domingo, junio 24, 2012

Personajes de mi pueblo: Luís Rafael García

“No se debe juzgar a un hombre por sus cualidades,
sino por el uso que hace de ellas”

François de La Rochefoucauld (1613 – 1680)
Político y escritor francés.

Hay una población agrícola, en el estado Monagas, muy cerca de Maturín, conocida como San Joaquín de El Tigre. Uno de sus primeros comisarios fue Juan Ramón Benavides, esposo de Teolinda García, quienes antes de separarse, tuvieron un hijo, el 16 de febrero de 1945 y el cual bautizaron con el nombre de Luís Rafael García. En el año 1955, la todavía joven madre, vino al incipiente pueblo de El Tigre, con su hijo. Llegaron al Casco Viejo y una vez que hubo la expansión de Pueblo Nuevo Sur, fijaron residencia en el callejón 11. Vinieron buscando mejorar su nivel de vida, cuestión que en moderada medida, lograron y se quedaron para toda la vida. Tígrenses por adopción, pues.
 
El niño Luís Rafael, cursó sus primero dos años de la primaria en la escuela Manuel Piar de Maturín y, concluyó su sexto grado, en la escuela José Mercedes Santelíz Peña en El Tigre, desde dónde pasó a matricularse de noche en el Instituto de Comercio “Alberto Carnevalí, cuyo sub-director y posterior director fue el reciente y lamentablemente fallecido, Prof. Hernán Iro. Estudió bachillerato de noche, porque había, que matar tigritos, para arrimar algo para completar la arepa en la casa. Concluyó 5 semestres, se retiró, pero se inscribió para un curso de Electricidad Industrial en el INCE. Educación para el trabajo. Pasaban del pizarrón (teoría) al taller (practica) y de allí salió directo a trabajar en SIDOR. Luego saltó a la empresa KEISER, que formó parte del consorcio que construyó la primera etapa de la represa del GURI. Una vez concluido ese contrato, trabajó con SVECA, empresa de comprimidos que junto a la LUMUS, para la cual también prestó servicios, construyeron la Planta de Briquetas Orinoco Mining Company Co., en esas labores en Guayana, obtuvo una gran experiencia, que lo llevaron hasta Aruba contratado por la trasnacional Lago High, dónde permaneció por espacio de 14 meses y como estaba lejos de la familia y el dinero no rendía, se retiró, regresó y se estableció definitivamente en El Tigre, para tales efecto, construyó su vivienda en el barrio MENEVEN, ubicado detrás del Seguro Social, del cual es fundador. El buen hijo vuelve a casa.
 
Una vez en su patria chica, obtuvo empleo en petrolera SPA. Electricista de primera, fue su clasificación laboral, luego pasó al Criogénico de San Joaquín como Supervisor de Electricidad. Mas tarde viajó y formó parte del Proyecto SISOR-La Ceiba con la empresa VINCLEAR y concluyó su carrera al servicio de las empresas privadas, con la FLINT, en taladros (Chivos) ubicados en la zona de Morichal, siempre como Supervisor de Electricidad. En la actualidad vive de la bien ganada pensión del SSO y matando “tigritos”. Repara equipos de refrigeración y sistemas eléctricos industriales. También corrige fallas en urbanizaciones y viviendas de vecinos, amigos y relacionados. El que ha sido marinero cuando ve el mar suspira y aún cuando la electricidad no se ve, el conoce muy bien su funcionamiento, peligro y como buen experto, formado para esa profesión, por el otrora INCE, nunca deja de ejercer y siempre está dispuesto a solucionar algún problema que surja en su entorno. El que nace chicharra muere cantando.
 
Una vida dedicada al trabajo que frustró su verdadera y genuina vocación. El boxeo. Desde muy joven, incursionó en el deporte de los coliflores, pero como ya había contraído nupcias con la guayanesa Rosa Orozco, con la cual vivió 20 años y tuvo 6 hijos. Maribel, Luís (+), José, Rosa, Juan Carlos, Oswaldo y una vez separado, reincidió en Anaco, se volvió casar, con Teodora Gamboa y completó los 10 hijos. 4 hijos más. Luís, Lucelia, Neffi y Ninoska, que por ahora, le han dado la dicha de disfrutar de 12 nietos. Esos 2 matrimonios e hijos, obligaron a trabajar más y dedicarle menos tiempo al boxeo, sin embargo, un trabajador de Sidor, llamado Casimiro Valdez y encargado del área de deportes, fue su primer entrenador e impulsó su carrera que lo llevó a la categoría Clase A en el peso Welter, hizo más de 25 peleas. El Boxing Club, de El Tigrito, el ring de boxeo que instalaron en el edificio que albergó el primer mercado formal en la ciudad, en la avenida 5 y dónde Evelio Rivero, trabajador de La Flint, también le asistió como entrenador, fueron escenarios de sus combates. En esa actividad deportiva compartió con boxeadores de la talla de Santos Gómez, Francisco Bolívar, Néstor “El monito” Rojas, David Rojas y Ponciano Sánchez, entre otros. Eran las glorias del boxeo de ese tiempo.
 
Este personaje, lo otros que mencionamos en este destello, forman parte de la historia menuda de la esta pequeña urbe, que nació al calor de la industria petrolera, el 23 de febrero de 1933 y merecen, que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores de nuestro prolijo y bello pasado y presente, decidan escribir su verdadera y autentica historia,  los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica ¡Vale la pena!
 
 


 

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