viernes, junio 17, 2011

Personajes de mi pueblo: Asdrúbal José Rivas

Una vida lograda es un sueño de adolescente realizado en la edad madura
Alfred de Vigny (1797 – 1863)
Escritor francés.


Hablar de Asdrúbal José Rivas es recrear una vida dónde el béisbol siempre fue, es y será, por largo tiempo, el protagonista. Nació, el 19 de septiembre de 1955, en el polvoriento campo petrolero “Roblecito, de Las Mercedes del Llano, estado Guarico y su padres Félix Hernández y Bertha Rivas, cuando tenía 2 años se residenciaron en El Tigre, exactamente en la quinta carrera c/c octava calle norte # 153, dónde instalaron la bodega “La Ideal” una de las primeras en ese populoso sector. Estudio la primaria en la escuela José Silverio González y el bachillerato en el Liceo Pedro Briceño Méndez. En sus tiempos de liceísta, estaba en pleno apogeo la Liga Criollitos de Venezuela, bajo la égida del Dr. Carlos J. Parra y Asdrúbal, con apenas 11 años, entró a formar parte del equipo que patrocinaba “Auto Repuestos Humberto”, del empresario y gran colaborador con el deporte Humberto Cuami. El año siguiente, ya formaba parte como short stop de la selección, que representó al estado Anzoátegui en el nacional infantil, que por suerte, fue celebrado aquí mismo en El Tigre. Debutó nacionalmente en su patio.

En los sucesivos años, ya como segunda base, asistió como integrante de la selección del estado Anzoátegui, a los nacionales en las categorías Junior, celebrado en Portuguesa, Juvenil en el estado Falcón cuyo manager fue el Prof. Gonzalo “El Negro Dulcero” López y donde perdieron la clasificación porque; con 3 hombres en base, en el noveno inning Wilfredo “pico pico” Brito, levantó un elevado al pitcher, la pelota cayó porque el fuerte viento que pega en el estadio de Falcón movió el trayecto de la bola, confundió al fildeador y como no corrió fue out en primera y ya Sigfrido “Pipio” Rodríguez había anotado la del empate. Un error mental. El año siguiente repitió en el nacional de la misma categoría esta vez Barcelona, dónde quedaron campeones. En el año 1974, se incorporó al béisbol AA, alternando con los equipos Criollos de El Tigre y San Tomé y durante 12 años se desempeño brillantemente como segunda base y eventualmente como pitcher relevo ya que poseía una potente recta. En esos años, hizo una de las mejores combinaciones alrededor de segunda base que se recuerde en el béisbol AA, con el multifacético Orlando “Víctor” Martínez y además le correspondió hacer equipo con los excelentes peloteros de su generación Sigfrido “pipío” Rodríguez, Ubaldo Alcedo, Pedro Romero, que representó a Venezuela en un mundial juvenil celebrado en México, con una actuación destacadísima y, hoy lamentablemente está reducido a una silla de ruedas, como consecuencia de una descalcificación de los huesos y, obviamente, la falta de atención por parte del estado. A buenos entendedores pocas palabras. Enrique Mazzanti, Pedo Quijada, Edecio Quijada, Rommel García, Miguel Fuentes, Omar Ramírez, Armando Luna, José “Cheo” Villarroel, Edgar Brito, Carlos Hernández, Ángel “El Gato” Pérez, Cruz “Machelo” Bermúdez y el ex grandes ligas Luís Salazar, cuyo padre en Lecherías, para la época, tenía una panadería, Edxer Fuentes, Wilfredo “Pico Pico” Brito, Pablo Guerra, “Taco” Gil, Juan Cabeza, Agustín “Pinpin” Brito, Arnoldo Ponce, “Superman Rivas, entre otros. Todos estrellas de las décadas 70 y 80.

En el año 1978, cuando los Tiburones de La Guaira, firmaron a Luís Salazar, Asdrúbal, asistió invitado a esos entrenamientos en el estadio Cesar Nieves de Catia La Mar. No tenía problemas en el campo, su desempeño era brillante, pero con el bate, siempre tuvo que hacer grandes esfuerzo por estar en las bases, sin embargo, ese día, Dios le iluminó con el madero. Llevaba de 4. 4 y antes de consumir el último turno, en el campo, salió a buscar un globo que se metía a las gradas por los lados de la primera base y se golpeó fortísimo un ojo. No dijo nada y, a pesar que no veía por ese ojo, continúo jugando y cuando le llegó último turno al bate, salió valientemente y quitándose un lanzamiento que venía adentro, la bola chocó con el bate y le salió un tubeyote. Un día perfecto. Regresó, esperanzado que lo llamarían a firmar. ¡Sorpresa! Hasta el día de hoy, no ha llegado el telegrama, él cree que debe venir por Ipostel, empero, se siente orgulloso de que su amigo, compañero de carrera y excelente profesional, Luís Salazar, logró el sueño de todo jugador, como es el llegar a las Grandes Ligas y haber hecho una exitosa carrera que hoy, lo mantiene activo en el rol de manager-instructor en el norte, dónde tuvo un grave accidente, perdió un ojo, ya superó el trance y de nuevo está en play en su rol de manager-instructor, en un equipo de las ligas menores en el norte. ¡Bravo! Por Luís. Es un caballo, exclama Asdrúbal, con emoción.

Asdrúbal José Rivas, se retiro como jugador activo en el año 1987, pero no del béisbol. Inmediatamente abrazó la actividad como instructor, preparador, orientador y entrenador. Inició esa labor formativa en la escuela Aoepsitos, el cual patrocinaba el Sindicato Petrolero AOEP, que lideraban Rafael “Gordo” Hernández, Rigoberto “Rigo” Hernández, Santos García y Nelson “Maracucho” Navas, dónde compartió responsabilidades por espacio de 5 años con Juan “Cabezón” Martínez. Luego dirigió, sucesivamente, las escuelas de béisbol menor Tuquenejitos que promocionaba Alberto Barrios, la escuela de béisbol Kariñas que impulsaba Damelis de Castillo y hace 17 años, gracias a la invalorable ayuda y colaboración del señor Jesús Rodríguez, que trabajaba en Edelca, fundó la escuela Electricitos, la cual funciona bajo su dirección, en el estadio de Campo Oficina, en el horario comprendido entre la 1.30 PM a 5.30 PM y, actualmente tiene inscritos 95 niños, de las categorías compotas hasta pre-junior. Un invalorable semillero deportivo.

En su carrera como director de la escuela, tiene la satisfacción de haber tenido bajo sus orientaciones a los prospectos Tomás Telis que está en la organización de los Ranger de Texas, Rafael Ortega que firmó con Colorado, Ronald Acosta que rubricó con Toronto y Ramón Cabrera, hijo del consagrado beisbolista Alex Cabrera, que aceptó un contrato con los Piratas de Pittsburgh, todos asignados por sus organizaciones a ligas clase A. El sueño juvenil, ahora en la madurez, se hará realidad con estos aventajados discípulos. Ellos serán grandes ligas. Nunca es tarde para recoger la cosecha. En el semillero familiar, Asadrúbal, en su primer matrimonio con la Lic. Marvelia Vásquez, tuvo un hijo que se llamó Asdrúbal, el cual a los 19 años, perdió la vida como consecuencia de la violencia que azota al país y, ahora en segundas nupcias, con la Lic. Rossana Marín, tiene un nuevo retoño, Jesús Asdrúbal, quien es nieto de Guarapo Marín de quien heredó, la vocación por la música y el canto y con apenas 8 añitos, ya tiene 3 años cantando galeron y tocando el violín en la sinfónica local. Es conocido en el argot artístico como “guarapito”. No juega, pero canta y eso le encanta a la familia Rivas-Marín.

Cuenta Asdrúbal Rivas, que cuando se inició en el béisbol AA, en un encuentro entre Criollos de El Tigre y el poderoso MOP de Barcelona, Juan Ramón López (El Chaure) que jugaba en la segunda base, se le quedó el guante y cuando le tocó salir al campo, le grito de lejos que le prestara el suyo ¡No problems! y se lo lanzó de lejos. “El Chaure”, lo agarró y cuando se percató que tenía un hueco exactamente dónde cubre la palma de la mano, llegó hasta el dogout y le dijo “que bolas tienes tú, toma tú vaina, quien va a jugar con ese bicho que parece una carachana salá”, el rió de buena gana, agarró su guante y luego le explicó “Hermano no tengo para comprar un guante y hay que echar pa´lante con lo que se puede” En ese tiempo, adiciona Asdrúbal, el papá con los ingresos de la bodeguita, no podía comprarle un guante nuevo y adecuado y había que ser conforme. El que quiere puede. He allí un ejemplo de pundonor deportivo.

Este excelente deportista, las distinguidas personalidades y demás jugadores que mencionamos en este humilde destello, constituyen un segmento de una época de oro del béisbol menor y doble AA en la ciudad, y forman parte de nuestras historias urbanas en materia deportiva y, en tal condición, creo sin temor a equívocos, merecen con sobrados meritos, que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta ciudad, que nació al calor de la industria petrolera el 23 de febrero de 1933, los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica ¡Vale la pena!



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