lunes, abril 11, 2011

Personajes de mi pueblo: Freddy Orlando Díaz

El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto
Charles Chaplin (1889 – 1977)
Actor, productor, y director inglés.


Con el paso del tiempo, la panorámica de la ciudad, aunque pareciera imperceptible. Cambia vertiginosamente. Hace pocos años, en las primeras cuadras de la Primera Carrera, ahora Avenida Francisco de Miranda, funcionaban 3 bombas de gasolina o estaciones de servicio. La Zulia que distribuía los productos de la compañía Texaco, de don Ricardo Bermúdez, ubicada dónde hoy está el Edificio Antorcha, la cual luego fue mudada para la concurrida esquina que sirvió de asiento al local del bar Restaurante “Las Vías”. Esa edificación fue demolida dando paso al inmueble del Banco Latino, el cual al desaparecer cambió al Banco Caracas, que también fue liquidado y, que hoy sirve de sede al Banco Venezuela. La Miranda del señor Aquiles Rodríguez, identificada por el sello de la compañía Phillips 66, productos de la cual tenía la exclusividad. Es el sitio, dónde ahora está, la comercial los 777 y que antes por muchos años, fue el local comercial de la Sastrería y Almacén “La Syria, C.A” de don Salim Boufajreldín. La Bomba Levante de don Pedro Manuel Brito Gamboa, la cual estuvo ubicada, exactamente, dónde esta la tienda Traki. Las 3 instalaciones dispensadoras de gasolina y servicios conexos, desaparecieron víctimas del inexorable paso del tiempo. El demoledor avance del progreso es implacable. El tiempo ni espera ni perdona.

La bomba Levante, poseía un extenso terreno, era la mejor organizada. Prestaba los servicios de lavado, secado, aspirado, pulido, reparación y montaje de neumáticos, electroauto, mecánica en general y estacionamiento a todo tipo de vehículos. Tenían especialistas para cada servicio. Los operadores de los dispensadores de gasolina eran Los hermanos Martínez, Raúl, el popular “Barchi” y Carmelo. En los neumáticos trabajaban, José “Tractor” Rojas y “El renco” Presilla. Electroauto y reparación de baterías, estaban a cargo del diligente, ágil y dinámico Teodoro Hernández. El departamento de mecánica era atendido por Arcadio “Cayo” Lunar, Luís Marín y Tomás Antonio “Colorín” Guerra, era el especialista en cajas hidromáticas. El estacionamiento, no tenía vigilantes, la seguridad que reinaba en esa época, permitía dejar los vehículos a la buena de Dios, los dueños de las unidades ni lo notaban y nunca hubo problemas. Don Pedro Manuel Brito Gamboa, originario de Santa Ana del Norte de Margarita, fue un gran emprendedor y nunca perdió la esperanza en las potencialidades de El Tigre, que en la década del 1960, sufrió una gran depresión. El hombre resistió, no abandonó, se quedó y, sin lugar a dudas se convirtió, en uno los héroes anónimos, que contribuyó, desde su estación de servicio, a la recuperación económica y el crecimiento, desarrollo y consolidación de la ciudad. Memoria contra el olvido.

En La Bomba Levante, trabajó por muchos años, Freddy Orlando Díaz, hijo del barcelonés Jesús Silva, quien era supervisor de mecánica de la empresa petrolera Texas y, la guayanesa Casilda Díaz, quien fue una destacada costurera y le prestaba sus servicios profesionales a la Sastrería Ledna de Enrique Martínez, la cual estaba ubicada frente a la Iglesia Virgen del Valle. La señora Casilda, cocía un traje de casimir en 3 días, por la módica suma de Bs. 15. Esta familia tuvo su primera residencia en la calle Aragua del Casco Viejo, por razones de trabajo, estuvieron un tiempo en Upata, dónde Freddy estudio parte de la primaria en la escuela “Morales Marcano”, la cual concluyó en Guanare, en una de las pocas escuelas de educación primaria, que para ese entonces funcionaban en un edificio de dos plantas. En su regreso a la ciudad, inició la secundaria en el Instituto de Comercio Alberto Carnevali, el cual tenía su sede en la salida a Pariaguán, al lado de edificio dónde por muchos años funcionó el cine España y, hoy sirve de sede a la venta de repuestos Sereca y en cuya edificación, están ubicadas varias empresas comerciales dónde destacan, Portal Center, Corvenca, Parabrisas Car-Glas, Gleicar, Servi Car Autopartes Cabrera, Automotriz Nueve 94, C.A y la Distribuidora de baterías Bosch. Están a la visa y forman parte del presente. Es un vínculo perceptible entre el pasado y el presente

Freddy Ordaz Díaz, inició su larga trayectoria como trabajador en las bombas de gasolina, en la TEXACO que funcionó, en la esquina dónde actualmente está ubicado el banco Venezuela en la avenida España, exactamente al lado del hotel Tamanaco, que para la época regentaban unos ciudadanos de origen árabe y, al poco tiempo en el año 1962 – A nadie la falta Dios – conoció a “Un gran hombre”, el señor Pedro Manuel Brito Gamboa” quien prácticamente lo adoptó. En ese tiempo, lo invitó a trabajar en la bomba como trabajador a destajos o chancero y cuando observó que tenía interés, actitudes y responsabilidad en el trabajo asignado, lo empleo, lo orientó y protegió, hasta el día de su muerte. Luego del deceso de don Pedro, quedó laborando con su hijo, Félix Ramón “El negro” Brito – una lengua mejor que la BBC de Londres, según José Danilo Salcedo - quien después de un poco tiempo al frente de la administración de la bomba, también falleció. En el año 1992, los herederos, al no poder atender el negocio, decidieron vender las instalaciones y el terreno al señor Enrique Iglesias, el dueño de Pepeganga por 8 millones de bolívares. Cuenta Freddy, que en le momento de protocolizar el documento, la gente de Maraven, llamó al señor Iglesias, ofreciéndole 14 millones y este les respondió “Ese no es mi negocio, construyó inmediatamente, generó empleos y gano más” Es actualmente el local dónde funciona TRAKI. No olvidemos que Pepeganga desapareció, dando paso a TRAKI. Es lo que se dice y se comenta en los corrillos públicos. Es negocio privado y hay que guardar las distancias.

La bomba Levante, como se conoció y se conoce hasta su cierre y posterior desaparición, tuvo como administradores a Manuel “El renco” Brito, Amada Brito y como auxiliar de ellos como dependientes a Licho Brito. Esa estación de servicio y dispensadora de gasolina, por su ubicación estratégica, se convirtió en un sitio de encuentro por excelencia. En las tarde era normal encontrar a grupos de amigos pasando el tiempo en agradables y animadas tertulias. José Danilo Salcedo, Agustín Blanco, Gonzalo Cermeño, Néstor “Pata e’ perro” Gil, Edmundo “mundito” Barrios, Luís Salcedo Romero, Pedro Ordosgoite, José Ramón “La perra” Guilarte Fernández, el especialista en materia eléctrica José García, Pedro Marrero Hernández, Julio “El tombo” Sánchez, Luís La Roche Abreu, el caricaturista estrella de Antorcha, Saúl Alcalá, Magno Velásquez, José “Chabelo” Arismendi, Román Lunar y Manuel Martínez, el popular “Flaco Vidal” quien, para sorpresa de los que dicen que nunca trabajó, era el office boy de la estación de servicio. Hay que aclarar que las personas mencionadas y otras que escapan a estos destellos de la memoria, visitaban el sitio, se reunían en grupos, parecían estar juntos, pero nunca revueltos. Aclaro el punto, para no crea confusiones, herir susceptibilidades, revivir viejas porfías o remover cicatrices que se puedan llevar en el alma. Chirulí con chirulí y arrendajo con arrendajo. Esta claro y punto.

El tiempo de Dios es perfecto. Todo lo que nace muere. No todos los finales son felices, pero de lo que no queda dudas es que La Bomba Levante, tuvo un tiempo de duración muy interesante, importante, fructífero y productivo en su paso vital por el pueblo y, ante la desaparición de sus fundadores, dio paso a la modernidad. Esas estaciones de servicio, sus trabajadores, las firmas comerciales y las personas que mencionamos en estos humildes destellos, forman parte de las historias urbanas del pueblo y los traemos a colación, con la firme esperanza de que, cuando los eximios cronistas, historiadores e investigadores, del excelso pasado de esta pequeña urbe, que nació al calor del oro negro, el 23 de febrero de 1933, los puedan incluir en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!



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