sábado, abril 30, 2011

El callejón Cruz Verde

Tus creencias no están hechas de realidades sino más
bien es tu realidad la que está hecha de creencias
Richard Bandler (1950 - )
Coinventor de la programación Neurolingüística.


Estamos en el inicio del mes de la Cruz de Mayo. Esa tradicional festividad fue traída a esta parte del continente americano, por los sacerdotes y conquistadores españoles, quienes conmemoraban el 3 de mayo, el hallazgo en el año 324, por parte de Santa Elena, madre del emperador Constantino, de la cruz donde murió Cristo. Otros aseguran que esta celebración, nació por la costumbre de los pobladores de este continente, los cuales, realizaban rituales para celebrar la llegada de la primavera. En El Tigre, la trajo de El Caris el señor Francisco “Pancho” Melchor, uno de los primeros pobladores y verdaderos fundadores de la ciudad. En el callejón Cruz Verde, está la esfinge de la Cruz de Mayo, como testigo silencioso de esta verdad histórica. Es una huella indeleble que dejó un cariseño fundador.

La Cruz de Mayo, es un ícono para rendir a la naturaleza, un homenaje por ser mayo, el mes que da inicio a la primavera. La que quedó para la posteridad en El Tigre, fue pintada de verde por el señor Francisco “Pancho” Melchor cuya devoción por la Cruz de Mayo, lo llevó a traerla del fundo SIPUDIERES o LOS MANGOS, ubicado en las riberas del río Caris, dónde vivía y le construyó un altar, para que alejara los espantos, aparecidos, fantasmas y espantajos, que antes de llegar la luz eléctrica, eran leyendas muy arraigadas en el imaginario popular. Testigo de excepción de esa realidad es Juanita Mago, la cual es mayor que la ciudad 16 años e hija de don “Rosso” Mago, propietario de la finca en referencia. Eran realidades hechas de creencias.

El Callejón Cruz Verde, está ubicado exactamente, entre las calles Caracas y Lara, en pleno corazón del Casco Viejo de El Tigre. El señor Francisco “Pancho” Melchor, la colocó en ese lugar, porque entre los bahareques, que fueron las primeras viviendas del pueblo, tampoco existía luz eléctrica y había que espantar, con ese escudo protector, las ánimas en pena las cuales salían, explicaban los primeros pobladores, a medida que avanzaba la oscuridad de la noche y la madrugada. Los tiempos cambian. Antes le tenían miedo a los muertos, ahora hay que tener pavor a los vivos, que se aprovechan de la falta de alumbrado público, para cometer fechorías y atracar a los ingenuos que se aventuran a salir a la calle cuando cae el sol. La gente honesta y trabajadora presa en sus casas y los delincuentes dueños de la calle. Estos vivos no los espanta La Cruz, los tiene que aplacar el gobierno aplicando políticas públicas contra la inseguridad. Creer en otra solución es ingenuidad.

Las festividades en honor a la Cruz, se inician a finales del mes de abril, cuando los devotos comienzan los preparativos para vestir y adornar La Cruz con cintas y papeles de variados colores. Esta no simboliza el sufrimiento del martirio de Jesús. Al contrario, invita a los creyentes a la comunicación, a la reunión, al canto y a la música y el altar dónde está colocada La Cruz, acompañada de la Virgen del Valle, se transforma en espacio para elevar peticiones y plegarias en el mes de las flores, de la Virgen y el inicio de las lluvias, propiciadoras de la fertilidad de la tierra. En el velorio de la Cruz de Mayo, el canto de galerón y los llamados cachos (piezas fraccionadas), se hacen presentes para deleitar, entusiasmar y alegrar las jornadas. Es una tradición popular que se niega a morir. ¡Viva! La Cruz de Mayo.

A las nuevas y presentes generaciones, dedicamos este destello, con la firme intención de responder, las interrogantes que surgen de ese curioso hecho histórico que va ligado a la fundación de la ciudad. ¡Claro! La Cruz e el callejón, llama la atención de propios y extraños y les hace preguntarse ¿Quién colocó esa cruz? ¿Quién la trajo? ¿De dónde la trajeron? ¿Por qué la colocaron allí? ¿Cuál fue la intención? Los vecinos del callejón Cruz Verde, que por generaciones mantienen en buen estado físico La Cruz y la tradicional celebración todos años, pueden dar fe que esa cruz verde, llegó de El Caris, forma parte de nuestro patrimonio histórico y se quedará para la posteridad. Salvo que la ciudad vuelva a caer en manos de un atorrante destructor del patrimonio histórico local. Es un ícono de nuestro acervo histórico.

En ese sentido, esperamos además, contar con la benevolencia de nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores del rico pasado histórico de esta pequeña urbe, que nació al calor de la industria petrolera el 23 de febrero de 1933 y cuyos primeros pobladores, sin lugar a ninguna dudas, llegaron de la riberas del río Caris, para que cuando decidan escribir la verdadera y autentica historia de la ciudad, puedan incluir en el disco duro de nuestra memoria histórica, al Callejón Cruz Verde, que forma parte de las curiosidades míticas, místicas y divinas, que nos legaron nuestros indiscutibles fundadores. ¡Vale la pena!


sábado, abril 23, 2011

Personajes de mi pueblo: Jesús Rafael “Caruta” Alcalá García

Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan
como huéspedes y se quedan como amos
Confucio (551-479 a.C.)
Filósofo y teórico social chino.


Aun cuando nació el 16 de septiembre del año 1959, en la capital del estado Anzoátegui, su padres Luís Enrique Alcalá, el popular y original “Caruta” y su señora Viviana García, ambos sucrenses, llegaron a El Tigre, cuando Jesús Rafael Alcalá García, carutica, que es el cuarto de los 8 hijos de ese ya extinto matrimonio, apenas tenía 1 mes de nacido. Es tigrense y sus estudios primarios los hizo en el Grupo Escolar “Estado Trujillo” y la secundaria en el entonces Instituto de Comercio “Alberto Carnevalí”. Este personaje, pasó 7 años en la liga Criollitos de Venezuela, bajo la tutela del Prof. Gonzalo “El Negro Dulcero” López”, que fue su instructor deportivo y manager en el equipo INOSITOS promocionado para ese entonces, por el ya desaparecido Instituto Nacional de Obras Sanitarias (INOS). En esa liga se destacó como pitcher e infielder. Es el inició de una bella historia que tuvo un final horrible.

Esta prolija familia, que a su llegada al pueblo de El Tigre, se instaló en el callejón Los Rosales del Caco Viejo, ubicado entra las calles Carabobo y Ayacucho, llegó para quedarse. El jefe de la casa venía transferido por la CANTV desde Barcelona, tuvo el privilegio de tener en uno de sus hijos, el tercer joven tigrense que firmaba para jugar en el béisbol del norte. Jesús “Caruta” Alcalá, que en sus 7 años en la liga Criollitos de Venezuela, fue excepcionalmente destacado y había participado en 7 nacionales en diferentes categorías, desde el infantil hasta el junior, cuando con apenas 17 años firmó para Los Tigres de Aragua y en el norte para los Yankees de New York, por la módica suma de 3 mil dólares. Para ese momento una bologna, diría un italiano. Cristalizaba un sueño. Saltar al béisbol profesional.

Con Los Tigres de Aragua, estuvo en plan estelar durante 10 años. En Estados Unidos, en sus primeros 5 años, por su primoroso juego en la segunda base, su oportuno bateo inmediatamente, se convirtió en un prospecto de primera línea, la esperanza negra para los Yankees de New York y cuando ya estaba en pleno ascenso en las ligas menores y era estelar en doble A, llegó el horror. La fama, mujeres, discoteca y la “cocaiman”, como se refiere al perverso, nocivo y maléfico polvito blanco, lo degradaron. La organización de los Yankees de New York, le dio 2 años libres, tiempo suficiente para que se regenerara y regresará, le quedaban 2 años con Los Tigres de Aragua, los cuales cumplió y al término del contrato, por la persistencia en el mundanal, fue dejado libre. Fin de lo que, en el béisbol, pudo haber sido y no fue.

“Caruta” que en el presente, se desempeña, como cuidador de vehículos, en los alrededores del mercado municipal, toco fondo el mundo de las drogas, está viviendo, prácticamente como indigente, recuerda, no sin cierta nostalgia, que fue contemporáneo con glorias del deporte venezolano de la talla de Omar Vizquel, Andrés Galárraga, David Concepción, Antonio Armas, Oswaldo Olivares, con lo cuales jugó, hizo amistad y los mantiene en su corazón como ídolos sus indiscutibles. En sus tiempos de prospecto en los campos de los Yankees de New York, cuenta que estaba pasando un mal momento con el madero, un slump prolongado y un día llegó Carlos Tosta, el scout del la organización a observar un juego y en el primer turno sacudió un Grand Slam y al concluir el partido, éste se le acercó, le dio una palmadita en el hombro y le dijo “Estás regresando” Una vez que entró en el mundo de la “cocaiman”, más nunca pudo regresar al béisbol. Es la triste historia de un pasado alegre, un presente gris y si no tiene ayuda profesional por parte de las autoridades competentes, un futuro negro. Nunca es tarde para intentarlo.

En sus tiempos de gloria se casó y posee dos hijos y un nieto. Hoy, metido en el mundanal, viviendo en precarias condiciones y entregado al vicio, mientras habla de sus aspiraciones futuras, un amigo a manera de chanza le dice “No es el agua ni es el coco/ es la piedra que lo tiene loco”, Alcalá se ríe y continúa diciendo, que si alguna institución lo asiste, atiende y logra recuperarse, se convertiría en un técnico y pondría al servicio de las nuevas generaciones, sus amplios y especializados conocimientos del deporte de las cuatro esquinas. No hay dudas, que la pelota es redonda y viene en caja cuadrada. No hay sorpresas, cualquier cosa puede suceder Caruta le ocurrió la peor. Sucumbió, no tuvo fuerza de voluntad y terminó su linda, promisoria y bien remunerada carrera beisbolística, nefasta, funesta y fatídicamente. Es un ejemplo a NO seguir por los niños y jóvenes.

Los vecinos de la ciudad cuando lleguen al mercado y Jesús “Caruta” Alcalá se les acerque a brindar sus servicios como parquaedor y cuidador, tengan la seguridad que no es agresivo, pero si hay que tener presente, que fue una de las glorias deportivas nacionales, oriundas del municipio Simón Rodríguez y, la cual una vez que dejó que el vicio, lo acompañara como pasajero de vida, se le quedó en su humilde existencia como huésped y, hoy es su dueño. Es para reflexionar y recordarle, a algún niño o joven que lo vea con curiosidad, aquella sabia conseja popular. Hay que evitar las drogas a todo trance, para no verse en ese espejo. Mente y cuerpo sano. Esa es la nota.

“Caruta” Alcalá, tuvo su momentos de gloria y cuando llegaba a la ciudad, después de cumplir sus temporadas en las sucursales de los Yankees de New York, y luego de cubrir el campeonato local con Los Tigres de Aragua, lo asediaban, se los diputaban y buscaban muchos “orgullosos amigos” para salir a celebrar, exhibirse junto a él y hasta fotografiarse, hoy vive el peor slump de su vida, ahora vive la soledad del abismo. Es obvio decir, que en este trágico momento que atraviesa, es cuando necesita de esos “orgullosos amigos”, de la atención del estado y de la sociedad en general para “estar regresando” como le dijo una vez el scout Carlos Tosta. Es cuestión de intentarlos. En la vida todo es posible. Dios quiera que así sea. Lo merece.

Este humilde personaje, fue una gloria del deporte nacional y orgullo deportivo tígrense, a pesar de todas las vicisitudes, el mal momento que atraviesa, no hay un ápice de dudas, forma parte de nuestra historia local y lo traemos a estos destellos con la irme aspiración de que, cuando nuestros eximios cronistas, investigadores e historiadores, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta pequeña urbe, que nació al calor del oro negro el 23 de febrero de 1933, lo puedan incluir en el disco duro de la memoria histórica de la ciudad. Nunca olvidemos. Hay que ser consecuente en la buenas y en las malas ¡Vale la pena!



domingo, abril 17, 2011

Personajes de mi pueblo: Indigentes

Quien busque la injusticia no necesitará lámpara
Georg Christoph Lichtenberg (1742 –1799)
Escritor y científico alemán.


Cuando el entonces presidente de Estado Unidos, Franklin Delano Roosevelt, recibió con una gran parafernalia al primer dictador Somoza, al que le decían General, Tacho para sus amigos, unos periodistas le reclamaron porque recibía con tantos honores a un hijo de puta. El Presidente Roosevelt aprovechó la respuesta para definir la política estadounidense bipartista “sí, es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta” definición precisa y cínica que constituye una constante del comportamiento de los gobiernos de Estados Unidos frente a Latinoamérica y otras regiones del mundo. Otros cuentan, que en la oportunidad que el Gral. Vincenzo Pérez Soto, uno de lo hombres más cercanos a Juan Vicente Gómez y Presidente del estado Zulia, tomó la decisión en aquel tiempo, de mandar a recoger todos los indigentes, mal vivientes y vagos de la ciudad, los embarcó en una gabarra y la dejó hundir en el medio del lago. Fue la forma criminal que encontró para limpiar la ciudad. Más cerca aquí en El Tigre, un alcalde que se creyó dueño de la vida y destino de los vecinos, en un acto irracional e inhumano los recogió, los montó en un autobús y, los dejó bien lejos en la carretera que conduce a Aguasay. Hay quienes aseguran, todavía hay algunos desaparecidos y, lo más grave, no hay ninguna autoridad, que investigue semejante crimen de lesa humanidad. En los tres casos, la solidaridad, la sensibilidad y el respeto a los derechos humanos fueron, enviados al cesto de la basura. El fin justifica los medios, Maquiavelo dixit.

Hago referencia es estos horripilantes hechos, porque en estos tiempos de una revolución que se autoproclama socialista, humanista y cristiana, pareciera que la solidaridad, la sensibilidad y el humanismo están ausentes. A nuestros indigentes, no hunden en lagos, no los extrañan, pero los dejan a la buena de Dios. No hay políticas sociales dirigidas a rescatar, atender y prestar asistencia profesional a tantos hermanos menesterosos que se mueven y muestran por nuestras calles. Ellos, parafraseando a Roosevelt, “son indigentes, pero son nuestros indigentes” y los gobiernos a todos los niveles y la sociedad toda, deben sensibilizarse con estos casos y adelantar acciones que permitan sacarlos de las calles, brindarles albergues dignos y una atención profesional que les ayude reincorporarse a la sociedad y convertirse en hombres y mujeres útiles a la patria. No son locos, como muchos dicen al verlos y, menos son peligrosos, los que son peligrosos son los, que desde los gobiernos se hacen los locos para no asistirlos. Esta triste realidad hay que atenderla con prontitud, sensibilidad y mucho amor. Dinero a los gobiernos les sobra, pero les falta, una pequeña dosis de amor al prójimo. Un gesto dice más que mil palabras.

Con el respeto a la dignidad humana y buscando la solución y atención debida a estos casos, presentó en la gráfica un caso emblemático, evidente y que requiere la atención urgente de nuestros flamantes gobernantes revolucionarios. (Me dicen que lo llaman Minino) pero lo que si se puede decir es que hace sus necesidades a la vista de los transeúntes y prácticamente su escasa, desvencijada y vieja vestimenta lo deja como lo trajo Dios al mundo. El bosque de comodidades en que viven los burócratas, pareciera no permitirles ver estos árboles. Hay que dignificar con urgencia a nuestros indigentes. Los que adelanten esta acción humanitaria, no hay un ápice de dudas, Dios y la patria os premiarán. En el mundo hay gente con sensibilidad. Amanecerá y veremos.

Hay que gente que pareciera molestarle, que desde estos destellos, destaquemos estos casos y resaltemos las personas de origen humilde, las cuales, aún cuando no tienen la resonancia de muchas nulidades engreídas, son también protagonistas y forman parte de la historia menuda de la ciudad. Esas molestias, no nos quitan el sueño ya que, no es menos cierto, que para adelantar este trabajo, hay que poseer mucha sensibilidad, entrega por las causas nobles, paciencia y por encima de todas las cosas, amor por el prójimo. Los grandes personajes, de la región, tienen sus propios panegiristas y esto nos permite aclarar que no somos cronistas oficiales, somos unos humildes ensayistas a mutu proprio. Nadie nos paga, hacemos este trabajo, sin cobrarle un céntimo a nadie y, nuestra recompensa es la satisfacción que sentimos de serle útil a nuestros semejantes. En esa dirección, también, buscamos en lo posible destacar la verdadera y autentica historia de la ciudad, que nos vio nacer, así como también sacar a la luz pública a muchos héroes anónimos y personajes que necesitan asistencia social, que por el sólo hecho de no poseer riquezas materiales o pertenecer a jet set, igualmente han contribuido, contribuyen y continuarán contribuyendo, desde sus sitios de trabajo, actividades que realizan o simple indigencia con el desarrollo, progreso y enriquecimiento de las historias urbanas de esta generosa urbe, la cual nació al calor del oro negro, el 23 de febrero de 1933. Es para disipar dudas.

Los que ahora se desviven buscando información de Lambio; María no tiene y pelo e’ culo, que hace pocos días apareció muerto, en esta oportunidad, tienen en el presente este caso similar y el cual con el paso del tiempo, se convertirá en personaje de nuestra historia menuda, la cual muchos recordarán con cariño, pero que en el presente, viven la injusticia de un sistema y una sociedad hipócrita, un estado rico que no atiende a sus indigentes y los cuales, están a la vista, todos los días en la calle y no se necesitan lámparas, lupas o brújulas para buscarlos, encontrarlos y atenderlos. Hoy traemos a estos destellos, con el debido respeto a la dignidad humana a “Minino”, También con la firme aspiración de que nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores de nuestro extenso y prolijo pasado, puedan incluirlo en el disco duro de nuestra memoria histórica y, nuestras autoridades revolucionarias, le puedan prestar asistencia y auxiliarlos, para que puedan salir de ese estado penoso de indigencia. En esta semana santa, tiempo de reflexión, es importante que, reflexionemos sobre estos casos. ¡Vale la pena!



lunes, abril 11, 2011

Personajes de mi pueblo: Freddy Orlando Díaz

El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto
Charles Chaplin (1889 – 1977)
Actor, productor, y director inglés.


Con el paso del tiempo, la panorámica de la ciudad, aunque pareciera imperceptible. Cambia vertiginosamente. Hace pocos años, en las primeras cuadras de la Primera Carrera, ahora Avenida Francisco de Miranda, funcionaban 3 bombas de gasolina o estaciones de servicio. La Zulia que distribuía los productos de la compañía Texaco, de don Ricardo Bermúdez, ubicada dónde hoy está el Edificio Antorcha, la cual luego fue mudada para la concurrida esquina que sirvió de asiento al local del bar Restaurante “Las Vías”. Esa edificación fue demolida dando paso al inmueble del Banco Latino, el cual al desaparecer cambió al Banco Caracas, que también fue liquidado y, que hoy sirve de sede al Banco Venezuela. La Miranda del señor Aquiles Rodríguez, identificada por el sello de la compañía Phillips 66, productos de la cual tenía la exclusividad. Es el sitio, dónde ahora está, la comercial los 777 y que antes por muchos años, fue el local comercial de la Sastrería y Almacén “La Syria, C.A” de don Salim Boufajreldín. La Bomba Levante de don Pedro Manuel Brito Gamboa, la cual estuvo ubicada, exactamente, dónde esta la tienda Traki. Las 3 instalaciones dispensadoras de gasolina y servicios conexos, desaparecieron víctimas del inexorable paso del tiempo. El demoledor avance del progreso es implacable. El tiempo ni espera ni perdona.

La bomba Levante, poseía un extenso terreno, era la mejor organizada. Prestaba los servicios de lavado, secado, aspirado, pulido, reparación y montaje de neumáticos, electroauto, mecánica en general y estacionamiento a todo tipo de vehículos. Tenían especialistas para cada servicio. Los operadores de los dispensadores de gasolina eran Los hermanos Martínez, Raúl, el popular “Barchi” y Carmelo. En los neumáticos trabajaban, José “Tractor” Rojas y “El renco” Presilla. Electroauto y reparación de baterías, estaban a cargo del diligente, ágil y dinámico Teodoro Hernández. El departamento de mecánica era atendido por Arcadio “Cayo” Lunar, Luís Marín y Tomás Antonio “Colorín” Guerra, era el especialista en cajas hidromáticas. El estacionamiento, no tenía vigilantes, la seguridad que reinaba en esa época, permitía dejar los vehículos a la buena de Dios, los dueños de las unidades ni lo notaban y nunca hubo problemas. Don Pedro Manuel Brito Gamboa, originario de Santa Ana del Norte de Margarita, fue un gran emprendedor y nunca perdió la esperanza en las potencialidades de El Tigre, que en la década del 1960, sufrió una gran depresión. El hombre resistió, no abandonó, se quedó y, sin lugar a dudas se convirtió, en uno los héroes anónimos, que contribuyó, desde su estación de servicio, a la recuperación económica y el crecimiento, desarrollo y consolidación de la ciudad. Memoria contra el olvido.

En La Bomba Levante, trabajó por muchos años, Freddy Orlando Díaz, hijo del barcelonés Jesús Silva, quien era supervisor de mecánica de la empresa petrolera Texas y, la guayanesa Casilda Díaz, quien fue una destacada costurera y le prestaba sus servicios profesionales a la Sastrería Ledna de Enrique Martínez, la cual estaba ubicada frente a la Iglesia Virgen del Valle. La señora Casilda, cocía un traje de casimir en 3 días, por la módica suma de Bs. 15. Esta familia tuvo su primera residencia en la calle Aragua del Casco Viejo, por razones de trabajo, estuvieron un tiempo en Upata, dónde Freddy estudio parte de la primaria en la escuela “Morales Marcano”, la cual concluyó en Guanare, en una de las pocas escuelas de educación primaria, que para ese entonces funcionaban en un edificio de dos plantas. En su regreso a la ciudad, inició la secundaria en el Instituto de Comercio Alberto Carnevali, el cual tenía su sede en la salida a Pariaguán, al lado de edificio dónde por muchos años funcionó el cine España y, hoy sirve de sede a la venta de repuestos Sereca y en cuya edificación, están ubicadas varias empresas comerciales dónde destacan, Portal Center, Corvenca, Parabrisas Car-Glas, Gleicar, Servi Car Autopartes Cabrera, Automotriz Nueve 94, C.A y la Distribuidora de baterías Bosch. Están a la visa y forman parte del presente. Es un vínculo perceptible entre el pasado y el presente

Freddy Ordaz Díaz, inició su larga trayectoria como trabajador en las bombas de gasolina, en la TEXACO que funcionó, en la esquina dónde actualmente está ubicado el banco Venezuela en la avenida España, exactamente al lado del hotel Tamanaco, que para la época regentaban unos ciudadanos de origen árabe y, al poco tiempo en el año 1962 – A nadie la falta Dios – conoció a “Un gran hombre”, el señor Pedro Manuel Brito Gamboa” quien prácticamente lo adoptó. En ese tiempo, lo invitó a trabajar en la bomba como trabajador a destajos o chancero y cuando observó que tenía interés, actitudes y responsabilidad en el trabajo asignado, lo empleo, lo orientó y protegió, hasta el día de su muerte. Luego del deceso de don Pedro, quedó laborando con su hijo, Félix Ramón “El negro” Brito – una lengua mejor que la BBC de Londres, según José Danilo Salcedo - quien después de un poco tiempo al frente de la administración de la bomba, también falleció. En el año 1992, los herederos, al no poder atender el negocio, decidieron vender las instalaciones y el terreno al señor Enrique Iglesias, el dueño de Pepeganga por 8 millones de bolívares. Cuenta Freddy, que en le momento de protocolizar el documento, la gente de Maraven, llamó al señor Iglesias, ofreciéndole 14 millones y este les respondió “Ese no es mi negocio, construyó inmediatamente, generó empleos y gano más” Es actualmente el local dónde funciona TRAKI. No olvidemos que Pepeganga desapareció, dando paso a TRAKI. Es lo que se dice y se comenta en los corrillos públicos. Es negocio privado y hay que guardar las distancias.

La bomba Levante, como se conoció y se conoce hasta su cierre y posterior desaparición, tuvo como administradores a Manuel “El renco” Brito, Amada Brito y como auxiliar de ellos como dependientes a Licho Brito. Esa estación de servicio y dispensadora de gasolina, por su ubicación estratégica, se convirtió en un sitio de encuentro por excelencia. En las tarde era normal encontrar a grupos de amigos pasando el tiempo en agradables y animadas tertulias. José Danilo Salcedo, Agustín Blanco, Gonzalo Cermeño, Néstor “Pata e’ perro” Gil, Edmundo “mundito” Barrios, Luís Salcedo Romero, Pedro Ordosgoite, José Ramón “La perra” Guilarte Fernández, el especialista en materia eléctrica José García, Pedro Marrero Hernández, Julio “El tombo” Sánchez, Luís La Roche Abreu, el caricaturista estrella de Antorcha, Saúl Alcalá, Magno Velásquez, José “Chabelo” Arismendi, Román Lunar y Manuel Martínez, el popular “Flaco Vidal” quien, para sorpresa de los que dicen que nunca trabajó, era el office boy de la estación de servicio. Hay que aclarar que las personas mencionadas y otras que escapan a estos destellos de la memoria, visitaban el sitio, se reunían en grupos, parecían estar juntos, pero nunca revueltos. Aclaro el punto, para no crea confusiones, herir susceptibilidades, revivir viejas porfías o remover cicatrices que se puedan llevar en el alma. Chirulí con chirulí y arrendajo con arrendajo. Esta claro y punto.

El tiempo de Dios es perfecto. Todo lo que nace muere. No todos los finales son felices, pero de lo que no queda dudas es que La Bomba Levante, tuvo un tiempo de duración muy interesante, importante, fructífero y productivo en su paso vital por el pueblo y, ante la desaparición de sus fundadores, dio paso a la modernidad. Esas estaciones de servicio, sus trabajadores, las firmas comerciales y las personas que mencionamos en estos humildes destellos, forman parte de las historias urbanas del pueblo y los traemos a colación, con la firme esperanza de que, cuando los eximios cronistas, historiadores e investigadores, del excelso pasado de esta pequeña urbe, que nació al calor del oro negro, el 23 de febrero de 1933, los puedan incluir en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!



sábado, abril 02, 2011

Personajes de mi pueblo: Abelardo Jesús Carrasco

La verdadera elocuencia consiste en no decir más de lo que es preciso
François de La Rochefoucauld (1613 – 1680)
Político y escritor francés.


En el movimiento agrario del Partido del Pueblo, existieron en el pasado, muchos líderes carismáticos y en sus intervenciones eran muy fogosos, vehementes y elocuentes. En ese selecto grupo, se puede señalar a don Abelardo Jesús Carrasco, guariqueño y de Calabozo, quien vino al mundo el 8 de marzo de 1928, producto de la unión matrimonial del General de Caballería, Diego Rodríguez Garmendia y la señora Adela Carrasco. Llegó a El Tigre en el año 1970, como jefe de la DISIP, cargo al cual renunció para incorporarse a la consolidación del Plan Manisero y a la actividad política en el sector campesino desde las filas de AD, se caracterizó por iniciar sus discursos con prosopopeya y grandilocuencia: “Compañeros, reciban un saludo revolucionario, de sol a sol, de luna a luna y de invierno a invierno”, por allí extendía la arenga y era muy preciso en el mensaje. En el asentamiento campesino Aguacatal, ubicado en el Caris, quedó el sello indeleble se su liderazgo entre el campesinado. El Comité Político Local de AD lleva su nombre, hasta el sol de hoy. Muchos soles, muchas lunas y muchos inviernos han pasado y todavía existe. Un reconocimiento a su entrega en las luchas por las reivindicaciones del sector rural del municipio En la familia Sotillo reposa la responsabilidad del comité y creo ya lleva tres generaciones. Don Rafael Sotillo, un campesino honesto, trabajador y muy sencillo, fue su fundador. Memoria contra el olvido.

Este distinguido luchador social, de origen campesino, desde muy niño, fue llevado a Caracas dónde inició su formación académica. Alcanzó el título de bachiller, una excelente meta académica para aquel tiempo y como hijo de gato caza ratón, se incorporó como recluta al ejército venezolano, fue asignado al batallón blindado Bermúdez 1, el cual fundaron y acantonaron en Miraflores. Cumplió el tiempo reglamentario y salió de baja con el grado de Sargento. Una vez en la calle, inmediatamente fue empleado por la Policía Política del momento y lo asignaron al grupo élite que custodiaba la sede de las embajadas. En esas funciones, lo sorprendió el golpe de estado contra el eximio escritor don Rómulo Gallegos, el 24 de noviembre de 1948, dónde tuvo la inmensa satisfacción de ayudar a la distinguida primera dama, Teotiste Arocha de Gallegos, a arreglar las maletas cuando abandonaban el poder y partían al exilio. Un hombre que la providencia divina lo colocó en el centro de los hechos históricos contemporáneos en los albores de la democracia Venezolana. Abelardo, es una biblia viviente y andante.

Ese respetuoso, caballeroso y digno gesto, hacía la ex primera dama, le costó el cargo, fue despedido y como ya tenía experiencia en la vida, logró enrolarse en la aeronáutica civil y fue asignado al Aeropuerto Internacional de Maiquetía y luego en el estado Zulia al Aeropuerto “Grano de Oro” hoy, “La Chinita”, para regresar más tarde a La Base Aérea “La Carlota”. Al retorno de la democracia, ingresó a la DIGEPOL y en el último curso que se realizó en esa institución, bajo la conducción del entonces sub-director de ese cuerpo, el Comisario General Fermín Mármol León, el autor del interesante libro, Cuatro Crímenes, Cuatro Poderes, egresó con el rango de sub-inspector. En el año 1969, lo enviaron como jefe de la delegación en Barcelona y al cabo de un año, lo cambian a El Tigre, dónde llega en la transición y cambio de nombre de DIGEPOL a DISIP. Le correspondió, sustituir la placa de identificación del cuerpo, en la sede que funcionaba en la primera calle sur, exactamente, frente a la casa de don Joaquín Salcedo Rojas y dónde hoy existe una licorería. Nunca pensó después de tanto recorrer a Venezuela que llegaba para quedarse. Hoy es un tígrense por adopción.

En los inicios del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, cuando revienta el Plan Manisero, se despide de la DISIP y se incorpora de lleno a la actividad agropecuaria en la Mesa de Guanipa y a la actividad política como dirigente campesino. Apostaba al éxito del Plan Manisero que se presentó como la salvación de la economía local y, a la vez desde la trinchera partidista, defendía la política agrícola de su amigo personal el Presidente Pérez. Es en esos años, logra tener un papel relevante en el poderoso movimiento campesino del partido del pueblo y alcanzó cargos importantes en esa estructura que lo catapultan como un líder de peso incuestionable a nivel local, regional y nacional. El hombre empezaba a construir su propia historia como luchador social al servicio del campesinado, rol que cumplió por mucho tiempo y con gran pasión, dedicación y sabiduría. En la zona rural del municipio Simón Rodríguez todavía lo recuerdan con cariño y admiración. Por sus ejecutorias os conoceréis.

En el Pleno Agrario Distrital de Acción Democrática, en el año 1975, compitió con el Perito Agropecuario, Humberto Salazar al cual ganó y resultó electo Secretario Agrario Distrital, en esa condición participó en el Pleno Agrario Seccional realizado en Barcelona, dónde lo eligieron delegado a la I Convención Nacional, que se realizó en Los Caracas el 17 de abril de 1975. Una vez en El Tigre, al poco tiempo, fue postulado y nombrado en el IAN, como Promotor de Desarrollo. En ese cargo permaneció por largo tiempo y egresó con el cargo de Analista de Personal. En el primer gobierno de su amigo personal – lo repite emocionado – Carlos Andrés Pérez, su hermana, la periodista Adelita Carrasco, era jefa de prensa de La Casona, bajo la égida de la distinguida Primera Dama, Blanquita de Pérez, en uno de los tantos actos oficiales a los cuales asistió como invitado especial, le fue otorgada por el jefe del estado, una pensión por vía de gracia. Es tanta la admiración que siente por el extinto ex-presidente, que conserva fotos de las 2 últimas visitas de CAP a la ciudad, con la fecha y la firma del ex presidente. El 18-07-1986 en la finca de don Juan Raydan, ubicada en la salida a Pariaguán y cuando vino, acompañado por el gochito Héctor Alonso López, con la misión de promocionar su última organización política APERTURA, en un mitin realizado en La Plaza Bolívar el 24 de noviembre de 1996. Las fechas y las rúbricas, que también están refrendadas por su compadre Augusto Enrique Tenorio Meza, no dejan lugar a dudas. La foto y el reverso con esos datos son fidedignos. Las colocó ante mis ojos. Unos lujosos souvenirs que conserva con mucho cuidado y entusiasmo. Lleva el recuerdo de Carlos Andrés Pérez Rodríguez, en el corazón. Amigo leal y consecuente de los amigos hasta después de la muerte.

Don Abelardo Jesús Carrasco, que ya empieza a vivir la cuarta edad, es un viejo roble, que a pesar de andar a paso lento, por las calles de la ciudad, posee todavía la agilidad de un hombre de edad madura y exhibe al hablar una gran experiencia, la cual fue obtenida en su larga y exitosa carrera que inició en el ejército y su paso por la aeronáutica civil, la policía política venezolana y el IAN. En la Policía Política. Fue tan productiva y fructífera su dilatada y distinguida actuación en la Digepol y luego Disip, durante su tiempo de servicio, que todavía le entregan reconocimientos, cuando la institución está de aniversario. Nuestro personaje, ha enviudado dos veces. Con su primera esposa Isabel Aponte tuvo 6 hijos, con la segunda, la señora America Rodríguez, procreo 3 más y ahora, esta casado en terceras nupcias con Elizabeth de Carrasco, con la cual no tiene hijos, por ahora, nos confiesa con cierta picardía. Hay que darle tiempo al tiempo. La esperanza es la última que se pierde y Abelardo es un hombre de profunda fe, lleno de esperanzas y muchas ilusiones. La verdad la impone el tiempo y la experiencia hace la diferencia.

Este distinguido personaje y los que junto a él mencionamos, forman parte de nuestras historias urbanas, están sembrados en la ciudad y los traemos a colación en estos humildes destellos, con la firme aspiración de que, cuando nuestros eximios cronistas, historiadores e investigadores del excelso pasado y presente, decidan escribir la verdadera y autentica historia de esta pequeña urbe, la cual nació al calor de la industria petrolera, el 23 de febrero de 1933, los puedan incorporar al disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!