domingo, enero 17, 2010

Personajes de mi pueblo: El Chino Lira

La temeridad cambia de nombre cuando
obtiene éxito. Entonces se llama heroísmo
Lawrence Sterne (1713-1786)
Escritor irlandés.

El que quiere puede. Pedro María Lira Rondón, que nació el 17 de abril de 1939, en la calle Ribas del entonces incipiente pueblo de El Tigre y es hijo de José María Lira Reyes y doña Ana Margarita Rondón, una pareja de las primeras que pisó esta agraciada ciudad, la cual nació al calor de la industria petrolera el 23 de febrero de 1933, el “Chino” Lira como es conocido popularmente, a pesar de que, no tuvo la suerte de estudiar más allá de la primaria, con los conocimientos básicos, adquiridos en la escuela Cova Maza, se formó en la universidad de la vida y logró su plena realización como un exitoso hombre de negocios y productor agropecuario, una vocación innata que no dudo en abrazar desde la adolescencia. Un insigne e incansable trabajador.

El “Chino” Lira inició su larga trayectoria como comerciante, cuando se desempeño como ayudante de su hermano mayor José María “Chaía” Lira Rondón, quien se dedicó largo tiempo a la compra-venta de ganado vacuno, cabrio, porcino y aves. Obviamente que el grueso del negocio, era el que se desprendía de la comercialización de las reses. Una vez que fue adquiriendo experiencia, pasó a la ofensiva y le solicitó a “Chaía” que le trabajaría sin sueldo, siempre y cuando le permitiera la comercialización de los chivos, los cochinos y las aves. Lo logró y una vez en el negocio, fue ahorrando y en el año 1960, le compró una pick up Ford a un hijo de Ramón Antonio Meza por la astronómica cantidad, para la época, de Bs. 750, le adelantó Bs. 500 y antes que cantara un gallo, le canceló la diferencia y un año después, ya estaba comprando un camión 350 al señor Salvador Lanza, que también se dedicaba al comercio de la compra-venta de ganado vacuno. La burra iba cogiendo el nado.

Todo iba saliendo bien, hasta que, en uno de sus tantos viajes, le ocurrió un accidente, volcó el vehículo y la perdida del vehículo fue total. El “Chino” Lira, no se amilanó. Vendió la chatarra, las prendas que había adquirido y hasta la escopeta, reunió Bs. 700 y adquirió otro camioncito y pasado un año, cuenta con gran satisfacción, echándose unas frías con el amigo que le había comprado las prendas, este se las ofertó, no vaciló y se las compró por Bs. 1.000, recuperando las joyas que para él, tienen un gran valor, más que económico, sentimental. Eran y son el producto del sudor de su frente. Es el sentido de pertenencia que heredó del hogar el cual lleva muy arraigado en su recia personalidad. Poseer de nuevo sus prendas le quitó una gran carga de conciencia. Era una deuda que tenía, a pesar de las vicisitudes, con él mismo.

El “Chino” Lira, que está felizmente casado desde el 3 de mayo de 1969, día de la Santa Cruz, con la señora María Modesta Zambrano Blanca, decidió en el año 1973, madurando la idea de buscar el fortalecimiento de la economía familiar y llevar productos de óptima calidad a los vecinos del popular sector La Charneca, instalar el abasto y carnicería la “Optima” en la esquina de la calle Nueva Esparta con Democracia. Allí inició actividades con su esposa María Modesta, el trabajador Rafael Blanca un excelente carnicero, que lo ha acompañado hasta hoy – La gráfica de los 3 frente al negocio ilustra esta crónica – y sus primeras 3 hijas. La hoy abogada Egris Desiree y las morochas Grisel Helaine y Helaine Grisel, que heredaron la vocación por los negocios. Un poco tiempo después, con el abasto consolidado y en marcha, compró una casa contigua, para darle mayor comodidad a la prolija familia, ya que venían en camino la Licenciada en Farmacia Griselaine Margarita, prematuramente fallecida y Gridelaine Margarita, quien es profesional del derecho, luego construyó su pequeña quinta al lado del negocio y mejoró su modus vivendi. Sus 5 hijas, más Henry, el hijo de su primer matrimonio, le han dado la dicha de disfrutar de 10 nietos, por los momentos. El rancho continúa ardiendo.

En el rol de productor agropecuario el “Chino” Lira, empezó con una pequeña parcela de 78 has. Que le compró a la señora Angélica Prado, En ese lugar construyó una casa de 2 plantas, 2 galpones para la cría de pollos, un aljibe o jagüey, una laguna para la piscicultura y potreros con pasto de calidad para el engorde de ganado en pequeña escala. El fundo la “Optima” que esta pasando el puente e’ Chori, se convirtió en punto de referencia por muchos años bajo su égida. La circunstancias, lo obligaron a desprenderse de esa propiedad y adquirió una más acorde y amplia para sus actividades de cría de ganado con doble propósito en las adyacencias de Atapirire, en ese sitio convergen los ríos Pao y Atapirire – una belleza natural – Entre ese fundo y la atención al abastos y carnicería la “Óptima” esta concentrada la actividad productiva de este prestigioso hombre de negocios que goza del aprecio, la admiración y el respeto, no sólo de sus vecinos, relacionados y amigos, sino de buena parte de población de esta ciudad que lo ha conocido al frente se sus negocios y cuando tienen la necesidad de adquirir carne de inmejorable calidad. En la “Óptima”, dice, repite y asegura el “Chino” Lira, sólo se expenden productos óptimos. La numerosa clientela que lo continúa visitando lo confirma.

El “Chino” Lira, que nació apenas 6 años después de iniciarse las actividades petroleras las cuales dieron pie a la fundación de la ciudad, puede decirse sin temor a equívocos, forma parte de la primera generación de tígrenses y con su trabajo, esfuerzo, dedicación y destreza como emprendedor, ha contribuido al crecimiento, desarrollo y consolidación de la ciudad que lo vio nacer cuando apenas era un pequeño poblado. Este personaje, al igual que otros tantos, existe en la ciudad y son los héroes anónimos que merecen el reconocimiento de las autoridades y la ciudadanía en general ya que, también fueron temerarios al aventurarse a invertir y trabajar en un pueblo, el cual tuvo momentos difíciles y muchos creyeron que moría y lo abandonaron atemorizados. La sola decisión de quedarse y tener éxito, es un merito indiscutible que los califica para ser tomados en cuenta por nuestros eximios historiadores y cronistas, cuando decidan escribir la verdadera historia de la ciudad. Hay que fortalecer la memoria histórica de la ciudad y nosotros, con estas crónicas, aportamos nuestro granito de arena.




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