viernes, junio 11, 2010

Bar Restaurant Las Palmas (Joaquín Álvaro Dos Reis)

Haz lo que puedas, con lo que tengas, donde estés
Theodore Roosevelt (1858)
Estadista estadounidense.

El italiano Eddy Di Pascuali, quien vino de La Guaira y un señor de apellido Briceño, en sociedad construyeron varios locales en el naciente pueblo de El Tigre. Entre esos locales está la histórica esquina de El Luchador y el Bar Restaurant Las Palmas. Una vez que los socios disolvieron la sociedad, en la repartición de bienes a Di Pascuali, le tocó la propiedad del edificio que acoge al Bar Restaurant Las Palmas. Lo colocó en venta y don Manuel Díaz Braz, el dueño del Castelo Branco hoy, El Castelo, C.A que está al lado, lo adquirió por Bs. 80.000,oo, que para la época, no eran fuertes, ni débiles, eran bolívares de verdad con un gran poder adquisitivo. En ese tiempo el que cantaba millón era rico, ahora cualquiera es millonario, pero no rico. La devaluación de la moneda nacional liquido ese sueño. Hay que echarle ganas para ser un millonario rico.

Manuel Díaz Braz, quien era propietario junto a su hermano Antonio, del Bar Restaurant Castelo Branco, le arrendó el local a una sociedad compuesta por sus conciudadanos Víctor Ferreira, Manuel Almada, José Da Silva y Joaquín Dos Reis, los cuales fundaron El Bar Restaurant Las Palmas. Estos lusitanos, con el tiempo se dividieron, cada uno montó tienda aparte, cedieron la firma comercial a Juan Núñez De Sousa y los dos últimos permanecieron en el pueblo como trabajadores en el Bar Restaurant El Luchador. Los portugueses, son gente de trabajo y de una gran solidaridad entre la gente que integra su prolija colonia en la ciudad. Ellos son lusitanos y se entienden.

Don Joaquín Dos Reis, que ya tenía 10 años en Venezuela, decidió invitar a un hijo que permanecía en Portugal para que probara suerte en esta tierra de Dios. El joven Joaquín Álvaro Dos Reis, que había nacido en el pueblo de Campanario – Regiao Autónoma da Madeira, el 7 de marzo de 1942. Este aceptó la invitación. No lo pensó dos veces. En su tierra la situación era crítica, apenas había alcanzado el tercer grado, no veía posibilidades de realización y embarcó. El día 6 de septiembre de 1957, llegó en barco por el Puerto de La Guaira, después de una travesía de 14 días. Allí lo esperaba el socio del padre, José Da Silva quien lo trasladó hasta El Tigre. Nunca lo pensó, pero había llegado para quedarse y se quedó.

Estos inmigrantes portugueses venían a trabajar. Joaquín Álvaro Dos Reis, el mismo día que llegó a El Tigre, la ciudad que nació al calor de la industria petrolera el 23 de febrero de 1933, se inició como ayudante de cocina en el Bar Restaurant El Luchador. 7 años le correspondió alternar entre la cocina, la barra y la atención a los clientes en el rol de mesonero. Transcurrido ese tiempo, se le presentó a Joaquín una oportunidad para independizarse. Juan Núñez De Sousa, entregó el Bar Restaurant Las Palmas a don Manuel Díaz Braz, con el cual había hecho una sólida amistad y lo consideraba como su segundo padre. Asumió el arrendamiento y rectoría del Bar Restaurant Las Palmas, hasta el sol de hoy. Las Palmas es Joaquín y Joaquín es Las Palmas.

Joaquín Álvaro Dos Reís, desde el año 1964, ha dedicado su vida al trabajo diario, sin pausa y sobre todo mucha constancia. Ese modesto negocio, que quedó y queda entre las 2 firmas comerciales (El Luchador y El Castelo Branco) los cuales explotaban y explotan el mismo ramo comercial y ya estaban consolidados, no le permitían una competencia en igualdad de condiciones. Había que hacer una gran inversión, para consolidar el punto. Joaquín, no tenía capacidad financiera, pero poseía la voluntad, las ganas de trabajar y tomó una decisión. Lo convirtió en el “sitio de los pobres”. Desde ese momento hasta hoy, es el lugar preferido de los visitantes de las comunidades indígenas y mucha gente de Cantaura que venía y viene a hacer sus diligencias a El Tigre, entre ellos Antonio “Palmita” Palma quien fue el líder de AD en el municipio Freites por muchos años, la familia Medina y la emblemática Tamanaico. En ese establecimiento comercial, no hay, ni hubo aire acondicionado, siempre ha sido popular y al aire libre. En el corazón de la ciudad es el Bar Restaurant de lo pobres y más humildes. Joaquín hizo lo que pudo, con los medios que tenía y en el lugar que tenía. No logró riquezas, pero ha logrado vivir feliz hasta hoy.

En la actualidad el Bar Restaurant Las Palmas es atendido por una trilogía de Joaquínes. El padre, el hijo y el nieto, quienes aparecen en la gráfica que acompaña esta crónica. En los 46 años de funcionamiento las cosas, no han variado. El mobiliario y equipos de trabajo se mantienen inalterables. También una rockola marca Seeburg la cual sonaba 5 discos por un bolívar y ahora 4 por 500 con una colección musical compuesta esencialmente por música criolla, colombiana y mexicana, las infaltables frías, ron del barato, almuerzos a precios solidarios, café, refrescos y chucherías, nada de escosés. Es muy caro y la clientela de Joaquín en Las Palmas es de origen humilde. Eso sí, trabajadora, laboriosa, honesta, alegre, entusiasta y muy responsable. En todos estos años, al frente del negocio, nunca ha tenido problemas con sus clientes. Joaquín ya los trata como familia.

En ese modesto, humilde y acogedor negocio de los pobres, Jesús Soler y doña María Guevara, trabajaron por espacio de 25 años. Uno mesonero y la doña en la cocina. Entre los clientes más asiduos estaban Juan Quijada que vendía cholas, Cruz Páez que ofrecía chinchorros a buen precio, el Br. García que trabajó en el MOP, el cual siempre usaba guayabera y portaba una pistola que se dejaba ver para infundir miedo y respeto. En El Tigre, siempre le fue bien, pero una vez se fue de rumba para Puerto La Cruz y no lo perdonaron. Le dieron una golpiza y le quitaron el arma. En tiempos de crisis económica severa, en Las Palmas, siempre hay nuevos clientes. Las gélidas a precio de gallina flaca, los atraen. Entre los nuevos clientes destacan el barbero profesional Daniel Colmenares el popular Cataco, quien aprendió con Orlando y Yosmer de la Barbería Tropical no guardarse secretos y confiesa que ese negocio lo llaman de hace bastantes años “El Salivazo”, también el reportero Gráfico Ramón “Moncho” Bejarano, el poeta Aquiles Ojeda y el empresario Henry “Nenerina” Hernández, un trío de postín, los cuales cuando les falla el pitcher de turno, buscan resolverse y se ubican de acuerdo al bolsillo. No importa el sitio, lo importante es que estén baratas, bien frías y Las Palmas es el lugar adecuado. Es el sitio correcto para hacer rendir la platica ¡Salud!

El edificio dónde funciona el Bar Restaurant Las Palmas, es una de las infraestructuras que forman parte del patrimonio histórico de la ciudad. La firma comercial y el mismo negocio, también lo son y los lusitanos que han estado y están al frente han enriquecido y enriquecen nuestra historia urbana. En estos humildes destellos damos cuenta de ellos, los recordamos e intentamos colocarlos de nuevo en el tapete de la opinión pública a los efectos de que, nuestros eximios cronistas e historiadores, cuando escriban la verdadera y autentica historia de nuestra ciudad, los incorporen al disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Bien vale la pena!





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