lunes, marzo 07, 2011

Los carnavales culturales y populares de El Tigre

La juventud de un ser no se mide por los años que tiene,
sino por la curiosidad que almacena
Salvador Paniker (1927 – )
Ingeniero, escritor y filósofo español.


Es un lugar común decir que “Recordar es vivir”. Empero la frase, tiene un gran contenido, para los que ya superaron etapas en la vida. Los jóvenes de hoy, tienen que saber, entender y reconocer, que si bien las fiestas de carnaval en la ciudad, tienen características muy especiales, que las proyectan en todo el oriente del país, no es menos cierto, que hubo una época en la cual, no tenían visos de grandilocuencia, no gozaban de apoyo económico, logístico y organizativo oficial, pero llenaban las expectativas de nuestro bucólico pueblo. Florecía la más genuina expresión popular y los participantes se disfrazaban hasta dónde les alcanzaba el presupuesto. No obstante, estaban llenas de imaginación, creatividad, fantasía y espectáculos. Eran vibrantes y llenos de colorido. Una verdadera y autentica expresión de lo más profundo del sentir popular.

Muchos personajes estuvieron roles protagónicos, le dieron lucidez y el tono simpático e interesante a las fiestas carnestolendas. Recordemos p.e. las peripecias y ocurrencias de Julio “Alpargata” Rodríguez, un trigueño dicharachero, el cual usaba regularmente vistosas camisas tipo hawaianas, pantalón y alpargatas blancas y, además exhibía una gran cantidad de cadenas, anillos y todo tipo de prendas de oro cochano. Este personaje se caracterizaba por organizar las carrozas, comparsas, siempre iba en la punta, poniéndole sabor y sazón a la marcha del desfile, el cual lideraba la carroza con la reina del momento. La comparsa de las negritas, tenía como figura central al negro Claudio “Nene” Perdomo, el cual le ponía un mundo para bailar con un contorneo alborotador, sugerente, provocador y no escatimaba esfuerzo económico de su propio peculio, para regalar papelillos y caramelos. Dos trigueños de postín, los cuales dejaron una huella indeleble en la historia de los carnavales del pueblo. Memoria contra el olvido.

En la época de oro, de las fiestas del Rey Momo, las animaciones iban al ritmo de la música del Steel Bands de la banda de percusión metálica que lideró e impuso Desmond Collet, los grupos de calipso de los Trittón (Oro Negro) y Tomás Azócar (Tradición y Juventud), Los hermanos Gómez con Eliseo a la cabeza (Los Darts) los conjuntos musicales de Ángel Rodríguez (Grupo Chamajal, El Nuevo Clan y Acordes) Rubén Ojeda (Caribean Steel Bands), Alexis González y su Combo, Baldomero y Simeón Julien (Caribean Boys) , Noel y sus Estrellas de Fuego, El Chino Trillo y Ramón Medina (Ritmo y Juventud) de Cantaura, El Dr. Jesús Corona (Los Premier) Sócrates (Los Supremos) Eran nuestros carnavales autóctonos, populares, organizados por los mismos vecinos, nunca hubo contratos para grandes artistas o agrupaciones de renombre nacional e internacional. Las colaboraciones provenían de las empresas privadas y fundamentalmente de la empresa Polar, cuyo Gerente General en la época, era “Pecoso” y su gerente de ventas “Paco” ambos muy populares en la ciudad. Era una simbiosis perfecta entre el pueblo soberano y la empresa privada. Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde.

Otros personajes que hicieron historia en los carnavales de la ciudad, fueron el Flaco Vidu, con su comparsa Los Vikingos, el Dr. Héctor Martínez con su vistoso disfraz de Kaliman (El hombre increíble) y el popular y archiconocido gordo Placido “Blue” Brito, uno de los empleados más dinámicos y activos de Polar en la región y el cual por su voluminosa figura, poseía el cuerpo ideal para disfrazarlo unas veces de Oso Polar y otras de bebe querido. Un bebe gigante con pañal, chupón (Full de espumosa), de carne y hueso, al cual encaramaban en la capilla de un camión, creo utilizando un monta carga, para pasearlo en las caravanas de las comparsas y se convertía, junto a Julio, Claudio, Héctor y los grupos musicales en las atracciones principales de las fiestas carnestolendas de nuestro querido, apacible, seguro y placentero pueblo de El Tigre. Eran los propios show man.

Otras atracciones de las fiestas carnestolendas eran la comparsa que simbolizaba el diario Antorcha. Todos los componentes iban forrados de periódicos viejos y personificaban este prestigioso medio de comunicación social. Los “Medio o Pinto” Los osados vecinos utilizaban todo tipo de substancia negra para untarse en la piel y cargaban su buena porción. El que no se bajaba de la mula con el mediecito, lo manchaban en el rostro y se huía despavorido, lo coleaban y lo pintaban dónde le cayera. El juego con agua, dónde no era permitido mojar con agua a los disfraces, a los negritos “Medio o Pinto”, a los enfermos, minusválidos o personas mayor. Podían agarrar un pasmo, a los que no peleban con una perola, una bomba, un huevo o polvillo – Las sofisticadas pistolitas de agua no existían – era a las chicas, chicos y hasta muchos adultos, que les encanta jugar carnaval con agua, porque el niño que llevan por dentro no los abandonaba. La expresión cultural de los carnavales, ha perdido algunas tradiciones, pero mantienen su esencia fundamental y se convierten en una atracción anual cada vez más vistosa, alegre, bella, atractiva, espectacular y una brillante oportunidad para algunos seres del sexo masculino, que llevan la feminidad a flor de piel, los cuales aprovechan las fiestas carnestolendas, para dar rienda suelta a esa parte oculta de sus personalidades. ¿A qué no me conoces? preguntan vueltas locas, con un precario disfraz. Los verdaderos homosexuales, dicen con picardía, que hay muchos que manejan sin licencia y pasados de tragos, son un bochorno. Ellos conocen su gremio.

En las fiestas de carnaval de antaño, las celebraciones, tenían dos variantes. Las Verbenas y los Templetes. Las verbenas eran en locales cerrados y había que pagar entrada. Los espacios del Club de Leones, el Sindicato de la Salud, el Colegio Nuestra Señora Coromoto, el Sporting Club, eran los escenarios preferidos y, una que otra vez en el Parque Medina en San Tomé, se celebraba alguna verbena especial. Fueron grandes fiestas de gala, preferentemente con agrupaciones musicales foráneas y dónde destacaban, Maturín y Ritmo que tenían el estilo de los Blancos de Maracaibo y Los Isleños de Margarita. Los Templetes, tal como se celebran ahora, eran las verdaderas fiestas del pueblo, porque se celebran a cielo abierto y dónde las familias, se daban cita, sin más restricción que el buen comportamiento. En aquellos tiempos, el espíritu cívico, no dejaba lugar a dudas. Un altercado era una excepción. La seguridad estaba blindada y todo transcurría en un ambiente de camaradería, cordialidad y hermandad. En este pueblo nos conocemos todos.

No olvidemos, que desde siempre en la ciudad, ha existido la pasión por los carnavales. Una expresión cultural, que cada año, a pesar de los gobiernos y, más por el impulso, la creatividad e imaginación de los vecinos, adquieren mayor relevancia y su celebración en la localidad, los proyectan como uno de los eventos culturales y festivos más importantes en el oriente del país. Antes de llegar este extraordinario presente, hubo un precedente. Los verdaderos carnavales culturales y populares de El Tigre y, los recordamos para intentar cubrir la curiosidad de muchos adultos contemporáneos, generaciones actuales y muchos jóvenes, que nos consultan acerca de esos eventos culturales de la época de oro del pueblo y, también con la firme aspiración de que, cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores de nuestro excelso pasado, decidan escribir la verdadera y autentica historia local, puedan incorporar estas vivencias y personajes, al disco duro de nuestra memoria histórica. Carnaval también es historia y tradición. ¡Vale la pena!

1 comentario:

José “Cheo” Salazar dijo...

Hermano mis respeto. hoy me desayune el espíritu con tan excelente crónica del carnaval del tigre y sus personajes.pido a dios que tan prodigiosa pluma siga brindandonos por muchos anos esa sapiencia cultural para el beneficio de residentes y foráneos como es mi caso de tan Maravilloso pueblo.y que la juventud del tigre se enriquezca
de esa Maravillosa fuente de conocimientos y destello
que en un futuro forjara los próximos cronistas.

José Hernandez