domingo, noviembre 20, 2011

Personajes de mi pueblo: Juan Armando Morales

El Trabajo es el refugio de los que no tienen nada que hacer
Oscar Wilde (1854 – 1900)
Novelista, poeta, crítico
literario y autor teatral irlandés.


Un trabajador insigne. Una Biblia cuando se habla de repuestos y accesorios para vehículos Ford. Es don Juan Armando Morales. Nació el 31 de marzo de 1942, en el bucólico pueblo de Atapirire. Hijo de doña Julia Morales y el violinista Arnaldo Sánchez. Una familia prolija. 9 hijos. Enma, Luís Ramón, José Froilan, Rafael, Dario, Josefina, Juan Armando, Carmen Julia y Rafaelito. Los primeros 6 hijos y reconocidos de Luís Certad y los otros 3 hijos naturales que llevan el apellido materno. Una familia unida. Formada al calor del trabajo, y la cual en el año 1953 emigró a El Tigre, fijando residencia en la calle Orinoco. Una casa que hacía fondo con fondo con la residencia de la señora Ofelia Bolívar, madre del General Néstor Bolívar, ubicada en la calle Lara. Vecinos y amigos aquí y allá. Un vínculo imperecedero e indestructible.

Juan Armando recuerda que, antes de los padres comprar la casa en el Casco Viejo, cuando visitaban el pueblo, la señora Ofelia, que ya poseía vivienda en El Tigre, les daba hospedaje. En Atapirire se conocen todos y son una gran familia. Allá, estudio primer grado bajo la tutela de la maestra Ada Manzanares de Tirado, hermana de la dueña del primer hotel del El Tigre, doña Petra y el cual llevaba, fue y es conocido por el apellido de su fundadora. El resto de la primaria la estudió en el Grupo Escolar “Estado Trujillo” dónde tuvo como maestros a Concepción de Marcano, Carmen de Gómez, Ramona de Galván y Luis Alberto Díaz. En el año 1958, cuando cursaba segundo año (nocturno) en el liceo “Pedro Briceño Méndez” que funcionaba en la tercera carrera norte, su cuñado Adrián Marruche, quien había contraído nupcias con su hermana Josefina y desempeñaba el cargo de Jefe del Taller Mecánico de la concesionaria Stefano Massobrio, lo llevó a trabajar como ayudante de mecánica. No le gustaba el trabajo, pero la necesidad obliga y había que echarle ganas. La troja estaba alta.

El 19 de enero de 1959, su hermano Rafael Certad, que estaba a cargo del Departamento de Repuesto de la concesionaria Isidoro Celma Mir, empresa que fundaron en la calle Guevara Rojas c/c Girardot, los hermanos Joaquín e Isidoro Celma Mir, lo invitó para que formara parte del staff de vendedores, la única condición era que le gustara los números. Se encontró el hambre con la comida. Toda la vida le habían gustado los guarismos. No obstante, como prueba de su disposición y proactividad, inició su trabajo, como encargado de la limpieza y acomodador de los repuestos. En esa actividad, fue entrando en contacto con los catálogos, lo que le permitió ir descifrando los secretos que implica el conocimiento exacto de los accesorios y repuestos para los vehículos. Todas estas partes, llevan un número compuesto. El fijo, el básico y el sufijo. Al poco tiempo, ya era el encargado de despachar los repuestos, al departamento de servicio, que para la época, en su mayoría, atendía los requerimientos del Mene Grande Oil Company, que utilizaba para sus operaciones los vehículos Rancheros (1959) y los Ford Falcon (1960-1962) En ese tiempo, el Gerente general de la empresa concesionaria Isidoro Celma Mir era, Valentín Jaureguibeitia, el de ventas, Miguel Casanova, el Jefe del Departamento de Contabilidad, Luís Garizzo, el jefe del Departamento de Servicios, don Vicente Campos, el prenombrado Rafael Certad era el encargado del Departamento de Repuestos, Enrique Cuevas, era el comisionado de colocar los aranceles y hacer los pedidos a la planta ubicada en Detroit, Michigan- EEUU, y Luís Ramón Piñero, primero, y luego Nelson Bolívar, eran los Kardistas. Un equipo grande ligas.

En el año 1964, Luís Garizzo, renunció y Juan Armando fue llamado a ocupar el cargo que ostentaba. Una gran responsabilidad que asumió con entereza y logró controlar. Ese mismo año el 18 – 12, contrajo nupcias con la oficinista Esperanza Mata y ya el 21-11-1965, nacía su primer hijo, Luís Armando. Finalizando el año fue transferido hasta Puerto La Cruz, como Gerente del Departamento de Repuestos. En el año 1972, el grupo Cisneros, que poseía la concesión de Chevrolet en Venezuela, obtuvo, una licencia para abrir operaciones con Ford Motors, que estaba en plena expansión en Venezuela, fundaron la filial CIPERSA en Quinta Crepo, Caracas. Juan Armando fue llamado para organizar el Departamento de Repuesto. Allí, contó con la colaboración de sus amigos, Franklin Figueroa como Kardista e Ignacio Vera, encargado de las ventas. Un año bastó y como ya se había divorciado y no quería volver al El Tigre, en el año 1973, trabajo con MOTOMAR en Maracay y en el año 1974, regresó a Puerto La Cruz con Isidoro Celma Mir, siempre en el rol de Jefe del Departamento de repuestos. Estando en la ciudad costera, tuvo su segundo hijo, Juan Armando. Un amor en ese puerto.

Cinco años trabajo de nuevo con Isidoro Celma Mir, nuestro personaje, Juan Armando Morales. En el año 1979, estando en El Tigre, fue llamado por el señor Jean Bastouri, propietario de Auto Maquinarias Anaco, para encargarse del Departamento de Repuestos. Este empresario, fue víctima del hampa el 30-04 1983. Era sábado, 10 y 30 AM, cuando irrumpieron unos atracadores, sometieron al dueño y los empleados y en un descuido del delincuente que quedó vigilándolos, mientras los otros registraban la caja, Jean Bastouri, sacó un arma, hirió al facineroso, pero llegaron sus cómplices y liquidaron frente a sus empleados al empresario. Esa mala experiencia, hizo que posteriormente, Juan Armando pidiera su tiempo y regresó a la, para entonces, ciudad manisera de Venezuela. En el año 1984, Abelardo Bastouri, un sobrino del difunto, fundó Auto Maquinarias El Tigre, solicitó los servicios de Juan Armando y allí permaneció hasta el año 1998, cuando pasó a trabajar con la empresa Ret 2000, C.A del junior Benjamín Figueredo. En esa oportunidad, se vio obligado a entenderse con la computadora y, como todo al final se reduce a los números, no tuvo que sortear mayores inconvenientes. El que quiere puede y si conoce más. Aprendió y ahora es un experto.

En el año 2007, fue contratado por el señor Aquiles Lugo, para laborar en Auto Repuestos El Tigrito y desde marzo del este año, cuando el mismo Aquiles, fundó Auto Repuestos El Tigrito en la avenida Rotaria de El Tigre, fue transferido hasta la nueva sucursal, muy cerca de su casa familiar, dónde hace vida con la señora Zoraida Mago de cuya unión, ha nacido una hija, Zorailismar. Su número mágico es el 3. Tres hijos, tres nietos y dice andar en la mejor edad; 69. Cobra la pensión de vejez, está en plena actividad y no se retira. Un trabajador a tiempo completo e insigne, tal como señalamos al inicio de este destello.

En el año 1961, en el Bar Restaurante “Capri” que funcionó en la calle Guayana y dónde previamente había funcionado El BAN-FRUT de don Oreste Bandini, había llegado el primer Bowling eléctrico a la ciudad y un grupo de amigos coincidían, para echar sus partidas, entre ellos el Prof. Luís León León, el Dr. Héctor Farías Ordosgoite, el dueño de la óptica Villamediana, don Luís y el periodista Juan Meza Vergara, subdirector de Antorcha, su sobrino Roberto García Meza; sus alumnos Juan Martínez, Luis La Roche, Hernando Sierra, entre otros, Juan Armando, conoció al Prof. Ángel Antonio Merlín, quien poseía un vehículo, Pontiac 1959 Parisién, que quería cambiar. Él no era vendedor, empero, le habló de las bondades del Galixie 500/XL, que para ese tiempo, tenía las siguientes innovaciones: radio AM, vidrios tonalizados, acondicionador de aire, techo de vinilo, dirección hidráulica y frenos de potencia. El vehículo más costoso y de mayor rendimiento de la línea de autos Ford de gran tamaño. El Prof. Merlín, hombre de gustos refinados, le gustó la oferta. Juan Armando, entonces, le hizo el favor y lo llevó directamente, con el señor Valentín Jaureguibeitia, quien el hizo la transacción comercial, en su condición de Gerente General. Negocio por la puerta grande. Llanero que canta y toca alguna ventaja lleva.

Pasado los días un vendedor se le acercó y le consultó, si le habían pagado comisión. No de ninguna manera, es un amigo y le hice el favor. No importa, le increpó. Habla y seguro te las pagan. Un buen día, se animó, habló con el señor Valentín y este accedió gustosamente a cancelarle la comisión. ¡Bingo! Para la época Bs. 600,oo, Un dineral. Fue tanta la alegría, que salieron a parrandear, y por un pequeño error, estando en el Bar “Mi Balconcito” observaron a unos individuos armados y llamaron al agente de guardia, a la sazón un amigo, le soplaron la situación y este solícito, fue a registrarlo y se estrelló. Era el Jefe de la Digepol el Com. Francisco Guacarán (Padre), con unos funcionarios, quien en castigo por la imprudencia, los mandaron a detener. No pasó de un susto, un mal rato y, ya a las pocas horas, les dieron la libertad. Primera y última vez.

Juan Armando Morales, que en la vida, no ha tenido más nada que hacer y se ha refugiado en el trabajo, los otros personajes, sitios, negocios y empresas que mencionamos en este destellos, forman parte de las historias buenas del pueblo y creemos, en justicia de que, cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores de nuestro excelso pasado, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta ciudad, que nació al calor del oro negro, el 23 de febrero de 1933, los deben incluir en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!



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