lunes, noviembre 22, 2010

La escuela rotaria “Felipe Walker”

Cuando prosperan las escuelas, todo prospera
Martín Lutero (1483-1546)
Teólogo alemán que inició la reforma protestante.


Siempre es reconfortante, agradable y encantador regresar a la escuela. El pasado mes de octubre, tuve esa fascinante experiencia. Volví a la escuela dónde cursé todos mis estudios de primaria. Esa escuela fue fundada por el Rotary Club y, en principio llevó el nombre de Escuela Rotaria 430, luego pasó a ser Grupo Escolar Nacional Graduada “Felipe Walker”. Hoy, es La Unidad Educativa Felipe Walker. Está ubicada en mi barrio Pueblo Ajuro. En el momento de mi llegada, había fiesta con motivo del aniversario y, me llenó de satisfacción, en tan importante fecha, poder contribuir con el fortalecimiento de la biblioteca. Entregué una pequeña, pero significativa cantidad de libros, los cuales serán de gran utilidad a los docentes y estudiantes. Los comentarios huelgan y lo dejo a la interpretación benevolente de los que serán beneficiarios y beneficiarias. Mi mayor felicidad fue que hubo una gran receptividad y júbilo, porque según palabras de las autoridades del colegio, hacían bastante falta. Ese es un especial galardón (intangible) que llevó en el centro del corazón del corazón. No hay que ser importante, hay que ser útil y, en ese momento con el agradecimiento, me hicieron sentir útil y realizado como luchador social. Un momento de gran felicidad personal.

También tengo la inmensa satisfacción, que a los 54 años de fundada, mi querida escuela Felipe Walker, está en inmejorables manos. La directora Rosemy Ojeda, la subdirectora Milena Quijada (Quienes aparecen en la gráfica que acompaña esta crónica), el cuerpo docente, el personal administrativo y obrero, integran un equipo de trabajo impecable en sus delicadas tareas en beneficio de la comunidad estudiantil. En el momento cuando la directora, me llevó a conocer las instalaciones del plantel, las condiciones en que mantienen la infraestructura, las diferentes áreas, la unidad con los vecinos y hasta las limitaciones para el crecimiento que tienen, recordaba en silencio cuando leí, el magnifico libro del eximio maestro Luís Beltrán Prieto Figueroa, “El Maestro como Líder” dónde reflexionaba acerca de la importancia del maestro en el ámbito comunitario: Tiene que ser el líder en el sector y debe convertirse en bujía de la integración, compenetración y participación de los vecinos en todo lo concerniente al colegio. La comunidad educativa y la comunidad vecinal, tal como lo pensó el maestro prieto, están unidas en la inmensa tarea de la formación de los niños. Ese éxito, lo han logrado los maestros de la escuela Felipe Walker, ejercen ese liderazgo académico en mi barrio Pueblo Ajuro. ¡Albricias!

Hay fallas, necesidades y carencias. Es obvio. Empero, las instalaciones poseen un mantenimiento aceptable, gracias a la gestión de las autoridades y el cuerpo docente del plantel. Poseen 2 secciones de Educación Inicial, 24 secciones de educación primaria, 60 mini laptos para los niños de primer grado, 2 laptos piloto o de control – que manejan los maestros – 158 laptos para los escolares de segundo grado – programa “Canaima va a la casa” – 1 comedor que es atendido por 20 madres y padres procesadores, los cuales provienen de los vecinos, padres y representantes, quienes se rotan la responsabilidad y el pequeño incentivo que reciben por el trabajo. La matrícula es de 950 estudiantes y todos, absolutamente todos, tienen acceso al comedor y además poseen un salón de para música y una biblioteca. Una escuela integral y bien completa.

El cuerpo docente está compuesto por 33 docentes de aula, 7 especialistas para las áreas de biblioteca, aula integrada (Niños con dificultad de aprendizaje), educación física y música. En esta última área, la escuela cuenta con una coral de voces blancas, integrada por 24 niños, dirigida por el Prof. Emmanuel Lanza y la valiosa colaboración de la educadora María Auxiliadora Lejet. El Dr. Gilberto Borges para hacer más formal, vistoso y presentable el uniforme, les regaló las corbatas. Esa coral cuando tiene presentaciones, cuenta con el apoyo de los músicos de la ciudad. Héctor Piña, José Gregorio Rojas, Guarapo Marín (h), José Trittón, Asdrúbal Carrillo, Pedro Marín y José Gregorio Marín, entre otros. Ellos colocan a disposición de la coral sus equipos, experiencia y orientación. Igualmente, la directiva del colegio, en el empeño de integrar a la comunidad a la escuela, está desarrollando el “Proyecto Educativo Integral Comunitario” el cual contempla entre otros, uno bien interesante “La lectura como fuente del conocimiento y la formación integral de la comunidad escolar y La Coral “Viajando por Latinoamérica”. En este último, ya se han presentado en toda la zona sur del estado, La UDO Puerto La Cruz y pronto estarán, si cuentan con recursos económicos, atendiendo invitaciones allende nuestras fronteras patrias. La escuela Felipe Walker se internacionalizará. En este momento ya cuentan con un parrandón navideños para alegrar la navidad en la escuela, el sector y dónde los requieran. ¡Vivan los niños de mi barrio!

Hay varias aspiraciones del presente equipo directivo y el cuerpo docente. Entre ellas podemos anotar: vigilancia permanente, la construcción de un salón de usos múltiples, un parque didáctico para preescolar, un local más adecuado para la cocina, lograr financiamiento para grabar un CD que deje testimonio del trabajo musical de la excelente coral, que los miembros de Rotary Club restauren o renueven el símbolo, el cual data desde la fecha de la fundación y muchas otras cosas más que podemos remediar entre todos, por eso me atrevo a lanzar una recomendación a titulo personal a los egresados: “no olvidemos nuestro segundo hogar”. Hay que volver a la escuela, ver sus necesidades y en la medida de las posibilidades ayudar a solventarlas. Es fácil. Una latica de pintura, una resma de papel, un libro para la biblioteca, un saquito de cemento, un árbol ornamental, un filtro de agua, vasos para los niños, artículos de limpieza y tantas cosas que, estoy seguro, no empobrecerán a los generosos que las aporten y muy por el contrario, les reconfortará el espíritu y les enriquecerá su don de buen ciudadano. Es una manera de demostrar con creces, el agradecimiento eterno que debemos tener con la institución, que contribuyó decisivamente con vuestra formación. Nunca olvidéis la sabia sentencia popular. Algo es algo, peor es nada. Hay que ayudar a prosperar a la escuela, para que prospere el barrio, la ciudad, el estado y el país. Dios, la patria y las nuevas generaciones os agradecerán.

En esa visita que hice a mi escuela Felipe Walker, volví a vivir mis tiempos infantiles, me reconforte espiritualmente y me encontré con una agradable sorpresa. Mi escuela está en excelentes manos, está integrada a la comunidad, tiene proyección local, regional, nacional y pronto la tendrá internacionalmente. Un síntoma de que está asegurado su presente y futuro. Mi escuela está prospera, seguirá prosperando, hace prosperar mi barrio y, esa maravillosa realidad, aparte de la diligente, amable y cordial atención que me dispensaron, el rico cafecito, la rica torta que me obsequiaron con gran cariño y la cual compartí con un niño, fue el mejor regalo que recibí al volver a la escuela. ¡Un momento feliz! ¡Valió la pena!

La Unidad Educativa Felipe Walker, forma parte del patrimonio educativo y el acervo cultural de la ciudad. Es una de las escuelas públicas más antiguas, posee un rico historial pedagógico, cultural, deportivo y comunitario que data desde que fue fundada bajo la dirección de la profesora Josefina de Figueroa la cual tuvo como secretaria a la señora Xiomara de Cazorla y, desde luego merece una atención especial, no sólo por parte de las autoridades competentes, sino también, de la élite ilustrada y los clubes de servicio que hacen vida en la comunidad. En otra oportunidad, escribí acerca de su historia, el porqué de su nombre y algunos otros intríngulis interesantes de su bello, maravilloso y admirable historial, por lo que creo importante, que nuestros eximios investigadores, cronistas e historiadores, cuando decidan escribir la verdadera y autentica historia de la ciudad, la incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica. Van 54 años de trayectoria. Un tiempo bastante respetable. Recordar es vivir. ¡Vale la pena!

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