viernes, septiembre 02, 2011

Vivencias urbanas

La vida no es sino una continúa sucesión de oportunidades para sobrevivir
Gabriel García Márquez (1928 – )
Escritor colombiano. Premio Nobel de Literatura.


DOS RECEPTORES EN PLAY


Cuenta Carlos Capizzi, que en la ciudad, hay un equipo de softball, sui generis. Cuando entra en play, posee dos catcher. Uno que suda la gota gorda detrás del home recibiendo y dirigiendo los lanzamientos de los pitcheres, pendiente que no le roben una base, buscando la bola, tras un passed ball o wild picht, bateando, corriendo y haciendo todos los esfuerzos físicos que implica estar en play. El otro catcher, permanece en las tribunas fresquesito, gozando una ola y parte de la otra, sin despegarse de los promotores y financista del equipo. En ese lugar privilegiado disfruta de frías espumosas o escosés, según lo que lancen los capitalistas y promotores del equipo. El aplica la filosofía popular: “agarrando aunque sea fallo” y si el equipo gana y hay parrillada, aumenta de peso. Come más que una nigua.

El equipo de softball en referencia, nos dice Carlos Capizzi, está identificado como Industriales, es patrocinado por los emprendedores Cesar Capizzi y Rafael Pérez. Esa novena de la pelota suave, participa en el softball categoría master y los sábados y domingos, tiene compromiso en el estadio del Liceo Rojas Paúl. Bacilio Maceira, el catcher en el terreno de juego, utiliza toda la indumentaria y una mascota, de buena marca. Joseph García, el catcher importado de La Charneca y que ocupa posición en la tribuna, llega al campo de juego por sus propios medios. Puntualmente sin que nadie lo invite, no lleva uniforme, spikes, casco, protector genital, careta, chingalas, peto. Nada de eso. Quecha a mano limpia y no se le escapa un lanzamiento. Es un profesional del quecheo.

El catcher Joseph García, tampoco usa protector de garganta. La necesita libre y sin obstáculos. Engulle, devora e ingiere lo que se presente. En las manos no le sale cayos y su grito favorito es: déle que son pasteles. Brun, brun, brun, mantequilla Brun, canta alegremente. En el rol de catcher, le lleva una morena a Yogi Berra y en algunas oportunidades, tiene la osadía de llevar, trasquecher, su compadre y hermano del alma, el barbero de “La Tropical” Yosmer Marcano. Ambos cargan alacranes cabeza negra en los bolsillos. Lo de ellos es quechar. En ese arte son insuperables. Esos queches, no los aguanta nadie. Ni el Cy Young, Johan Alexander Santana Araque, le picha con efectividad a dos receptores en play. Solo Cesar y Rafael se los calan hasta en extrainning. Es una vivencia urbana digna del libro de record Guinness. Todos los días sale uno a la calle y el que lo encuentras lo agarra. Hay que buscar las oportunidades para sobrevivir y Joseph García y su compadre Yosmer Marcano, son especialistas en la materia de subsistencia.


UNA COOPERATIVA ETÍLICA


En el sector sur de la ciudad, hay un grupo de vecinos, todos honestos trabajadores. La mayoría labora de lunes a sábado, otros están jubilados y los menos, le echan ganas, hasta los domingos al mediodía y, para compartir las tardes domingueras, decidieron establecer una cooperativa etílica. En el arranque de la jornada dominical, para la conformación del capital inicial, todos tienen que bajarse de la mula con 30 Bs.F. Sin lloriqueos. No vale quecheo, muñequeo o cacheteo. El que no aporta esa cuota parte, tampoco participa del convite. En síntesis como diría un chino: Sí no hay leal, no hay lopa.

La cooperativa etílica – es apolítica – tiene su asiento en la 3ta. calle sur y está integrada por el señor Antonio “Toñito” González que la preside, La Prof. Daisy Marcano como tesorera, José Gregorio “Goyo” Pirela (En la gráfica) funge de Secretario Permanente, Alexis Pino es el comisario y los vocales son Isabel Pirela, Rafael Rondón y Armando Rodríguez. En el momento del desarrollo de las actividades etílicas y las comilonas, no aceptan adherentes, arrimados o quecher. Es un equipo completo. No necesitan refuerzos y menos infiltrados. El que intenta penetrar el cerco protector, lo mandan a zapatear para otro lado. Juegan cuadro cerrado.

Cuando el convite se alarga y las provisiones se agotan, apelan al crédito en el abarrote de Derkis González, conocido como Makro II. No tienen que caminar muy lejos para aprovisionarse. El negocio les queda al frente de la sede y, algunas veces, funciona como sede alterna. Derkis, los conoce bien, son vecinos y, durante la semana, todos los días, cuando salen a la calle, les recuerda la deuda. Al final, ante tanta insistencia, tienen que honrar los compromisos. Derkis, no come fintas. Los que se comen su guayaba tienen que pasar la dentera. Memoria contra las lagunas mentales producidas por la ingesta alcohólica.

Los temas de conversación son abiertos. Hablan de lo humano y lo divino. Política, economía, salud, educación, farándula, cultura, deportes, sociales, problemática local, regional y nacional, le cortan el traje a la perfección a más de un pantallero y no se dan mala vida. Lo que allí se dice, allí se queda y “Goyo” Pirela siempre le recuerda a los más hablachentos, con su proverbial buen humor “Acuérdate que lo dijiste”. Viven y dejan vivir.

Estas vivencias urbanas son verídicas. Los personajes mencionados son vecinos de la ciudad, que reúnen características especiales y los cuales por su estilo claro, novedoso de buscar las oportunidades para sobrevivir, merecen que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores del rico pasado y presente de esta ciudad, que nació el calor de la industria petrolera, el 23 de febrero de 1933, decidan escribir la verdadera y autenticas vivencias del pueblo, los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!



No hay comentarios.: