lunes, septiembre 26, 2011

Personajes y vivencias urbanas

Personajes de mi pueblo: Leondanni Garrido

Uno de los problemas sociales que sufre la ciudad, es el de la proliferación de los llamados indigentes. Algunos de ellos llegados de otras partes del país y la mayoría nativos. No hay una política social dirigida a atender estos hermanos, que con auxilio profesional, es posible, en muchos casos, reinsertarlos e reincorporarlos a las actividades productivas de la sociedad. Los llamados enfermos mentales, los pocos que están en FUNDACADEM, viven en condiciones precarias. Los vecinos, se me acercan y me denuncian, que hasta el paredón posterior se cayó y no hay autoridad competente que asuma la responsabilidad de reparar y mantener la planta física y mucho menos preveer un presupuesto justo para brindar una atención digna a los pacientes allí recluidos. Es una total ausencia de sensibilidad. En este gobierno humanista y socialista esos problemas sociales se han acrecentado, Del dicho al hecho hay mucho trecho

El joven Leodanni Marcelo Garrido Rodríguez, un simpático gordito de color, muy parecido a un líder de la revolución, pero que no tiene nada que ver con él. (Lo aclaro para los mal pensados9, que según sus propias palabras, vive en el barrio 25 de mayo. Este joven, mientras el semáforo funcionaba bien, siempre se permaneció en sus alrededores. Es la esquina, dónde funcionó el desaparecido y distinguido restaurante “El Emperador”. En ese sitio, a pleno sol, descalzo, sin camisa y sólo vistiendo unas bermudas, aprovechaba los cambios de luz del semáforo, para solicitar la solidaridad de los conductores y uno que otro transeúnte. En estos últimos tiempos, lo podemos ver, deambulando por la avenida Francisco de Miranda y con su proverbial bonhomía y timidez, acercarse a algunos viandantes, para requerirle la solidaridad monetaria, se imagina uno, para redondearse la papa. Un compatriota en situación de precariedad con el cual hay que ser solidario y siempre ayudarlo. No cuesta nada.

Lo traemos a estos humildes destellos, porque se ha convertido en un personaje, que a pesar, de su situación de carencia y privación, goza del aprecio, el cariño y la solidaridad de muchos vecinos y, también con la firme aspiración de que, alguna autoridad competente con una pizca de sensibilidad social, pueda prestarle la ayuda profesional, económica y afectiva, para que pueda superar, esa situación de indigencia. Hay que ayudar sin mirar a quien. Dios y la patria os premiarán.

Vivencias urbanas (Las cajas locas)

Hay una cadena farmacéutica, que para atraer clientela, inventó la llamada caja loca. El cliente entra, hace su pedido, cancela y cuando el dependiente marca enter en la caja registradora, en algunas ocasiones, se prenden unas alarmas con sirena y luces y el comprador gana premios que van desde un bolsito llamado TULA, algún artefacto llamativo y los más sortarios salen exonerados de la compra en cuestión. Un buen gancho. En la ciudad hay otras cajas que no son tan locas, son cajas registradoras inteligentes. A los clientes que consumen y no le meten el monto de la compra, les montan una celada. Esas peligrosas e infernales máquinas, imprimen una lista silenciosamente, que los dueños exhiben en las puertas y paredes de los locales, para que los agraciados y sortarios clientes, pasen buscado su premio e inmediatamente los borran. Una maravilla tecnológica.

Uno de los primeros que utilizó en la ciudad, estas cajas registradoras inteligentes, fue el amigo Pancho Villa y, ahora las están utilizando y poniendo de moda, la Panadería El Manjar del Jeque y la Carnicería EL DESTETE. Los afortunados que tienen la suerte de aparecer en la lista de la panadería pueden pasar buscando su torta de cumpleaños y desaparecen de la lista. En la carnicería los premian con un combo parrillero, que al retirarlo, los gratificados, se esfuman como por arte de magia de la lista. Hay quienes piensan, que las máquinas que producen e imprimen esas listas, son discriminatorias, peligrosas e infernales. Lo cierto del caso es que hacen su trabajo con eficacia y no se equivocan. Son infalibles. Ahora bien, no hay que confundir la gimnasia con la magnesia. La caja loca de la cadena farmacéutica, hace bulla y el cliente queda ate la sorpresa, atónito en medio del local. Las otras cajas no hacen bulla, son silenciosas, premian igualito y, algunos de los señalados, se ruborizan, otros no les da ni coquito. Es cuestión de estética, dijo Gonzalo “El negro dulcero” López e inmediatamente lo corrigió el Prof. Edgar Brito, ética negro. A mí que me registren.

Los personajes mencionados, firmas comerciales y vivencias urbanas a los que hacemos alusión respetuosamente, con la mayor veracidad y ecuanimidad, en este humilde destello, forman parte de la historia pasada y presente de la ciudad, por lo que aspiramos, que cuando los eximios cronistas, investigadores e historiadores del excelso pasado de esta pequeña urbe, que nació al calor de la industria petrolera, el 23 de febrero de 1933, decidan escribir la verdadera y autentica historia de la localidad, los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!


viernes, septiembre 16, 2011

La Banda Municipal “José Eusebio Colmenares”

El jarrón da forma al vacío y la música al silencio
George Braque (1882 – 1963)
Pintor y escultor francés.


Una banda de música o banda musical es una formación formada a partir de instrumentos de viento y de percusión. Posee una estructura similar a la de las orquestas, siendo su instrumento principal el clarinete, en lugar del violín. En Venezuela hicieron su aparición en el siglo XIX con la creación de la Banda Marcial de Caracas, que empezó a tocar música popular, en las plazas y esto hizo que, a la larga, en diversos municipios del país, se fundaran bandas similares que difundieran la música típica, iniciándose así el género conocido como retreta. Las modernas bandas municipales tienen una estructura más parecida a las agrupaciones bailables, en las cuales el sousafón o el helicón, son sustituidos por el bajo eléctrico. Explicación, como introito, que tomo de información publicada en Internet, para escribir acerca de nuestra Banda Municipal, buscando dignificar a nuestros músicos. Ellos cumplen una función que casi nadie valora en su justa dimensión.

En el año 1955, los músicos, José María “Chemara” González, Antonio Birriel, Antonio Barón, Misael Amarista, Cosme Villarroel (padre del eximio concertista de cuatro el Prof. Hernán Gamboa), y Tobías Álvarez, entre otros, se convocaron a una reunión, con la única intención, de dotar al pueblo de El Tigre de una banda musical a imagen y semejanza de las existentes en otros distritos de Venezuela. Ese mismo año fundaron La Banda Municipal del entonces Distrito Simón Rodríguez. Luego en memoria de uno de sus integrantes, el primero que fallecía formando parte de la agrupación, José Eusebio Colmenares, la bautizaron con su nombre. Esa banda municipal, agrupación sin fines de lucro y organizada con instrumentos de los propios músicos para difundir nuestra música típica, en la Plaza Bolívar y fiestas populares, tomó cuerpo, se hizo conocer y logró por parte del ayuntamiento local, el reconocimiento como Banda Municipal oficial. Memoria contra el olvido.

En las primeras del cambio sus actuaciones, animando las tarde de los domingos, la tradicional retreta y dónde asistían en grandes cantidades pobladores del incipiente pueblo de El Tigre, las realizaban altruistamente, empero con el paso del tiempo, lograron un exiguo subsidio del Concejo Municipal, que apenas les alcanzaba para pagar el transporte para dirigirse dónde las autoridades municipales de turno, los requirieran, para abrir y cerrar oficialmente los actos patrios y ceremonias oficiales. Apertura con las gloriosas notas de nuestro himno nacional y cierre con las no menos gloriosas notas del himno de nuestro estado Anzoátegui. En el añito, que me correspondió el honor de presidir el Concejo Municipal, por petición del viejo amigo y siempre bien recordado, Misael Amarista, asistí a una reunión con ellos y me solicitaron que les cancelará el exiguo subsidio, que tenía más de 2 años de atraso y en la medida de las posibilidades, les aumentara un poco la mesada. Inmediatamente tome cartas en el asunto y cumplí con sus justas peticiones. Hay testigos de esos hechos. La verdad sea dicha.

En el transcurso del año 1988, note en los actos oficiales, que el uniforme con el cual hacían sus presentaciones, estaba prácticamente deshecho, deshilachado y descolorado. Había pagado con creces el tiempo de vida útil. Esa dotación la había hecho el Concejo Municipal en la década del 1960. Al concluir un acto oficial, tomé la iniciativa, los llame y les ofrecí dotarlos de un nuevo y moderno uniforme. Les consulté dónde podía cotización, adquirir y que modelo y color me recomendaban. Con la seriedad que lo caracterizaba, don Misael Amarista, me respondió. ¡Al fin! un Presidente Municipal, nos da un trato digno y sin pensarlo mucho me dijo. Un traje como el que usted carga y de ese mismo color. Era un traje marca Montecristo, azul eléctrico, que vestía para la solemne ocasión. Hice contacto con mi compadre Luís Fermín, que vive en Caracas y le solicite el favor de que fuese a la Montecristo y solicitará la cotización. Gustosamente accedió, solicitamos las tallas, los confeccionaron y los adquirimos en la tienda ubicada en Sabana Grande. Era la primera vez que les sustituían los viejos uniformes desde la fundación de la banda municipal. Una justa reivindicación. Otro hecho verídico.

Recordar es vivir y traigo a colación este relato, porque hace poco días, el amigo Juan Martínez, jefe de redacción del diario Antorcha, me regaló una foto, que fue tomada, el 14 de noviembre de 1988, en la sesión solemne en honor de José Antonio Anzoátegui, día del natalicio del héroe epónimo de nuestro estado y, a petición de los miembros de la Banda Municipal, al concluir acto oficial en la Plaza Bolívar, por nuestro inolvidable hermano Pedro Emilio (Pejas) Rojas Vargas. Ese día la Banda Municipal estrenó el nuevo y moderno uniforme, que también contó con las camisas y juego de corbatas. En esa gráfica del recuerdo, que ilustra esta crónica, aparezco con los integrantes de la Banda Municipal en ese momento, Julio Almeida, Cosme (Cosmito) Villarroel (+), Giovanni Carbonara, Tobías Álvarez (+), el nuevo integrante e hijo de Misael Amarista, Alberto (Beto) Amarista, Luís González (+), Juan Salcedo (+) y Misael Amarista (+) que fungía como director. Una agrupación noble y digna de dilatada trayectoria en el concierto de las historias urbanas de la ciudad. Honor a quien honor merece.

La historia musical de este municipio, lleva el sello indeleble de estos humildes, pero muy dignos, honestos y responsables ciudadanos. La verdad histórica no engaña y las nuevas y presentes generaciones merecen conocerla. Ellos desde el año 1955, llenaron un gran vacío y le colocaron notas musicales al silencio en el pueblo. Nosotros, desde estos humildes destellos, hacemos un pequeño esfuerzo, por recrear, en la memoria de los vecinos, estos hechos y personajes, con la firme aspiración de que, cuando nuestros eximios cronistas, investigadores e historiadores del pasado y presente, de esta pequeña urbe, que nació al calor del oro negro, el 23 de febrero de 1933, decidan escribir la verdadera y autentica historia, los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!

domingo, septiembre 11, 2011

Personajes de mi pueblo: Julián Chacón

Casi todos los hombres ganan al ser conocidos
André Maurois (1885 – 1967)
Escritor francés.


Hay gente con vocación innata para el trabajo. El deber los llama e impulsa desde muy joven. Julián Chacón, que nació en un hogar muy humilde que conformaron Juan Arias Barrancas y María Liduvina Chacón, los cuales tenían residencia primaria en la calle Simón Rodríguez, se mudaron a la calle Nuevo Mundo y luego se instalaron definitivamente en la calle Héctor Villegas, siempre en el Casco Viejo. Es el mayor de lo varones. En principio fue inscrito en la escuela Simón Rodríguez y, allí apenas aprendió a leer y escribir, tuvo que desertar ya que a falta del padre, había que echarle ganas para sostener el hogar. Empezó vendiendo empanadas, hallacas, pan de horno y café que preparaba la abuela Bertha de Chacón y con esos exiguos ingresos redondeaban la arepa. Vaya conociendo al personaje.

Julián Chacon, nunca le rehuyó al trabajo, más bien lo asumía con pasión. En esos tiempos, también en las tardes, se desempeñaba como limpiabotas y, como vivía con sus hermanos Emma, Carlos, Argelia, Alicia, Francis y Norma, muy cerca del primer matadero de El Tigre, el cual funcionó por muchos años, en la carretera Negra La Flint, dónde concluía la calle Héctor Villegas (El sitio ahora convertido en los límites de los barrios El Silencio y Hernández Parés) Esa sala de matanzas, iniciaba las labores del sacrificio de los animales a las 4 PM, prolongándose hasta alta horas de la noche. Los que, como Julián Chacón, trabajaban con los trastes, algunas veces amanecían limpiando las paticas de cochino, mondongo y librillos para venderlo a vecinos y algunos restaurantes. Aunque tenían poco valor, era una forma de complementar, los pocos ingresos. La necesidad obliga.

En esas tareas laboró por varios años y por un golpe de suerte, logró empleo en la empresa italiana OMECA, contratista que prestaba servicios, en la instalación de la torres de electricidad que vienen de Guri y se internan en el centro y occidente del país. En los 7 años que prestó servicios en esa contratista, obtuvo Bs. 7 millones de prestaciones sociales, lo que permitió salir de algunas deudas y ahorrar una parte. Una vez desempleado, volvió al matadero y con sus contactos, obtuvo el suministro de los varios de cochino, los cuales, todos los domingos expendía, en el mercado de Pueblo Nuevo Norte. En el año 1980, compró un puesto y una cava en el nuevo mercado que tenía poco tiempo de funcionamiento en la Calle Miranda. Ese pequeño local, que el propietario originario, lo utilizaba para vender pescado fresco, Julián Chacón, le cambio el rubro e inició en firme, la venta de carne de cerdo, actividad que hasta la fecha desempeña en el Mercado de la calle Miranda. El no sabía de pescado, pero de cochino todo. Lo único que no vende son los pelos. Zapatero a sus zapatos.

Este humilde e insigne trabajador, ha dedicado su vida a la venta de carne de cerdo. En su memoria está grabado que empezó vendiendo el kilo a Bs. 4 y hoy ronda los Bs. 40 o sea 40.000 mil de antes de la reconversión monetaria. Julián Chacón está casado con la señora Julia Camauta y con ella procreo 6 hijos: Luís Alberto, Franklin, Elías, Yudabí, Yuliana y la bordona que llama sencillamente La Nena. Ellos le han dado 20 nietos y 3 bisnietos. Este héroe anónimo, de los tantos que existen en nuestra sociedad, ha conformado una prolija familia, contribuyendo decisivamente con el crecimiento poblacional, el desarrollo económico y social de la ciudad que lo vio nacer. En su tiempo en el mercado, reconoce que no es de los vendedores fundadores, sin embargo conoce y conoció a mucho de ellos y recuerda a Antonio “Toñito” Gamboa, Félix Gamardo, Antonio Aguilar, Mateo, el hombre que vivió del cuento, Luís Chacín, Arturo Ramírez, Luís Espinoza, Genaro Ramos, Elvira Gómez, Isabel Gómez, Maximiliano Sánchez, el creador de la famosa vitamina, Tomasa Aguilera y Andrés Gamboa, entre otros. Gente honesta y de trabajo con los cuales cohabitó y cohabita sin problemas, en el marco de la mayor solidaridad y confraternidad. Una comunidad de pequeños comerciantes madrugadores y disciplinados que con su esfuerzo y actividad son muy importantes para la vida de la ciudad. Ellos expenden, los productos de la dieta básica a precios solidarios. En el mercado son una gran familia y en la comunidad vecinos ejemplares.

Nuestro personaje, como buen amante de la música mexicana, proclama con orgullo, que nunca ha tenido problemas con las autoridades, porque practica fielmente lo que recomienda Antonio Aguilar en el popular corrido en honor a Mauricio Rosales “Respeten las leyes y vivan tranquilos” Julián Chacón, respeta para que lo respeten y vive tranquilo. Es respetuoso de las leyes, amigo de los amigos y un hombre formado con los valores de la moral, la civilidad, buenas costumbres y modales desde el hogar. Pobre, pero honrado y decente.

Julián Chacón y los personajes que mencionamos en estos humildes destellos, forman parte de nuestras historias urbanas y merecen, que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores del pasado y presente de esta pequeña urbe, que nació al calor de la industria petrolera, el 23 de febrero de 1933, decidan escribir la verdadera y autentica historia de la ciudad, los incluyan en el disco duro de su memoria histórica. ¡Vale la pena!



viernes, septiembre 02, 2011

Vivencias urbanas

La vida no es sino una continúa sucesión de oportunidades para sobrevivir
Gabriel García Márquez (1928 – )
Escritor colombiano. Premio Nobel de Literatura.


DOS RECEPTORES EN PLAY


Cuenta Carlos Capizzi, que en la ciudad, hay un equipo de softball, sui generis. Cuando entra en play, posee dos catcher. Uno que suda la gota gorda detrás del home recibiendo y dirigiendo los lanzamientos de los pitcheres, pendiente que no le roben una base, buscando la bola, tras un passed ball o wild picht, bateando, corriendo y haciendo todos los esfuerzos físicos que implica estar en play. El otro catcher, permanece en las tribunas fresquesito, gozando una ola y parte de la otra, sin despegarse de los promotores y financista del equipo. En ese lugar privilegiado disfruta de frías espumosas o escosés, según lo que lancen los capitalistas y promotores del equipo. El aplica la filosofía popular: “agarrando aunque sea fallo” y si el equipo gana y hay parrillada, aumenta de peso. Come más que una nigua.

El equipo de softball en referencia, nos dice Carlos Capizzi, está identificado como Industriales, es patrocinado por los emprendedores Cesar Capizzi y Rafael Pérez. Esa novena de la pelota suave, participa en el softball categoría master y los sábados y domingos, tiene compromiso en el estadio del Liceo Rojas Paúl. Bacilio Maceira, el catcher en el terreno de juego, utiliza toda la indumentaria y una mascota, de buena marca. Joseph García, el catcher importado de La Charneca y que ocupa posición en la tribuna, llega al campo de juego por sus propios medios. Puntualmente sin que nadie lo invite, no lleva uniforme, spikes, casco, protector genital, careta, chingalas, peto. Nada de eso. Quecha a mano limpia y no se le escapa un lanzamiento. Es un profesional del quecheo.

El catcher Joseph García, tampoco usa protector de garganta. La necesita libre y sin obstáculos. Engulle, devora e ingiere lo que se presente. En las manos no le sale cayos y su grito favorito es: déle que son pasteles. Brun, brun, brun, mantequilla Brun, canta alegremente. En el rol de catcher, le lleva una morena a Yogi Berra y en algunas oportunidades, tiene la osadía de llevar, trasquecher, su compadre y hermano del alma, el barbero de “La Tropical” Yosmer Marcano. Ambos cargan alacranes cabeza negra en los bolsillos. Lo de ellos es quechar. En ese arte son insuperables. Esos queches, no los aguanta nadie. Ni el Cy Young, Johan Alexander Santana Araque, le picha con efectividad a dos receptores en play. Solo Cesar y Rafael se los calan hasta en extrainning. Es una vivencia urbana digna del libro de record Guinness. Todos los días sale uno a la calle y el que lo encuentras lo agarra. Hay que buscar las oportunidades para sobrevivir y Joseph García y su compadre Yosmer Marcano, son especialistas en la materia de subsistencia.


UNA COOPERATIVA ETÍLICA


En el sector sur de la ciudad, hay un grupo de vecinos, todos honestos trabajadores. La mayoría labora de lunes a sábado, otros están jubilados y los menos, le echan ganas, hasta los domingos al mediodía y, para compartir las tardes domingueras, decidieron establecer una cooperativa etílica. En el arranque de la jornada dominical, para la conformación del capital inicial, todos tienen que bajarse de la mula con 30 Bs.F. Sin lloriqueos. No vale quecheo, muñequeo o cacheteo. El que no aporta esa cuota parte, tampoco participa del convite. En síntesis como diría un chino: Sí no hay leal, no hay lopa.

La cooperativa etílica – es apolítica – tiene su asiento en la 3ta. calle sur y está integrada por el señor Antonio “Toñito” González que la preside, La Prof. Daisy Marcano como tesorera, José Gregorio “Goyo” Pirela (En la gráfica) funge de Secretario Permanente, Alexis Pino es el comisario y los vocales son Isabel Pirela, Rafael Rondón y Armando Rodríguez. En el momento del desarrollo de las actividades etílicas y las comilonas, no aceptan adherentes, arrimados o quecher. Es un equipo completo. No necesitan refuerzos y menos infiltrados. El que intenta penetrar el cerco protector, lo mandan a zapatear para otro lado. Juegan cuadro cerrado.

Cuando el convite se alarga y las provisiones se agotan, apelan al crédito en el abarrote de Derkis González, conocido como Makro II. No tienen que caminar muy lejos para aprovisionarse. El negocio les queda al frente de la sede y, algunas veces, funciona como sede alterna. Derkis, los conoce bien, son vecinos y, durante la semana, todos los días, cuando salen a la calle, les recuerda la deuda. Al final, ante tanta insistencia, tienen que honrar los compromisos. Derkis, no come fintas. Los que se comen su guayaba tienen que pasar la dentera. Memoria contra las lagunas mentales producidas por la ingesta alcohólica.

Los temas de conversación son abiertos. Hablan de lo humano y lo divino. Política, economía, salud, educación, farándula, cultura, deportes, sociales, problemática local, regional y nacional, le cortan el traje a la perfección a más de un pantallero y no se dan mala vida. Lo que allí se dice, allí se queda y “Goyo” Pirela siempre le recuerda a los más hablachentos, con su proverbial buen humor “Acuérdate que lo dijiste”. Viven y dejan vivir.

Estas vivencias urbanas son verídicas. Los personajes mencionados son vecinos de la ciudad, que reúnen características especiales y los cuales por su estilo claro, novedoso de buscar las oportunidades para sobrevivir, merecen que cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores del rico pasado y presente de esta ciudad, que nació el calor de la industria petrolera, el 23 de febrero de 1933, decidan escribir la verdadera y autenticas vivencias del pueblo, los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!