“El genio es el oro en la mina; el talento
es el minero que trabaja para sacarlo”
Lady Blessington.
es el minero que trabaja para sacarlo”
Lady Blessington.
Hablar de las panaderías en El Tigre, es hablar de lo hermanos Oliveira. Incluso de los portugueses. Sin embargo como lo reconoce el mismísimo Marcelino Oliveira, quienes iniciaron el negocio de los panes en la ciudad fue el árabe Nacib Salomón el popular “Turcocircuito” que instaló una panadería conocida como “La Linda” en la calle Ayacucho, entre las calle Guevara Rojas y Bolívar, dónde hoy funciona un taller de reparación de colchones, la señora Mariana Cabrera, criollita de pura cepa, que ubicó su pequeña fabrica de pan cuyo nombre comercial era panadería “San Antonio” exactamente detrás de la sala del cine Bolívar, en la curvatura de la calle Girardot cruce con Zoilo Vidal, en una casa al lado de la primera sede del liceo “Briceño Méndez” dónde se estrenó el Prof. Juan Medina Lugo como su primer director, luego don Luís Santoyo que instaló la panadería “El Tigre, más adelante, en la misma calle Zoilo Vidal a una cuadra de la calle Nueva Esparta. Los hermanos Farcheg, antiguos dueños de la ferretería “Media Luna” adquirieron los locales del cine, la panadería “San Antonio y el antiguo Liceo y construyeron un galpón que sirve de depósito a la ferretería que se llamó hasta hace poco, Representaciones Farcheg, C.A (Refarca). Esos fueron los primeros audaces en ofertar pan de trigo a una población indígena, que provenía de las orillas del río Caris adicta al casabe y otra porción de guaiqueríes, arribada de la isla de margarita que solo conocía en la mesa a la popular, nutritiva y autóctona arepa de maíz pilado. No hay dudas que cambiaron los hábitos alimenticios de la gente. Indio civilizado es pretencioso, come pan, duerme con aire acondicionado y se baña con agua caliente. Hijo er’ diablo.
Las panaderías “El Tigre” y “San Antonio” desaparecieron y la “Linda” la mudaron a la calle Guevara Rojas con el nombre de “La Caraqueña”, más o menos frente al local del popular “Chori”, que está a punto de derrumbarse por completo. Funcionando ambas panadería, en el año 1948, llega a la Mesa de Guanipa el portugués Manuel de Jesús Oliveira que huyendo de la guerra y la pobreza que asolaba a Europa y en vista de que la familia le crecía y no había posibilidades de empleo bien remunerado, se aventuró por estas tierras, atraído por oro negro, que desde antes del 23 de febrero del año 1933, había sido la piedra angular para que esa fecha histórica referencial, se inscribiera acertadamente, como el día de la fundación de El Tigre. El hombre había probado suerte en Brasil durante unos 10 años, desde 1937 al 1947, hasta que decide venir a Venezuela en el 1948 e instalarse aquí y fundar la panadería “Lisboa” al final de las calles Bolívar y Guevara Rojas. Toda una Odisea vivió antes de lograr el éxito en nuestra naciente ciudad. Nunca es tarde cuando la dicha llega.
Desaparecidas las otras panaderías, el creciente mercado era cubierto casi todo por la panadería “Lisboa”, una pequeña porción por los hermanos Hing, Yee y Charles Wong quienes en 1941 habían fundado “La Casa China” y en su surtido local comercial fabricaban y expendían el pan chino, al igual que el chinito José Luio Ahoy Chang que tenía una rudimentaria panadería del mismo corte en Pueblo Ajuro, en la calle Bellavista cruce con Venezuela y le echaba pierna en bicicleta para vender su poca, pero exquisita producción. La Lisboa, era la panadería por excelencia, lo que consolidó económicamente a Manuel de Jesús Oliveira, quien decidió traer a su familia e instalarse para toda su vida en el pujante pueblo de entonces. El 4 de noviembre pisan tierra venezolana por el Puerto de La Guaira, la señora María de Jesús Pereira de Oliveira y sus 4 hijos Rodrigo, Antonio, Gil y Marcelino que había nacido en ausencia del padre, lo conocía por fotos y personalmente lo vio por primera vez ese maravilloso día, cuenta emocionado todavía. Desembarcaron y enfilaron a El Tigre, llegaron, se instalaron e inmediatamente se integraron al trabajo cotidiano de la panadería, en el rol de aprendices del oficio, cuestión que perfeccionaron con el tiempo, al extremo que cuando se habla de ese ramo comercial en la ciudad, la referencia obligada es está emprendedora y próspera familia lusitana que hoy vive, el bien merecido, reposo del guerrero. Caminante no hay camino se hace camino al andar.
Cuando la ciudad empieza a crecer hacía el noreste, se crea el furor de la primera carrera, llegan los hermanos Borges, españoles procedentes de Las Islas Canarias José Manuel y Miguel que instalan la panificadora El Tigre logrando un éxito rutilante por su estratégica ubicación, lo cual no fue óbice para que el negocio siguiera su exponencial crecimiento ante una ávida y progresiva demanda, que es aprovechada por el polaco Ignacio Tilki para fundar la panadería “La Nueva” en la tercera carrera norte, más tarde los portugueses nativos de la región turística por excelencia de Portugal, Algarves, José Barreira y Joaquín Viegas instalan la panadería “Nueva Francesa” también en la tercera carrera norte diagonal al mercado de Pueblo Nuevo Norte. Los margariteños y los nativos, además de la tradicional arepa incluyeron en sus hábitos alimentarios el pan de trigo que hasta a puya lo expendían en la panadería “La Plaza” del italiano, don Italo Spossato Spadafora que la fundo en 1950, en la primera calle norte cerca de la Plaza Bolívar y hoy modernizada es atendida por su hijo Roberto. El pancito de a puya anda por las nubes. Toma tú tomate. Lo bueno y sabroso se paga caro. No olvidéis que el trigo se cotiza en dólares.
En medio del acelerado avance de la ciudad fueron surgiendo otras panaderías como “La Fátima” en la segunda carrera sur, la desaparecida “Lusitana” que funcionó frente donde hoy está la panadería “Canarias”, cuyo local hoy es un taller de aire acondicionado. Crecía la competencia y los hermanos Oliveira deciden incursionar desde el Casco Viejo hacía lo que ya se vislumbraba como el centro de la ciudad y fundan las panaderías “Triunfo” Frente al Terminal de Pasajeros y “La Primor” frente a la histórica esquina de “El Luchador”. En ese tiempo, los hermanos Dos Santos, Felipe y Armindo, instalan la panadería “La Central” Frente al supermercado “Guayana” de don Luís Chang Fong, que hoy todavía existe y es atendido por un hijo, el amigo Wai Chun Chang. Luego, los Oliveira fundan la panadería “Guida” en el Tigrito y adquieren “La Nueva Francesa” que estaba en período de quiebra ya que el portugués Joaquín Viegas, uno de sus dueños fue hecho preso en Brasil donde llegó en el barco “Santa María”, el trasatlántico más lujoso de Portugal que previamente habían secuestrado en Venezuela, como una medida de resistencia/propagandística que se conociera en el mundo contra la dictadura que imperaba en Portugal bajo la mano férrea de Antonio de Oliveira Salazar. Esa panadería ya en manos de los Oliveira se conoció como “Oporto”. La semilla de la libertad lusitana, también germinó en estás tierras fértiles de la Mesa de Guanipa. Pa’ que vos veáis Alirio Gutiérrez.
En la medida que los hermanos Oliveira crecían en el negocio, también fueron formalizando sus familias. En ese ínterin deciden independizarse, venden al árabe Hamas el Sus la Panadería “Lisboa” disuelven la sociedad y cada uno se queda con una de las nuevas panaderías. Rodrigo con “El Triunfo”, Marcelino con “La Primor”, Antonio con “La Guida” en El Tigrito y Gil con “La Oporto”. Luego Marcelino funda “Aky” en El Tigrito, “Panorca” en Pariaguan y la famosa “Chantily en la primera carrera norte que tiene un mercado cautivo con su excelente pan, sus deliciosas tortas, sus exquisitos dulces y los domingos hay que hacer cola para adquirir el inmejorable pan “Chantily” o dominguero como se conoce popularmente en el gentilicio Tigrense.
Marcelino Oliveira, dice que las cosas vuelven a su origen ya que, aún cuando, la gente relaciona el oficio de la panadería y pastelería con los portugueses, quien inició el negoció en la ciudad fue un árabe y obsérvese que en estos tiempos han instalado unas muy bellas, modernas, confortable y excelentes panaderías y pastelerías que son sitios de encuentro de los citadinos y todas pertenecen a la colonia árabe. Dicen que en el “Manjar del jeque” se instala un grupo de la “elite ilustrada” de la ciudad desde tempranas horas de la tarde y cuando los dueños finalizan su horario de trabajo a las 9 PM se ven obligados a decirles: Baisanos, no importa que no paguen los cafecitos, pero retírense tenemos que cerrar. Obvio, si esperan a que alguno se meta la mano en el bolsillo amanecen allí, esperando la iniciativa de una de esas mantequillas. Fácil los hubiesen matado en el oeste americano. ¿Curioso no? La historia se devuelve dicen algunos amigos.
Marcelino Oliveira quien conversó de estas cosas conmigo un día antes de viajar a su lar nativo, recuerda con destellos de satisfacción en su rostro, que en el año 1963, contrajo nupcias en Portugal, con María Arminda Coelho, nativa de Ponte de Barca y tiene 3 hijos de su feliz matrimonio. Irene María que obtuvo la licenciatura en farmacia en la universidad de Oporto, Luís Manuel que es ingeniero electrónico graduado en Estados Unidos, dónde trabaja para una trasnacional, María Elizabeth que se graduó de abogada en la ULA y para completar la guinda del pastel, henchido de orgulloso dice que, por ahora, tiene 4 nietos. Dios premia la constancia, dedicación, empeño, perseverancia y el trabajo digno, honesto y responsable también dignifica. Miremos esos espejos.
Hoy abundan las panaderías con pastelería, charcutería, productos de la dieta diaria, exquisiteces, el rico cafecito y lindas anfitrionas. Las hay pequeñas, medianas, grandes, modernas y todas expenden pan de calidad, que llenan las expectativas más exigentes de los comensales nativos. Hay instaladas en los sitios más insospechables de la ciudad. No hay dudas, hay excelente demanda del pan, pero como la gente no olvida sus orígenes, también consume con fruición la arepa de maíz y el casabe. Es cuestión de gusto. Particularmente, como buen nativo, acompaño mis comidas con casabe, de esa manera le evito la fuga de divisas al país y favorezco a los agricultores vernáculos. Lo nuestro es lo mejor.
El genio es el trigo que se cotiza en dólares, el talento lo poseen los panaderos que lo trabajan para producir el pan, crear riquezas, contribuir con el desarrollo y generar empleos directos e indirectos. Eso está a la vista. ¿O no?
Escribo estas remembranzas con el firme propósito de hacer una contribución modesta, pero significativa, a la conservación de la memoria histórica de la ciudad. Todo es verificable y demostrable. Hoy, más que nunca hay que entender con humildad que existen miles de historias de la ciudad sin relatar y escribir, pero que intentándolo y haciéndolo podríamos entre varios sin cortapisas de ningún tipo, haciendo valer un derecho humano fundamental como es la libertad de expresión, aportar para la divulgación de nuestro riquísimo acervo cultural e histórico. Es cuestión de proponérselo, nosotros, desde esta humilde trinchera, hacemos un esfuercito. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Las panaderías “El Tigre” y “San Antonio” desaparecieron y la “Linda” la mudaron a la calle Guevara Rojas con el nombre de “La Caraqueña”, más o menos frente al local del popular “Chori”, que está a punto de derrumbarse por completo. Funcionando ambas panadería, en el año 1948, llega a la Mesa de Guanipa el portugués Manuel de Jesús Oliveira que huyendo de la guerra y la pobreza que asolaba a Europa y en vista de que la familia le crecía y no había posibilidades de empleo bien remunerado, se aventuró por estas tierras, atraído por oro negro, que desde antes del 23 de febrero del año 1933, había sido la piedra angular para que esa fecha histórica referencial, se inscribiera acertadamente, como el día de la fundación de El Tigre. El hombre había probado suerte en Brasil durante unos 10 años, desde 1937 al 1947, hasta que decide venir a Venezuela en el 1948 e instalarse aquí y fundar la panadería “Lisboa” al final de las calles Bolívar y Guevara Rojas. Toda una Odisea vivió antes de lograr el éxito en nuestra naciente ciudad. Nunca es tarde cuando la dicha llega.
Desaparecidas las otras panaderías, el creciente mercado era cubierto casi todo por la panadería “Lisboa”, una pequeña porción por los hermanos Hing, Yee y Charles Wong quienes en 1941 habían fundado “La Casa China” y en su surtido local comercial fabricaban y expendían el pan chino, al igual que el chinito José Luio Ahoy Chang que tenía una rudimentaria panadería del mismo corte en Pueblo Ajuro, en la calle Bellavista cruce con Venezuela y le echaba pierna en bicicleta para vender su poca, pero exquisita producción. La Lisboa, era la panadería por excelencia, lo que consolidó económicamente a Manuel de Jesús Oliveira, quien decidió traer a su familia e instalarse para toda su vida en el pujante pueblo de entonces. El 4 de noviembre pisan tierra venezolana por el Puerto de La Guaira, la señora María de Jesús Pereira de Oliveira y sus 4 hijos Rodrigo, Antonio, Gil y Marcelino que había nacido en ausencia del padre, lo conocía por fotos y personalmente lo vio por primera vez ese maravilloso día, cuenta emocionado todavía. Desembarcaron y enfilaron a El Tigre, llegaron, se instalaron e inmediatamente se integraron al trabajo cotidiano de la panadería, en el rol de aprendices del oficio, cuestión que perfeccionaron con el tiempo, al extremo que cuando se habla de ese ramo comercial en la ciudad, la referencia obligada es está emprendedora y próspera familia lusitana que hoy vive, el bien merecido, reposo del guerrero. Caminante no hay camino se hace camino al andar.
Cuando la ciudad empieza a crecer hacía el noreste, se crea el furor de la primera carrera, llegan los hermanos Borges, españoles procedentes de Las Islas Canarias José Manuel y Miguel que instalan la panificadora El Tigre logrando un éxito rutilante por su estratégica ubicación, lo cual no fue óbice para que el negocio siguiera su exponencial crecimiento ante una ávida y progresiva demanda, que es aprovechada por el polaco Ignacio Tilki para fundar la panadería “La Nueva” en la tercera carrera norte, más tarde los portugueses nativos de la región turística por excelencia de Portugal, Algarves, José Barreira y Joaquín Viegas instalan la panadería “Nueva Francesa” también en la tercera carrera norte diagonal al mercado de Pueblo Nuevo Norte. Los margariteños y los nativos, además de la tradicional arepa incluyeron en sus hábitos alimentarios el pan de trigo que hasta a puya lo expendían en la panadería “La Plaza” del italiano, don Italo Spossato Spadafora que la fundo en 1950, en la primera calle norte cerca de la Plaza Bolívar y hoy modernizada es atendida por su hijo Roberto. El pancito de a puya anda por las nubes. Toma tú tomate. Lo bueno y sabroso se paga caro. No olvidéis que el trigo se cotiza en dólares.
En medio del acelerado avance de la ciudad fueron surgiendo otras panaderías como “La Fátima” en la segunda carrera sur, la desaparecida “Lusitana” que funcionó frente donde hoy está la panadería “Canarias”, cuyo local hoy es un taller de aire acondicionado. Crecía la competencia y los hermanos Oliveira deciden incursionar desde el Casco Viejo hacía lo que ya se vislumbraba como el centro de la ciudad y fundan las panaderías “Triunfo” Frente al Terminal de Pasajeros y “La Primor” frente a la histórica esquina de “El Luchador”. En ese tiempo, los hermanos Dos Santos, Felipe y Armindo, instalan la panadería “La Central” Frente al supermercado “Guayana” de don Luís Chang Fong, que hoy todavía existe y es atendido por un hijo, el amigo Wai Chun Chang. Luego, los Oliveira fundan la panadería “Guida” en el Tigrito y adquieren “La Nueva Francesa” que estaba en período de quiebra ya que el portugués Joaquín Viegas, uno de sus dueños fue hecho preso en Brasil donde llegó en el barco “Santa María”, el trasatlántico más lujoso de Portugal que previamente habían secuestrado en Venezuela, como una medida de resistencia/propagandística que se conociera en el mundo contra la dictadura que imperaba en Portugal bajo la mano férrea de Antonio de Oliveira Salazar. Esa panadería ya en manos de los Oliveira se conoció como “Oporto”. La semilla de la libertad lusitana, también germinó en estás tierras fértiles de la Mesa de Guanipa. Pa’ que vos veáis Alirio Gutiérrez.
En la medida que los hermanos Oliveira crecían en el negocio, también fueron formalizando sus familias. En ese ínterin deciden independizarse, venden al árabe Hamas el Sus la Panadería “Lisboa” disuelven la sociedad y cada uno se queda con una de las nuevas panaderías. Rodrigo con “El Triunfo”, Marcelino con “La Primor”, Antonio con “La Guida” en El Tigrito y Gil con “La Oporto”. Luego Marcelino funda “Aky” en El Tigrito, “Panorca” en Pariaguan y la famosa “Chantily en la primera carrera norte que tiene un mercado cautivo con su excelente pan, sus deliciosas tortas, sus exquisitos dulces y los domingos hay que hacer cola para adquirir el inmejorable pan “Chantily” o dominguero como se conoce popularmente en el gentilicio Tigrense.
Marcelino Oliveira, dice que las cosas vuelven a su origen ya que, aún cuando, la gente relaciona el oficio de la panadería y pastelería con los portugueses, quien inició el negoció en la ciudad fue un árabe y obsérvese que en estos tiempos han instalado unas muy bellas, modernas, confortable y excelentes panaderías y pastelerías que son sitios de encuentro de los citadinos y todas pertenecen a la colonia árabe. Dicen que en el “Manjar del jeque” se instala un grupo de la “elite ilustrada” de la ciudad desde tempranas horas de la tarde y cuando los dueños finalizan su horario de trabajo a las 9 PM se ven obligados a decirles: Baisanos, no importa que no paguen los cafecitos, pero retírense tenemos que cerrar. Obvio, si esperan a que alguno se meta la mano en el bolsillo amanecen allí, esperando la iniciativa de una de esas mantequillas. Fácil los hubiesen matado en el oeste americano. ¿Curioso no? La historia se devuelve dicen algunos amigos.
Marcelino Oliveira quien conversó de estas cosas conmigo un día antes de viajar a su lar nativo, recuerda con destellos de satisfacción en su rostro, que en el año 1963, contrajo nupcias en Portugal, con María Arminda Coelho, nativa de Ponte de Barca y tiene 3 hijos de su feliz matrimonio. Irene María que obtuvo la licenciatura en farmacia en la universidad de Oporto, Luís Manuel que es ingeniero electrónico graduado en Estados Unidos, dónde trabaja para una trasnacional, María Elizabeth que se graduó de abogada en la ULA y para completar la guinda del pastel, henchido de orgulloso dice que, por ahora, tiene 4 nietos. Dios premia la constancia, dedicación, empeño, perseverancia y el trabajo digno, honesto y responsable también dignifica. Miremos esos espejos.
Hoy abundan las panaderías con pastelería, charcutería, productos de la dieta diaria, exquisiteces, el rico cafecito y lindas anfitrionas. Las hay pequeñas, medianas, grandes, modernas y todas expenden pan de calidad, que llenan las expectativas más exigentes de los comensales nativos. Hay instaladas en los sitios más insospechables de la ciudad. No hay dudas, hay excelente demanda del pan, pero como la gente no olvida sus orígenes, también consume con fruición la arepa de maíz y el casabe. Es cuestión de gusto. Particularmente, como buen nativo, acompaño mis comidas con casabe, de esa manera le evito la fuga de divisas al país y favorezco a los agricultores vernáculos. Lo nuestro es lo mejor.
El genio es el trigo que se cotiza en dólares, el talento lo poseen los panaderos que lo trabajan para producir el pan, crear riquezas, contribuir con el desarrollo y generar empleos directos e indirectos. Eso está a la vista. ¿O no?
Escribo estas remembranzas con el firme propósito de hacer una contribución modesta, pero significativa, a la conservación de la memoria histórica de la ciudad. Todo es verificable y demostrable. Hoy, más que nunca hay que entender con humildad que existen miles de historias de la ciudad sin relatar y escribir, pero que intentándolo y haciéndolo podríamos entre varios sin cortapisas de ningún tipo, haciendo valer un derecho humano fundamental como es la libertad de expresión, aportar para la divulgación de nuestro riquísimo acervo cultural e histórico. Es cuestión de proponérselo, nosotros, desde esta humilde trinchera, hacemos un esfuercito. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
2 comentarios:
BUENAS NOCHES YO SOY UNA HIJA DE PANADEROS PORTUGUËSES, ORIUNDOS DE LA CIUDAD DE AVEIRO PORTUGAL, QUE LLEGARON AL TIGRE EN EL AÑO DE 1948 8 DIAS ANTES QUE TUNBARAN A PERES JIMENES, MIS PADRES TAMBIEN DEVERIAN DE ESTAR INCLUIDOS EN LA HISTORIA DE ESTA CIUDAD POR TODO LO QUE APORTARON Y SEGUIMOS APORTANDO HOY EN DIA SUS HIJOS Y NIETOS, MIS PADRES ERAN DUEÑOS DEL FAMOSO ABASTO VENEZUELA QUE ESTA EN LA AV. FRANCISCO DE MIRANDA, RCA DE LA VOZ DEL TIGRE, ALLI ESTUVIERON MIUCHISIMOS AÑOS MUCHAS PERSONAS EN EL TIGRE CONOCEN A MIS PADRES, DESPUES MI PADRE LE VENDIO EL ABASTO AL SEÑOR AVELINO CONOCIDO COMO FANECA, MI PADRE SE MUDO PARA LA OTRA CALLE QUE QUEDA AL FRENTE DEL AVASTO VENEZUELA, Y CONTRUYO Y MONTO UNA PANADERIA QUE ES TODAVIA MUY FAMOSA EN LA MEMORIA DE LAS PERSONAS QUE ERAN CLIENTES DE MIS PADRES, LO QUE YO NO LOGRO ENTENDER COMO ES POSIBLE QUE PASEN A LA PANADERIA DE MIS PADRES POR ALTO EN LA HISTORIA DE EL TIGRE SI ELLA PRATICAMENTE ESTABA AL LADO DE LA VOZ DEL TIGRE, E ES UN ICONO EN ESTA CIUDAD LA PANADERIA DE MIS PADRES ANTES SE LLAMO PANADERIA VENEZUELA, QUE DESPUES SE PASAO A LLAMAR PANADERIA CRISTO REY, ERA LA PANADERIA MAS FAMOSA DEL TIGRE POR SU ESPECIALIDAD EN DIFERENTES TIPOS DE LABORACION DE PAN, DESDE EL TIPO ITALIANO, PORTUGUÊS, ESPAÑOL Y FRANCES.POR LAS NAVIDADES EL PAN DE JAMÓN ERA EL MAS FAMOSO DE ESTA ZONA, POR SU SABOR Y RELLENO, ETC... MIS PADRES SE LLAMAN: EL SR. ALCINO VAZ DE PINHO, Y LA SRA. MARIA JULIA DE JESÚS DE PINHO. CONOCIDA POR MUCHA GENTE DE AQUI DE EL TIGRE COMO LA SRA. MARIA. Y MI PADRE SR.ALCINO.HOY EN DIA EL LOCAL DONDE ESTUVO LA PANADERIA SE LLAMA POLLO EN BRASA LOS LLANOS.AL LADO DEL BANCO EXTERIOR, YO SOLO ESPERO QUE A MIS PADRES SE LES HAGA JUSTICIA EN DARLE SU RESPECTIVO LUGAR EN LA HISTORIA DE ESTA CIUDAD DE EL TIGRE Y LAS DEVIDAS HONRAS POR CONTRIBUIR CON EL BENEFICIO DE ESTA CIUDAD DURANTE MAS DE 5O AÑOS. SI QUIERE QUE LE DIGA TODOS LOS LOCUTORES DE LA VOZ DEL TIGRE ERAM CLIENTES DE MIS PADRES. Y YO SE QUE SI USTED ES LOCUTOR DE LA VOZ DEL TIGER USTED DEVE CONOCER A MIS PADRES TAMBIEN. DIOS LO BENDIGA.
Soy Nacido y criado en la ciudad de El Tigre, soy licenciado en ciencias sociales. Te felicito por el esfuerzo monumental por llevar viva la historia de nuestro pueblo.Se lo dificil que resulta llevar el hilo historico de una ciudad tan dinamica como esta, se escapan algunos detalles,hechos , personajes, lugares. El comentario anterior es parte de esa dinamica; al igual que Machelo el panaero y pescaero como dice nuestro gentilicio; Julio el panadero, el pan de nuestra infancia en La U.E.N. Jose mercedez Santeliz Peña.
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