sábado, junio 04, 2011

Personajes de mi pueblo: Eduardo García

Utiliza en la vida los talentos que poseas: el bosque estaría muy silencioso si sólo cantasen los pájaros que cantan mejor
Henry Van Dyke (1852 – 1933)
Clérigo y educador estadounidense.


En todos los pueblos y ciudades, existen los técnicos y especialistas que trabajan por su cuenta y poseen el talento, la profesionalidad, capacidad y experticia para reparar artefactos electrodomésticos, de todo tipo. Son la salvación para aquellos que no tienen la posibilidad económica para llevar a reparar sus equipos con problemas técnicos a talleres sofisticados y autorizados de una línea específica. Algunas veces, en esos servicios técnicos, como llaman pomposamente esos talleres, hay más ostentación y pompa, que especialización, la reparación sale más cara que la avería y al final, el resultado es el mismo y el alto precio que se cancela es por el lujo. Muchas marcas de equipos electrodomésticos, sólo poseen talleres especializados en la capital de la República y en la provincia quedamos desamparados con equipos averiados de marcas reconocidas mundialmente. Gracias a Dios, hay gente con talentos naturales en los pueblos, que suplen esas carencias. El talento no es patrimonio exclusivo de los que viven en las grandes ciudades.

El señor Eduardo García, nació en Ciudad Bolívar, estudio la primaria en el Grupo Escolar “Estado Mérida”, inició y no concluyó la secundaria en el Instituto de Comercio “Dalla Costa” y, como la situación económica lo atropellaba, se dedicó a buscar la vida e incursionó como cobrador de la empresa Vengas, luego como vendedor y cobrador de las famosas ollas y sartenes Rena Ware y, después en el mismo rol laboró, con la empresa estadounidense Singer, que fue fundada en el año 1851, por el señor Issac Merrit Singer con el abogado neoyorquino Edward S. Clark y la cual, hasta el año 1975, estuvo establecida en Venezuela con concesionarias y servicios técnicos, de manera oficial. Estaban haciendo mercado para sus productos. Lo hicieron y se marcharon. Cría fama y acuéstate a dormir.

El año 1975, cuando la empresa Singer, estaba en el proceso de cierre de sus operaciones en Venezuela, el señor Juan Ramón Rodríguez, que era el representante legal y oficial, para la región oriental, encargó a nuestro personaje, para que viniera desde la capital guayanesa, hasta El Tigre, y se ocupara de recuperar y finiquitar las cuentas en la zona. La oficina en la ciudad, estaba ubicada en la primera calle sur, edificio “El Rancho”, local 3, exactamente dónde hoy funciona la distribuidora exclusiva de motos Sport M&Z, C.A y adyacente a la edificación que fue la vivienda de la distinguida Profesora Natividad Cintrón, y que ahora sirve de sede, a la venta de equipos de sonido y audiovisuales Comercial K&K y, a la panadería y pastelería Venecia Rodríguez, FP, frente a la Plaza Martí, Este último negocio en sus espacios, sirve de claustro a la Real Epidemia de la Lengua, conformada por una élite ilustrada, cuyo testimonio lingüístico no tiene desperdicio. Es autentico, porque sólo trabajan con la lengua. Moriche, dixit. Al poco tiempo, Eduardo García, cumplió su tarea, quedó cesante, le gustó el pueblo, montó su propio taller y se nacionalizó tígrenses. Otro que llegó, se detuvo y no se fue.

La sabiduría popular nos enseña que el que anda con cojo, cojea. El señor Eduardo García, que trabajo, manipuló, reparó y armó maquinas domésticas de coser, al quedar desempleado, con sus conocimientos y talento, vio una fuente de trabajo y se inició en la reparación y mantenimiento de esos equipos que estaban en manos de muchos vecinos en la ciudad y ya no contarían con los talleres especializados de la empresa matriz Singer. Buscó, encontró y alquiló un local en el edificio América, en la zona del Luchador e instaló su taller. El tiempo le dio la razón. Miles de máquinas que había en la zona empezaron a necesitar ajuste, mantenimiento e instalación de nuevos tensores y piñones. Le salvó y alargó la vida a más de una máquina doméstica de coser y todavía se mantiene en la actividad, a pesar de que tiene 2 colegas más en la misma actividad, José Díaz que atiende el taller de su fallecido padre Juan Díaz en la quinta calle norte y Edgar Jiménez, que posee su taller en la 6ta. calle sur Nº 148, ambos, también excelentes técnicos, que menciona nuestro personaje y reconoce sin mezquindad, porque para el señor Eduardo García, el sol sale para todos. El talento no es exclusividad de nadie y hay que permitir que todos lo pongan al servicio de la gente. Dónde come uno, comen dos y tres y alcanza para más. El mezquino muere seco. Hay que ser solidario.

La Singer continúa la fabricación, distribución y venta de máquinas domésticas de coser. Obviamente más sofisticadas, modernas y con tecnología de punta. Esa evolución tecnológica, nos es óbice, para que el técnico Eduardo García y sus colegas, tengan el talento, la sabiduría, la sapiencia y la capacidad para irse actualizando en esas nuevas tecnologías, las descifren y las conozcan a la perfección, para continuar prestando un servicio técnico de calidad y garantizado. El que sabe lo más, sabe lo menos y los cambios, que se van presentando en el tiempo, para quienes viven día a día con esas máquinas, le parecen imperceptibles. La gran cantidad de clientes que poseen, la confiabilidad en su experticia y la garantía en sus trabajos, los convierten en referencias obligadas, a la hora del ajuste, mantenimiento o reparación de una máquina de coser doméstica en la ciudad y la zona sur. Los clientes no tienen que ir a Caracas, no pagan lujo, pagan lo justo y con garantía. A nuestras amas de casa que posen máquinas de cocer doméstica Singer, las salva el talento local.

Eduardo García es un guayanés sembrado en la ciudad, que además está casado con la señora Ondina Pérez y como buenos orientales tienen una familia prolija. 7 hijos: Héctor, Yamilet, Eduardo (+), Henry, Eneida, Milsa y Damelis, quienes les han dado la felicidad de tener, por ahora, 8 nietos. La máquina fabricadora de muchachos está suspendida, por ahora, la de nietos en plena ebullición y la de máquinas Singer continúa su desarrollo exponencial, crecimiento y alta producción. La empresa de fabricación Singer, desde el año 1975, no tiene oficinas, ni servicios técnicos directos en los pueblos y ciudades. Esa trasnacional coloca sus máquinas en mueblerías y establecimientos comerciales que son distribuidores exclusivos y estos personajes con su talento, conocimiento, sapiencia y experticia de alta calidad, complementan y garantizan una larga vida útil de esos equipos domésticos que abundan en las casas de familia y pequeños talleres artesanales de la ciudad. Lo más importante, es saber vivir honradamente, prestar un servicio de calidad y ellos lo hacen con mucha dedicación y empeño. Honor a quien honor merece.

Estos humildes trabajadores, que con su talento y sus habilidades técnicas, le resuelven los problemas cotidianos a muchos vecinos y vecinas de la ciudad, que son poseedores de esas sofisticadas máquinas de coser domésticas, las cuales adquieren sin la seguridad de luego conseguir servicios técnicos autorizados y, que ellos con sus talleres bien sencillos, les prestan el servicio a esos equipos que son fabricados ahora con tecnología de punta, merecen el reconocimiento de toda la comunidad y nosotros, los traemos a estos humildes destellos, con la firme aspiración de que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores, del rico y prolijo pasado de esta pequeña urbe, que nació al calor de la industria petrolera, el 23 de febrero de 1933, decidan escribir su verdadera y autentica historia, los puedan incluir en el disco duro de nuestra memoria histórica. Ellos con su talento brillan con luz propia. ¡Vale la pena!



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