viernes, mayo 27, 2011

Personajes de mi pueblo: Anécdotas

La gente buena, si se piensa un poco en ello, ha sido siempre gente alegre
Ernest Hemingway (1899 – 1961)
Escritor estadounidense.


Una pequeña confusión En una oportunidad el distinguido profesor José Antonio Arias Reyes, compartía en el restaurante campestre Aguamiel, un suculento almuerzo y unos finos escoceses, con sus dilectos amigos Pedro Rosales, Martín Márquez W., Lenin Chacín, Cipriano Barroso, Henry “Nenerina” Hernández, Gustavo Solé, don Heberto “Panchoreto” Amarista, Jesús “Chuito” Almeida y el prospero empresario Pablo “Caraquita” Hernández Lezama, quien monto tienda aparte, emigró a Maracay, está “Buchón”, todas las operaciones financieras las maneja en dólares y se olvido de estos lugares rupestres. Transcurridas unas horas, llegaron también a almorzar el celebérrimo radiodifusor, José Luís Tineo López y su hijo “Junior” Tineo Andarcia, saludaron y ante la insistencia de los presentes, se incorporaron al convite, que ya estaba bien avanzado. ¡Bienvenidos y mosca con la cuenta! José Luís Tineo, pasado un buen rato, al ver que la cuenta iba más larga que pico e’ garza, discretamente, le solicitó a “Junior”, que le hiciera un cheque de pago al profesor Arias Reyes, pensaba que el hombre andaba corto y que con esa mesada completaría su cuota al momento de cancelar, cuando dividieran el monto de la factura entre los comensales, la parte que le tocaría. ¡Ipso facto!, “Junior” fue al vehículo y regresó con el cheque elaborado, José Luís lo firmó y lo entregó al Prof. Arias Reyes, quien inmediatamente, reaccionó diciendo: este cheque estaba mal hecho. ¡Pamplinas! todos se vieron la cara, ligeramente sorprendidos ¿Y ahora que pasó? ¿Junior no sabe hacer un cheque? Se preguntaban intrigados. Not comments, dijo un inglés. “Junior” Tineo, preocupado volvió a tomar el cheque, lo leyó cuidadosamente y le preguntó ¿Qué tiene malo profesor? El nombre, le respondió presuroso el Prof. Arias Reyes. “Junior”, muy seguro de lo que había escrito, dice: su nombre está bien escrito, no veo ningún error. Ok. está bien, pero es que el cheque tienes que hacerlo a nombre del Prof. Omar Zacarías. ¡Ah! un momento, interviene don José Luís Tineo, con el debido respeto, pero el Prof. Omar Zacarías no trabaja en la emisora, el que trabaja es usted y el cheque en primera instancia debe salir a su nombre a menos que usted autorice hacerlo a otro nombre y como “Junior” conoce las reglas, hizo lo correcto. Los presentes, no salían del asombro al ver la cordial controversia, hasta que el Prof. Arias Reyes les aclaro la confusión. Mira, José Luís, déjate de vainas, tú sabes que el Prof. Omar Zacarías es mí proveedor etílico, más seguro y confiable y el monto de ese cheque está comprometido con él. ¡Ah! ok, le dijo José Luís. Todos rieron de buena gana y “Junior”, atendiendo la seña de su padre, fue de nuevo al vehículo y le elaboró un nuevo cheque a nombre del Prof. Omar Zacarías. No indaguen más. A buenos entendedores pocas palabras. Gato al fin Arnaldo “El Gato” La Rosa, los Dres. Héctor Osorio, José Horacio Guzmán Requena y Luís Aníbal Osorio, los señores Alberto Perdomo, Pablo Rodríguez, Alex Dorlemón, Ramón Barroso, Aldemaro Rojas y Edgar Mata, estaban un sábado en la tarde, disfrutando de unos escoceses, en la placita del monumento de cemento, que está ubicado en la entrada norte de la ciudad y la cual también, está al frente de la licorería B y B, del señor Vicente Figara. ¡Sorpresivamente! se detuvo un vehículo con varias personas a bordo, saludaron cordialmente y solicitan que ¡Por favor! les indiquen la vía que conduce a Pariaguán. El “Gato” La Rosa, diligentemente los atendió y les señaló el desvió y la carretera que los llevaría derechito a la tierra soñada. Reynaldo Armas, dixit. El conductor del vehículo, hace otra pregunta ¿Y cuanto falta para llegar hasta Pariaguán? “El Gato” La Rosa, con su proverbial buen humor le responde. Amigo creo que una botella de whisky. El hombre sorprendido le aclara. No, no, no señor, no me entendió ¿Cuánto tiempo falta para llegar a Pariaguán? porque después seguimos a Mapire ¡Ay amigo!, vuelve a responder “El Gato” La Rosa” yo me echo una botella de whisky de aquí a Pariaguán y de Pariaguán a Mapire, hay que comprar dos de ida y dos para regresar, porque eso queda ¡Más lejos que el carajo! Ok señor, no se preocupe, yo cargo una caja, le respondió, blandeo una botella de whisky y arrancó. Eran tiempos de bonanza económica, pacíficos, de gente sencilla y tolerante y, esas salidas jocosas, eran aceptadas, celebradas y no pasaban a mayores. Hoy, esos juegos pueden costar mínimo unos 15 balazos, “Pa’ que sea serio”, diría un malandro. En todo caso, el grupo de amigo se sintió satisfecho de haber cumplido con indicarles a los viajeros el camino correcto. ¡Una pelusa! Dijo el Cronista Oficial, don Gustavo Perdomo, que también estaba presente, disfrutó el gracioso episodio y exclamó. ¡Gato al fin! por cómico, de vainita, no se metió en tremendo paquete. Los personajes que mencionamos en este destello, unos vivos y otros lamentablemente desaparecidos físicamente, todos grandes amigos, fueron y son hombres emprendedores, útiles y luchadores sociales, que cada uno en su respectiva disciplina, actividad profesional y productiva, contribuyeron y contribuyen con el crecimiento, consolidación, desarrollo y prosperidad de esta comunidad, además fueron y son gente buena, alegre y creo merecen, que cuando nuestros eximios historiadores, cronistas e investigadores del prolijo pasado de esta pequeña urbe, que nació al calor del oro negro, el 23 de febrero de 1933, decidan escribir su verdadera y autentica historia, los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica. Hay que fortalecer la memoria colectiva. ¡Vale la pena!


Arnaldo "El Gato" La Rosa


Prof. José Antonio Arias Reyes

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