viernes, abril 16, 2010

Personajes de mi pueblo: José Rafael León

El trabajo endulza la vida; pero no a todos les gustan los dulces
Víctor Hugo (1802-1885)
Escritor francés.

Hijo de una prolija familia muy querida en la ciudad, que fue constituida por la apreciada vieja margariteña Carmen Luisa León (+) y Juan Antonio Carreño (+) quien era oriundo de Tucupita, José Rafael León, nació en el Tigre el 22 de octubre de 1958 y tiene como hermanos a Miriam, Maritza, Beira, Nancy, Oscar, José Gregorio (+) y Cirilo (+), todos tígrenses. Este personaje es uno de los sempiternos trabajadores que madrugan todos los santos días. Salta de la cama a las 4 AM, monta el café y la leche, carga los termos, monta la bicicleta, carga los peroles de trabajo y a las 5 AM esta en la esquina de la quinta carrera sur c/c la avenida España, ofreciendo el café negro y con leche a los transeúntes que ya son sus clientes habituales. No hay dudas de que, como dicen los mexicanos, le echa ganas.

Esa tarea la cumple hasta las 7 AM, cuando tiene que recoger, marcharse a casa, guardar los peroles y salir de nuevo hasta la calle Guayana para cumplir otra labor, esta vez como vigilante exclusivo de la tienda MARKA, labor que realiza en el horario comprendido de 8.30 AM a 12 M y de 2.30 PM hasta la hora de cierre a las 7 PM. Ese ajetreo es diario y lo desempeña con la mayor naturalidad, llaneza y sencillez. Es la manera de ganarse la vida y llevar el sustento diario a su domicilio ubicado, en la urbanización popular Villa Rosa vereda 29-3, dónde vive junto a su esposa Vicenta Jesús Herrera y su hijo José Gregorio a la sazón, maestro panadero. En su primer matrimonio, procreo 4 hijos más de los cuales 3 viven en Cumana al lado de su querida madre y llevan por nombre Yulitza Angélica, Maigualida y Daniel José, ya que Carlos José lamentablemente falleció. Indiscutiblemente un venezolano común, pero trabajador responsable e incansable.

José Rafael León, inició sus estudios de primaria en la escuela Hernández Parés, dónde alcanzó el 4to grado, pero tuvo lamentablemente que abandonar para salir a la calle a ganarse la vida. Era un hogar muy humilde que siempre tuvo a la cabeza a su mamá, la vieja margariteña Luisa, como era mejor conocida, la cual se destacó por ser una mujer trabajadora, servicial, amable y de un gran corazón, que se ganó la vida para levantar su cuadro de hijos vendiendo comidas en la calle y en la casa. En el arte culinario, era difícil encontrar una mejor que ella. Tenía un punto especial que convertía los platos que ofrecía en unas delicias. Testigos de excepción son Román Lunar, Francisco “Chico” Moreno, Augusto Enrique Tenorio Meza, Pedro Rivas, Juan Tinoco y este servidor por mencionar algunos de los que en muchas ocasiones le encargábamos los almuerzos cuando laboramos en el Concejo Municipal. Eran tiempos de la gran Venezuela.

Una vez que José Rafael León, abandona los estudios, trabajo como ayudante de Jorge – el hombre de la carreta que prestó el primer servicio de Aseo Urbano Domiciliario en la ciudad y por el cual cobraba Bs. 2 a los negocios ubicados en el Casco Viejo y a uno que otro vecino que requería de su agotador y nada agradable trabajo. La basura la echaban, en principio, detrás de Campo Oficina, dónde hoy está asentado el barrio Las Delicias, memoria contra el olvido – después incursionó, a la orden de don José “Pepe” Descarrega, como pregonero de Antorcha – “Antorcha a medio…a medio la Antorcha – era la forma que voceaban en esa época el diario, voceo que entona, con gran alegría y entusiasmo, como en sus mejores tiempos. Luego armó su propia carreta, le montó un tambor, le echaba hielo y vendió por las calles guarapo de caña – a mediecito la botella bien fría – el cual le suministraba a consignación Jorungo Mucherino que poseía un trapiche en el mercado viejo de la calle Guevara Rojas. Muchos años en la calle pasó en el trabajo informal, hasta que el Dr. José Horacio Guzmán Requena, el primer alcalde de la ciudad, lo empleo como vigilante en la alcaldía. En esa actividad estuvo 3 años y al término del período ya que una vez que logró la victoria el Dr. David Figueroa, se vio obligado a renunciar. El sectarismo no es patrimonio exclusivo de la V república.

Este personaje, aunque usted no lo crea, forma parte de nuestro entorno cotidiano y tal vez por ser un hombre taciturno, de poco hablar y de mucha acción laboral quizá, pasa desapercibido, para propios y extraños en el bullicio de la ciudad, pero no hay dudas presta un servicio silencioso desde que sale a la calle todas las madrugadas y hasta bien entrada la noche cuando regresa a la casa con la satisfacción de haber cumplido su jornada de trabajo y de esa forma ganarse la vida honrada y decentemente. El que le gusta guara guara, tiene que mojarse el fundillo. ¿Le gusta el dulce? Yess y… el trabajo también.

El trabajo dignifica y nosotros desde estos humildes destellos, hacemos todo lo humanamente posible por dignificar a estos insignes trabajadores y héroes anónimos de nuestro terruño y a la vez animados de la mejor intención y con la firme esperanza de que los eximios cronistas e historiadores de nuestra ciudad cuando escriban la verdadera y autentica historia de la capital del sur – de hecho no de derecho – del estado Anzoátegui incluyan personajes que sin mucho ruido, parafernalia y esguinces mediáticos contribuyen con su esfuerzo, dedicación, disciplina y voluntad de trabajo al desarrollo de económico y social de nuestra pequeña urbe. Es un granito de arena.




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