domingo, abril 15, 2007

Personajes de mi pueblo: Manuel Millán

"¿Crees en Dios? Si crees en él existe;
si no crees, no existe

Máximo Gorki (1868-1936)
Escritor ruso.

Hijo de Agustín Millán e Inés María Millán, vino al mundo el 28 de junio de 1932, don Manuel María Millán Millán. El feliz alumbramiento tuvo como escenario el caserío Zabala, hoy La Guardia, del municipio Díaz, del estado Nueva Esparta, en la Isla de Margarita, pues. Era un hogar muy humilde, pero en medio de las limitaciones propias de la época, estudio toda su primaria en la escuela Manuel Zuniaga e hizo cursos de mecanografía en el caserío San Juan Bautista, que le quedaba a hora y media en Bicicleta. No había más opciones y luego tuvo que emplearse como auxiliar de enfermería en las medicaturas rurales de Espinal, en San Juan Bautista y Los Hernández en Punta de Piedra. Todos esos recorridos los hacía en bicicleta, por un salario de Bs. 50 mensual, que le servían para arrimar la arepa a la casa y cuyo trabajo también le propicio el conocimiento para aplicar inyecciones y laborar en el área de su vocación innata. Siempre quiso culminar su bachillerato y estudiar farmacia. No alcanzó ese sueño, sin embargo, ese accionar le permitió realizarse en el ramo farmacéutico.

En esos tiempos, la situación en la isla era muy difícil, por lo que sus 2 hermanos, atraídos por la explotación petrolera, que dio lugar a la fundación de El Tigre el 23 de febrero de 1933, emigraron hasta este incipiente pueblo y una vez establecidos, doña Inés, a pesar de haber quedado viuda cuando Manuel promediaba los 14 años, que soñaba con ver convertido a su hijo en un profesional en el área farmacéutica, lo impulsó a venirse también para que terminara el bachillerato y buscara rumbos para los estudios que anhelaba, pero como no todo es color de rosa y mucho menos era fácil el momento no logró el objetivo académico, empero, hay que decirlo, a nadie le falta Dios y mientras hacía el curso de mecanografía en el prestigioso instituto de la eximia profesora Natividad Cintrón, se dedicó a inyectar a domicilio, para ayudarse (0,50 por ampolleta) actividad que compartía en la ciudad con los señores “Goyo” Gutiérrez y Julio Rodríguez, un buen día, lo llamaron para que le agarrara la vena, en lo cual era experto, a la señora Bárbara Lárez de Guzmán. Ese fue el día clave para su sueño farmacéutico.

Una vez que aplico la inyección de manera satisfactoria, la distinguida dama le preguntó cuanto le debía y don Manuel le dijo que nada, ella insistía en pagarle y él se negaba a cobrarle, no le nacía cobrarle, pues. En ese momento, llegó su hijo Gonzalo Guzmán Lárez que a la sazón era dueño de la farmacia América ubicada en la calle Miranda nº 2 de San José de Guanipa. La señora Bárbara le recomienda, le dé trabajo a Manuel y este le dice “Yo lo que le puedo pagar son 50 bolívares mensual y no le va a alcanzar para nada, ya que el pasaje le consumirá el sueldo” No amigo, hago mucho, le contesta Manuel yo necesito el trabajo, aunque sea para la merienda, mi hermano me da ropa y comida, necesito ayudar con algo” Gonzalo accedió, le dio el empleo e inició sus labores. Medio, costaba el pasaje, un bolívar diario que le daba el hermano, mientras emparejaba. 13 años como empleado de confianza junto al farmaceuta Fidel Guzmán que era el regente, permaneció. Gonzalo Guzmán Lárez el dueño, se dedicó a la política, luego decidió venderles y abrió otra farmacia en El Tigre.

El negocio fue por 35 mil bolívares en efectivo y las prestaciones sociales de ambos. Ellos no tenían el dinero y lograron cada uno buscar 25 mil bolívares prestados. 35 para Gonzalo y 15 para surtir y reiniciar con buen pie. Don Manuel recuerda que sus 25 se los prestó su hermano y a la larga no los cobró, aduciendo que eran hermanos “que lo que uno necesitara del otro y lo tenía, era de él y punto. Usted necesita esos reales para montar su negocio y son suyos” La sociedad con Fidel Guzmán se mantuvo por espacio de 43 años. En los primeros tiempos, aprendió todo lo relacionado con el manejo, uso, disposición y formulas de los medicamentos y rápidamente, por sus conocimientos prácticos, el Ministerio de Sanidad le expidió el certificado de auxiliar de farmacia que cubrió en buena medida su sueño de ser farmaceuta. No lo logró por la vía académica, pero lo obtuvo por experiencia, práctica y ejercicio decente y eficiente de la profesión.

Don Manuel, cuando llegó a El Tigre se residencio en la casa de su hermano en Campo Oficina, muy cerca conoció y se enamoró de la joven Nelda Arteaga que era nativa de Juan Griego y vivía también con su familia, que provenía de la isla de “Las Perlas” contrajeron nupcias en la Iglesia Virgen del Valle y la bendición matrimonial se las dio el padre José Colmenares, fijaron residencia en la calle Guevara Rojas nº 38 muy cerca de la bodega de Ñaño Lugo, en una casa que alquiló por 150 bolívares mensual y que al año compró por 8 mil bolívares. En ese tiempo también adquirió un terreno en la prolongación de la segunda calle sur – al sur de la Plaza Bolívar – construyó su vivienda y fue el primer residente de lo que hoy se conoce como al calle Miguel Otero Silva, en ese punto, ya que la calle estaba poblada hacia la parte norte, vale decir, desde la esquina de la Plaza hasta la Primera Carrera hoy Avenida Francisco de Miranda.
Don Manuel Millán y su distinguida esposa, que el año que viene, con el favor de Dios, celebraran sus bodas de oro, tienen dos hijas, la Arquitecto Del valle y la TSU en Administración Rosa Inés, ambas exitosas profesionales y que le han dado, por ahora, dos bellos nietos Daniela Alejandra y Rubén David. Tienen 43 años de residencia en la Calle Miguel Otero Silva y hoy, después de liquidar los inventarios de la farmacia y arrendar el local en el año 2003, don Manuel al lado de su amantísima esposa Nelda, vive el reposo del guerrero en unión de su bella familia que los llenan de amor, alegría y atenciones que les alivian los males propios de la edad y les dan fuerza para no dejarse atropellar por las tercera edad. La familia y su profunda fe religiosa hacen de Don Manuel y Nelda dos personas excepcionales que no escatiman esfuerzo y hora para la solidaridad con la gente y especialmente con su amigos, vecinos y relacionados. Dios, bendice ese hogar ejemplar y hay la seguridad de que Dios existe porque es un hogar cristiano que cree en Dios y profesa la fe cristiana.

domingo, abril 08, 2007

Personajes de mi pueblo: Anécdotas

A fin de cuentas,
todo es un chiste

Charles Chaplin (1889-1977)
Actor, productor y director inglés.
1- Después que se jubilaron, Antonio “Toñito” Liccioni y el Prof. José Antonio Arias Reyes, todas las tardes compartían un buen escoses, eran amigos y compañeros inseparables. Pasada la hora del almuerzo, el Prof. Arias, abordaba uno de sus vehículos y pasaba buscando a “Toñito” y si la velada era normal antes de las 8 PM lo regresaba a su hogar. Esa era una rutina diaria. Un día, “Toñito” se encontraba indispuesto, por problemas estomacales y le manifiesta al Prof. Arias la situación que no le permite salir de la casa. Magalis una de las hijas de “Toñito” que escucha la conversación exclama: “Obvio, no vas a tener problemas estomacales con esa bebedera de wisky todos los días” a lo que “Toñito” molesto le riposta ¿Porque le echas la culpa al wisky? no puede ser el desayuno recalentado que me pusiste el que me cayó mal Aclarada la situación, “Toñito” mejoró el mismo día y se incorporó a su rutina, demostrando que no era precisamente el wisky lo que le había ocasionado el malestar. Dígalo allí “Nenerina”

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2- Cuenta Edgar Salazar que don Miguel Tabata, en su bodega de Pueblo Ajuro, cuando alguien le pedía un refresco, le preguntaba ¿“Compaíto, que quiere usted, calidad o cantidad? Si el cliente le contestaba –Calidad – le despachaba un Green Sport o una Coca Cola chiquita y si le respondía – Cantidad – sin pensarlo, le despachaba una Pepsi Cola normal, un hit de naranja o una Coca Cola estándar. Uno, simple mortal, cree que todos los refrescos son embotellados de las mismas barricas, empero, esos refrescos pequeñitos tienen un sabor diferente ¿Será cuestión de ilusión óptica? Es cuestión de percepción.

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3- En el local donde funciona ahora “La Gata Borracha” en la década del 60, abrió sus puertas en la calle Guevara Rojas el “Bar Restautant Entra y Volverás” El dueño, un hombre muy dinámico, amable, conversador y atento, recibía a los clientes con gran deferencia. Le daba la bienvenida, le ubicaba la mesa y le entregaba el menú con los platos, contornos y bebidas del día. ¡Sorpresa! Nada tenía preció y cuando le increpaban esa falta contestaba “Pida lo que quiera y no se preocupe” Le anotaba el pedido, lo pasaba a su chef que preparaba lo conducente que luego servía. ¿Hay picante? No amigo aquí se cocina muy bien para echar a perder la comida con picante, respondía, en tono serio y bien categórico. Luego que la gente degustaba los exquisitos platillos, el postre y las bebidas, le preguntaban ¿Amigo, cuanto le debo? Ripostaba ¿Qué comió usted? Le detallaban la comida, el postre y la bebida y el contestaba cortésmente “Usted, no me debe nada, déjeme 4 bolívares, para que cuando regrese vuelva a encontrar” Barato para la época y convincente el argumento con que cobraba. A todo lo que se le saca y no se le mete se agota.

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4- El Dr. Rubén Vicent, invita a su distinguida esposa la Dra. Marvelía Salazar, al restaurant Italia en San José de Guanipa, piden de entrada, espaguetis boloñesa y cuando se lo traen a la mesa, se acerca don Caló, dueño del restaurant a saludarlos, luego de la reverencia, el Dr. Vicent, aprovecha para preguntarle ¿Usted, no tiene salsa de tomate? Don Caló, en tono molesto le contesta “Doctor, no sea cochino, como va a echar a perder mis exquisitos espaguetis con esas salsas piches” No le quedó otra alternativa que pedirle disculpas y reconocer ante propios y extraños que los espaguetis del restaurant Italia ya vienen con una salsa exquisita y no necesitan de aderezos extraños. Es para que aprenda a degustar comidas con salsas de antología.

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5- Vicentico Salazar me cuenta que ha nacido y se reproduce muy rápidamente un nuevo club en la ciudad, le pregunto ¿Cual es ese club? y me responde muy sonreído “El club de los vasos” ¿Y porqué ese nombre? Bueno chico, no ves que aquí en “Morogas” cuando llega un pitcher, lo rodean inmediatamente los miembros y sólo portan un vaso. Continúo, sin entender. Vicentico, me prometió, que después de semana santa, me da más detalles y hasta el line up completo. Esperen los pormenores y no caigan en especulaciones precipitadas y sin conocimiento de causa. El que no sepa nadar que no se meta para lo hondo. No es un chiste, es una advertencia.

domingo, abril 01, 2007

Personajes de mi pueblo: Anécdotas

Los hechos no dejan de existir
sólo porque sean ignorados

Thomas Henry Huxley (1825-1895)
Biólogo Inglés.
1- El pequeño José “Cheito” Guacarán, quién laboró por largos años como despachador en la desaparecida farmacia “Virgen del Valle” logró que lo incorporarán al equipo de mantenimiento de las instalaciones del colegio “San Antonio” donde actualmente también se gana la vida honradamente. Un día un profesor que lo conocía de años y estaba al tanto de sus habilidades en el manejo de los instrumentos musicales, recomendó que lo incluyeran en la coral del liceo la cual está conformada casi en su totalidad por alumnos y profesores de la institución. ¡Sorpresa! El hombre resultó un fenómeno. Toca magistralmente cuatro, violín, maracas, arpa y cuanto instrumento musical le pusieron a disposición. Un instructor de la coral le preguntó donde había logrado aprender tanto y José “Cheito” Guacarán, le contestó con la humildad que lo caracteriza: “Pues, bebiendo ron en Pueblo Ajuro” Rigurosamente cierto. En sus inicios lo vimos echándole pichón en los bares del barrio con mucho empeño y como aficionado en esas lides era un maestro. Hoy, en un ambiente de sobriedad, tengo la seguridad, será de mucha utilidad a los jóvenes que se inician en el arte musical.
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2- El popular Daniel “Negro” Logan, a pesar de que fue despedido de PDVSA a raíz del paro petrolero y que atraviesa una situación difícil desde el punto de vista económico y de salud, no pierde su espíritu dicharachero y mucho menos lo sorprenden con el autoestima baja. El prof. Edgar Brito, lo ve llegar al Manjar del Jeque acicaladito y bien vestido y le dice “Huele a atún” El “Negro” Logan le responde sin inmutarse “Sí, la colonia que uso la ofrece el vendedor de frutas que carga una carretilla por el mercado. Apúrate para que compres una porque le quedaban dos” Otra: ¿Y el suéter, mi negro? Ah, bueno lo adquirí esta mañana en el mercado campesino, a un colombiano que lo estaba rematando. ¡No ves, pues!” volteó y se fue. El Prof. Edgar Brito, quedó todo confundido, tratando de entender, observa a Geo Prado buscando explicación y este se encoge de brazos y le dice, toma tú tomate.

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3- Cuando los autobuses que venían de Guayana, hacían una de sus paradas en la antigua fuente de soda que funcionaba en la estación de servicio “La Confianza”, el popular “Lebranche” especialista en el jueguito de la “Tapita” tenía en ese sitio su centro de operaciones en ese concurrido lugar. En una oportunidad llegó el autobús de las 8 PM, bajaron los pasajeros y observaron a “Lebranche” en plena faena. El tipo que apostaba para adivinar dónde quedaba la piedrita debajo de la tapita, las ganaba casi todas, lo que inmediatamente animó a los viajeros a anotarse en el juego. Ignoraban, por supuesto, que el ganador era un payaso que utilizaba el profesional de las tapitas como señuelo.

Empiezan a caer los incautos, cuando de repente pasa José Isabel Arismendi, el popular “Chabelo” y grita ¡Pura trampa, los está robando! Lebranche voltea y le dice con cara de pocos amigos “Bien bueno con este, vas a echar paja, búscate los tuyos y muere callado” La conseja popular reza que “Todos los días salen a la calle y el que los encuentra son de él” Lebranche tenía los de él y como nunca falta un pajúo, saltó “Chabelo” y se llevó su reprimenda para que viva y deje vivir.
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4- Cuando el Prof. Emir Sucre Gamboa y el Dr. Ramón Romero Verde tenían su muy oído programa “Venezuela, costumbres y recuentos” en la popular emisora 88.9 FM Center, hubo un tiempo en que incursionaron en el horario de la mañana. Iniciaban a las 6AM hasta la 7AM hora en que sale al aire el prestigioso programa de opinión “Café Caliente, que moderaban en ese entonces, la periodista Carolina Osandón y el desaparecido y siempre bien recordado Prof. José Antonio Arias Reyes. En una oportunidad, iba saliendo Emir Sucre, coincide con Arias Reyes y luego de saludarse, entablan una amena conversación, pero de repente Emir, le dice “Profesor me marcho, tengo clase ahorita en el IUTJAA”. Arias lo detiene un momento y le pregunta ¿Qué das tú en el IUTJAA? A lo que Emir le contesta con su proverbial buen humor “Debe ser lástima profesor porque tengo 5 quincenas que no cobro” El Prof. Arias Reyes, que conoce el personaje, no le quedó más remedio que soltar la risa y luego, contar la anécdota a sus amigos para que también disfrutaran de las salidas ingeniosas de su ex-alumno y artista internacional Emir Sucre Gamboa quién, por cierto, en unas de su giras por el viejo mundo visito Bélgica y le trajo de regalo a muchos amigos una… ¡Zape! Mejor cuando lo vean pregúntenle personalmente cual fue el tipo de presente que repartió con gran prodigalidad.