viernes, febrero 25, 2011

Personajes de mi pueblo: Tarcisio Antonio Quijada Mata (Don Chicho)

Trabajemos por y para la patria, que es trabajar
para nuestros hijos y para nosotros mismos
John Dryden (1631 – 1700)
Poeta y dramaturgo y crítico inglés


Margariteño nacido el 07 de septiembre de 1928, es el segundo de los diez hijos del matrimonio formado por el navegante Nicanor Quijada Mata y la señora Felipa Mata Rosas. Los vecinos decían que “Eran de alta alcurnia y no tenían dinero para viajar hasta Caracas y poder curarse una diarrea”, cuenta muerto e’ la risa. Vino al mundo en el Valle Pedro González, para entonces, municipio Matasiete del Distrito Gómez, cuando tuvo edad escolar, lo enviaron a la escuelita que tenía el maestro José Luís Villarroel (Chelía) en “Los Hatos”. Ese mismo día, el papá se fue de viaje, y asistió sólo cuatro días. No aprendió ni la O por lo redondo, cuando el viejo regresó, le dijo que no iba más a la escuela, se convirtió en zagaletón. Era tan quisquilloso, que todo lo que pasaba en el pueblo, lo atribuían a sus andanzas. Los vecinos decían “Ese fue Chicho, el hijo de Felipa Mata”, ahora dicen, después que se casó con su prima riocaribera, Mena María Molina Quijada de Quijada “Ese fue Chicho el de Mena” y suelta su característica carcajada. El hombre, que ya vive la cuarta edad, no pierde el sentido del humor.

El 14 de diciembre de 1946, con 18 apenas años llegó a El Tigre. Había aprendido a leer y escribir por su cuenta y, lo acogió en su hogar una hermana que vivía en la Calle Brisas del Caris, muy cerca de la Casa New York. Venía listo para trabajar como obrero en la Mene Grande Oil Company. Ese día no le salió el reporte, hubo un error. Le cambiaron el nombre. La secretaria en la partida de nacimiento, colocó Tarciso o sea le suprimieron la última i, fue a Barcelona, arreglo los papeles, regresó y lo emplearon. Gozó de estabilidad laboral y después de 42 años y 16 días, se vieron obligado a jubilarlo. Hubo un tiempo, cuando cumplió 40 años en el trabajo, que lo pusieron a jugar banca para que renunciara. Nunca lo hizo y para que no hubiese causales de despido, no faltó un día a su trabajo, cumplía su horario y les ganó por resistencia. ¡Lo jubilaron! Don Chicho es de los convencidos de que si en el momento del reporte, en vez de quitarle la i, le quitan la mujer, pasa el hambre que juega garrote y quizás muere por desnutrición crónica porque no sabe ni hacer café. A confesión de parte relevo de pruebas, dicen los jurisconsultos.

Don Chicho al contraer nupcias con Mena, alquiló en el callejón Vargas, luego vivió 8 años en Campo Oficina, hasta que construyó su vivienda propia en la 8va. carrera sur y, en los 59 años de feliz matrimonio han procreado 10 hijos, para emparejar a su padres, dice de buena gana. Es más cuando cumplió los primeros 50 años de unión matrimonial, se volvió a casar con Mena. Los retoños Edrict, Ángel, Ellis, Tarcisio, Magdalis, Rommel, Evelin, Lissetti, Milagros y José Gregorio “Goyo”, lo llevaron de nuevo al altar. El padre Jesús Nogueiro, lo interrogó “La quiere y la recibe” y el contestó en alta e inteligible voz “padre y como hago si son 50 años por delante nada más”, todos celebraron con la jocosa salida de don Chicho y, luego disfrutaron una fiesta de gala en los amplios salones del Club de Campo Oficina. Nuestro personaje nunca ha tomado licor, ni fumado, menos se ha metido en la vida de los demás, lo que no niega es que echó bastantes canitas al aire, pero sexo sano. Nada de muchachos fuera del hogar y remata diciendo que “Sí las bebidas espirituosas fueran como las mujeres él estuviera soltero”. Abstemio por convicción. Con esa sentencia, no deja lugar a dudas.

Tarcisio Antonio Quijada Mata, que ya tiene algunos días viviendo la cuarta edad, con su proverbial buen humor exterioriza que quizás “no me he muerto porque debe ser que Díos, no necesita otro CDM allá, vivo encuartado y enchinchorrado, ya no puedo ni salir a la calle, los mareos me atacan y si salgo, me puedo dar un carajazo y como he cometido muchos errores en esta larga vida, ese puede ser el último, por eso mejor me quedo en casa”. Más vale prevenir que lamentar. Dios le dé larga vida.

Es indiscutible que don Chicho, a pesar de avanzada edad, es un orgullo de su nutrida familia. Lo idolatran, lo quieren, lo aprecian, lo aman porque fue un trabajador insigne, que hizo posible establecer una gran familia, levantar sus hijos, brindarles posibilidad de realizarse mediante el estudio y lo logró. Todos son profesionales en diferentes ramas del saber, han formado sus propias familias, le han dado infinidad de nietos, bisnietos y están atentos para que no le falte nada y en especial a todo lo relativo con la salud y la buena alimentación. En un hombre hecho y derecho por los cuatro costados. Trabajar por la familia es una forma sublime de trabajar por la patria. Cada quien al alcance de sus posibilidades. Don Chicho es un ejemplo a seguir.

Este humilde trabajador petrolero, ahora jubilado, es uno de los tantos héroes anónimos que con su esfuerzo, dedicación, trabajo y la numerosa familia que formó, ha contribuido, contribuye y seguirá contribuyendo con el crecimiento, desarrollo, progreso y expansión de nuestro querido pueblo y lo traemos a colación en estos humildes destellos, con la firme aspiración de que, cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores del pasado y presente de esta ciudad, que nació al calor de la industria petrolera, un 23 de febrero de 1933, lo puedan incluir en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!


domingo, febrero 20, 2011

El Tigre 78 años: otra versión histórica

El estudioso es el que lleva a los demás a lo que él ha comprendido: la verdad
Santo Tomás de Aquino (1225 – 1274)
Teólogo italiano.


Hoy, se cumple un año más, del nacimiento de la ciudad de El Tigre. Mucho cosas han sucedido en estos 78 años. El 23 de febrero, fecha cuando se inicia la perforación del pozo petrolero OG-1, por parte de la trasnacional norteamericana Gulf Oil Company, fue tomada, con gran acierto, como el día que nació esta pequeña urbe. Era sabana abierta y la sabana se hizo aldea, pasó a caserío, luego a un pequeño poblado y posteriormente se convirtió en el pueblo que devino en nuestra querida metrópoli. No hubo fundación. La evolución del pueblo fue, en los años iniciales, lenta y progresiva y, luego aluvional y vertiginosa, siempre alrededor de la exploración, perforación y explotación del oro negro, que tuvo su inició en este prodigioso lugar. Un hecho fortuito. Un feliz advenimiento: la ciudad de El Tigre

Los primeros pobladores, aparte de los norteamericanos y el chino Ham Lee, que los acompañaba en el rol de cocinero de los trabajadores, fueron los habitantes de las costas del río Caris. Familias como los Meza, Sotillo, Salazar, Lira, La Rosa, Piñero, Ramírez, Manzanares, Matute, Piamo, Sulbaran, Palma, Soto, Guzmán, Abreu, García, Mogollón, Ramírez, Villasana, Lara, Rondón, Morales, Evans, Guatache, Ramos, Prado, Millán, Barreto, Gamboa, Henríquez, Guarapano, Torres, Rodríguez, Pinoni, Barrancas y González, los cuales tenían larga tradición en las zonas aledañas y, los cuales pasaban regularmente, por esta extensa meseta, por un camino real, que la atravesaba por la parte oeste de la hoy ciudad, exactamente entre lo que conocemos, como La carretera Negra La Flint y la planta de La Chicagua, iban a vender sus cosechas, en Cantaura, capital del municipio Freites, a la cual pertenecía esta vasta área geográfica. En ese ir y venir, vieron el movimiento de trabajo en la Mesa, se acercaron y empezaron a vender algunos productos, hasta pernoctar y luego construir los primeros bahareques. El Distrito Freites, era el más grande de la zona centro sur y, de su área geográfica, surgieron los distritos Simón Rodríguez, Guanipa y Anaco, que eran municipios bajo la égida de los chamariaperos. Hoy, los 4 son municipios autónomos, de acuerdo a redistribución geográfica y la nueva nomenclatura constitucional. Es parte de la evolución histórica del estado Anzoátegui.

Ellos, los habitantes del Caris, fueron los pobladores originarios, los que construyeron los primeros bahareques, los que empezaron a quedarse porque encontraron un mercado cautivo entre los trabajadores petroleros, para ofrecer y vender sus productos del campo, las comidas y jugos que elaboraban. Fueron estos humildes campesinos, los primigenios pisatarios que se asentaron en la mesa. La decisión de pernoctar en esta, para ese entonces inhóspita y vasta región, la tomaron porque les consumía mucho tiempo, el ir y venir en burros, desde las orillas del río Caris, hasta “EL DERI” como llamaban a la cabria que se levantó, para perforar el pozo. En ese tiempo, las endebles construcciones de palma de moriche que levantaron, siempre eran presa de pavorosos incendios, provocados por alguna chispa de las lámparas de gasoil o el descuido con una vela que usaban para alumbrase. Los incendios se propagaban rápidamente, por efecto de los fuertes vientos, que se desplazan a gran velocidad por esta zona y como esas rústicas construcciones, estaban ubicados muy cerca de la locación, los norteamericanos temiendo una tragedia, solicitaron al gobierno nacional que les alejara un poco del lugar de trabajo, ya que era peligroso que el fuego alcanzara el pozo y causara una hecatombe. Eran previsiones para evitar males mayores. Seguridad industrial, pues.

El gobierno del Gral. Juan Vicente Gómez, diligentemente atendió la solicitud y, previo pago de las bienhechurias, retiró a los primeros pobladores de la pequeña aldea, hasta lo que hoy se conoce como la calle Ribas y creó una zona de protección la cual fue resguardada por una cerca que a la postre, resultó ser lo que conocemos como Campo Oficina. Es obvio, entonces, que aún cuando El Tigre no tuvo fundación, sí tuvo convecinos, moradores y habitantes que hicieron posible su nacimiento. Esa verdad hay que reivindicarla y dejarla bien despejada y confirmada, para que los eximios historiadores, cronistas e investigadores de nuestro rico pasado, tengan una idea prístina de quien y quienes, fueron realmente los precursores de este pueblo, al cual le colocan como fundadores a los queridos margariteños, los cuales llegaron al pequeño poblado posteriormente y por efectos de un hecho histórico fidedigno y comprobable, que mucha gente ignora, elude premeditadamente o por comodidad, para no reconocer algunas inexactitudes, cuando han hechos sus reseñas históricas, acerca de los iniciales habitantes, de esta prodigiosa ciudad. Es cuestión de hurgar en los intersticios de nuestros orígenes para dar con la verdad y poder hablar y escribir con propiedad. Nosotros hacemos un pequeño esfuerzo.

En el año 1934 aproximadamente, durante la férrea dictadura del Gral. Juan Vicente Gómez, el Presidente del estado Nueva Esparta, su compadre el Gral. José Galbis, le envió una comunicación, dónde le rogaba que le devolviera a la isla a un gran contingente de margariteños que habían emigrado hasta el estado Zulia. Estos humildes isleños, habían logrado empleos bien remunerados en la industria petrolera y dejaron abandonado, no sólo a su lugar de origen, sino también a mujeres y familiares y la economía de la región insular estaba en estado calamitoso. El Gral. Gómez, inmediatamente dirigió una comunicación a su compadre el Presidente del Estado Zulia, el Gral. Vincencio Pérez Soto, ordenándole que recogiera a todos los margariteños y los deportara a la isla de las perlas. Esa orden la cumplió el primer mandatario zuliano al pie de la letra y esos trabajadores, volvieron a su tierra, dónde de nuevo, les tocó vivir las penurias de una economía exigua, deprimida y sin posibilidades de emerger en el futuro inmediato. Era un castigo dictatorial.

En ese estado de necesidad, los margariteños, que ya tenían experticia petrolera y conocían de los beneficios salariales y socioeconómicos que brindaba esa industria, en el 1936, muerto el dictador, les llega la noticia de la consolidación de los trabajos petroleros en esta zona y es entonces cuando, emigran hasta el pequeño poblado de El Tigre y le caen como anillo al dedo a los norteamericanos, que necesitaban personal calificado y experimentado, condición de la cual carecían los lugareños y primero pobladores provenientes de las zonas aledañas, especialmente de las riberas del río Caris. El obvia, entonces la conclusión: los primeros pisatarios, moradores, pobladores, residentes o fundadores de la ciudad fueron los CARISEÑOS, que secundaron a los gringos y el chino Ham Lee y, al cual le debemos la introducción en el pueblo del delicioso pan chino, que todavía un hijo expende en la calle Lara, los cuales llegaron a trabajar en la perforación del pozo petrolero OG-1. Lo otro es pretender tergiversar verdades históricas verificables y comprobables. Es cuestión de utilizar un poco de tiempo en las investigaciones y lograr conclusiones irrefutables.

Estas cuartillas volanderas, que no aspiran tener rigurosidad científica, lo hacemos en homenaje al cumpleaños 78 de la ciudad y es producto de varias aristas como p.e. 1.- que somos hijos de los primeros pobladores 2.- Investigaciones rigurosas 3.- Las largas conversaciones con protagonistas 4.- Un interés particular por conocer la verdadera y autentica historia del pueblo que nos vio nacer y en el cual hemos luchado, luchamos y lucharemos para mejorar sus condiciones vida, como es la aspiración de todos mis coterráneos y 5.- hay que saber de dónde venimos, dónde estamos y hacía donde vamos. Es una versión sintetizada y refrescada de nuestro pasado histórico, la cual puede verificarse, discutirse, mejorarse y hasta parecer incomoda para algunos eximios historiadores, cronistas e investigadores de nuestro bello e interesante pasado, pero que nunca podrán negar. De eso estoy plenamente convencido y estamos dispuestos a confrontarla, para enriquecer fuentes, datos y contribuir con la rigurosidad y comprobación de todo lo escrito hasta hoy, de los 78 años de nuestra querida urbe. Todo, por supuesto, sin creernos dueños absolutos de la verdad, respetando otras investigaciones y opiniones, pero siempre con la sana intención, de buscar la verdad histórica ¡Vale la pena! y, a nuestra querida ciudad de El Tigre, a pesar del abandono en que se encuentra, ¡Feliz cumpleaños!


domingo, febrero 13, 2011

Personajes de mi pueblo: Anécdotas

Los hombres son como los astros, unos dan
luz de sí y otros brillan con la que reciben
José Martí (1853 – 1895)
Político y escritor cubano.


NO ES CUALQUIER COSA

El popular José Vicente La Rosa, en una oportunidad, estaba disfrutando de unas gélidas en el Club Mogollón, el cual fundó nuestro entrañable amigo Luís Alexis Mogollón, quien lamentablemente falleció de forma prematura en un accidente de transito, y súbitamente repica su celular, atiende y es su esposa Yelitza Millán. “Dime amor”, atiende. Escucha atentamente y se despide. “Amor no te preocupes, yo me encargo”, adicionando una máxima militar “Eso es una orden y las órdenes no se discuten, se cumplen y punto”. Los amigos intrigados le preguntan ¿sucede algo hermano?” No, nada grave, es que el niño tiene la hemoglobina baja y el médico le recomendó que desde mañana, le iniciaran una dieta, preferentemente a base de hígado y, las instrucciones del galeno, hay que seguirlas al pie de la letra. Correcto hermano, le dijeron los amigos.

Entonces, me disculpan un momento, voy a comprar el hígado, ya regresó” dijo y salió. Al rato volvió con un hígado y los amigos le vuelven a interrogar ¿Y dónde consiguió ese hígado enterito? José Vicente, con su proverbial circunspección y su característico vozarrón, les respondió en alta e inteligible voz. “fui a las carnicerías de José Luís Vidal, la de Nelson Tovar y la de “Chicho” Ribas en las cuatro vías y ninguna de esas “taguaritas” tenían hígado. Entonces, como ya estaba en la vía y, no podía seguir perdiendo mi tiempo que vale oro, me fui al Caris, llegué al fundo “La Optima” del Chino Lira y le solicité que mandara a sacrificar con urgencia un buen novillo, se lo cancelé, le pedí a los matarifes el hígado para la dieta de mi hijo y lo demás, se los dejé para que lo repartieran entre ellos e hicieran una humilde parrillada con el dueño del fundo ¡Una pelusa!, diría don Gustavo Perdomo, cronista oficial de la ciudad. Franklin Bravo, encargado del Club Mogollón, José Vicente Torrealba y el poeta José Gregorio “Golo” Mogollón, que presenciaron el desprendimiento y lo mano suelta de este “obrero solvente”, exclamaron al unísono: ese es José Vicente La Rosa, que no es cualquier cosa.

MÁS VALE PREVENIR QUE…

En el año 1976, cuando ejerció la Presidencia Municipal el Prof. Augusto Enrique Tenorio Meza, fue nombrado por la mayoría de los concejales que conformaban la Cámara Municipal de entonces Síndico procurador Municipal, el Dr. Graciliano Rubén Cazorla Pino y, en esa condición fue invitado por el Presidente del Concejo, para asistir a una reunión con el gobernador del estado el Dr. Pedro Tabata Guzmán y dónde ambos, como representantes legales de la municipalidad, tenían que firmar algunos documentos oficiales. La cita era un lunes a la 8AM en el despacho del primer mandatario regional. El Prof. Tenorio, que había adquirido un Ford Torino, último modelo, le dijo que lo pasaba buscando temprano y el Dr. Cazorla le respondió no hay problemas, viajamos juntos. El lunes a las 6 y 30 AM estaban en la carretera y el Prof. Tenorio, que siempre se ha caracterizado por tener pata caliente cuando conduce un vehículo, prácticamente volaba en la carretera. Los acompañantes, no decían nada, pero llevaban los nervios de punta.

El Dr. Cazorla, a pesar de los nervios que lo atacaron al ver la velocidad como se desplazaban, guardó silencio y cuando iban llegando a Cantaura, le dijo “compañero Tenorio, échese una paradita en “Los Bucares” que necesito ir al baño. Ese negocio, estaba ubicado al lado de la carretera y era en esa época, prácticamente una parada obligatoria, ya que expendían comida criolla de primera, abundante y para todos los gustos. Hicieron la parada y el Dr. Cazorla fue al baño, regresó, solicitó un servicio de comida y con la parsimonia que lo caracterizaba empezó a degustarlo. El Prof. Tenorio, que sólo había pedido un cafecito, le dijo “Me disculpa doctor, pero va tener que echarse una apuradita que vamos a llegar tarde y tenemos que cumplir con nuestra misión oficial” a lo que el Dr. Cazorla respondió con su proverbial circunspección “el que me va a disculpar es usted Presidente, yo no estoy apurado, aquí espero una cola o agarró un carrito y me llegó a la gobernación, lo que no haré ni loco, ni que me destituyan del cargo, es abordar de nuevo tu bólido, espéreme allá y tenga la seguridad que llegaré tarde, pero vivo”. No hubo forma, ni manera de convencerlo para que continuara el viaje en el vehículo del Presidente Municipal y se quedó. El Prof. Tenorio continúo, llegó a la gobernación firmó, regresó en horas del mediodía y bien entrada la tarde, apareció el Dr. Cazorla fresquesito y le dijo. Misión cumplida”. La cuestión no pasó a mayores y ambos se entendieron de maravilla durante el tiempo que ejercieron sus funciones en la municipalidad. Alguien diría, con sobrada razón. ¡Más vale prevenir que lamentar!

Los personajes, a los cuales hacemos referencia en estos humildes destellos, forman parte de la historia reciente y otros son protagonistas de nuestros hechos cotidianos y podemos decir, sin temor a equívocos, que han brillado y brillan, con sus virtudes y defectos con luz propia y, los cuales recordamos para que, cuando nuestros eximios historiadores, cronistas e investigadores de nuestro rico y primoroso pasado, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta ciudad, que nació al calor del oro negro, el 23 de febrero de 1933, los tengan presentes y los puedan incluir en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!


Graciliano, Adalberto y Antonio Domínguez


José Vocente La Rosa

viernes, febrero 04, 2011

Personajes de mi pueblo: Jesús Alejandro Jiménez

Humilde somos, humilde hemos sido, y humilde seremos
Charles Dickens (1812 – 1870)
Escritor inglés.


Hay sitios muy concurridos en la ciudad. Uno de ellos está ubicado en la avenida Rotaria, exactamente frente la Estación de Servicios “La Confianza”. Allí funcionan algunos kioscos, que ofrecen ricos desayunos a base de empanadas, arepas rellenas, cochino frito, refrescos, jugos envasados y naturales, chucherías, artesanías, curiosidades y, para que la gente pruebe su suerte, bellas anfitrionas, atienden las ventas de loterías (Animalitos, terminal, triples, lotos y triples gordos). En ese lugar, hay visitantes permanentes, dónde destaca don Jesús Alejandro Jiménez, un margariteño naturalizado tígrense y, el cual goza del aprecio, el cariño, el respeto, la admiración y comprensión de todos los que conforman esa agrupación de pequeños comerciantes, los cuales inician actividades al despuntar el alba y cierran cuando el astro rey esconde sus potentes rayos. Jornadas laborales de sol a sol, pues.

Oriundo de La Guardia – estado Nueva Esparta, don Jesús Alejandro Jiménez vino al mundo el 28 de agosto de 1928 y fue el primer hijo del matrimonio que formaron el pescador Eleuterio León y la señora María Rosario Jiménez. En esa época eran muy escasos los colegios públicos y, estudió hasta tercer grado en la escuelita privada del maestro Agustín Velásquez, al cual la familia cancelaba 1 bolívar semanal. La situación económica de esa época en la isla era muy precaria y ante la difícil realidad, se vio obligado a abandonar los estudios para acompañar a su progenitor en las labores del mar. En esas actividades trabajo hasta que cumplió los 30 años, cuando decidió emigrar a El Tigre. Como todos los margariteños, que llegaron al incipiente pueblo venía en busca de una mejor calidad de vida. Llegó para quedarse ya que, en esta ciudad, empieza a vivir y disfrutar la cuarta edad, dónde posee una dilatada, larga, productiva e interesante historia personal. ¿No lo cree? Empecemos: tiene 22 hijos, 60 nietos y unos 30 bisnietos, lo que le ganó el mote del “machacador”, al extremo, que Jesús “Chungo” Abreu, quien fue gerente de CADAFE, cuenta que en una oportunidad, no llegó a retirar el sobre de su sueldo. El sobrante poseía el nombre de Jesús Alejandro Jiménez ¡sorpresa! Ningún trabajador identificó al trabajador al cual pertenecía, lo pusieron a buen resguardo y el lunes apareció el hombre a reclamarlo. Correcto, le dijeron. El beneficiario era don Jesús y los demás compañeros exclamaron al unísono: ¡mai por dios diablo!, el “machacador” se llama Jesús Alejandro Jiménez. “Machacador era el mote con el cual lo conocían, por su laureles bien obtenidos de don Juan Tenorio. Cría fama y acuéstate a dormir.

Don Jesús Alejandro Jiménez, posee esa numerosa y honorable familia, empero, como sucede regularmente en todas las familias, los hijos y demás descendientes vuelan, quedando sólo la pareja y para no romper la regla, en su residencia situada en el tercer callejón sur, vive exclusivamente con su esposa Antonia Vásquez, la cual es nativa de Santa Clara, municipio Monagas del estado Anzoátegui y madre de sus últimos 5 hijos. La popular, simpática y carismática Xiorelia Medina, administradora del kiosco “Jeixi”, que en cada cliente tiene un pretendiente, pero un solo matador – a mí que registren, en esas intríngulis consulten a Jesús “Chungo” Abreu, que conoce muy bien esos territorios – nos comenta que don Jesús, a pesar de que ya empezó a vivir la cuarta edad, es “Muy brioso en cuestiones del amor” Agarren el dato, las demás féminas del entorno y prueben sus suerte. Más vale pájaro en mano que cien volando.

Nuestro personaje, llegó a El Tigre con 30 años de edad, buscando un trabajo digno, estable y bien remunerado para mejorar su calidad de vida, lo cual logró, con el Transporte Boada que entre otros contratos, tenía asignado el mantenimiento a los campos sur y norte de San Tomé. En esa actividad de la empresa laboró por espacio de 10 años y, una vez que egresó de su nómina, se dedicó a la albañilería, pero como a nadie la falta Dios, un buen día, lo llamaron para que hiciera una vacación en CADAFE y, cuanta de muy buena gana: “me quede 28 añitos” cuando salió jubilado. En esa empresa eléctrica, se desempeño como ayudante del operador de las maquinarias que trabajaban 24X24 y cuyo combustible era con gasoil y gas. Esas máquinas generaban la electricidad para cubrir todas las áreas centrales y populares de la comunidad. En los 25 años que tiene jubilado, la empresa ha evolucionado mucho y, la demanda eléctrica de la ciudad depende ahora, de modernas sub-estaciones. Modernidad, por cierto, no exenta de dificultades, producidas por la falta mantenimiento, inversión y eficiencia, que nos priva – a los usuarios – de este esencial e indispensable servicio durante varias horas del día o la noche. Los racionamientos, aunque subrepticios, están a la orden día. ¡Por ahora! dicen desde las alturas del poder. El agua desbordó el Guri y la cuestión continúa de mal en peor. No os desesperéis, vendrán tiempos mejores. La esperanza es la última que se pierde.

Este humilde padre de familia, que con su disciplina, trabajo y desempeño familiar contribuyó, contribuye y continúa contribuyendo con el desarrollo económico, social y fundamentalmente con el crecimiento demográfico de nuestra ciudad y, los otros personajes que mencionamos en estos destellos, forman parte de las más bellas páginas de nuestras historias urbanas y, con sus imperceptibles, pero importantes actividades que desarrollan, son también humildes protagonistas anónimos de nuestro devenir histórico. Es primordial entonces, que cuando los eximios historiadores, cronistas e investigadores de nuestro prolijo y exquisito pasado y presente, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta ciudad, la cual nació al calor del oro negro el 23 de febrero de 1933, sean tomados en cuenta a la hora de enriquecer el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!