miércoles, febrero 17, 2010

Una breve reseña histórica de la ciudad

Donde no está el hombre,
la naturaleza es un desierto
William Blake (1757-1827)
Poeta y artista inglés.

El 23 de febrero de 1933, al calor de la industria petrolera, nació la ciudad de El Tigre. No hubo fundación. Con la llegada de los campesinos del Caris y zonas aledañas, el pequeño poblado se fue formando alrededor del pozo OG-1. Esa incipiente población embrionaria fue tomando cuerpo y fue creciendo a un ritmo moderado en las primeras décadas. Luego cuando recibió una gran cantidad de inmigrantes provenientes fundamentalmente de la Isla de Margarita, de los estados vecinos y uno que otro extranjero, emprendió su camino hacía su pleno desarrollo. Ese proceso, tuvo una seria amenaza en la década del 60, cuando una pavorosa recesión petrolera nos colocó casi a la par del pueblo de Ortiz que inspiró a Miguel Otero Silva para escribir su novela “Casas Muertas” en la cual reflejó brillantemente la infecunda suerte de esa población del estado Guarico. Esa crítica situación aquí fue superada por muchos hombres y mujeres que se la jugaron, no abandonaron, perseveraron y lograron que el pueblo sobreviviera a la hecatombe. Memoria contra el olvido.

En ese difícil momento el pueblo de El Tigre sufrió una espantosa recesión producida por la reducción a niveles mínimos de la actividad petrolera en la región. Mucha gente se marchó y otros más audaces resistieron. Llegamos a convertirnos, por momentos, en un pueblo fantasmagórico. Imagínense que los terrenos, hoy considerados lomitos ubicados en la avenida Francisco de Miranda se cotizaban a Bs. 0,25 el metro cuadrado, los ofrecían a crédito y pagaderos en cómodas y olvidadizas cuotas. Muchos testigos presenciales y protagonistas todavía viven en la ciudad. Ellos pueden dar testimonios de esa aciaga coyuntura histórica. Es cuestión de indagar un poco y veremos que no todo el camino estuvo, como en el presente, empedrado de bonanza. Hay vecinos que se comieron y se comen las verdes para ayudar a la prosperidad de nuestra pequeña urbe. Héroes anónimos a los cuales hay que rendir homenaje.

Algunos vecinos, comerciantes e industriales soportaron y sobrevivieron a la espantosa recesión económica y el pueblo volvió a agarrar su lento ritmo de crecimiento. En la década del 70 con la llegada de La Gran Venezuela, el poblado aceleró su desarrollo y expansión, logrando consolidarse cómo ciudad y convertirse de hecho en la capital del sur de nuestro estado Anzoátegui. El eximio poeta Helí Rafael Colombani Bianchi, oriundo de Irapa, estado Sucre e hijo adoptivo de la Mesa de Guanipa, visualizó esa realidad, manejó la idea, la impulsó, promovió y dejó en el ambiente la posibilidad de que, en una oportunidad no muy lejana, cuando se produzca una nueva división político territorial en el país, está inmensa región del sur anzoatiguense, pueda convertirse en el estado Guanipa, cuya capital sea nuestra querida ciudad. Es un sueño que puede cristalizarse. Tiempo al tiempo.

El petróleo, la recesión, la agricultura, el petróleo de nuevo y otra vez la agricultura es el escenario pendular dónde se ha desarrollado la vida de nuestra ciudad de El Tigre. La siembra e industrialización del Maní, que consecuencialmente nos trajo el nacimiento de Agrícola Guanipa, C.A (AGUANCA) y los silos de ADAGRO son testigos de un renacimiento en la década del 70. La elevación del municipio Guanipa a Distrito le amputó al Distrito Simón Rodríguez un inmenso territorio petrolero, lo convirtió en el Distrito geográficamente más pequeño del sur del estado, lo privó de obtener inmensos recursos económicos por la actividad petrolera que paradójicamente le había dado vida, sin embargo, el crecimiento de la ciudad, no se ha detenido, no se detiene por esas vicisitudes y, a pesar de que no contar con un Plan de Desarrollo Urbano Local actualizado, que le permita a las autoridades poner fin a la anarquía. La ausencia de ese plan facilita que cíclicamente germinen nuevos sectores populares sin orden ni concierto. Van más de 160 barrios, lo que ha creado y crea dificultades con la prestación de los servicios públicos, que por añadidura, están viviendo la peor crisis de la historia patria. Hay que poner orden en el desorden o todos, con el paso inexorable del tiempo, seremos víctimas. Las autoridades tienen la palabra.

Nuestra ciudad que disfruta de una ubicación geográfica envidiable – somos una encrucijada – ahora toma un nuevo impulso con la siembra e industrialización de la Soya, rubro agrícola que el gobierno debe conciliar con el desarrollo de los pequeños y medianos productores, que a pesar de todas las emergencias vividas, han permanecido produciendo en pequeña escala una parte importante de los productos agrícolas y pecuarios de nuestra dieta diaria. Uno siempre realista, optimista y casado con el desarrollo integral de la ciudad y en general la Mesa de Guanipa, apostamos por el éxito de este nuevo experimento agrícola con la plantación de la Soya a gran escala y su industrialización. Hay ya una planta industrial en las adyacencias de la antigua AGUANCA que piensan, según las autoridades actuales, ampliar para sacarle el mayor provecho a este importante rubro. No importa quien lo haga, lo importante que es que lo hagan y lo hagan bien. Es la aspiración colectiva.

No importa que sea petróleo, no importa que sea agropecuario, ni importa que sea de servicios, no importa que se comercial, no importa que sea localidad de paso, lo importante es que la ciudad de El Tigre ha sido, es y seguirá siendo, por siempre, el punto de referencia más importante de la zona sur del estado Anzoátegui y algún día se convertirá en la capital oficial y de derecho – ya lo es de hecho – del nuevo estado que todos aspiramos sea convertida esta inmensa, productiva y rica área geográfica. Ya lo dijo el poeta español Antonio Machado “Caminante no hay caminos, se hace camino al andar” y uno simple mortal parafraseando al poeta de rubio podemos decir “Amanecerá y veremos. Las presentes y nuevas generaciones tienen la palabra. Nunca es tarde para emprender la lucha.

Esta breve reseña histórica de la ciudad que nos vio nacer, la hacemos con la sana intención de que las presentes y nuevas generaciones de tígrenses y los inmigrantes que escogieron esta ciudad como su patria chica, tengan una visión general y aproximada – nadie es dueño absoluto de la verdad – de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde vamos. También es un aporte para que nuestros eximios historiadores y cronistas tengan una humilde opinión – aunque no oficial – que pueda servirles en la profundización del estudio de nuestra historia, la cual los puede acercar a nuestros inicios que antes fueron un inmenso pajonal y chaparral como era en su estado virgen la Mesa de Guanipa, hasta la llegada de los hombres que iniciaron la perforación del pozo OG-1 y, por supuesto, los campesinos del Caris los cuales encontraron, en principio, un nuevo mercado para sus productos artesanales, agropecuarios y culinarios y luego un motivo para quedarse, como en efecto, se quedaron en endebles bahareques y el resultado está a la vista. Una pujante y gran ciudad.

“La más larga caminata comienza con un paso” nos recuerda el proverbio hindú. Los trabajadores del pozo petrolero OG-1, los campesinos del Caris y zonas aledañas dieron los primeros pasos, luego con la incorporación de los inmigrantes margariteños hoy podemos decir orgullosos “hay futuro” y la larga caminata, apenas comienza.




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