viernes, junio 10, 2011

Personajes de mi pueblo: Diocelina del Carmen “La Diosa” Fernández

No hay mejor aguijón que la necesidad
Homero (s.VIII a.C.)
Poeta griego.


Los negocios más famosos del pueblo son la otrora Casa del Pueblo en el Casco Viejo y El Luchador. Este último edificado estratégicamente en la primera expansión de la ciudad hacía el noreste. Es un añejo local, que aún sobrevive, con el mismo nombre a los fundadores, varios propietarios y arrendatarios venezolanos y extranjeros. Es tan simbólico que toda el área urbana de ese sector es archiconocida como “El Luchador” En esa zona, después que la primera línea de transporte extraurbana RC mudó su parada desde la calle Guevara Rojas, para la avenida España, todas las líneas de transporte de pasajeros, se ubicaron en ese céntrico sitio. En ese lugar, se construyó el primer terminal de pasajeros oficial del pueblo y, es la razón por la cual, a pesar de que esas instalaciones fueron mudadas a unas cómodas, bellas y modernas instalaciones, en la salida a Soledad, tal como estaba contemplado en el único Plan de Desarrollo Urbano Local, que posee la ciudad y que fue aprobado en el año 1989, cuando me correspondió presidir el Concejo Municipal, todos los vecinos que van a viajar, tienden a buscar los vehículos de transporte en esa populosa zona. La costumbre hace la ley.

Esa emblemática, bulliciosa y concurrida zona, que continúa siendo, lo que llamamos el centro, es recorrida por una gran cantidad de transeúntes, lo que la convierte en sitio propicio, para que trabajadores formales e informales, desarrollen todo tipo de actividad comercial y de servicio. En ese espacio, es normal encontrar vendedores de las más variadas mercancías, baratijas y, además, proliferan los buscadores de la vida. – No se puede negar que existen algunos malvivientes – En todo caso, aquí nos conocemos todos y, podemos identificar plena y rápidamente a quienes los anima alguna mala intención. La gran mayoría de los usuarios (as) de ese territorio urbano, es gente humilde, honesta y trabajadora. Nosotros destacamos, la parte buena de algunos personajes, los cuales por su apariencia, pareciera no ser de trato confiable, pero como el traje no hace el monje, no hay que rechazarlos o temerles a priori, porque son ciudadanos (as), que a pesar de sus fallas, vicios, desgracias e infortunios, cumplen una importante función en beneficio colectivo. Son facilitadores y orientadores de los que necesitan con urgencia ubicarse u obtener algún servicio con rapidez. Hacen el bien sin ver a quien y desde luego aspiran su propinita. No viven del aire.

El trabajo de la calle no es fácil, el peligro acecha, hay muchas tentaciones, los vicios hacen estragos. Hay de todo como en la viña del señor. Ese hostil escenario está hecho para hombres rudos y sí lo ejerce una dama, la cuestión se complica más, sin embargo, como la necesidad, tiene cara de perro, la gente se adapta a las circunstancias. Es el caso de Diocelina del Carmen Fernández, conocida popularmente en esos predios como “La Diosa” y la cual nació en Pueblo Ajuro, es hija de Jesús Mirabal y Carmen Ofelia Fernández. Ella estudió hasta tercer grado en la escuela “Felipe Walker”, se casó muy joven con Germán David Hernández, tuvo 3 hijos; Juan Carlos, Franklin José y Sirchendy, los cuales viven en Maracay y, una vez que fracasó la relación con su pareja, regresó a su patria chica, tiene como vivienda un rancho en Nueva República (Siempre pide ayuda buscando mejorar su humilde y endeble vivienda) y se dedicó a trabajar en la calle, exactamente en la zona de “El Luchador”. “La Diosa” ejerce el oficio que ella llama “cargadora” o sea atraer los pasajeros hasta los vehículos, cuyos conductores, les cancelan Bs. 5 por c/u. Una carga completa de pasajeros para Barcelona, Puerto La Cruz o Ciudad Bolívar, le reporta un ingreso de Bs. 20. El trabajito, lo cumple desde las 11 AM hasta las 7PM. Un trajín a tiempo completo, que no le permite ni siquiera almorzar en santa paz. El que tiene la troja alta, está obligado a hacer grandes sacrificios. Es el drama, que viven los más desfavorecidos económicamente en este país, dónde el gran rico y oligarca es el gobierno. Interésense por preguntar, cuanto le ingresó al tesoro público por concepto de la venta de petróleo, nada más. Hay seguridad que son más de 980 mil millones de dólares. ¡Una Pelusa!, diría el Cronista Oficial de la ciudad don Gustavo Perdomo.

“La Diosa” que siempre usa atuendo de caballeros, lleva permanentemente una gorrita y, como un malandro en una oportunidad en un intento de robo, le pegó un tiro, que le dejó severas secuelas en una pierna, quedó con dificultad para caminar y renquea, pero continúa su labor diaria para poder sobrevivir. No le queda otra. Un citadino que no la conozca o cualquier extraño, la confunde con un hombre o la ve como una “Marimacha”, como llaman coloquialmente a este tipo de mujeres con apariencia y comportamiento de hombre. Lo importante para ella es que, a pesar de esa discapacidad, se mueve en ese espacio urbano bastante hostil con agilidad, como pez en el agua y conoce la actividad perfectamente. “La Diosa” con esas habilidades, cumple la tarea con eficiencia y prontitud. Ella y sus colegas, hacen de facilitadores y orientadores de los viajeros. Los que busquen un carrito con urgencia para viajar, acérquese a la zona de “El Luchador, hablen con “La Diosa” y sé los consigue, más rápido que inmediatamente. Gente útil a su servicio. Nunca olvidéis. El trabajo dignifica.

Estos humildes personajes, que aguijoneados por la necesidad, se ven obligados a trabajar en la calle, tienen sus dolorosas historias, vivencias, carencias, desviaciones, pero también poseen una voluntad férrea, por sobrevivirle a la pobreza critica. Ellos en su accionar diario, llaman la atención de propios y extraños, además son muy populares, conocidos y forman parte de nuestro paisaje citadino. Algunos, gracias a Dios, los menos, ni los notan, los ignoran y hasta los tratan mal, haciendo gala de una gran pobreza de espíritu y de un profundo desprecio por sus semejantes. Nosotros, animados de la mejor buena fe y guardando el debido respeto por ellos y la dignidad humana, hacemos el esfuerzo por traerlos a estos destellos, con la firme disposición de ennoblecerlos, poner sus casos en conocimiento de las autoridades competentes, para que los ayuden y, con la firme aspiración de que, cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta pequeña urbe, que nació el 23 de febrero de 1933, al calor del oro negro, los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!



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