lunes, octubre 04, 2010

Personajes de mi pueblo: Luís Antonio Morales

Soy como aquel hombre que llevaba consigo un ladrillo, para decirle al mundo como era su casa
Bertolt Brecht (1898-1956)
Poeta y dramaturgo alemán.

Uno de los bodegueros más antiguos de Barrio Ajuro es Luís Antonio Morales, el cual vino al mundo en la comunidad indígena de Tabaro – municipio Independencia del estado Anzoátegui, el 25 de agosto de 1938. Llegó a El Tigre en el año 1956, de la mano de sus progenitores Francisco Antonio Silvera y María Adelina Morales, quienes inmigraron hasta el incipiente pueblo de El Tigre, atraídos por la explotación petrolera buscando mejorar la calidad de vida y la de sus hijos Ramón, Andrés (+), Francisco (+), Pedro, el mismo Luís y María Morales (La de las ricas empanadas) la viuda de don Pablo “Catire” Freites (+), otro de los primigenios bodegueros del primer sector del naciente pueblo. Después del deceso de “Catire”, María e hijos continúan al frente del negocio. Un legado que no se perdió y permanece incólume en la calle Falcón c/c con avenida 8. Una bodega histórica.

Es bueno destacar que el primer nombre de Pueblo Ajuro fue Barrio Ajuro. María Ramírez, Anastelia Salazar, Samuel González, Rafael Salazar y Tino Meza, por mencionar algunos de los fundadores, que gracias a Dios gozan de buena salud, pueden dar fe de esa verdad. Esa es otra historia. Volvamos a nuestro personaje. Luís Antonio Morales, el cual había adquirido las primeras nociones educacionales en su comunidad, dice que venía “machucado” con apenas 2do. Grado aprobado y, como ya era prácticamente adulto, cuando llegó a El Tigre, se inscribió de noche en el colegio privado “San José” que funcionaba en la calle Brasil para sacar la primaria, ya que durante el día, trabajaba ebanistería y carpintería en el taller “La Primavera” que estaba instalada en la tercera carrera norte y cuyo dueño era un italiano de nombre Giuseppe. En primer año abandonó los estudios de secundaria que había iniciado en Instituto de Comercio “Alberto Carnevalí”, se retiró del trabajo e instaló su propio negocio. La bodega “El Diamante” en la calle Venezuela c/c Primero de Mayo de Barrio Ajuro. A vender pote, dice Luís carcajeándose.

Parejo a sus años de intenso trabajo al frente de su bodega, don Luís Antonio Morales, logró conformar dos prolijas familias. Posee 12 hijos, 25 nietos y 10 bisnietos. En el matrimonio con la señora Nellys Josefina Ávila, procrearon 4. Luís Antonio (+), Yanneli de Los Ángeles, Carmen Alejandra y Angelis Josefina. Con Luisa Resplandor, el segundo frente, trajo al mundo a Gladys, William, Olga, Reinaldo, Lourdes, Rosa Amelia, Luís Benjamín y Alexander, lo que indica, que a la par de su contribución con el desarrollo económico de la ciudad, ha impulsado su crecimiento poblacional, al igual que sus hermanos. En Pueblo Ajuro, esta familia Morales es toda una institución, como lo es también la que proviene del árbol genealógico de doña Elina Morales, la esposa de don José Roldán. Esta última familia Morales son cariseños de pura cepa. Dos familias, el mismo apellido y un mismo destino: El Tigre.

La época de crecimiento de Pueblo Ajuro, contó con una refresquería muy popular que fundó en la calle Falcón don Eduardo Castillo. Éste polifacético personaje, en una oportunidad, convocó a los vecinos a una asamblea y les propuso cambiar el nombre de Barrio Ajuro, por Urbanización Guaicaipuro, a la gente no le gustó la idea y, ante su persistencia, se enardecieron, hubo un brote de violencia y, por poco lo linchan y le queman el negocio. Más nunca se habló del asunto. Había sentido de pertenencia por el nombre originario, el cual surgió de la intensa batalla que dieron los fundadores, contra la represión de la dictadura perejimenista, cuyos esbirros destruían los bahareques durante el día y, en la noche, a pesar del terrorismo de estado, las privaciones de libertad y atropellos, los volvían a levantar – protagonista y testigo de excepción es doña María Ramírez – el barrio nació ajuro, adoptó legítimamente ese nombre y, sólo a variado en el tiempo, cuando pasó de Barrio Ajuro a ser llamado, como hasta hoy, Pueblo Ajuro. La cuestión era ajuro, fue ajuro y ajuro se quedó. Hay la convicción de que se quedará por muchas lunas más con ese épico nombre. ¡Viva Pueblo Ajuro!

Luís Antonio Morales, con su proverbial humildad, honestidad y excelente don de gente, logró convertir la esquina de su bodega “El Diamante” en un sitio de encuentro para muchos vecinos, los cuales montaban hasta bien entrada la noche, unas memorables partidas de dominó. Esas partidas se mantuvieron por muchos años y hasta que la inseguridad lo permitió, Rigo Meza, Venancio Evans, Rafael “Fucho” Suárez, Pablo “Catire” Freites, Pedro Morales, Beda Cairo, David Sulbarán, Aquiles Cairo y Domingo “El ciego” Perales (El que vendía cuadros sellados del 5 y 6), el cual a pesar de ser invidente, con la yema de los dedos reconocía las piedras y, cuando estaba en acción, sólo exigía fuesen cantando las pintas de la piedra que jugaban cada uno de los otros tres jugadores. Era todo un espectáculo verlo jugar y bien difícil ganarle una partida. El poder de concentración y el fino sentido para armar cada jugada lo convertían en un jugador de primera línea. Los que tenemos ojos, lo vimos.

Otras bodegas diseminadas en el barrio, en esa época fueron las de Jesús Piñero (El Imán), Jesús Abreu (La Preferida), Isabel Matute (El Refugio), Miguel Tabata (Unión), Ramona Mota (La Mucureña) Germán Gamboa (Luchando por la situación), Rafael García (New York), Carmen de Martínez (El Almendrón) y las conocidas sencillamente por el nombre de sus propietarios Ramón Array, Modesto González, Jesús Reyes, Pedro “El Indio” Carias, Pablo “Catire” Freites, Vidal Matute. En la calle Negro Primero, ya en el Casco Viejo, c/c Ribas, funcionó también por muchos años la molienda y envasadora de café “Pureza” de señor Rafael Celis, cuyas papeletas expendía a locha (0,12 ½ Cms.) y a medio (0,25 Cms.) y, la clientela del pueblo, que era para ese entonces los que habitaban en el Casco Viejo y buena parte de lo que hoy es Pueblo Ajuro, era cautiva. Café de primera calidad y como de todo hay en viña del señor, para endulzarle la vida a los vecinos doña Mercedes Ortiz, la esposa de Martín Campos que fue agente de la policía por espacio de 30 años y posee el record Guiness de no haber llevado a nadie detenido, elaboraba unos ricos y exquisitos turrones de coco que eran la delicia de grandes y chicos. Eran emprendedores particulares que involucraban a la familia para darles impulso, permanencia y productividad. Mini empresas endógenas, por iniciativa propia, que todos recuerdan con cariño.

Don Luís Antonio Morales, su distinguida familia, los personajes, negocios y sitios que citamos en estos humildes destellos, forman parte de las más bellas páginas de nuestra historia local, la cual recreamos, refrescamos, recordamos y escribimos, con la firme esperanza de que, cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores, decidan escribir la verdadera y autentica versión del rico y bello pasado de esta pequeña urbe, que nació al calor de la industria petrolera el 23 de febrero de 1933, sean considerados para incluirlos en el disco duro de la memoria histórica de ciudad. Las nuevas generaciones deben saber como era esta bella ciudad, antes de bahareque y ahora de ladrillos y cemento, que sirve de casa grande a todos los que la habitamos. ¡Vale la pena!





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