Venía de Ciudad Bolívar hacía El Tigre un norteamericano en una limosina marca Chevrolet de dos puertas a exceso de velocidad y en ese momento iba pasando un trabajador petrolero en una pick up y la colisión fue tan fuerte que pereció el extranjero y su vehículo quedó como pocillo e’ loco. Golpeado y deteriorado. Esa chatarra fue tomada por las autoridades de tránsito del momento, para exhibirlo como ejemplo y los demás conductores vieran y tomarán las previsiones del caso para evitar esos fatales accidentes. No había señales de transito. Vea y mátese por su vista, era la señal que enviaba el régimen de entonces.

El vehículo (La limosina de dos puertas) en cuestión fue colocado en una plataforma que colocaron encima de un tubo en la esquina sureste en donde hoy se construye un moderno edificio comercial. VEA le escribieron en letras bien grandes en las partes de los guardafangos que quedaron abollados. La gente que pasaba se acostumbró a llamar el sitio VEA precisamente por la inscripción que había en el vehículo destrozado por el aparatoso y trágico accidente. Ese vehículo formaba parte del patrimonio histórico de la ciudad, pero con el argumento de que era una rémora de la dictadura, en el año 1987, fue retirado por orden del entonces Presidente del Concejo Municipal, ante la insistencia de uno de los últimos gobernadores nombrados a dedo por el presidente Jaime Lusinchi. Ambos pueden corroborar esa verdad porqué están vivitos y coleando. Muy tarde los ínclitos de la cultura se percataron del error y ahora es tarde para subsanar el crimen que se cometió contra un icono que formaba parte del patrimonio histórico de nuestra joven ciudad.

Una vez que la dictadura construyó la carretera tipo A o vía expresa El Tigre – Soledad, surgió la necesidad de que se construyera la carretera negra La Flint. El diario Antorcha que siempre ha liderado las luchas reivindicativas de la comunidad, publicó un editorial dónde preguntaba quién va a reparar, ni siquiera hacerla nueva, la carretera hacia el Tigrito e insinuaba que fueran las compañías petroleras que eran las mayores usuarias, ese escrito, fue considerado por la dictadura de Marcos Evangelista Pérez Jiménez como subversivo, terrorista, golpista y desestabilizador. 22 días pasaron tras las rejas don Edmundo Barrios, Juan Meza Vergara y Antonio López Castillo que era el distribuidor del periódico por ese atrevimiento. Obvio, Antorcha esos días circuló condicionada a una salvaje autocensura ante la amenaza de clausura bajo la conducción de don Mauro Barrios y Efraín Subero que tenían que mutilar las noticias para no molestar al régimen que los tenía amenazados de llevarlos también a la chirola. La dictadura, obligando a que circulara el periódico, pretendía guardar las apariencias y no aparecer ante la opinión pública nacional e internacional como gorilas cerrando medios de comunicación social.

En ese peligroso cruce perdió la vida uno de los fundadores de Pueblo Ajuro y del Partido Socialcristiano COPEI, gran luchador social y hombre de bien, don Jesús Guerra Tayupo, cuando una madrugada intento cruzar hacia El Tigrito y fue embestido por una gandola que se desplazaba a gran velocidad rumbo a El Tigre. El jeep que conducía el “viejo” Guerra quedó clavado exactamente debajo del mencionado vehículo chocado que paradójicamente decía VEA como señal de alerta ante el peligro que comporta atravesar ese cruce sin tomar las previsiones del caso. Había que estar mosca, pues. En ese cruce de VEA, a pesar del intermitente que habían colocado, el conductor que pestañaba, corría el riego de perder la vida o al menos destrozar el vehículo y llevarse el susto de su vida.

En el año 1998 en el marco de la celebración de un aniversario más de la fundación de El Tigre (que fue un 23 de febrero de 1933, fecha que reconocen las personas serias y conocedoras de la verdadera historia de la ciudad) durante la gestión del alcalde José Miguel Arismendi Marín, PEDEVESA inauguró, como parte del programa Desarrollo Armónico de Oriente (DAO) la avenida Rotaria que incluyó también la construcción del distribuidor vial del sector VEA que ahora cuenta con las respectivas islas, reductores de velocidad, buena señalización, iluminación y semáforos, lo que aunado al hecho de que el sector ya forma parte del perímetro urbano de la ciudad, aun cuando continúa siendo peligroso, no es menos cierto, que se han minimizado los accidentes de transito y muchas vidas útiles se han salvado.

Es una síntesis de la historia del sector VEA que hacemos para que las presentes y nuevas generaciones conozcan el origen del curioso nombre que lleva ese importante distribuidor vial de la ciudad de El Tigre y para que se atesore en la memoria histórica de la ciudad por vía escrita el porqué del nombre del ahora moderno distribuidor VEA, porqué la prueba física que nos legó la dictadura, no hay manera de recuperarla ya que fue totalmente destruida y echada al cesto de alguna chatarrera, que seguro la vendió a alguna recicladora que la transformó en otro bien material. Such is live (en inglés, “Así es la vida”).

La élite ilustrada y los que están obligados por ley, a ser guardianes del patrimonio histórico de la ciudad, no deben permitir, sin alzar su voz de protesta al menos, que se continúe perdiendo, destruyendo y tirando al olvido estructuras que forman parte del recuerdo de nuestra chica. Es ese pasado el que nos ha dado identidad propia, nos instaló en este presente y nos formará el porvenir. ¡Vale!

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