domingo, febrero 20, 2011

El Tigre 78 años: otra versión histórica

El estudioso es el que lleva a los demás a lo que él ha comprendido: la verdad
Santo Tomás de Aquino (1225 – 1274)
Teólogo italiano.


Hoy, se cumple un año más, del nacimiento de la ciudad de El Tigre. Mucho cosas han sucedido en estos 78 años. El 23 de febrero, fecha cuando se inicia la perforación del pozo petrolero OG-1, por parte de la trasnacional norteamericana Gulf Oil Company, fue tomada, con gran acierto, como el día que nació esta pequeña urbe. Era sabana abierta y la sabana se hizo aldea, pasó a caserío, luego a un pequeño poblado y posteriormente se convirtió en el pueblo que devino en nuestra querida metrópoli. No hubo fundación. La evolución del pueblo fue, en los años iniciales, lenta y progresiva y, luego aluvional y vertiginosa, siempre alrededor de la exploración, perforación y explotación del oro negro, que tuvo su inició en este prodigioso lugar. Un hecho fortuito. Un feliz advenimiento: la ciudad de El Tigre

Los primeros pobladores, aparte de los norteamericanos y el chino Ham Lee, que los acompañaba en el rol de cocinero de los trabajadores, fueron los habitantes de las costas del río Caris. Familias como los Meza, Sotillo, Salazar, Lira, La Rosa, Piñero, Ramírez, Manzanares, Matute, Piamo, Sulbaran, Palma, Soto, Guzmán, Abreu, García, Mogollón, Ramírez, Villasana, Lara, Rondón, Morales, Evans, Guatache, Ramos, Prado, Millán, Barreto, Gamboa, Henríquez, Guarapano, Torres, Rodríguez, Pinoni, Barrancas y González, los cuales tenían larga tradición en las zonas aledañas y, los cuales pasaban regularmente, por esta extensa meseta, por un camino real, que la atravesaba por la parte oeste de la hoy ciudad, exactamente entre lo que conocemos, como La carretera Negra La Flint y la planta de La Chicagua, iban a vender sus cosechas, en Cantaura, capital del municipio Freites, a la cual pertenecía esta vasta área geográfica. En ese ir y venir, vieron el movimiento de trabajo en la Mesa, se acercaron y empezaron a vender algunos productos, hasta pernoctar y luego construir los primeros bahareques. El Distrito Freites, era el más grande de la zona centro sur y, de su área geográfica, surgieron los distritos Simón Rodríguez, Guanipa y Anaco, que eran municipios bajo la égida de los chamariaperos. Hoy, los 4 son municipios autónomos, de acuerdo a redistribución geográfica y la nueva nomenclatura constitucional. Es parte de la evolución histórica del estado Anzoátegui.

Ellos, los habitantes del Caris, fueron los pobladores originarios, los que construyeron los primeros bahareques, los que empezaron a quedarse porque encontraron un mercado cautivo entre los trabajadores petroleros, para ofrecer y vender sus productos del campo, las comidas y jugos que elaboraban. Fueron estos humildes campesinos, los primigenios pisatarios que se asentaron en la mesa. La decisión de pernoctar en esta, para ese entonces inhóspita y vasta región, la tomaron porque les consumía mucho tiempo, el ir y venir en burros, desde las orillas del río Caris, hasta “EL DERI” como llamaban a la cabria que se levantó, para perforar el pozo. En ese tiempo, las endebles construcciones de palma de moriche que levantaron, siempre eran presa de pavorosos incendios, provocados por alguna chispa de las lámparas de gasoil o el descuido con una vela que usaban para alumbrase. Los incendios se propagaban rápidamente, por efecto de los fuertes vientos, que se desplazan a gran velocidad por esta zona y como esas rústicas construcciones, estaban ubicados muy cerca de la locación, los norteamericanos temiendo una tragedia, solicitaron al gobierno nacional que les alejara un poco del lugar de trabajo, ya que era peligroso que el fuego alcanzara el pozo y causara una hecatombe. Eran previsiones para evitar males mayores. Seguridad industrial, pues.

El gobierno del Gral. Juan Vicente Gómez, diligentemente atendió la solicitud y, previo pago de las bienhechurias, retiró a los primeros pobladores de la pequeña aldea, hasta lo que hoy se conoce como la calle Ribas y creó una zona de protección la cual fue resguardada por una cerca que a la postre, resultó ser lo que conocemos como Campo Oficina. Es obvio, entonces, que aún cuando El Tigre no tuvo fundación, sí tuvo convecinos, moradores y habitantes que hicieron posible su nacimiento. Esa verdad hay que reivindicarla y dejarla bien despejada y confirmada, para que los eximios historiadores, cronistas e investigadores de nuestro rico pasado, tengan una idea prístina de quien y quienes, fueron realmente los precursores de este pueblo, al cual le colocan como fundadores a los queridos margariteños, los cuales llegaron al pequeño poblado posteriormente y por efectos de un hecho histórico fidedigno y comprobable, que mucha gente ignora, elude premeditadamente o por comodidad, para no reconocer algunas inexactitudes, cuando han hechos sus reseñas históricas, acerca de los iniciales habitantes, de esta prodigiosa ciudad. Es cuestión de hurgar en los intersticios de nuestros orígenes para dar con la verdad y poder hablar y escribir con propiedad. Nosotros hacemos un pequeño esfuerzo.

En el año 1934 aproximadamente, durante la férrea dictadura del Gral. Juan Vicente Gómez, el Presidente del estado Nueva Esparta, su compadre el Gral. José Galbis, le envió una comunicación, dónde le rogaba que le devolviera a la isla a un gran contingente de margariteños que habían emigrado hasta el estado Zulia. Estos humildes isleños, habían logrado empleos bien remunerados en la industria petrolera y dejaron abandonado, no sólo a su lugar de origen, sino también a mujeres y familiares y la economía de la región insular estaba en estado calamitoso. El Gral. Gómez, inmediatamente dirigió una comunicación a su compadre el Presidente del Estado Zulia, el Gral. Vincencio Pérez Soto, ordenándole que recogiera a todos los margariteños y los deportara a la isla de las perlas. Esa orden la cumplió el primer mandatario zuliano al pie de la letra y esos trabajadores, volvieron a su tierra, dónde de nuevo, les tocó vivir las penurias de una economía exigua, deprimida y sin posibilidades de emerger en el futuro inmediato. Era un castigo dictatorial.

En ese estado de necesidad, los margariteños, que ya tenían experticia petrolera y conocían de los beneficios salariales y socioeconómicos que brindaba esa industria, en el 1936, muerto el dictador, les llega la noticia de la consolidación de los trabajos petroleros en esta zona y es entonces cuando, emigran hasta el pequeño poblado de El Tigre y le caen como anillo al dedo a los norteamericanos, que necesitaban personal calificado y experimentado, condición de la cual carecían los lugareños y primero pobladores provenientes de las zonas aledañas, especialmente de las riberas del río Caris. El obvia, entonces la conclusión: los primeros pisatarios, moradores, pobladores, residentes o fundadores de la ciudad fueron los CARISEÑOS, que secundaron a los gringos y el chino Ham Lee y, al cual le debemos la introducción en el pueblo del delicioso pan chino, que todavía un hijo expende en la calle Lara, los cuales llegaron a trabajar en la perforación del pozo petrolero OG-1. Lo otro es pretender tergiversar verdades históricas verificables y comprobables. Es cuestión de utilizar un poco de tiempo en las investigaciones y lograr conclusiones irrefutables.

Estas cuartillas volanderas, que no aspiran tener rigurosidad científica, lo hacemos en homenaje al cumpleaños 78 de la ciudad y es producto de varias aristas como p.e. 1.- que somos hijos de los primeros pobladores 2.- Investigaciones rigurosas 3.- Las largas conversaciones con protagonistas 4.- Un interés particular por conocer la verdadera y autentica historia del pueblo que nos vio nacer y en el cual hemos luchado, luchamos y lucharemos para mejorar sus condiciones vida, como es la aspiración de todos mis coterráneos y 5.- hay que saber de dónde venimos, dónde estamos y hacía donde vamos. Es una versión sintetizada y refrescada de nuestro pasado histórico, la cual puede verificarse, discutirse, mejorarse y hasta parecer incomoda para algunos eximios historiadores, cronistas e investigadores de nuestro bello e interesante pasado, pero que nunca podrán negar. De eso estoy plenamente convencido y estamos dispuestos a confrontarla, para enriquecer fuentes, datos y contribuir con la rigurosidad y comprobación de todo lo escrito hasta hoy, de los 78 años de nuestra querida urbe. Todo, por supuesto, sin creernos dueños absolutos de la verdad, respetando otras investigaciones y opiniones, pero siempre con la sana intención, de buscar la verdad histórica ¡Vale la pena! y, a nuestra querida ciudad de El Tigre, a pesar del abandono en que se encuentra, ¡Feliz cumpleaños!


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