domingo, julio 08, 2007

Personajes de mi pueblo: Poche – El sastre del pueblo

El talento no es don celestial, sino el fruto del
desarrollo sistemático de unas cualidades especiales

José María Rodero (1922-1991)
Actor español.
Hay oficios que son como algunas lluvias que no mojan, pero empapan. Es el caso de los sastres de los pueblos. Abren las puertas de un modesto localcito y esperan pacientemente. No todo el mundo tiene la suerte de contar con un cuerpo que se adapte a las tallas normales y tiene que hacerle algunos ajustes a las prendas de vestir. También, hasta hoy, existen caballeros y damas que prefieren mandar a perfeccionar sus trajes a la medida y no compran la ropa hecha que venden las grandes cadenas de tiendas y boutiques. En ambos sexos ocurre los mismos aprietos y cada quién tiene su sastre preferido o su costurera, según sea el caso. Ese goteo nunca termina.

Marcos Antonio Cortéz, que nació en Punta de Mata, estado Monagas un 30 de diciembre de 1947, los avatares de la vida lo llevaron a vivir su niñez en Santa Ana, estado Anzoátegui y luego se residenció en El Tigre, es uno de esos sastres populares, que han dedicado y dedican su vida a la noble tarea de solucionarle el grave problema de ajustarle las prendas de vestir a muchos caballeros de la ciudad en su modesto taller ubicado en la Avenida Libertad del barrio Las delicias, detrás de Campo Oficina y en todo el frente del Parcelamiento “Jesús de Nazaret” Ni aviso tiene, pero todo el mundo sabe que ese es el tallercito de costura del popular Poche, como lo conocen familiar, pública y oficialmente.

El Padre Antonio Salamanca, era trabajador petrolero de la SINCLAIR y su progenitora Damasia Cortéz, ama de casa, cada vez que la compañía decidía un cambio, a los pocos días mudaba la familia. En Santa Ana, Marcos Antonio Cortéz, estudio hasta tercer grado en la escuela Pedro Emilio Coll y en El Tigre, completó su primaria en el grupo escolar “Estado Trujillo”, no se matriculó en el bachillerato y se empleo como ayudante en el abastos y carnicería “Libertad” en la avenida Winston Churchill, en la esquina que hace frente con la actual librería “Andrés Bello” y cuyo propietario era Lilo Mondello. En ese tiempo, más o menos en el año 1.961, llegó de Italia Benito Mondello que venía especializado en sastrería, montó su taller al lado de la carnicería y empleó como ayudante a Pedro Cortéz, hermano de Poche, que ya conocía el oficio de la sastrería, cuestión que aprovecho para ponerse a aprender y especializarse.

Una vez que Poche dominó el oficio, fijó residencia con sus padres en Aragua de Barcelona. En la esquina de la plaza, había unos griegos que fabricaban pantalones de kaki, logró empleo con ellos por 120 bolívares semanales. Los griegos cortaban pantalones por lotes y Poche se encargaba de la costura y a darle los toques finales. 4 años estuvo en esa dura faena, hasta que, en el año 1.967 cumplió los 18 años y se presentó voluntario para cumplir con el Servicio Militar Obligatorio, fue asignado a la Policía Naval en Maiquetía bajo la matricula 1.034, egreso en julio de 1969 con el grado de cabo 2do y conducta irreprochable. Una vez en la calle, su progenitor lo invitó para que fuera a Santa Ana que ya le tenía listo un cargo de agente de policía, le pidió unos días mientras venía a El Tigre, donde llegó para no irse nunca más y todavía lo están esperando en Santa Ana. No es igual un policía sastre que sastre de un policía y Poche es sastre de muchos policías.

En ese año 1969, cuando llegó El Tigre, se empleó en la sastrería Oriente de Pánfilo Digirolamo, frente a Líbano TV de Antonio Mawuad, dónde laboró por espacio de 4 años con un salario de 120 bolívares semanales, luego se mudó a Pariaguán, donde instaló su propio tallercito en un pequeño local que alquiló por 30 bolívares semanales frente a la Plaza Bolívar exactamente al lado de la casa Víctor. Durante dos años mantuvo la sastrería Poche en la tierra soñada, que cerró, para el año 1975, venirse a El Tigre, alquilarle un local en la calle Bolívar, al lado de Baby House, a don Mauro Barrios por 70 bolívares mensuales, donde instaló su taller de sastrería que mantuvo por espacio de 4 años cuando se mudo definitivamente para un local propio en su actual sede en la calle libertad del barrio Las Delicias.

El terreno donde construyó su casa de familia, lo compró a un señor de apellido Osuna, al cual tuvo que literalmente sabanear en San Félix para cerrar el negocio por 1.000 bolívares. Como el solar donde solo existía una barraquita es grandecito, reservó una esquina para construir su taller de sastrería, la cual materializó con una ayuda social de 500 bloques y un lío de Zinc, que le facilitó el entonces Presidente Municipal Duclos Morales y unos ahorros que poseía. Poche que está casado en segundas nupcias con la nativa de Guiria, Ana González con quién comparte el trabajo ya que ella, por iniciativa y orientaciones de Poche, también aprendió el oficio de la sastrería y luego lo perfeccionó con dos cursos intensivos que cursó y aprobó con excelentes notas. Tal para cual.

En su larga trayectoria como sastre en El Tigre, Marcos Antonio Cortéz, el popular Poche, ha tenido clientes de todos los niveles socioeconómicos, desde el famoso Arturito Salazar, a quién perfeccionó un traje para unas navidades y todo el mundo que lo vio quedó alelado por la destreza, maestría y técnica que desarrolló para que le quedara perfecto. Ni los grandes diseñadores, estilistas y modistos del mundo hacen ese milagro. Juan Rafael Hernández, el “Negro Bolívar” y Miguel Antonio Salazar, el “Negro Salazar” coincidían en decir que las medidas se las tomó Poche de “toyuyo a toyuyo”. Poche no lo niega, ni lo afirma, pero su sonrisa pícara lo delata. Secretos de la profesión. A mí, carajo, que me registren.

Poche con su proverbial bonhomía dice que todos sus clientes, han sido, son y siguen siendo excelentes. Don Joaquín Salcedo, el amigazo era un cliente distinguido, como lo eran don Bernardo González, Omar Rojas, Pedro Emilio Rojas Vargas, el recordado “Pejas”, lo siguen siendo, los hermanos Domínguez, Antonio y Manuel, los barberos Yosmer y Orlando Marcano, Alberto Quiriagua, el técnico electricista José Francisco García Cordero, el Dr. Roberto Díaz, Luís Fermín, Edgar Salazar, Pedro “El Chino” Lira, Roberto Salazar, Augusto Enrique Tenorio Meza, el productor agropecuario Félix Millán, don José Prado, Duclos Morales, Juan Martínez, Héctor Vásquez, don Mauro Barrios, Ángel Francisco Godoy, Freddy Arriojas, que viene de San José de Guanipa a solicitar sus servicios, “Cheito” Salazar que es cliente ocasional cuando viene de México y en las navidades manda a perfeccionar la percha y hasta el autor de esta crónica es cliente consuetudinario, entre otros. En Pueblo Ajuro, cuando a alguien no le queda bien la ropa recién adquirida, inmediatamente dicen: “Llévasela a Poche” Es el sastre del pueblo, pues.

En los actuales momentos, el precio para la confección de un flux completo es de 250 mil bolívares, sin incluir la tela y el forro que tiene que proveer el cliente. Un pantalón 60 mil bolívares en idénticas condiciones y los arreglos son precios a convenir dependiendo el trabajo. Hay que sobrevivir y Poche que tiene 7 hijos tiene que echar aguja e hilo para no bajar su calidad de vida y mantener además equipos de trabajo de marcas reconocidas y de comprobada calidad como son las máquinas alemanas, Singer y una que él considera la mejor PFAFF que, por supuesto, son costosas y con esta inflación son prácticamente imposibles adquirirlas a precios asequibles. Él posee el talento que ha sido fruto del desarrollo sistemático del arte de la sastrería, tiene la idoneidad especial, pero obviamente, requiere de buenos y modernos equipos. No es soplar y hacer botellas.
El gordo Poche y su hermano el flaco Pedro que tiene su taller cerquita de las cuatro vías, han sido, son y serán por muchos años los sastres por excelencia, no sólo de la gente de Pueblo Ajuro, sino de toda la ciudad y pueblos circunvecinos. No mojan, pero empapan y siempre habrá alguien que no le cuadre la pinta y ellos gustosamente, se la arreglan y, por supuesto, habrán otros que le gusta mandar a confeccionar sus trajes con manos expertas y ellos, que son especialistas en la materia, siempre están dispuestos a manufacturárselos a la medida y a buen precio. Es cuestión de distinción y aún cuando el traje no hace al monje, si echa su ayudadita. Dígalo allí, Arturito.

2 comentarios:

Omar dijo...

Estimado paisano, con gran orgullo e interés leí su página referida nuestro terruño, la leí en compañía de mis padres Angel Felix Jiménez y Teresa , 86 y 82 años, residentes del Tigre desde 1938, propietario de la Sastrería Legna, Anfeji, Miembro de la Junta Patriótica 1958, Prefecto. Lo he comprometido a escribirle ciertos datos para que usted los conozca y haga uso de ellos en sus excelentes crónicas de nuestro querido Tigre. Yo Omar Jiménez Pérez, nacido en 1951 en esa bella ciudad vivo en Margarita, me desempeño como Director Fundación la Salle.

Omar dijo...

Estimado paisano, con gran orgullo e interés leí su página referida nuestro terruño, la leí en compañía de mis padres Angel Felix Jiménez y Teresa , 86 y 82 años, residentes del Tigre desde 1938, propietario de la Sastrería Legna, Anfeji, Miembro de la Junta Patriótica 1958, Prefecto. Lo he comprometido a escribirle ciertos datos para que usted los conozca y haga uso de ellos en sus excelentes crónicas de nuestro querido Tigre. Yo Omar Jiménez Pérez, nacido en 1951 en esa bella ciudad vivo en Margarita, me desempeño como Director Fundación la Salle.