viernes, mayo 18, 2012

Personajes de mi pueblo: Nelson González

“El hábito, sino se resiste, al poco tiempo se vuelve una necesidad”San Agustín (354 – 430)
Obispo, filósofo y Padre de la Iglesia Latina.
 
Fundador, propietario y habitual trabajador a tiempo completo de “La Barbería Sport”, ubicada en la calle Ayacucho, a un borde de la ancestral calle Bolívar, Nelson José González Márquez, es el barbero de más larga tradición en la ciudad. No es la barbería más vieja, pero sí es la que más tiempo ininterrumpido tiene de instalada. La fundó junto a su hermano, Luís González (+) en el año 1968, una vez que cumplió, como voluntario, el Servicio Militar Obligatorio, en el Batallón “Simón Bolívar”, acantonado en el Fortín “Solano” en Puerto Cabello, dónde a pesar de la turbulencia político-militar, que trajeron los fallidos golpes de estado, conocidos como “El porteñazo” “El carupanazo” y el sangriento atentado contra el Presidente Rómulo Betancourt, a los soldados durante los 2 años que duraba el servicio, les dictaban Cursos de Preparación y Servicio (barbería, albañilería, mecánica, electricidad, radio y comunicación y un largo etc., de oficios para el trabajo), buscando que al salir, pudiesen enfrentar la vida civil, con mayores posibilidades de éxito. Los enseñaban a pescar.
 
El barbero, Nelson González, nació el 17 de junio de 1943, en el otrora Territorio Federal Delta Amacuro, creado el 27 de febrero de 1884 y, elevado el 3 de agosto de 1991, a la categoría de estado, según ley publicada en la Gaceta Oficial de Venezuela Nº 4.295. El padre Ángel Vicente González, un lugareño, agricultor y comerciante  y su esposa Carmen Josefina Márquez Navarro, quien era monaguense, vinieron al embrionario pueblo de El Tigre, fijaron residencia en la calle Aragua y Vicentico, como era conocido el progenitor, montó su primer negocio en la calle Orinoco, paralelo a la edificación del desaparecido Comedor Popular, luego la Biblioteca “Alfredo Armas Alfonzo” y que hoy ocupa El Ateneo de El Tigre – Casa de la Cultura “Simón Rodríguez”, a la cual llamó Bodega “La Popular”, luego fundó otra en la calle Nuevo Mundo. Bodega “El Fronterizo” y al final de sus días, instaló la última bodega en la calle San José de Pueblo Ajuro. Bodega “Vicentico” un insigne trabajador que dejó una huella indeleble en ese ramo comercial en la ciudad. Memoria contra el olvido.
 
Entre el laborioso trabajo de las bodegas, don Ángel Vicente González y su distinguida esposa, tuvieron 10 hijos. Vicente, Nelson, Néstor, Luís, Del valle, Norvis, Iris, Damaris, Leyda y José, los cuales desarrollaron cada uno sus actividades de acuerdo a las excelentes enseñanzas del hogar. Nelson, cuando llegó del ejercito, le recomendó al hermano, Luís, que hiciera el curso de barbería en el INCE y una vez que lo aprobó, en el año 1968, fundaron “La Barbería Sport”, aventurándose a competir con las ya instaladas y de tradición como La Tricolor de los hermanos Carlos, Miguel y Pedro, que para atraer a los niños, le regalaban caramelos y un lápiz Mongol. La del Renco Herrera, que funcionó en la calle Guevara Rojas en la parte baja del edificio Arauca. Juancho, el popular “Tijerita de Oro” en la carretera Negra La Flint. Juan Aramburu en la calle Bolívar, al lado del Bar Principal. La Barbería Bolívar de Pedro Salas y que luego se llamó “Tovar” bajo la égida de Pedro “Culebra” Tovar, la cual estaba ubicada frente de la Iglesia Virgen del Valle, a un costado de la muy afamada “Heladería Bolívar” de los hermanos Caputo. La Barbería Principal del italiano Giovanni. La Tacita de Plata, de Baldomero Rodríguez. Barbería Europa del italiano Donato y con el cual trabajo José Bermúdez. Barbería Roma, en la avenida Francisco de Miranda, al lado de la Panadería MOKA, del italiano Ángelo Soporta, la cual cuando este regresó a su patria, fue asumida por Ulises Requena y dónde se iniciaron en el arte de la barbería  los gárrulos congénitos y profesionales, hoy propietarios de la muy concurrida Barbería “La Tropical” en la cuarta carrera sur, Orlando y Yosmer Marcano. Barbería Plaza, frente al cine Plaza de Antonio Paradiso. “El Arte Francés” de Domingo Bruno en la avenida Francisco de Miranda en la esquina, al lado de La Mueblería RAYMOS de don Juan Raydan y dónde construyeron la edificación que alberga la Clínica Social SP-El Tigre y el cual luego instaló una sucursal en el Terminal de Pasajeros y  Barbería Italia del popular Parrita, todas estás desaparecidas, pero que forman parte de nuestra acervo histórico. Recordar es vivir.
 
En la calle Falcón de Pueblo Ajuro, había un barbero muy popular, conocido como Juan Chorizo y también como “Buche de agua”, porque cuando le cortaba el pelo a un cliente, le decía “Cierre los ojos que el Agua de Colonia pica” y como para la época, era poco usual que los barberos usaran las indispensables bombas par rociar el agua y la colonia, le regaba el cuello con un buche con agua que soplaba rociadito.    Obviamente, tenía buena salud bucal, porque hasta dónde lo conocieron, nadie agarró una infección. Eran los tiempos bucólicos del primer barrio que nació en el pueblo, después del Casco Viejo y el fronterizo La Florida. Esa es otra historia.
 
La Barbería Sport, dada la proverbial simpatía, cordialidad y popularidad de los hermanos González (Nelson y Luís), en muy poco tiempo, se convirtió en un sitio de encuentro. Allí asistimos en nuestra época de mozos y recordamos que nuestros hermanos Roberto, Edgar, Miguel (El negro Salazar), Omar, Oito, Vicente, Pedro María y José Humberto Lira, éramos  clientes fijos, también nuestros amigos de infancia Luís “El negro” Mogollón (+), Eugenio “El viejo” Salazar, Juan Betancourt, Mauro Millán, Ramón Bolívar, Juan Rafael “El Negro Bolívar” Hernández, Pedro Celestino Azocar, Arquímedes Guatache, José “Cheo catirito” Mogollón, Edgar Millán, Hernán “El viejito” Zabala, José “Mano de oso” Rodríguez, José Caraballo, Asdrúbal Mendoza, el Comisario (PTJ) Edgar Evans Guatache, Euclides Sotillo (+), Oswaldo “Topocho” Mendoza, Ángel Rafael “Cara e’ cochino” Zabala y vimos muchas veces a los Dres. Rafael Tobías Guevara, González Orsini,  a los comerciantes Nemer Saab, Assad Nakkur, hoy Presidente del Concejo Municipal, Moada El Katan, de la Sastrería “El Cairo”, “El negro” Martineau, José Figuera y muchos amigos y conocidos que escapan a la memoria de Nelson y de este cronista oficioso.
 
Nelson González ahora vive en la calle Panamá de San Francisco de Asís  (Ciudad Tablitas), está casado con la margariteña, Merida Romero de cuya feliz unión tienen 3 hijos. Nelson que está por graduarse de ingeniero, Nermer y Emerson, que avanzan en los estudios y como toda la familia, han “vivido” de lo que ha producido, produce y producirá La Barbería Sport”, la cual fue instalada con capital propio y la única ayuda externa que ha recibido, es de parte del gobernador Tarek William Saab, quien les donó, quizás como un reconocimiento  porque fue el barbero de la familia, una silla giratoria, dos espejos y una máquina de cortar cabello. Y como nunca faltan las anécdotas, Nelson recuerda que un cliente, le dijo “barbero no hables tanto y córtame el cabello” otro le preguntó ¿Cuánto cobras por un corte a un calvo? Y él le respondió con otra interrogante ¿Depende los piojos que tenga? Además fue víctima de un timador. Llegó un cliente con un carajito y le dijo “Córtame el cabello” lo cual hizo. El tipo se paró y sin pensarlo dos veces, sentó al niño, le pasó la mano por el cabello diciéndole “Ya vengo a buscarte y pago el corte de los dos” Nelson le cortó el cabello y lo sentó en la sala de espera. Pasado un buen tiempo le preguntó ¿A qué hora te viene a buscar tú papá? Y el carajito le respondió. Ese señor no es nada mío. “Me dijo que lo acompañara hasta la barbería que un barbero bolsa nos cortaría el cabello gratis” muy bien hijo. Váyase, pero si vuelve a ver a ese tipo, le dice que “Perro macho se capa una sola vez” Un cazador cazado.
El hábito de asistir, abrir y atender  la barbería para Nelson, ya es una necesidad. Es un hombre entregado en alma, corazón y vida al arte de la barbería y un personaje merecedor junto a las demás personas, lugares, instituciones y negocios que mencionamos en este humilde destello, que cuando nuestros eximios cronistas, investigadores e historiadores del bello y prolijo pasado de esta pequeña urbe, que nació al calor de la industria petrolera, el 23 de febrero de 1933, los incluyan en disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!
 
 

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