sábado, febrero 18, 2012

Personajes de mi pueblo: Pedro Celestino “Tino” Meza García

El pasado me ha revelado la estructura del futuro
Pierre Teilhard de Chardin (1881 – 1995)
Paleontólogo y filósofo francés.

Mañana cumple años la ciudad. 79 años. Una ciudad relativamente joven a la cual todavía, gracias a Dios, le sobreviven muchos de sus primeros pobladores, lo que permite conservar y fortalecer nuestra memoria histórica. Los que sembraron la semilla que germinó y dio nacimiento aluvional a El Tigre, en principio, provinieron de las riberas del río Caris. En ese sentido traemos a estos humildes destellos, a Pedro Celestino Meza García, el popular “Tino” Meza, que nació en el fundo La Borrachera, el 05 de septiembre de 1930 y es hijo del matrimonio entre Pedro Celestino Meza y María Mercedes García. El nombre del fundo proviene de una vieja leyenda que circulaba entre los lugareños en el sentido de que en el Paso Real, muchos indios en medio de grandes borracheras, habían fallecidos ahogados. Cuentos de camino.

Entre el fundo La Borrachera y el caserío La Aventazón, nacieron todos los hijos de esta prolija pareja. Isidro, Petra, Rosalía, Elina, Luisa Aurora, Elisa Elvira, Rigo, Aquilino, Ramón, Adela y nuestro personaje completan la prole. Pedro Celestino “Tino” Meza, estudio hasta cuarto grado en una escuela, que funcionó en el amplio sector comprendido entre la casa de familia y La Aventazón. El maestro Luís Beltrán Guevara, cobraba un bolívar semanal y para esa época, tenía una matrícula de unos 30 niños. El padre de “Tino”, desde que se inició la actividad petrolera, construyó su bahareque en el sector de lo que con el tiempo se convertiría en un pequeño poblado, que tomó el nombre de El Tigre, también de una vieja leyenda que se corrió en El Caris, en la cual se afirmaba de que, todos los años un enorme y feroz tigre, cruzaba, esta parte de la Mesa de Guanipa. Otro cuento de camino.

En el año 1952, Pedro Celestino Meza, que había dedicado buena parte de su juventud, a las labores del campo, al igual que muchos de sus hermanos, emigró al pequeño poblado ya conocido como El Tigre. Llegó a la calle Anzoátegui, no tenía profesión definida, pero eso no fue óbice para que iniciara el aprendizaje de la albañilería de la mano del señor Antías Rodríguez, que provenía del Pao de Barcelona. Este constructor, fue el primero en ejercer esa dura profesión en el pueblo. Erigía bahareques y casas de bloques. Ambos tipos de vivienda aprendió a edificar “Tino”. Enlataban o encajonaban con pella de Moriche, vara blanca o caña brava e iban rellenando con barro ligado con paja, para luego techar con la palma del moriche. Los pisos eran de tierra. Luego hubo bahareques con techo de zinc y piso de cemento, hasta que empezaron a construir las casas de bloque. Una evolución lenta, firme y sostenida.

Con 4 años en el pueblo conoció a Bella Argelia Mendoza, con la cual tuvo un corto romance y en el año 1956 contrajeron nupcias. “Tino” que de la calle Anzoátegui, se había mudado con sus viejos, para la esquina de la calle Falcón c/c calle 5 de Julio, en Pueblo Ajuro, construyó su vivienda en la Falcón, justo al lado de la que antes había construido para el margariteño Jesús Marcano el popular “Chuito”. En esa casa que lleva el número 39, estableció su familia y en ella nacieron todos sus hijos. Maritza, Mercedes, el cantautor Giovanni, “Macho Meza, Argenis Omar, Reinaldo y Rene, estos 2 últimos también albañiles. Nuestro personaje, dice con orgullo, que las primeras casas de bloque, zinc y piso de cemento, las construyeron casi todas, Antías Rodríguez, Bartolo Cubero y su persona. Eran los maestros de la construcción y los vecinos, no dudaban en encomendarles la edificación de sus viviendas. En ese tiempo, por pegar un bloque cobraban céntimos y para reunir Bs. 50 prácticamente tardaban 6 meses, ahora un albañil en una hora, se gana 100 mil. Obvio, aquellos eran bolívares bien fuertes. Una torta de casabe se adquiría por 0,25 Cms., el barbero, llamado Kikiriki, cobraba Bs. 1 por un corte de cabellos, la leche y la azúcar se podían comprar al detal de 0,12 Cms. y 1/2 (Una locha). Bo había escasez y mucho menos especulación. Un paraíso terrenal.  

Pedro Celestino Meza, era aficionado a las peleas de gallos y a la cacería. En una oportunidad, andaban “cachicameando”  por las cabeceras del río Moquete y alrededor de las 7PM,  lo picó un cascabel. Los acompañantes, presa del miedo, no se atrevieron a cortar en la zona de la mordedura, la aplicaron un torniquete en la pierna y cuando había tomado la decisión de venirse a caballo hasta el pueblo, su compañero Rafael Prado, le dijo que era peligroso, porque si lo veía una mujer con la menstruación, era hombre muerto. Más cuentos de camino. No fue hasta el otro día a las 3PM, cuando su papá, que le pidió el favor a José María Lira Reyes (Mi padre), que poseía una pick up, llegó para trasladarlo hasta el pueblo. La picadura fue en el pie derecho, los intensos dolores se le extendieron por toda la pierna y la vista se le nublaba. Un médico, le aplicó un suero antiofídico, que lo mejoró y le dijo que no había perdido la vista de milagro. En lo que salió de la lista de incapacitados, volvió a la cacería con su perro Cafenol, un lince para agarrar cachicamos. En un día capturaba hasta 15 cachicamos. Los sacaba hasta de las madrigueras. “Tino”, a pesar de la picada de culebra nunca abandonó la cacería. El zorro pierde el pelo, pero no la maña.

En su actividad como albañil, “Tino” Meza, aventuró un tiempo. Trabajo en San Sebastian, estado Aragua, Puerto Ordaz, estado Bolívar, trabajo 7 meses en la construcción de la represa del Guri, Caracas, en Los Teques, estado Miranda y San Francisco de la Paragua. En su afición como gallero, mantuvo durante muchos años, en sociedad con Fernando Marcano, una escuadra de gallos y los fines de semana, en la gallera de Francisco Zamarra, que funcionó en la calle Ribas c/c carretera Negra La Flint, asistía a las riñas de gallos con sus mejores crías de raza. Esas competencias, que siempre iban acompañadas de una buena apuesta en metálico, le proporcionaron momentos gloriosos y también sufrió muchos sinsabores. Nada en la vida es perfecto. Hay que aprender a ganar y perder. El que no arriesga ni gana ni pierde.

En Pueblo Ajuro de cuyo sector es fundador, recuerda que al lado de su casa, construyó Teofilo Evans y su esposa Carmen Isabel Barreto Guatache, los padres del comisario jubilado del extinto CTPJ, Edgar Evans Guatache y el consultor jurídico del taladro etílico, Arquímedes “Quimito” Evans Guatache y eran también cercanos José María Lira Reyes, Benigno Piñero, Ana María Tirado, Antolina Ramírez, Luís Manuel González, Vicente Sotillo y su esposa Francisca de Sotillo, “la maestra Pancha” que montó el primer Kinder en el barrio en la calle Falcón c/c con avenida 8, Juan Rivero, Lorenzo Aray, y los bodegueros Pablo Freites, Pedro Celestino Meza (Padre) Jesús Piñero, Venancio Evans, Isidro Meza, Isabel Matute, Germán “El gordo” Gamboa, Jesús Abreu, Miguel Jiménez,  Pedro “El indio” Carias (Mi padrino), que montó la primera gallera del sector. El guapo del barrio era Jesús Mendoza, el terrible “Gallo enano” peleador y lujurioso. No respetaba borracho que se quedará dormido en la calle y hasta alardeaba de esas andanzas carnales.  Don Julio Rodríguez, en el incipiente sector, era una especie de médico comunitario.  Inyectaba a domicilio y recomendaba tratamientos para algunas enfermedades recurrentes. Una especie de José Gregorio Hernández.  

Don Pedro Celestino “Tino” Meza García, los personajes y sitios que mencionamos en este destello, forman parte de los hechos históricos que dieron vida y estructura a este presente que vivimos y el futuro que nos tocará vivir. En ese sentido consideramos importante, que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores de nuestro excelso pasado, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta pequeña urbe, que nació aluvionalmente al calor del oro negro, el 23 de febrero de 1933, los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!




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