sábado, abril 30, 2011

El callejón Cruz Verde

Tus creencias no están hechas de realidades sino más
bien es tu realidad la que está hecha de creencias
Richard Bandler (1950 - )
Coinventor de la programación Neurolingüística.


Estamos en el inicio del mes de la Cruz de Mayo. Esa tradicional festividad fue traída a esta parte del continente americano, por los sacerdotes y conquistadores españoles, quienes conmemoraban el 3 de mayo, el hallazgo en el año 324, por parte de Santa Elena, madre del emperador Constantino, de la cruz donde murió Cristo. Otros aseguran que esta celebración, nació por la costumbre de los pobladores de este continente, los cuales, realizaban rituales para celebrar la llegada de la primavera. En El Tigre, la trajo de El Caris el señor Francisco “Pancho” Melchor, uno de los primeros pobladores y verdaderos fundadores de la ciudad. En el callejón Cruz Verde, está la esfinge de la Cruz de Mayo, como testigo silencioso de esta verdad histórica. Es una huella indeleble que dejó un cariseño fundador.

La Cruz de Mayo, es un ícono para rendir a la naturaleza, un homenaje por ser mayo, el mes que da inicio a la primavera. La que quedó para la posteridad en El Tigre, fue pintada de verde por el señor Francisco “Pancho” Melchor cuya devoción por la Cruz de Mayo, lo llevó a traerla del fundo SIPUDIERES o LOS MANGOS, ubicado en las riberas del río Caris, dónde vivía y le construyó un altar, para que alejara los espantos, aparecidos, fantasmas y espantajos, que antes de llegar la luz eléctrica, eran leyendas muy arraigadas en el imaginario popular. Testigo de excepción de esa realidad es Juanita Mago, la cual es mayor que la ciudad 16 años e hija de don “Rosso” Mago, propietario de la finca en referencia. Eran realidades hechas de creencias.

El Callejón Cruz Verde, está ubicado exactamente, entre las calles Caracas y Lara, en pleno corazón del Casco Viejo de El Tigre. El señor Francisco “Pancho” Melchor, la colocó en ese lugar, porque entre los bahareques, que fueron las primeras viviendas del pueblo, tampoco existía luz eléctrica y había que espantar, con ese escudo protector, las ánimas en pena las cuales salían, explicaban los primeros pobladores, a medida que avanzaba la oscuridad de la noche y la madrugada. Los tiempos cambian. Antes le tenían miedo a los muertos, ahora hay que tener pavor a los vivos, que se aprovechan de la falta de alumbrado público, para cometer fechorías y atracar a los ingenuos que se aventuran a salir a la calle cuando cae el sol. La gente honesta y trabajadora presa en sus casas y los delincuentes dueños de la calle. Estos vivos no los espanta La Cruz, los tiene que aplacar el gobierno aplicando políticas públicas contra la inseguridad. Creer en otra solución es ingenuidad.

Las festividades en honor a la Cruz, se inician a finales del mes de abril, cuando los devotos comienzan los preparativos para vestir y adornar La Cruz con cintas y papeles de variados colores. Esta no simboliza el sufrimiento del martirio de Jesús. Al contrario, invita a los creyentes a la comunicación, a la reunión, al canto y a la música y el altar dónde está colocada La Cruz, acompañada de la Virgen del Valle, se transforma en espacio para elevar peticiones y plegarias en el mes de las flores, de la Virgen y el inicio de las lluvias, propiciadoras de la fertilidad de la tierra. En el velorio de la Cruz de Mayo, el canto de galerón y los llamados cachos (piezas fraccionadas), se hacen presentes para deleitar, entusiasmar y alegrar las jornadas. Es una tradición popular que se niega a morir. ¡Viva! La Cruz de Mayo.

A las nuevas y presentes generaciones, dedicamos este destello, con la firme intención de responder, las interrogantes que surgen de ese curioso hecho histórico que va ligado a la fundación de la ciudad. ¡Claro! La Cruz e el callejón, llama la atención de propios y extraños y les hace preguntarse ¿Quién colocó esa cruz? ¿Quién la trajo? ¿De dónde la trajeron? ¿Por qué la colocaron allí? ¿Cuál fue la intención? Los vecinos del callejón Cruz Verde, que por generaciones mantienen en buen estado físico La Cruz y la tradicional celebración todos años, pueden dar fe que esa cruz verde, llegó de El Caris, forma parte de nuestro patrimonio histórico y se quedará para la posteridad. Salvo que la ciudad vuelva a caer en manos de un atorrante destructor del patrimonio histórico local. Es un ícono de nuestro acervo histórico.

En ese sentido, esperamos además, contar con la benevolencia de nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores del rico pasado histórico de esta pequeña urbe, que nació al calor de la industria petrolera el 23 de febrero de 1933 y cuyos primeros pobladores, sin lugar a ninguna dudas, llegaron de la riberas del río Caris, para que cuando decidan escribir la verdadera y autentica historia de la ciudad, puedan incluir en el disco duro de nuestra memoria histórica, al Callejón Cruz Verde, que forma parte de las curiosidades míticas, místicas y divinas, que nos legaron nuestros indiscutibles fundadores. ¡Vale la pena!


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