viernes, diciembre 02, 2011

La polla de caballos

El azar es casi siempre favorable al hombre prudente
Joseph Joubert (1754 – 1824)
Escritor y crítico francés.


La memoria colectiva es frágil, pero latente. Disfrutamos de un archivo riquísimo en el subconsciente. Está en cada uno de los personajes, que integran la comunidad. En ese sentido, podemos afirmar, que la historia de un pueblo es la sumatoria de las historias individuales. Más de 200 mil historias, tiene la ciudad de El Tigre. Arturo Brito, que vivió, conoció, trabajo y formó parte del equipo, que hizo posible que por muchos años existiera en la ciudad, un juego muy popular, cuenta con propiedad, una de esas tantas historias urbanas, que constituyen la memoria colectiva. Es la referida a la Polla de Caballos. Un sistema de apuestas, que fue fundado por Pablo “Pablito” Rivas, en la gráfica de flux, (+) en sociedad con el popular José Isabel “Chabelo” Arismendi y, en cuyo tiempo de funcionamiento, ostentó el cargo de administrador y mano de derecha, del que a los pocos meses, asumió la responsabilidad única del negocio. El siempre bien recordado y solidario “Pablito”. El hombre de la polla.

En esos años era partido de gobierno AD y José Isabel “Chabelo” Arismendi, fue nombrado Secretario de la Prefectura. Cargo incompatible con los juegos ilícitos. Entonces fue llamado a rendibú, por el entonces jefe del partido del pueblo en El Tigre, el Prof. Augusto Enrique Tenorio Meza, quien previamente había sido advertido por el gobernador Pedro Tabata Guzmán de esa incongruente conducta de un funcionario público. No podía asar 2 conejos. La Polla o la Prefectura, le condicionó el jefe político. “Chabelo, ni corto ni perezoso, optó por el cargo de gobierno, con la suerte de que, Emerson Camero, quien era el Prefecto titular, por razones de salud, solicitó permiso indefinido y “Chabelo” terminó el período como Prefecto (e). Esa es otra historia, que dicen tiene muchas aristas e influjos esotéricos. Lo cierto del caso es que concluido el mandato, Camero, gracias a Dios, recupero su plena salud. A buenos entendedores pocas palabras.

La Polla de Caballos fue fundada en el año 1973, a un costo de Bs. 20. En esa primera etapa la jugada contemplaba, las 12 pruebas, de cada tarde de carreras, que para ese entonces, eran sábado y domingo y sólo había en el Hipódromo Nacional La Rinconada. En cada carrera el apostador escogía y anotaba un caballo e iba acumulando puntos, partiendo de la siguiente regla. Primer lugar 5 puntos. Segundo puesto 3 puntos y tercer lugar 1 punto. Al final de la jornada, todos sabían quien o quienes habían sido los felices ganadores. Empero, había que esperar que Ramón Mayorga, encargado de los escrutinios, diera el veredicto oficial y entonces, “Pablito” procedía a pagar los premios. Nunca hubo controversias. Eran reglas y cuentas claras. El primer ganador de la Polla de Caballos y, por suerte, premio único, fue el Prof. Saturnino “Lulo” Franco, que cobró la jugosa cantidad de Bs. 260.000. Una fortuna para la época. Hay quienes afirman que el Profesor Franco, hombre prudente a la hora de jugar, todavía vive de los intereses de ese premio. No es mano suelta, el azar lo favorece y cuida lo que tiene. Duro de matar y bien difícil de dejarse obnubilar con los dateros espontáneos. A la hora de meterle a un caballo, no come fintas. Es un hípico consumado.

En el año 1976, la jugada creció. La Polla de Caballos, adquirió un gran prestigio y traspasó los límites del municipio. Venían apostadores de Ciudad Bolívar, Cantaura, Aragua de Barcelona, Pariaguán, Anaco y la zona norte del estado Anzoátegui. Ante ese gran auge, Pablo Rivas, tomó la decisión de aumentar el costo de la apuesta a Bs. 30 y redujo el número de pruebas a considerar en las apuestas. Incluyó solo las 6 carreras válidas para el 5 y 6. Eso le permitía al receptor, Valentín Rivas y al verificador Prof. Bernardo González, recibir pollas hasta más tarde e incluso le daban oportunidad a Daniel “El Negro” Logan, que recolectaba apuestas, cobrando una comisión, en varios puntos de la ciudad, llegar a tiempo e incluirlas en la jugada oficial. Arturo Brito, que cobraba Bs. 2 por cada polla, recuerda que algunos de los apostadores más notables eran Otto Padrón Guevara, Augusto Enrique Tenorio Meza, Emerson Camero, Ramón Carrasco Mata, Román José Lunar, Asdrúbal Mendoza, Héctor Vásquez, Francisco “Chico” Moreno, Luís “Buzo” Noriega, Esmelín Sarabia, Omar Rojas, Braulio Rafael Martínez Salgado y muchos otros, que para la época estaban de moda en el jet set del mundo político. El autor de estos destellos, muchas veces, sin puntería, tiró la parada en ese popular juego. Hay que probar la suerte, de vez en cuando y de cuando en vez. Más pierde el venado que quien le dispara.

En los inicios del popular sistema de apuestas, “Pablito” Rivas, alquilaba multígrafos y tenía 2 tipiadores, hermana Marcelina Rivas y el primo Dalmiro Rivas, luego adquirió 2 equipos y los colocó en una casa de su propiedad ubicada en La Charneca (Av. Alberto Carnevali C/C callejón Martineau) y contrató más tipiadoras. Entraron en ese rol Mélida Rojas, María, Rosa, Leonarda (Arturito no recuerda sus apellidos) y Aída Franco, entre otras. También, recuerda Arturo “Arturito” Brito, en la otra gráfica, que en principio, del monto de las apuestas, la casa, se quedaba con el 15%, pero como surgieron socios externos, políticos y uniformados (azules y verdes) todos cobraban prote y había que cancelar religiosamente, para mantener la seguridad y un cordón sanitario contra los allanamientos, en el año 1985, la puesta aumento hasta Bs. 50 y el porcentaje de la casa subió, con el consentimiento de los apostadores, al 35%. En todo caso, el 65% a repartir, en los premios que se repartían, eran bien atractivos. El 55% para los primeros y el 10% para los que llegaran de segundos. Regularmente había 1 ganador, pero no era sorpresa que empataran en el primero 2, 3, 4 y hasta 5. En una oportunidad, se presentó un mercado libre y hubo 36 punteros. Cobraron misceláneos. Los más ganadores de la Polla de Caballos, fueron Aquiles Zerpa, el eterno buhonero ambulante, que hoy esta ubicado frente a la farmacia Multiahorro, en la calle Sucre y Pablo “Pablote” Sapienza, el hombre de los camiones de hortalizas. En el 1990, las cosas empezaron a marchar mal y “Pablito” liquido el juego. La presión de los socios externos, cada día crecían y la exigencia de aportes aumentaba. La carga era insoportable y las ganancias, que dejaba a los que trabajaban, eran responsables y se exponían, 2 veces lo atracaron y tuvo que cancelar los premios de su propio peculio, eran exiguas. Cigarrón atora.

En el año 2001, ante la insistencia de muchos apostadores y aficionados a la hípica, “Pablito” volvió por sus fueros y abrió de nuevo el juego. No le fue bien y al mes cerró. Ese popular sistema de apuestas está en el ambiente y José Isabel “Chabelo” Arismendi, que ya tiene 13 años en la oposición y la troja se le pone cada días más alta, anda buscando socios, para reabrirla. Está tirando una tablita de salvación, para ver si mejoran sus finanzas personales, empero, los conocedores de la zona, del contexto político y los niveles de corrupción en los altos niveles oficiales, consideran, que las condiciones no son propicias, para meterse en esas honduras y menos como asociado de un personaje político opositor tan conocido. Es para trabajar para otros y vivir en una eterna zozobra y estado de crispación. “Chabelo” insiste. Uno no sabe si la pega. La peor diligencia es la que no se hace.

Este popular sistema de apuestas, los personajes y sitios que mencionamos en este destello, forman parte de nuestras historias urbanas. En ese sentido estamos seguros de que, cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores, de nuestro egregio y prolijo pasado, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta ciudad, que nació al calor del oro negro, el 23 de febrero de 1933, los deben incluir, en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!


Pablo Rivas


Arturo Brito

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